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lunes, 16 de diciembre de 2024

Rafael Alberti - Balada del que nunca fue a Granada

HAY SANGRE CAÍDA DEL MEJOR HERMANO

Hoy es aniversario natal del poeta gaditano Rafael Alberti, exilado de España entre 1939 y 1977. Durante su estancia en Argentina publicó el libro "Baladas y canciones del Paraná" (1954), al que pertenece este hermoso poema en el que expresa el dolor y la nostalgia que anidaban en su interior. En él podemos encontrar una obvia alusión a su gran amigo Federico García Lorca, asesinado en 1936 por los fascistas en Granada y al que nunca pudo visitar en esa ciudad. Rafael Alberti no fue a Granada hasta febrero de 1980, cumpliendo así finalmente la promesa a su amigo que había quedado en el aire.

Balada del que nunca fue a Granada

¡Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana.
Nunca fui a Granada.

Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.

Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y un galope largo.
Nunca entré en Granada.

¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.

¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.

Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.

Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.

Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.

Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.

 


lunes, 28 de octubre de 2019

Si mi voz muriera en tierra (Rafael Alberti)

RECUERDO A RAFAEL ALBERTI

En el vigésimo aniversario de su fallecimiento recordamos al poeta español Rafael Alberti con uno de sus poemas más populares, Si mi voz muriera en tierra, contenido en su libro "Marinero en tierra" (1924), por el que recibió el Premio Nacional de Poesía. La obra la escribió durante su estancia en la localidad segoviana de San Rafael debido al tratamiento para mejorar una dolencia que sufría en el pulmón derecho con ayuda del clima tan puro de la sierra. En él expresa la nostalgia de la mar y de su amado Puerto de Santa María, donde nació y vivió hasta los catorce años.



Si mi voz muriera en tierra

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Homenaje a Rafael Alberti (Puerto de Santa María, Cádiz, 16-12-1902 / Ibídem, 28-10-1999)

En el 113 aniversario del nacimiento del poeta español Rafael Alberti lo recordamos con este poema suyo.

VEN

Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
y siéntate conmigo a ver el viento.
Aunque no estés, mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.

Tú no te vas, porque mi amor te tiene.
Yo no me iré, pues junto a ti me siento
más vida de mi sangre, más tu aliento,
más luz del corazón que me sostiene.

Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías.

Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy,
y en ese viento siempre me verías.

Rafael Alberti, Canciones del Alto Valle del Aniene (1967-1972)


Valle dell'Aniene, Lazio, Italia

miércoles, 28 de octubre de 2015

Rafael Alberti (Puerto de Santa María, Cádiz, España, 16-12-1902 / Ibídem, 28-10-1999): In memoriam

MARINERO EN TIERRA

A la edad de 96 años, tal día como hoy, hace dieciséis, falleció el escritor español Rafael Alberti, poeta y dramaturgo, miembro de la Generación del 27. Su literatura desarrolla elementos populares inspirados en las costumbres de su tierra andaluza, barrocos, con influencia de Luis de Góngora, y surrealistas, sin perder en parte de su obra un enfoque sociopolítico.

Texto procedente de la página Buscabiografías:

"Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta como símbolo de paz y fraternidad entre todos los españoles".
Rafael Alberti

Nació el 16 de diciembre de 1902 en Puerto de Santa María (Cádiz), hijo de Agustín Alberti y de María Merello, fue el quinto de seis hermanos. Nieto de bodegueros de origen italiano proveedores de cortes europeas.
Desde su infancia mostró interés por las artes plásticas. Sus inicios fueron en el mundo de la pintura. En 1917 se trasladaba con su familia a Madrid, donde se dedica a copiar pinturas en el Museo del Prado, vocación que prefirió al bachillerato, que jamás terminaría. Después de un período de aprendizaje con la pintura, concurre al Salón Nacional de Otoño y celebra su primera exposición de cuadros y dibujos en el Ateneo.
La nostalgia y el pesar por la muerte de su padre le llevaron a refugiarse en la poesía y dejar la pintura en un segundo plano. Su primer poema lo compone con apenas veinte años. Una incipiente tuberculosis le obliga a pasar algunos meses en un sanatorio de la Sierra de Guadarrama donde tiene la oportunidad de leer y afianzar su vocación literaria. Iría introduciéndose en la Residencia de Estudiantes, donde se relaciona con la Generación del 27 (Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre, entre otros), movimiento intelectual que había surgido con motivo del homenaje celebrado en Sevilla en 1927 a Luis de Góngora, en el centenario de su muerte.
En el año 1924, recibió el Premio Nacional de Literatura por el primer libro que publicó, Marinero en tierra. En 1926 se publica La amante, relato poético de un viaje, al año siguiente, un libro de poemas, El alba del alhelí. En 1929 publicó Cal y canto, donde aparecen influencias del ultraísmo. También de ese mismo año es Sobre los ángeles, alegoría surrealista. Se edita Sermones y moradas (1930) y Con los zapatos puestos tengo que morir (1930).
Afiliado al Partido Comunista español, publicó hasta 1937 un conjunto de libros que denominó El poeta en la calle, aparecidos conjuntamente en 1938. De la misma época son sus obras de teatro entre las que destaca Fermín Galán (1931). Más adelante escribió otras obras teatrales como El adefesio (1944) y Noche de guerra en el Museo del Prado (1956). De su poesía no política destacan Entre el clavel y la espada (1941) y A la pintura (1948). En Retornos de lo vivo lejano (1952) y Baladas y canciones del Paraná (1954) incluye canciones muy cercanas a las de Marinero en tierra. El primer libro que publicó a su regreso a Europa fue Roma, peligro de caminantes (1968).
Junto a su compañera, la escritora María Teresa León, se exilia tras la derrota de la República en la Guerra Civil española. Residió en Argentina hasta el año 1962, después en Roma, y no regresó a España hasta 1977, siendo elegido diputado por la provincia de Cádiz. Narra su vida durante los años de destierro en La arboleda perdida (1959 y 1987). Entre la obra posterior a su regreso a España, destaca el libro de carácter erótico, Canciones para Altair, publicado en 1989.
Recibió muchos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Lenin de la Paz en 1966 y el Premio Cervantes en 1983. En 1989 la Diputación de Cádiz creó en su ciudad natal la fundación que lleva su nombre, a la que se trasladó gran parte de su archivo y biblioteca personales.
Tras el fallecimiento de María Teresa León en 1988, contrajo matrimonio en segundas nupcias dos años después con María Asunción Mateo, quien le acompañó y representó durante sus últimos años. Rafael Alberti falleció sobre las 0.30 de la madrugada del 28 de octubre de 1999 en su localidad natal de Puerto de Santa María.



Retornos del amor recién aparecido

Cuando tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar en primavera.
Fue como si llegara al más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en ti los más lucidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.

Yo aprendí a descansar sobre tus hombros
y a descender por ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.

Porque habías al fin aparecido.

(Retornos de lo vivo lejano, 1952)