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Mostrando entradas con la etiqueta Dick Powell. Mostrar todas las entradas
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jueves, 14 de noviembre de 2024

Dick Powell - I'll string along with you

ALL MY LIFE I'VE WAITED FOR AN ANGEL

Cumpliéndose hoy 120 años del nacimiento del actor y cantante estadounidense Dick Powell lo recordamos en esta secuencia de la película "Veinte millones de enamoradas" (1934) de Ray Enright, que coprotagonizó junto a Pat O'Brien y Ginger Rogers. En ella interpreta la canción I'll string along with you (Harry Warren / Al Dubin).

lunes, 14 de noviembre de 2022

Dick Powell - I've got my love to keep me warm

WHAT DO I CARE HOW MUCH IT MAY STORM?

En su aniversario natal recordamos al actor y cantante estadounidense Dick Powell con esta secuencia de la película "On the avenue" (1937) de Roy Del Ruth donde interpreta la canción I've got my love to keep me warm (Irving Berlin). Al final de la misma le acompaña Alice Faye.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Dick Powell - I've got a pocket full of sunshine ("Thanks a million", 1935)

AND A HEART FULL OF SONG
 
En su aniversario natal recordamos al actor y cantante estadounidense Dick Powell con esta secuencia de la película "Un millón de gracias" (1935) de Roy Del Ruth, donde interpreta  I've got a pocket full of sunshine, canción compuesta por Arthur Johnston con letra de Gus Kahn.

martes, 29 de noviembre de 2016

Dick Powell, Ruby Keeler & girls - The shadow waltz ("Gold diggers of 1933")

IN THE SHADOWS LET ME COME AND SING TO YOU

Uno de los más espectaculares números musicales de "Vampiresas de 1933" (1933) de Mervyn LeRoy es The shadow waltz, coreografiado por el gran Busby Berkeley, nacido hace hoy ciento veintiún años. En él, tras la introducción cantada por Dick Powell y Ruby Keeler, se despliega una pléyade de bailarinas vestidas de blanco tocando violines dotados de una fantasmagórica luminosidad.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Dick Powell (Mountain View, Arkansas, US, 14-11-1904 / Los Angeles, California, US, 2-1-1963): In memoriam

POLIFACÉTICO Y VERSÁTIL

Hoy es aniversario natal del actor, cantante y director cinematográfico estadounidense Dick Powell. Galán a lo largo de toda la década de los años 30 en buen número de musicales de Warner Brothers, donde solían emparejarlo con Ruby Keeler o Joan Blondell, pasó en los 40 a intérprete de comedias primero y héroe de cine negro después. Su gran versatilidad le permitió asímismo dirigir cinco películas y ejercer de actor y productor en televisión. En su filmografía como actor hay más de media docena de clásicos.
Richard Ewing Powell (su nombre natal) se mudó en 1914 con su familia a Little Rock, donde cantó en coros eclesiásticos. Pronto atraído por la música desde joven, actuó como cantante con orquestas locales, llegando a formar la suya propia. Con la de Charlie Davis en Indianapolis llegó a grabar varios discos a finales de los años 20, trasladándose después a Pittsburgh, donde triunfó como maestro de ceremonias en dos teatros.
Todo ello propició que le contratase Warner Brothers, estudio en el que debutó en Grata compañía (1932) de Roy Del Ruth, una comedia dramática con Lee Tracy y Mary Brian, a la que siguieron títulos como También es negocio el trabajo (1932) de John G. Blystone, drama protagonizado por Will Rogers, y una serie de exitosos musicales: La Calle 42 (1933) de Lloyd Bacon, con Warner Baxter, Bebe Daniels, George Brent, Una Merkel, Ruby Keeler, Guy Kibbee y Ned Sparks, Vampiresas 1933 (1933) de Mervyn LeRoy, con Aline MacMahon, Warren William, Ruby Keeler, Guy Kibbee, Ginger Rogers, Joan Blondell y Ned Sparks, Desfile de candilejas (1933) de Lloyd Bacon, con James Cagney, Joan Blondell y Ruby Keeler, Wonder Bar (1934) de Lloyd Bacon, con Kay Francis, Dolores del Rio, Al Jolson, Ricardo Cortez y Guy Kibbee, Veinte millones de enamoradas (1934) de Ray Enright, con Pat O'Brien y Ginger Rogers, Música y mujeres (1934) de Ray Enright, con Ruby Keeler y Joan Blondell, La generalita (1934) de Frank Borzage, con Ruby Keeler y Pat O'Brien, Vampiresas de 1935 (1935) de Busby Berkeley (que anteriormente había sido el coreógrafo de las espectaculares La Calle 42, Vampiresas 1933, Desfile de candilejas, Wonder Bar y Música y mujeres) con Adolphe Menjou, Gloria Stuart y Alice Brady, El gondolero de Broadway (1935) de Lloyd Bacon, con Joan Blondell, Divina Gloria (1935) de Mervyn LeRoy, con Marion Davies y Pat O'Brien.
Convertido en estrella participó asímismo en El sueño de una noche de verano (1935) de Max Reinhardt y William Dieterle, costosa adaptación de la comedia Shakespeare donde compartió créditos con James Cagney y Joe E. Brown, Viva la marina (1935) de Frank Borzage, musical con Ruby Keeler, Un millón de gracias (1935) de Roy Del Ruth, musical con Ann Dvorak y Fred Allen, Corazones divididos (1936) de Frank Borzage, musical de tema histórico con Marion Davies, Charlie Ruggles, Claude Rains y Edward Everett Horton, Vampiresas de 1937 (1936) de Lloyd Bacon, musical (también coreografiado por Berkeley) con Joan Blondell y Victor Moore, On the avenue (1937) de Roy Del Ruth, musical con Madeleine Carroll, Hollywood Hotel (1937) de Busby Berkeley, musical con Rosemary Lane, El cowboy de Brooklyn (1938) de Lloyd Bacon, musical con Pat O'Brien y Priscilla Lane.
Powell quería desesperadamente expandir su carrera pero Warner no se lo permitió, así que dejó el estudio en 1940 y enfocó su actividad a la comedia primero y después a otros géneros. Entre sus películas más relevantes de esta etapa figuran Navidades en julio (1940) de Preston Sturges, comedia con Ellen Drew, Mi mujer no es soltera (1941) de Leigh Jason, comedia con Joan Blondell, Marineros mareados (1941) de Arthur Lubin, comedia militar con Bud Abbott y Lou Costello, Fantasía de estrellas (1942) de George Marshall, musical de Paramount con reparto multiestelar, En la cumbre de la felicidad (1943) de George Marshall, comedia con Dorothy Lamour y Victor Moore, o Sucedió mañana (1944) de René Clair, comedia fantástica con Linda Darnell y Jack Oakie. Su carrera dio un cambio drástico cuando fue el primer actor en interpretar al detective Philip Marlowe en la pantalla en Historia de un detective (1944) de Edward Dmytryk, noir con Claire Trevor y Anne Shirley, siguiendo la línea del cine policial con Venganza (1945) de Edward Dmytryk, noir con  Walter Slezak, Johnny O'Clock (1947) de Robert Rossen, noir con Evelyn Keyes, Opio (1948) de Robert Stevenson, thriller de aventuras con signe Hasso, Destacamento Oeste (1948) de Sidney Lanfield, western con Jane Greer, La legión de los condenados (1948) de Robert Florey, thriller de espionaje con Marta Torén y Vincent Price, o Mrs. Mike (1949) de Louis King, drama con Evelyn Keyes.
Su restante filmografía incluye: Cruce de derecha (1950) de John Sturges, drama deportivo con June Allyson y Ricardo Montalbán, Grito de terror (1951) de Robert Parrish, noir con Rhonda Fleming, Cautivos del mal (1952) de Vincente Minnelli, espléndido melodrama sobre el mundo del cine, con Lana Turner, Kirk Douglas y Walter Pidgeon, o Las tres noches de Susana (1954) de Frank Tashlin, comedia con Debbie Reynolds. Después Powell abandonó la interpretación en la gran pantalla (no así en la pequeña donde incluso tuvo su propio show) y dirigió cinco películas de diversos géneros, entre ellas El conquistador de Mongolia (1956), drama épico-histórico con John Wayne y Susan Hayward, Duelo en el Atlántico (1957), bélico con Robert Mitchum y Curd Jürgens, y Entre dos pasiones (1958), drama ambientado en la Guerra de Corea, con Robert Mitchum, Robert Wagner, May Britt, Richard Egan y Lee Philips.
Dick Powell se casó tres veces, siendo sus esposas Mildred Maund (1925-1927), de la que se divorció pronto, la actriz Joan Blondell, con la que estuvo casado entre 1936 y 1944, adoptando un hijo previo de ella y siendo ambos padres de una hija. Tras el divorcio contrajo en 1945 su último y definitivo matrimonio con la actriz June Allyson, con quien adoptó una hija y tuvo otro hijo. Como tantos otros de los participantes en el rodaje de El conquistador de Mongolia -rodada en el desierto de Utah, donde se habían realizado pruebas nucleares- falleció de cáncer (en su caso de pulmón). Contaba 58 años de edad. 

    

lunes, 14 de marzo de 2016

Dick Powell - I'm young and healthy ("42nd Street", 1933)

RECORDANDO A BUSBY BERKELEY

Hoy se cumplen 40 años del fallecimiento del genial coreógrafo y director cinematográfico Busby Berkeley.  Le recordamos con este espectacular y arquetípico número (cantado por Dick Powell) de "La calle 42" (1933), mítico musical de multitudinario éxito producido por Warner Bros. y dirigido por Lloyd Bacon con canciones de Harry Warren (música) y Al Dubin (letra). El talento coreográfico de Berkeley -apoyado más en la composición visual que en la danza- desplegado en él deslumbró al público de la época y aun hoy produce asombro.

domingo, 29 de noviembre de 2015

"42nd Street" (Finale, musical choreography by Busby Berkeley)

BUSBY BERKELEY (Los Angeles, California, US, 29-11-1895 / Palm Desert, California, 14-3-1976): IN MEMORIAM

Tal día como hoy hace 120 años nació el director de cine y coreógrafo estadounidense Busby Berkeley. Su nombre es hoy leyenda por sus personalísimas aportaciones visuales al género del musical cinematográfico. Sus deslumbrantes coreografías se caracterizan por una unidad de estilo, ya que él mismo intervenía en la puesta en escena, desde la posición y movimientos de la cámara hasta el montaje, que creaban un tiempo y un espacio absolutamente independientes. Obsesionado por la idea de la multiplicación, sus números musicales, con movimientos perfectamente sincronizados de sus participantes, eran como fascinantes visiones caleidoscópicas que sorprendían y maravillaban al público por su espectacularidad. A ello colaboraban escaleras, plataformas giratorias, desniveles en el escenario, juegos de luces y sombras u otros complejos mecanismos como la filmación panorámica o cenital con grúas, que ofrecían un aditivo extraordinario a la música y al baile.

Semblanza procedente (con modificaciones) de la página mcnbiografías:

Nacido William Berkeley Enos en el seno de una familia dedicada al teatro, con un padre director y una madre actriz, tuvo que luchar contra la resistencia de sus progenitores a que se dedicase profesionalmente a un mundo tan inestable, donde el trabajo a veces escasea y la falta de salarios regulares era un auténtico problema para la subsistencia. Así las cosas, se enroló voluntario en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, pero al licenciarse decidió seguir buscando trabajo en el teatro aún con más ahínco como actor cómico de variados espectáculos musicales.
El salto al campo de la coreografía no tardaría mucho en llegar, aunque su formación específica en este terreno era inexistente y su experiencia como aprendiz escasa. Sin embargo, pronto llamó la atención de los especialistas por su eficaz manejo de los ritmos del jazz y sus espectaculares movimientos de masas en escena en espectáculos de Broadway, lo que le valdría ser llamado por la industria cinematográfica de Hollywood para coreografiar a gran escala los números musicales de una película que pretendía romper con los esquemas un tanto estáticos del cine sonoro, que apenas estaba comenzando su andadura y, por tanto, evidenciaba las dificultades para desligarse de las ataduras que imponía el poco manejable registro de sonido. Whoopee! (1930), una producción de Samuel Goldwyn y Florenz Ziegfeld dirigida por Thornton Freeland, le abriría de par en par las puertas del cine, con un vehículo a la mayor gloria de Eddie Cantor en el que Busby Berkeley exigió incluso ocasionalmente dirigir algunos movimientos de cámara.
Las secuencias organizadas a base de un plano general captado desde las alturas y que permitía ver el trenzado coreográfico de los bailarines para sugerir determinadas formas geométricas, junto con tomas más cercanas pero plenas de dinamismo, provocaron de inmediato una reacción negativa entre los puristas del musical y una entusiasta acogida por parte de los espectadores e incluso de personalidades de la vanguardia intelectual, fascinados por los ritmos internos que podían generarse a partir de la simple puesta en relación de infinidad de elementos moviéndose al mismo tiempo.
Curiosamente fue la Warner, cuya dedicación al género musical era a la sazón muy moderada, la productora que le ofreció las mejores oportunidades iniciales a Busby Berkeley como coreógrafo, con films como La calle 42 (1933) de Lloyd Bacon, Vampiresas de 1933 (1933) de Mervyn LeRoy, Desfile de candilejas (1933) de Lloyd Bacon, Escándalos romanos (1933) de Frank Tuttle, El altar de la moda (1934) de William Dieterle, Wonder Bar (1934) de Lloyd Bacon, o Música y mujeres (1934) de Ray Enright. Pero no sería hasta Vampiresas de 1935 (1935) que pudo debutar como director en solitario, además de proseguir como coreógrafo, iniciando una trayectoria que tuvo continuidad a lo largo de esta década y de la siguiente, con títulos como Stage struck (1936) o Hollywood Hotel (1937) y esporádicas incursiones fuera del género que lo haría ilustre, como en el melodrama Han hecho de mí un criminal (1939).
En 1939 sería contratado por la Metro Goldwyn Mayer, donde dirigió a la pareja formada por Mickey Rooney y Judy Garland en Los hijos de la farándula (1939), Armonías de juventud (1940) y Chicos de Broadway (1941). También se encargó de los números musicales de Ziegfeld girl (1941) de Robert Z. Leonard, o Lady be good (1941) de Norman Z. McLeod, volviendo a dirigir en solitario Por mi chica y por mí (1942), con Judy Garland y un debutante Gene Kelly, Toda la banda está aquí (1943), musical Fox con Alice Faye y Carmen Miranda, o Llévame a ver el partido (1949), con Frank Sinatra, Esther Williams y Gene Kelly, su última película como director para MGM.
Las secuencias oníricas, basadas en el sueño de alguno de los protagonistas que desembocaba en las más alocadas fantasías, sirvieron como excusa eficaz para la creación de números cada vez más complejos y que requerían de técnicas especiales de rodaje. No obstante, a finales de los años 40 su antiguo brillo comenzó a declinar en función de los gustos de unos espectadores que parecían decantarse con claridad hacia otras formas más modernas de concebir el género. Así pues, Berkeley acabaría regresando a su antigua ocupación específica de coreógrafo para diseñar determinados números concretos de algunas películas que podían incluir de forma excepcional alguna secuencia aislada de estas características. El musical comenzaba a cambiar dando paso a la integración de canciones como hilo argumental de la historia y bailes engarzados con el desarrollo de la trama narrativa. Frente a ese nuevo orden de cosas, ejemplificado por películas de esta misma productora como "Un día en Nueva York" (1949) o "Cantando bajo la lluvia", Busby Berkeley intentó adecuar su recargado estilo a las exigencias de los tiempos, aunque al final optaría por aferrarse a él como inconfundible imagen de marca. Las películas que coreografió pasaron por lo tanto a convertirse en monumentos a la espectacularidad que buscaban no tanto tener grandes éxitos de taquilla sino convertirse en una seña distintiva de la grandeza del musical producido por Metro Goldwyn Mayer y de las posibilidades que todavía quedaban por explorar. Así, por ejemplo, La reina del Oeste (1950) de George Sidney, Luces de Broadway (1951) de Roy Rowland, La primera sirena (1952) de Mervyn LeRoy, Small town girl (1953) de László Kardos, Easy to love (1953) de Charles Walters, Rose Marie (1954) de Mervyn LeRoy y, tras un paréntesis de ocho años, Jumbo (1962) de Charles Walters, que señalaría el definitivo adiós de uno de los mayores talentos del cine musical a lo largo de su historia.
Si algún coreógrafo ha tenido un estilo inconfundible para millones de espectadores a lo largo de la historia, éste ha sido sin ningún género de dudas Busby Berkeley. Ciertamente las acrobacias de Gene Kelly o el elegante movimiento de Fred Astaire le deben mucho a creadores como Nick Castle, Gower Champion, Michael Kidd, Eugene Loring o Stanley Donen, pero no lo es menos que tan sólo el último de éstos acabó dando el salto a la dirección y que, en cualquier caso, sus respectivos estilos visuales sólo pueden ser reconocidos por auténticos especialistas en la materia. Todo lo contrario de Berkeley, cuyas fastuosas coreografías de formas geométricas ejecutadas al unísono por decenas de bailarines perduran en la memoria colectiva de generaciones y han influido de forma determinante en posteriores filmaciones.
Busby Berkeley estuvo casado seis veces y falleció a los 80 años.



La calle 42, musical con canciones de Harry Warren (música) y Al Dubin (letra) fue un enorme éxito que estableció las bases de la posterior reputación de Busby Berkeley como coreógrafo con un estilo único. Véase su extraordinario sentido del espectáculo en esta multitudinaria e imaginativa secuencia final encabezada por Ruby Keeler y Dick Powell.