En el trigésimoctavo aniversario de su fallecimiento recordamos al cantautor portugués José Afonso (Aveiro, 2-8-1929 / Setúbal, 23-2-1987). Su figura ha pasado a la historia fundamentalmente por ser el autor e intérprete de Grândola, Vila Morena, canción folk que, emitida por Rádio Renascença, sirvió de contraseña para el inicio de la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974, que derrocó al régimen dictatorial salazarista que a la sazón encabezaba el presidente Marcelo Caetano.
La canción, grabada en Francia en octubre de 1971, e incluida en el álbum Cantigas do Maio de José Afonso, publicado en Portugal en diciembre de 1971, había sido estrenada por su autor en un concierto en Santiago de Compostela, Galicia, el 10 de mayo de 1972, y se había hecho popular entre el pueblo portugués.
En una reunión previa al golpe militar, el mayor Saraiva de Carvalho y el capitán Costa Martins acuerdan con el locutor de Emissores Associados de Lisboa João Paulo Dinis la retransmisión de una primera señal a las 22.55 horas del
24 de abril en dicha emisora. Se trataba de la canción "E depois do
adeus", de Paulo de Carvalho, con la que Portugal se había presentado ese año al Festival de Eurovisión, celebrado en Brighton, Inglaterra, el 6 de abril.
Hubo dos motivos para escoger esta señal: el primero es que Emissores
Associados no podía escucharse más allá de un radio reducido a Lisboa y
algunas poblaciones limítrofes. El segundo es que "Grândola vila morena"
no casaba con la programación musical de la emisora, lo que podría
hacer sospechar a la censura del régimen. A las 0.20 del día 25 de abril de 1974 en el programa cultural Limite de Rádio Renascença se emitió Grândola, Vila Morena, que era la segunda y última señal para dar comienzo al movimiento revolucionario. Esta canción se convirtió en un himno símbolo de la revolución y de la democracia en Portugal.
José Afonso, diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 1982, falleció cinco años después a la edad de 57 años. A su funeral en Setúbal asistieron más de 30.000 personas.
Mi blog, el Museo LoPiù, donde nacen las publicaciones que inmediatamente comparto en Facebook, fue inaugurado el día 28 de enero de 2014. Cumple hoy, pues, diez años. Habitualmente publico a diario en él efemérides artísticas y esta es hoy para un servidor la efeméride más importante: Toda una década de muy esforzado, constante y esmerado trabajo, rigurosamente documentado, para sacar a la luz recuerdos culturales de toda mi vida sobre música, cine, literatura, pintura, arte y entretenimiento en general. Sin falsa modestia, en alguna ocasión he comentado que quien haya accedido a todas las publicaciones del blog (actualmente 6.222) sería como el equivalente a haber cursado dos carreras universitarias. Precisamente en la Universidad tuve un profesor de italiano que decía que cultura es aquello que permanece después de haberlo olvidado todo. Es un lema que me quedó grabado y mi tarea aquí no es otra que rescatar del olvido personajes y manifestaciones pretéritas del arte y la belleza que considero dignos de ser revisitados.
Son raros los hechos artísticos del tiempo actual que susciten mi interés, por tanto habitualmente mis temáticas son evocaciones de un pasado mejor en lo cultural. No obstante, de tarde en tarde aparece algo o alguien que impacta mi sensibilidad, me provoca emociones nuevas y se convierte en un hallazgo excepcional. Es el caso de la canción Ovunque sarai(Irama / Nenna / Shablo / Faraone / Colonnelli), con la que el carismático cantante italiano Irama compitió en el Festival de Sanremo 2022, clasificándose en cuarta posición (aunque en esa edición él fue el vencedor moral del certamen y su canción la ha cantado toda Italia una y otra vez). El tema invoca en su ausencia a la persona de su abuela desaparecida, a modo de inspirado poema amoroso que brota del corazón con estremecedor sentimiento. En Italia ya se ha convertido en un clásico eterno y para mí es la canción que prefiero del siglo XXI.
Para conmemorar mi efeméride personal he escogido este video en el que Irama interpreta su preciosa canción acompañado del popularísimo trío lírico Il Volo en la Arena de Verona en mayo de 2023. Espero resulte de vuestro gusto.
Profundamente conmovido por tu inesperado adiós, con el
corazón triste, dedico un recuerdo emocionado a tu brillante trayectoria
profesional.
Te
revelaste en la gran pantalla como la tierna asistenta Vítora en "La
guerra de papá" (1977) de Mercero. Más adelante llegó el decenio en que
ofreciste tus mejores interpretaciones cinematográficas como gran
comedianta: Encarnaste con sumo desparpajo a la encantadora putita
Cristal en "¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) de Almodóvar; a
Silvia, la secretaria llorona de "Sé infiel y no mires con quién" (1985)
de Trueba; a Irene, la directora de un sanatorio de posguerra en "El
año de las luces" (1986) de Trueba; a Ana, la simpática doctora
especialista en e.t.s. en "La vida alegre" (1987) de Colomo; a Monique,
una peculiar secretaria argentina en "Moros y cristianos" (1987) de
Berlanga; a Chusa, desinhibida mula de cannabis en "Bajarse al moro"
(1989) de Colomo; a Ana, escritora de libros de cocina con problemas de
cuernos en "Salsa rosa" (1991) de Pereira; a Gloria, la peep-show girl
de "¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?" (1993) de
Pereira; a Kika, la ingenua maquilladora en "Kika" (1993) de
Almodóvar... Tantos papeles en los que conquistaste la admiración y el
cariño de las audiencias, con tu buen hacer, tu irresistible vis cómica y
tu dulce y radiante sonrisa perenne. Fuiste reconocida con 4 premios Goya, entre
otros muchos galardones, comúnmente merecidos.
Tambien
tuve la fortuna de presenciar dos memorables actuaciones tuyas sobre
las tablas: "¡Ay, Carmela!" (1987) de Sanchis Sinisterra y "Doña Rosita
la soltera o el lenguaje de las flores" (2004) de García Lorca. En ambas
me convenciste y emocionaste como actriz dramática.
Me
pregunto qué pena inaudita te ha empujado a abandonar este mundo, que
desde que tu no lo habitas, se ha convertido en un lugar menos amable y
más inhóspito.
En su centenario natal recordamos al gran actor estadounidense Montgomery Clift con esta breve recopilación de escenas de sus películas, que incluye fragmentos de "Río Rojo", "Río salvaje", "Los ángeles perdidos", "De aquí a la eternidad", "Freud", "Un lugar en el sol", "Yo confieso", "Vidas rebeldes", "Estación Termini", "Vencedores y vencidos", "De repente el último verano" y "La heredera".
El Museo LoPiù cumple hoy cinco años de andadura. Con tal motivo he recuperado, a modo de agradecido homenaje a sus seguidores, la canción You made me love you (Joseph McCarthy / James V. Monaco) un antiguo éxito de Al Jolson en 1913 convertido en standard que Judy Garland reinterpretó en la película "Melodías de Broadway 1938" (1937) y posteriormente en muchos de sus conciertos en vivo. El audio de esta versión, cuyo video he confeccionado yo mismo, corresponde a una actuación de Judy en "The Bing Crosby Show" el 7 de febrero de 1951. He elegido una canción suya porque Garland es la personalidad favorita mía del mundo del espectáculo que más entradas ha ocupado en mi blog a lo largo de todo este tiempo.
Mientras suena la melodía puede verse un desfile de setenta imágenes de algunos de los amados y/o admirados artistas a quienes he dedicado repetidas publicaciones, aquí colocados por orden alfabético: Adamo, Adriano Celentano, Al Jolson, Alaska, Alfredo Kraus, Amália Rodrigues, Audrey Hepburn, Bing Crosby, Bobby Darin, Brenda Lee, Carlos Gardel, Celia Gámez, Charles Aznavour, Charles Trenet, Chavela Vargas, Conchita Piquer, Connie Francis, Dalida, Diana Ross & The Supremes, Domenico Modugno, Edith Piaf, Ella Fitzgerald, Elvira Ríos, Elvis Presley, Federico Chueca, France Gall, Françoise Hardy, Frank Sinatra, Fred Astaire, Gene Kelly, Giacomo Puccini, Gigliola Cinquetti, Giuseppe Verdi, Greta Garbo, Groucho Marx, Imperio Argentina, Joan Baez, Joan Crawford, Jorge Drexler, Josephine Baker, Juan Diego Flórez, Judy Garland, Les Surfs, Liza Minnelli, Lola Flores, Louis Armstrong, Luciano Pavarotti, Maria Callas, Marilyn Monroe, Marisol, Marlene Dietrich, Mary Hopkin, Massimo Ranieri, Milva, Mina, Nat King Cole, Olga Guillot, Ornella Vanoni, Patty Pravo, Pedro Almodóvar, Peter, Paul & Mary, Pino Donaggio, Rita Hayworth, Rita Pavone, Rocío Dúrcal, Sandie Shaw, Sara Montiel, Sophia Loren, Sylvie Vartan y The Beatles.
You made me love you (lyrics)
You made me love you
I didn't wanna do it
I didn't wanna do it
You made me want you
And all the time you knew it
I guess you always knew it
You made me happy sometimes
You made me glad
But there were times, dear
You made me feel so bad
You made me cry 'cause
I didn't wanna tell you
I didn't wanna tell you
I think you're grand
That's true
Yes I do, 'deed I do
You know I do
I can tell you what I'm feeling
The very mention of your name
Sends my heart reeling
You know you made me love you
Oh, you made me cry 'cause
I didn't wanna tell you
I didn't wanna tell you
I need some love, that's true
Yes, I do, 'deed I do
You know I do
Give me, give me, give me, give me what I cry for
You know you've got the brand of kisses
That I'd die for
You know you made me love you
Una vez más la civilización europea vuelve a ser atacada por la barbarie irracional. Esta canción de Jouveaux / Barnel fue grabada por Dalida en 1981 como homenaje al cantante belga Jacques Brel tres años después de su muerte. Sirva aquí como modesta aportación solidaria con las víctimas del atentado en Bruselas.
Hoy se cumplen cuarenta años del fallecimiento del compositor estadounidense Bernard Herrmann. Autor de gran número de bandas sonoras para el cine, se le reverencia principalmente por sus colaboraciones en siete películas de Alfred Hitchcock y, de modo muy especial, por la bellísima partitura de "Vertigo". Con tal motivo, añadido a un video resumen de ese film, reproducimos aquí íntegro el interesante y documentado artículo sobre autor y obra publicado por Pedro Grimalt en su blog Los susurros del noctámbulo.
Bernard Herrmann y la banda sonora de Vértigo
Si bien en el momento de su estreno fue recibida generalmente con una
gran frialdad, hoy por hoy la mayoría de críticos e historiadores
cinematográficos se refieren a Vértigo (id, Alfred
Hitchcock, 1958) como a una de las grandes obras del séptimo arte. Sin
duda una de las películas más personales de Hitchcock, Vértigo
es la fascinante, onírica y bellísima historia de un amor que va más
allá de los límites impuestos por la muerte. El empeño del detective
Scottie Ferguson (James Stewart) por transformar físicamente a Judy (Kim
Novak) con el fin de que se parezca lo máximo posible a la fallecida
Madeleine (de nuevo Novak), en un desesperado intento de revivir el gran
amor de su vida, sirve a Hitchcock para llevar a cabo un impresionante
poema visual sobre el deseo, el amor y la muerte. Y es que Vértigo es ante todo la historia del deseo de un hombre hacia una mujer muerta o, incluso, hacia una mujer que nunca existió.
Si Vértigo es para muchos la más hermosa película filmada por
Hitchcock su banda sonora suele ser considerada también como la más
perfecta colaboración entre su director y el compositor de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960). Y es que sin lugar a dudas la partitura musical compuesta por Bernard Herrmann
contribuye notablemente a crear la irrepetible atmósfera de esta obra
maestra del cine; tal y como escribió Eugenio Trías en su excelente y
muy recomendable libro Vértigo y pasión. Un ensayo sobre la película “Vértigo” de Alfred Hitchcock
(Taurus, Madrid, 1998, pág. 42), “sorprende en este film la partitura
musical de Bernard Herrmann, hasta el punto de que no se sabe muy bien
si la película es una evocación de esa prodigiosa banda musical o ésta
constituye el entramado fílmico y melódico que concede al film su
verdadero armazón”. Si Trías nombra como referentes de Vértigo a
los mitos de Tristán e Isolda, Orfeo y Eurídice o Pigmalión y Galatea,
la banda sonora se suma a esta lista de citas rindiendo tributo a la
música wagneriana y a la de otros compositores como Georges Bizet o Jean
Sibelius.
La película se inicia con unos justamente famosos títulos de crédito
diseñados por Saul Bass: éstos se inician con imágenes del rostro de una
mujer hasta que la cámara parece adentrarse en su ojo; a partir de aquí
una serie de imágenes en espiral sugieren tanto el vértigo que padecerá
el protagonista como el carácter circular de la historia. El Preludio
compuesto por Herrmann para ilustrar esta secuencia introductoria
también sugiere esa espiral gracias a la música envolvente y de
estructura circular; se trata de una melodía misteriosa que sugiere la
idea de cambio o transformación, algo que refuta el hecho de que solo
vuelva a aparecer, muy brevemente, en otro momento de la película: el
encadenado de imágenes que muestra la transformación física de Judy en
Madeleine. Tras los créditos se desarrolla una persecución nocturna en
los tejados de San Francisco durante la cual Scottie descubrirá su
vértigo; aparece aquí un motivo musical rápido, intenso y agobiante que
reaparecerá durante otra persecución de trágico desenlace: la secuencia
en la que el detective trata de evitar el suicidio de Madeleine en el
campanario.
Sin embargo es en relación al misterioso y seductor personaje de
Madeleine donde Herrmann da rienda suelta a todo su romanticismo. La
inolvidable presentación de la dama se produce cuando Scottie la ve por
primera vez en el restaurante Ernie’s: un magnífico travelling de
acercamiento nos la presenta de espaldas, vestida con un elegante
vestido rojo. La música está aquí en perfecta comunión con las imágenes:
Herrmann empieza a desarrollar lentamente el motivo para cuerda
asociado a Madeleine, sonando en toda su plenitud justo en el momento en
el que las miradas de la mujer y de Scottie están a punto de
entrecruzarse. Este tema ha sido comparado frecuentemente con las
melodías más líricas compuestas por Richard Wagner para Tristán e Isolda;
sin embargo hay que recordar que la temática de Tristán es una de las
referencias culturales adoptadas por la película, por lo que la
referencia musical no es gratuita sino coherente con las imágenes a las
que acompaña. El tema de Madeleine, que siempre aparece asociado a la
mirada amorosa de Scottie sobre esta mujer, reaparece con un ritmo
lento, acompañada de arpas y trombas, durante las largas y silenciosas
escenas en las que el protagonista sigue a la mujer por las calles de
San Francisco.
Más allá del tema de Madeleine, el compositor parte de él para crear un
tema de amor que expresa la pasión que surge entre los protagonistas.
Aparece con un ritmo rápido cuando se produce el primer beso entre
Scottie y Madeleine en las proximidades de una playa, y de manera
entrecortada, presagiando la tragedia, cuando ambos vuelven a besarse
justo antes de que ella se quite la vida. Pero en donde el tema alcanza
toda su plenitud es en la secuencia crucial de la película, una de las
más memorables de toda la obra de Hitchcock: el momento en el que
Scottie ve a Judy por fin transformada completamente en la difunta
Madeleine. Se trata de una secuencia extraordinaria que Hitchcock remata
con un plano circular que rodea a los dos amantes fundiéndose en un
apasionado beso, momento durante el cual Scottie siente que al fin ha
recuperado a su amada y se ha redimido de su pasado. De forma muy
coherente es aquí cuando Herrmann desarrolla el tema romántico en todo
su esplendor, si bien la coda musical de dicho tema solo aparecerá, de
forma rotunda y elegíaca, en la última imagen de la película, cuando el
destino haya sellado para siempre esta inquietante historia de amor.
Herrmann también compone un motivo asociado a Carlotta Valdés, mujer
fallecida muchos años atrás pero cuya presencia se manifiesta
constantemente en la vida de Madeleine. Dicho tema musical consiste en
una habanera en ocasiones comparada con la que compuso Georges Bizet
para la ópera Carmen y con el Vals triste de Jean
Sibelius. La elección de la habanera está justificada por el origen
hispano de Carlotta, pero además Herrmann juega con ella con diferentes
ritmos según las diferentes escenas a las que acompaña: la visita a un
museo en donde se encuentra el retrato de Carlotta, las secuencias
desarrolladas en la misión en donde residió y el cementerio en donde
está enterrada, así como las diversas referencias verbales de Madeleine
hacia esta mujer. Sin embargo será durante la secuencia de la pesadilla
de Scottie cuando la habanera aparecerá de forma más intensa y con el
acompañamiento de unas castañuelas. Apuntar también el uso del órgano en
varias escenas siempre para subrayar el carácter mortuorio del recuerdo
de Carlotta y el trágico destino al que éste conlleva, destacando en
ese sentido su aparición en el desenlace de la película.
También
hay que destacar la inteligencia de Hitchcock y Herrmann a la hora de
escoger la música diegética del film. Ésta aparece asociada siempre al
personaje de Midge (Barbara Bel Geddes), antigua novia de Scottie y que
representa para él un mundo domesticado y convencional contrapuesto al
ensoñador y fascinante mundo que representa Madeleine. Así, la música de
Mozart y Bach que escucha Midge es la contraposición del acompañamiento
musical, romántico y wagneriano, que Herrmann asocia a Madeleine. En
palabras de Eugenio Trías “el contraste entre lo diurno y lo nocturno
atraviesa todo el film. Scottie, a medida que va adentrándose en el
laberinto de su deseo, parece encontrarse consigo en paseos noctámbulos
por una ciudad jalonada de semáforos. Su novia Midge representa la
quintaesencia de la vida diurna: también la música de Mozart. La
consagración de la noche tiene lugar, por primera vez, bajo la
advocación intimidante de la música procedente de la cantera de Tristán,
en el restaurante Ernie’s” (Vértigo y pasión…, pág. 52).
El lirismo de la banda sonora y la relación que se establece entre la música y las imágenes a las que acompaña hacen de Vértigo
un clásico indiscutible de la música cinematográfica, siendo en mi
opinión no solo la mejor colaboración entre Hitchcock y Herrmann sino
también la más inolvidable creación de su extraordinario compositor.
Bibliografía consultada:
- Alberich, Enrique: Alfred Hitchcock. El poder de la imagen. Dirigido Por SA, Barcelona, 1987.
- Cueto, Roberto: Cien bandas sonoras en la Historia del Cine. Editorial Nuer, Madrid, 1996.
- Navarro, Heriberto y Navarro, Sergio: Música de cine: historia y coleccionismo de bandas sonoras. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2003.
- Trías, Eugenio: Vértigo y pasión. Un ensayo sobre la película “Vértigo” de Alfred Hitchcock. Taurus, Madrid, 1998.
- Truffaut, François: El cine según Hitchcock. Alianza, Madrid, 1990.
No tengo por costumbre ocuparme de política o religión en mi blog. A diario, mis contenidos se atienen a mi personal inspiración estética o a las efemérides artísticas que me interesan. Hoy, sin embargo, apenas transcurridas veinticuatro horas de los horrendos atentados yihadistas de anoche en París, me impongo expresar brevemente una reflexión aquí inusual.
Habitualmente no practico ninguna religión y, aun respetando los credos ajenos, tiendo a desconfiar de quienes lo hacen ostentosamente, particularmente de los fanáticos de las religiones teístas, muchos de los cuales no predican con el ejemplo (ya se sabe, el conocido "a Dios rogando y con el mazo dando"). Me repugna y aterra la idea de utilizar la fé religiosa como arma arrojadiza o el nombre de cualquier deidad para justificar la violencia extrema y eliminar a quienes profesan distintos hábitos o creencias.
No soy francés, pero sí europeo y me enorgullezco de haber nacido y habitar en un país que forma parte del continente que es cuna y origen de la civilización más avanzada del mundo, cuya cultura reconozco como propia. No puedo sino rechazar visceralmente el salvajismo oscurantista y la barbarie abominable de quienes la amenazan y agreden brutalmente invocando ciegas convicciones religiosas. La trágica masacre de ayer es sólo su última y terrible prueba y toda Europa sangra en el centro de París, herida en su corazón.
Ojalá no vuelva a repetirse nunca tamaña atrocidad y las autoridades competentes encuentren el medio de evitar tan evidente riesgo adoptando las necesarias medidas preventivas a tal fin y garantizen a los ciudadanos la convivencia en paz y libertad.
A modo de modesto pero sentido homenaje, dedico esta publicación a las víctimas inocentes de la ominosa crueldad irracional que ningún dios justo toleraría.
En un entorno casi operístico, el tenor francés Roberto Alagna interpreta de forma vibrante el himno nacional de Francia, escrito en 1792 por Rouget de Lisle.
THE WORLD IS A STAGE, THE STAGE IS A WORLD OF ENTERTAINMENT!
Aunque éste no es un video de M-G-M e incluye pequeños fragmentos de títulos memorables de otras compañías, merece verse por coincidir con el famoso lema del estudio de león, pues nos permite ver "más estrellas que en el firmamento", todo ello acompasado al son del himno por excelencia del showbiz en la voz de la gran luminaria del género musical, Judy Garland: "That's entertainment!".
Sirva asímismo para conmemorar el primer aniversario de este blog y como su entrada nº 1.500. He aquí mi brindis de celebración con todos los seguidores del Museo LoPiù! Gracias por vuestra atención.
That's entertainment (lyrics)
(Dietz, Howard / Schwartz, Arthur)
The clown with his pants falling down
Or the dance that's a dream of romance
Or the scene where the villain is mean.
That's entertainment!
The lights on the lady in tights
Or the bride with the guy on her side
Or the ball where she gives it her all.
That's entertainment!
The plot can be hot, simply teeming with sex
A gay divorcee who is after her ex
It can be Oedipus Rex
Where a chap kills his father and causes a lot of bother.
The clerk who is thrown out of work
By the boss who is thrown for a loss
By the skirt who is doing him dirt
The world is a stage, the stage is a world of entertainment!
...........................................................................................................
It might be a fight like you see on the screen
A swain getting slain for the love of a queen
Some great Shakespearean scene
Where a ghost and a prince meet, and everyone ends in mincemeat.
The guy maybe waving the flag
That began with the mystical hand
Hip hooray! The American way
The world is a stage; the stage is a world of entertainment!
JOHN LENNON (Liverpool, UK, 9-10-1940 / New York, USA, 8-12-1980): IN MEMORIAM
John Lennon, uno de los personajes más carismáticos e influyentes
del siglo XX, icono mundial de la paz y la libertad, habría cumplido hoy
74 años. A día de hoy, sigue vivo en la memoria colectiva de todos
nosotros.
"John Lennon tuvo un sueño siendo adolescente, y ese
sueño ayudó a cambiar el mundo en las décadas de los sesenta y setenta
del siglo pasado. Creó The Beatles y le dio música a un tiempo que
nos ha alcanzado de lleno en la madurez de la historia de la música
rock. Las balas estúpidas (¿alguna no lo es?) que lo apartaron de la
vida la noche del 8 al 9 de diciembre de 1980 en Nueva York segaron una
existencia que, a sus cuarenta años, se hallaba en la plenitud. Para
muchos, en aquel amanecer del día 9 se terminó su juventud. Para otros,
una nueva forma de leyenda se abrió paso en la dimensión de los
inmortales... Todavía hoy, en cualquier manifestación pacifista o con
intervención de las nuevas generaciones de jóvenes, se canta "Imagine"
como himno de paz, protesta o testimonio. Todavía hoy sus canciones
suenan como el fresco rocío de la mañana y su imagen parece la cotidiana
y habitual de cada día, como si estuviera entre nosotros. Pero no está"...
(Jordi Sierra i Fabra, "John Lennon", 2005)
Imagine es una canción de John Lennon, publicada en el álbum del mismo título de 1971. Se la considera una de las mejores composiciones de todos los tiempos.
Al contabilizarse en mi blog las 30.000 páginas vistas desde todo el mundo, quiero agradecer vuestro interés a tod@s mis visitantes, celebrando de manera especial la cifra alcanzada con este número musical.
Se trata del comienzo de la película "Hollywood Hotel" de Busby Berkeley y consiste en un medley que incluye "Blue moon" y "I'm like a fish out of water" como intro del tema "Hooray for Hollywood" de Whiting/Mercer, interpretado por la Orquesta de Benny Goodman, Johnny 'Scat' Davis y Frances Langford, presentando asímismo a Harry James y Gene Krupa. Una canción antológica devenida himno del entertainment de la meca del cine.
Os animo a haceros miembros seguidores del blog (que ya cuenta con 1.065 entradas publicadas) -para lo cual sólo se precisa tener cuenta abierta en Google- y a consignar vuestros comentarios en él. Gracias una vez más.
Esta es la entrada número 1.000 de este blog. Con esta bonita canción
italiana de 1954 en voz de Achille Togliani, quiero dar las gracias a
todos los que habeis estado siguiendo mis contenidos y compartido mis 'canzoni
da due soldi' (canciones de dos cuartos). Os animo a seguir haciéndolo,
me esforzaré en colgar lo mejor para conseguir el blog más bonito del mundo. Baci a tutti !
Canzone da due soldi (Pinchi-Donida)
Nelle vecchie strade del quartiere più affollato,
verso mezzogiorno, oppure al tramontar,
una fisarmonica e un violino un pò stonato
capita assai spesso d'ascoltar.
Accompagnano
un cantante d'occasione,
che per poco o niente
canta una canzon.
È una semplice canzone da due soldi
che si canta per le strade dei sobborghi
e risveglia in fondo all'anima i ricordi
d'una dolce e spensierata gioventù.
È una semplice canzone per il cuore,
poche note con le solite parole,
ma c'è sempre chi l'ascolta e si commuove
ripensando al tempo che non torna più.
Si vede aprire piano pian
qualche finestra da lontan,
c'è chi s'affaccia ad ascoltar
e sospirar.
È una semplice canzone da due soldi
che si canta per le strade dei sobborghi,
per chi spera, per chi ama, per chi sogna,
è l'eterna dolce storia dell'amor.
...........................................................................
Il suo motivo all'indoman,
che cento orchestre suoneran.
Vestito di mondanità,
ovunque andrà.
Ma la semplice canzone da due soldi
finirà per ritornare dove è nata,
per la strada, su una bocca innamorata
che cantando sogna la felicità.
Canzone da due soldi,
due soldi di felicità.
Canción de dos cuartos (traducción castellana)
Por las viejas calles del barrio más concurrido, hacia mediodía o bien al atardecer, un acordeón y un violín un poco desafinado, sucede que se escuchan muy a menudo. Acompañan a un cantante fortuíto que por poco o nada canta una canción. Es una simple canción de dos cuartos, que se canta por las calles de suburbios y despierta en el fondo del alma recuerdos de una dulce e irreflexiva juventud. Es una simple canción para el corazón, pocas notas con palabras sencillas, pero siempre hay alguien que la escucha y se conmueve recordando el tiempo que no volverá. Se ve abrir poco a poco alguna ventana a lo lejos. Hay quien se asoma a escuchar y suspirar. Es una simple canción de dos cuartos, que se canta por las calles de suburbios, para quien espera, para quien ama, para quien sueña, es la eterna dulce historia del amor. Su estribillo el día de mañana, que cien orquestas tocarán vestido de mundanidad andará por todas partes. Pero la simple canción de dos cuartos acabará por volver donde nació: por la calle en una boca enamorada que cantando sueña la felicidad. Canción de dos cuartos, dos cuartos de felicidad.
Quiero desde aquí expresar mi más sincero agradecimiento a mi buen amigo Carlos Ferrera,
que esta noche ha elogiado y recomendado públicamente mi blog en el
programa de radio 'Sexo i ganxo' de Ona Cadinenca, emisora catalana de San
Feliu de Codines (Barcelona). Y, naturalmente, felicitarle por su ameno
e interesante despliegue de conocimientos sobre terminología sexual
actual en dicha emisión radiofónica, expuestos con admirable claridad y
patricia elegancia, y al tiempo, demostrando que es todo un erudito en
la materia.
Hollywood, noviembre
de 1972, cena-invitación de bienvenida de Cukor a Buñuel tras 28 años de
ausencia: Robert Mulligan, William Wyler, George Cukor, Robert Wise,
Jean-Claude Carrière, Serge Silberman, Billy Wilder, George Stevens,
Luis Buñuel, Alfred Hitchcock y Rouben Mamoulian. ¡Cuanto talento en una
sola foto!