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sábado, 8 de octubre de 2022

Básicos de Madrid: Museo Thyssen-Bornemisza

UNA PINACOTECA IMPRESCINDIBLE
 
Hoy se cumplen treinta años de la inauguración del Museo Thyssen-Bornemisza en el Palacio de Villahermosa, sito en el Paseo del Prado, nº 8, Madrid, pinacoteca que alberga una de las más importantes colecciones de pintura del mundo. Visitándolo se puede seguir la historia de la pintura europea desde la Edad Media hasta finales del siglo XX. Los primitivos italianos y flamencos del siglo XIV, el Renacimiento alemán, el barroco holandés, la pintura americana del XIX, el impresionismo francés, el expresionismo alemán y el constructivismo ruso son las escuelas y los movimientos más ampliamente representados en el museo. En junio de 1993 el Gobierno Español compró la parte sustancial de la colección: 775 piezas por un precio de 350 millones de dólares. Según su propietario, el Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza,  su deseo era asegurar la pervivencia de la colección unida.
En el año 2004 se inauguró una ampliación del Museo en un bloque colindante, cuya planta baja se destinó a exposiciones temporales y las dos plantas superiores a exhibir unas 250 obras de la Colección Carmen Cervera. Este repertorio no forma parte de la colección permanente adquirida por el Estado y se expone como depósito, mediante un acuerdo de préstamo que se ha ido renovando periódicamente. Tras diversas prórrogas de dicho acuerdo y varios años de complejas negociaciones, en febrero de 2022 Carmen, su hijo Borja Thyssen-Bornemisza y el ministro de Cultura Miquel Iceta suscribieron un nuevo acuerdo, en forma de arrendamiento pagado (6,5 millones de euros anuales), que asegura para quince años la permanencia de 330 obras de la colección, de la cual una selección de casi 200 se ha reubicado en la planta baja del edificio principal.
En septiembre de 2017, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte renombró el Museo Thyssen-Bornemisza como Nacional, dándole la misma categoría formal que ya gozaban los museos vecinos del Prado y Reina Sofía. ​ Con esta iniciativa, aprobada unánimemente por el patronato de la institución, se realza la relevancia de su papel en el contexto cultural español y se recalca que su colección es un bien público, de propiedad estatal.  
 

 

lunes, 18 de abril de 2022

Gustave Moreau (Paris, France, 6-4-1826 / Ibid, 18-4-1898): In memoriam

VISIONARIO E INCLASIFICABLE
 
Hoy es aniversario de la muerte del pintor francés Gustave Moreau, artista de culto, visionario, precursor del Simbolismo y famoso por su estética decadente basada en el Renacimiento e incubada durante el Romanticismo. Basándose en las sagradas escrituras y, sobre todo, en la mitología clásica, elaboró una obra imaginativa y ambiciosa que, alejada del academicismo imperante, proponía una poética de la sugerencia y la ambigüedad. Trabajó en el gran formato que se dedicaba a la gran pintura de historia, pero trataba los temas desde el punto de vista de la belleza estética y la anécdota sentimental. Su inclasificable obra tendría gran influencia entre los simbolistas reconocidos, como Matisse y Rouault, así como sobre surrealistas y fauvistas.
Gustave Moreau nació en el seno de una familia de clase media alta. Su padre era arquitecto y su madre músico. Moreau vivió una vida protegida mientras crecía. Habiendo visitado Italia con su familia a los quince años, comenzó su amor por el arte. A los dieciocho años entró en la École des Beaux-Arts, que abandonaría en 1850, disconforme con la formación académica recibida. 
En 1852 expuso una Pietà por primera vez en el Salón de París y en 1853 trasladó su taller al tercer piso de una casa que sus padres compraron, en el número 14 de la calle La Rochefoucauld, donde viviría el resto de su vida. Apolo y las nueve musas (1956) fue una de sus primeras obras destacables. Entre 1857 y 1859 volvió a Italia, visitando Roma, Florencia y Venecia, con el objeto de estudiar las obras de los grandes pintores italianos del Renacimiento, que influyeron de manera determinante en su obra. A su regreso comenzó una relación personal, posiblemente romántica, con Adelaide-Alexandrine Dureux, una joven a la que dibujaría varias veces, y que fue su única amiga íntima hasta que ella murió en 1890.
Su primer reconocimiento no le llegó hasta exponer en el Salón Edipo y la esfinge (1864), obra inspirada en Ingres y una de sus primeras pinturas simbolistas. Sucesivamente pintó Diómedes devorado por sus caballos (1865), Jason y Medea (1865), Orfeo (1865), El joven y la muerte (1865), Venus emergiendo del mar (1866), La Quimera (1867), Júpiter y Europa (1868), Prometeo (1868), Andrómeda (1867-1869), El rapto de Europa (1869) o las acuarelas Europa y el toro (1869) y Perseo y Andrómeda (1970). Al estallar la  guerra francoprusiana, en 1870 se alistó voluntario, pero hubo de ser licenciado por sus fuertes ataques de reuma. En los años siguientes, molesto por las críticas a sus cuadros, considerados extravagentes y formulistas, dejó de exponer. Con todo, en 1875 fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y en 1883 promovido a Oficial de la misma.
En su etapa de madurez hay obras como Deyanira (1872), Hércules y la Hidra de Lema (1876), Salomé bailando ante Herodes (1976), David (1878), Jacob y el Angel (1878), Galatea (1880), El triunfo de Alejandro el Grande (1885), Los unicornios (1885), El rapto de Ganímedes (1886), San Jorge y el dragón (1889-90), La flor mística (1890), Poeta muerto llevado por un centauro (1890), Hesíodo y la Musa (1891), El poeta y la sirena (1893), Júpiter y Semele (1894-1895), o las acuarelas La aparición (1876), Faetón (1878), El mono y el delfín (1880), Sansón y Dalila (1882), Eva (1885) y Cleopatra (1887).
La muerte en 1884 de su madre, a quien estaba muy unido, y de su amante en 1890 acentuaron su misantropía y aislamiento así como su melancolía. A partir de 1891 fue profesor en la École des Beaux-Arts. En 1895, presintiendo el final, decidió transformar su casa de cuatro plantas en un museo. Un cáncer estomacal acabó con su vida a la edad de 72 años. Su muerte pasó casi desapercibida y, por deseo propio, tuvo un funeral muy sencillo, tal y como había sido su vida.
En su prolífica obra produjo más de 15.000 pinturas, entre óleos, acuarelas y dibujos. Una parte considerable de ella fue donada al estado francés y a comienzos de 1904 su casa se abrió al público como el Museo Nacional Gustave Moreau y así ha continuado hasta hoy. Uno de sus primeros visitantes, el escritor Marcel Proust describió a Moreau como 'el hombre que pintaba sus sueños'. Su obra parecía estar destinada al olvido, hasta que los surrealistas se interesaron por la complejidad de sus composiciones, entre ellos André Breton, Max Ernst o Salvador Dalí.
Como en literatura, su simbolismo fue una reacción para evadirse de la vida social burguesa haciendo uso de símbolos e imágenes recurrentes como adolescentes andróginos, mujeres fatales, criaturas monstruosas, etc. Su estilo se aproxima en algunas ocasiones al exotismo orientalista, a la estampa japonesa o la iconografía hindú, otras a pintores europeos de diversas épocas, pero siempre con un sello muy personal y reconocible. La pureza de la línea en Moreau se debe a su aprendizaje académico así como a la herencia pictórica que había dejado vigente Ingres. Sus contornos firmes y modelado detallado son típicos de las obras que le caracterizan. Destaca también su particular sentido del color, especialmente llamativo por sus brillos dorados. Técnicamente Moreau fue un experimentador que utilizó recursos tradicionales de línea y color, pero también frotados, rascados, incisiones y todo tipo de técnicas para dotar de una mayor expresividad a su obra.
 

lunes, 13 de agosto de 2018

Eugène Delacroix paintings

EUGÈNE DELACROIX (Charenton-Saint-Maurice, France, 26-4-1798 / Paris, France, 13-8-1863): IN MEMORIAM

Hoy se cumplen 155 años del fallecimiento del pintor romántico francés Eugène Delacroix, quizá el artista más emblemático del movimiento aparecido en el primer tercio del XIX. Adelantado a su tiempo, la huella de su estilo se observa en el posterior impresionismo, sobre todo por su audacia y maestría en la utilización compositiva del color. Cuando comenzó a pintar, el neoclasicismo, con su solemnidad y serenidad, era el modelo a seguir, pero Delacroix se sintió fascinado por las ruinas medievales, la libertad de la obra de Goya, los clásicos barrocos como Rubens, Velázquez o Rembrandt y los renacentistas venecianos. En su interior estimó que el arte no tenía por qué ser tan racional y se encendió en él un deseo de hallar la realidad tras las apariencias. Sus viajes también fueron una influencia: el primero a Inglaterra, donde conoció al paisajista Constable y descubrió que técnica y color pueden provocar efectos psíquicos en el espectador; el segundo al norte de África, a Marruecos y Argelia, quedando deslumbrado por la luz y también el exotismo de sus gentes, con toda su sensualidad y misterio. En su obra se mezcla la fantasía, lo macabro y lo erótico. Delacroix parece valorar más los sentimientos y emociones que los ideales, algo que junto a sus temáticas y el exotismo que desprenden muchos de sus cuadros lo convierten en el paradigma de pintor romántico, al menos en Francia, influyendo notablemente en todo el movimiento a nivel europeo e internacional. Fue uno de los personajes más ilustres de su tiempo, distinguido sucesivamente con tres rangos de la Legión de Honor: Caballero (1831), Oficial (1946) y Comandante (1855). Delacroix falleció de hemoptisis a los 65 años. A su lado, tomándole de la mano, se encontraba su gobernanta desde 1835, Jenny Le Guillou, a quien dejó 50.000 francos y algunas de sus posesiones. Ella murió seis años después y, por voluntad del pintor, fue enterrada a su lado en el cementerio Père-Lachaise.



Reseña biográfica extraída de la página Arte España:

Nacido en Charenton-Saint Maurice, es oficialmente hijo del un ex ministro del Exterior del Directorio y luego prefecto del Imperio, y de la hija del ebanista de Luis XVI, de la cual se dice quedó embarazada del príncipe Talleyrand, posiblemente verdadero padre de Eugène, a quien protegerá en los primeros años de su carrera. 
En 1806 muere su padre y toda la familia debe trasladarse a París donde son acogidos por una de las hermanas de Eugéne. Ese mismo año ingresa en el Liceo Imperial donde comienza sus estudios artísticos, desarrollados durante años.
En 1817 conoce a Théodore Géricault y posa como uno de los náufragos de su espléndida obra La balsa de la medusa. Aquí comienza la relación de admiración y respeto que tendrá el joven pintor por el ya famoso Géricault.
En estos años de estudiante Delacroix visita constantemente el museo del Louvre donde estudia y reproduce los cuadros de los grandes maestros de la pintura, a los que, de una forma u otra, copiará y servirán de inspiración para sus propias obras. Fuera del mundo pictórico Eugène conocerá a los grandes escritores y músicos del momento como Victor Hugo, Stendhal, Baudelaire, Chopin o Paganini; algunos de ellos serán, posteriormente, representados en sus cuadros, demostrando el profundo aprecio que les profesaba.
Dentro de su afán de conocimiento por los grandes artistas, viaja a Inglaterra donde entra en contacto con la pintura colorista y paisajista que luego verá consolidada con su viaje al norte de África, territorio que por su luminosidad llamó su atención y determinó las futuras obras del pintor.
Muere en París en el año 1863 dejando tras de sí una de las más prolíficas carreras pictóricas, llenas de centenas de cuadros que sirvieron de inspiración a otros tantos pintores. 

Su obra

La pintura Romántica francesa posee particularidades que la alejan de la realizada en Inglaterra y Alemania. Así lo demuestran las obras de Delacroix, quien, considerado como el continuador de Géricault y el máximo representante del Romanticismo, coloca en primer plano el gusto por el color y las imágenes exóticas, fruto de sus ya citados viajes por África y del profundo conocimiento de la obra de Constable y Turner, cuyas pinturas le sugieren el uso de barnices gracias a los cuales se obtienen nuevos tonos más vibrantes que aportan una magnífica luminosidad a las composiciones. Será, sin lugar a dudas, el conocimiento de otras tierras y culturas, lo que contribuya a la configuración definitiva del uso de la pincelada y el color del pintor, teorías que verá reflejadas en los estudios que sobre el color haga John Burnet, quien aseguraba que cuanto más construido esté un cuadro mediante el color, más ligero aparece el efecto y más realistas las figuras. Así el color será el centro de toda la obra de Delacroix.
Las figuras humanas que aparecen en sus composiciones poseen una clara influencia de los modelos pictóricos y escultóricos de Miguel Ángel, atribuyendo al cuerpo humano unas proporciones cuasi perfectas en las que resalta cada músculo del cuerpo masculino y los atributos femeninos. Lo que, por el contrario, introduce Delacroix, son las expresiones de sus personajes, quienes conservan ojos llenos de sentimiento, expresiones de dolor y rabia, así como miedo y valentía. Une por tanto en sus personajes realismo y clasicismo, obteniendo armoniosas representaciones de temas históricos y literarios que destacan sobre todo por los detalles y las texturas que podemos casi tocar y oler.
Así la temática elegida por el autor ayuda a la grandeza de sus estructuras: los argumentos elegidos por este gran artista son principalmente dos: los históricos y los ambientados en el mundo oriental representando la realidad, evitada hasta entonces.
Fueron las composiciones históricas las que le aportaron la fama y llevaron a su consagración como pintor.


He aquí algunas de sus obras más célebres:

La barca de Dante (1822)
En esta obra, con Dante y Virgilio en el infierno sobre la barca de Flegias, buscando la ciudad de Dite, destaca la potencia del dibujo y la fuerza plástica de las figuras. La verdadera novedad del cuadro es el uso del color. Con pequeños detalles como las gotas de agua sobre las figuras en primer término, se advierte la atención a los fenómenos naturales, constante en el artista.


La matanza de Quíos (1824)
Este cuadro denuncia la desmesurada violencia ejercida por los turcos contra los griegos. Podemos sentir el dolor que transmiten las figuras sedentes y la altivez del soldado a caballo, satisfecho por la victoria.


La muerte de Sardanápalo (1827)
Duramente criticado en su momento, este cuadro de suicidio colectivo, inspirado en un drama de Lord Byron sobre el antiguo rey asirio, hace gala de una de las más espléndidas combinaciones del color y asímismo llama la atención por la perfección en los detalles en las telas, los objetos, los adornos de los personajes, etc.
  
La Libertad guiando al pueblo (1830)
La más conocida de sus obras reproduce un momento de la Revolución de París del 1830. En él la Libertad es representada por una mujer con gorro frigio alzando la bandera tricolor republicana, mientras que dirige a una muy variada muchedumbre, situada en segundo plano. El primero de los valientes es el mismo Delacroix, quien, como hicieron pintores anteriores, se autorretrató en su obra. El tercero de los focos de atención en la composición son los cuerpos inertes de los guerreros muertos, que, tendidos en el suelo, aportan el contraste junto con aquellos alzados. Gracias a este dualismo, Delacroix consigue una gran sensación de movimiento y dinamismo. 
 
 
Mujeres de Argel en su habitación (1834)
Esta es una obra de gran realismo que conjuga variaciones y matices de color centrados en la figura femenina.


A los acordes del Allegro del concierto nº 2 de J. S. Bach, podemos admirar en el video un resumen de las pinturas de Delacroix, que dejó a la posteridad un legado de más de 900 obras.

domingo, 27 de agosto de 2017

Man Ray (Philadelphia, Pennsylvania, US, 27-8-1890 / Paris, France, 18-11-1976): In memoriam

EL SURREALISTA QUE CONVIRTIÓ LA FOTOGRAFÍA EN ARTE

Hoy es aniversario natal del polifacético artista visual estadounidense Man Ray. Aunque se consideraba a sí mismo un pintor, alcanzó celebridad mundial como fotógrafo, actividad en la que abrió caminos como artista conceptual. Contribuyó a la fundación del dadaismo en su país y fue el primer americano en participar en el movimiento surrealista parisino. También hizo esculturas, películas de vanguardia, fotografías de moda y multitud de retratos y, asímismo, destacó por su insólito trabajo con fotogramas, a los que llamó "rayogramas" en referencia a sí mismo, e inventó el método conocido como solarización, técnica donde la luz entra en el negativo durante el proceso del revelado, provocando fuertes contrastes en los contornos y mostrando las figuras como siluetas. Man Ray liberó a la fotografía de sus funciones netamente documentales, y la elevó a la categoría de arte.

Reseña biográfica fundamentalmente basada en la página xatacafoto:

Si hoy podemos disfrutar cada vez más de la fotografía en los espacios de arte, en parte se lo debemos a uno de esos genios que aplicó el dadaísmo y el surrealismo como vanguardias también en la disciplina fotográfica. Emmanuel Radnitzky, o Man Ray como se le conoce mundialmente, jugó un papel importantísimo en el arte fotográfico: primero porque descubrió que no hace falta una cámara como herramienta para crear fotografías, y segundo porque, gracias a la psicología del retrato y a las connotaciones más allá de la imagen propias del surrealismo, estatuyó que detrás de una estampa puede existir algo más que un bello encuadre.
Primogénito de una pareja de inmigrantes judíos rusos, Emmanuel Radnitzky tenía un hermano y dos hermanas. La familia se estableció en 1897 en Brooklyn, Nueva York, donde el padre ejerció como sastre y en 1912 cambió su apellido a Ray como reacción al antisemitismo imperante en la época. Emmanuel, a quien llamaban Manny, adoptó poco después, el nombre de Man Ray y, mientras estudiaba, aprendió diseño artístico. Tras graduarse decidió, pese a la desaprobación de sus padres, dedicarse a la pintura y ganó dinero como artista e ilustrador comercial mientras esporádicamente recibía clases en la National Academy of Design, comenzando también a frecuentar la galería de Alfred Stieglitz y a asistir a tertulias artísticas de la vanguardia neoyorquina.
En un principio adquirió una cámara fotográfica para reproducir sus obras plásticas, pero su inquietud le conduciría por derroteros que derivaron en que hoy en día tenga su especial hueco en la historia de la fotografía. Con Duchamp y Picabia creó el Dadá neoyorquino, realizando obras experimentales que coqueteaban con todo tipo de soportes para la creación de obra artística. Así es como, tras su instalación en París en 1921, al ver que su obra no encontraba mercado, empezó a crear sus famosos "rayogramas". Son estos creaciones fotográficas realizadas sin la intervención de una cámara. Paradójico el hecho de que adquiriese una cámara para documentar sus otras obras y terminase siendo valorado por una serie de fotografías fruto de esas composiciones abstractas (muy estudiadas, eso sí), donde situaba objetos por contacto en papel sensible a la luz que después era revelado.
En un mundo donde la técnica fotográfica es muy relevante a la hora de valorar a un fotógrafo, que con un simple papel se pueda jugar y crear composiciones que después se han paseado por las galerías y museos más importantes del globo, hace ver la importancia de la idea, del concepto, de la transmisión artística visceral, creativa, imperfecta, despreocupada tal vez como el propio Man Ray, aunque siempre realizada con un sentido.
Ese reconocimiento como artista fotográfico le dio oportunidad de realizar retratos a los personajes más relevantes de la cultura de su época. Al mismo tiempo sigue con sus naturalezas muertas y sus pinturas y esculturas surrealistas cuando el Dadá se fractura y comienza su andadura por el maravilloso mundo del Surrealismo:  "La búsqueda de la libertad y el placer; eso ocupa todo mi arte".
Las mujeres fatales y sus desnudos son recurrentes en su obra. De hecho gracias a la inspiración de su modelo y amante Alice Prin (conocida como Kiki de Montparnasse), nació una de sus obras más emblemáticas, "Le Violon d'Ingres" (1924), que refleja en una sola imagen todo lo que este creador es para el arte. Porque se respira pintura por esa pose que nos traslada inmediatamente al pintor Ingres, tan admirado por Man Ray, pero a su vez nos mete de lleno en ese juego de dobles lecturas, convirtiendo el cuerpo de la mujer en un gran violonchelo por medio de esas dos ranuras añadidas -a semejanza de los oídos o repiraderos del intrumento musical- porteriomente en edición. Idea, inspiración, creación, diseño, fotografía, pintura. 
Fundamentalmente su aportación nos lleva de forma directa a pensar que tras una imagen hay una idea detrás. Man Ray no fue un documentalista, fue un creador, y como tal, su legado nos hace reflexionar en torno a lo que debemos ver más allá de una imagen. "Le Violon d'Ingres" podría haberse quedado en un simple y bonito retrato de desnudo si no llega a jugar con el concepto de elevarlo a otro nivel.
Esa es la gran aportación de Man Ray, amén de sus solarizaciones y rayogramas: la figura del fotógrafo como creador de composiciones inventadas. Elocuencia, humor, sensibilidad, estos son sus personales ingredientes en la práctica de ese tipo de imágenes, en las que, dando vueltas a la inspiración, el artista creó estampas surgidas de sí mismo.
Man Ray se casó en 1913 por primera vez con la poetisa belga Adon Lacroix, de quien se separó en 1919, si bien el divorcio no se formalizó hasta 1937. Después de sus amores con Alice Prin durante casi toda la década de los años 20, en 1929 inició un relación sentimental con la fotógrafa Lee Miller, que le dejó en 1932. A causa de la II Guerra Mundial vivió de 1940 a 1951 en Los Angeles, California, donde conoció a la profesora de danza Juliet Browner, su segunda esposa desde 1946 hasta que él falleció a los 86 años a consecuencia de una infección pulmonar. Ambos residieron en París los veinticinco últimos años de vida del artista. En su tumba en el Cementerio de Montparnasse puede leerse el epitafio "Despreocupado, pero no indiferente".




El siguiente documental breve da cuenta de la trayectoria artística de Man Ray.




"Crear es divino, reproducir es humano" (Man Ray)


Seguidilla, 1919, airbrushed gouache

Kiki de Montparnasse (1920)

Untitled rayograph, 1922

Indestructible object (1923-1933)

Le violon d'Ingres (Kiki de Montparnasse), 1924

Place de la Concorde, Paris, 1926

Noir et blanche (Kiki de Montparnasse), 1926

Femme aux cheveux longs, 1929

Lee Miller (Solarized, 1930)

Le baiser (Lee Miller and Belbourne), 1930

Sleeping woman (Solarization, 1930)

La robe noire, 1930

Legs and garters, 1931

 Composition avec l'oeuf, 1931

Man Ray solarized self-portrait with surreal object, 1932

Larmes de verre, 1932

A l'heure de l'observatoire, les amoureux (1936)

 Two models for Harper's Bazaar, 1937. Dresses by Chanel

Peinture de chevalet, 1938

La fortune, 1938



jueves, 4 de mayo de 2017

Keith Haring Tribute

GRAFFITI COMO ARTE POPULAR

Recordamos al desaparecido artista gráfico Keith Haring en su aniversario natal con este video-resumen de su obra.

lunes, 31 de octubre de 2016

Ignacio Zuloaga - Pinturas

IGNACIO ZULOAGA (Éibar, País Vasco, España, 26-7-1870 / Madrid, España, 31-10-1945): IN MEMORIAM

Tal día como hoy hace setenta y un años falleció el pintor español Ignacio Zuloaga, el más universal de los artistas vascos. Viajero pero de mentalidad tradicionalista, destacan en su obra retratos de costumbres y paisajes genuinamente españoles:  mujeres con mantillas, abanicos, flores y trajes de volantes, toreros de luces o tipos y panorámicas castellanas, territorios con los que se sintió muy identificado. Su visión de España le aproxima a la generación literaria del 98: muestra la decadencia de las ciudades, el deseo de la vuelta a la tierra y el paisaje yermo, en busca de una autenticidad e identidad nacional. En muchos de sus lienzos, mezcla de sobria austeridad, nobleza y pesimismo, recurrió a los pueblos y sus tradiciones y a los campesinos, retratados como personajes solemnes, hieráticos y atemporales. En sus paisajes, su técnica fuertemente empastada, la estructura de sus planos, el dramatismo y el estudio de la luz son fruto de una interpretación personal de gran energía y vigor expresivo; en sus retratos, a fin de expresar mejor el carácter del personaje, sacrifica detalles, rasgos o delicadezas para subrayar el gesto, la acción o la mirada. Triunfador internacionalmente desde principios del siglo XX, sus cuadros se exponen hoy en muchos lugares del mundo y, particularmente, en los museos españoles a él dedicados en Castillo de Pedraza (Segovia) y en Zumaya (Guipúzcoa).
Ignacio Zuloaga Zabaleta nació en el seno de una familia de cuatro generaciones de artistas y artesanos. Aunque en principio su padre, damasquinador de oficio, quería que estudiase ingeniería minera, a él le tentaban más el dibujo y la pintura, por lo que, superado un resentimiento pasajero, recibió de su progenitor una primera formación básica. Muy joven abandona Éibar y marcha a Madrid para estudiar en el Museo del Prado a los grandes maestros del Siglo de Oro español. Despues de sucesivas estancias en Roma y Londres recala en 1889 en París, donde se introduce en los círculos culturales y artísticos más prominentes y cosmopolitas. Atraído en un primer momento por la pintura impresionista, se relaciona con varios de los pintores de esta tendencia y con los artistas catalanes de Montmartre.
Desde 1893 a 1898 trabaja en Andalucía y reside en Sevilla. Fascinado por la imaginería popular, plasmó en sus cuadros figuras de la tauromaquia o bailarinas de flamenco; más tarde eligió como tema de sus pinturas diversas escenas de la vida cotidiana, a menudo festivas o religiosas, que plasmó con una paleta oscura de pincelada larga y segura, fuertes dosis de realismo y un gran sentido dramático. En 1898 halla en Segovia las raíces profundas de sus maestros de El Prado. Va a trabajar en esa ciudad castellana dieciséis años y en su estilo pueden observarse las huellas del influjo de El Greco, Ribera, Velázquez y Goya. En 1898 contrajo matrimonio con la francesa Valentine Dethomas, con quien tendría una hija (1902) y un hijo (1906). 
Tras diversas exposiciones en ciudades europeas de Bélgica y Alemania, su nombre empieza a cobrar relieve. En 1902 es declarado socio de la Nacional de Bellas Artes de París. Se le han abierto las puertas de Europa y sus cuadros continúan exponiendose en París, Burdeos, Munich, Budapest o Berlín. En 1909 envía cuadros a los Estados Unidos, será la primera de las cuatro exposiciones en que triunfará. La última, de 1924 y 1925, por varios estados de la Unión y, finalmente, la de Cuba es apoteósica. Mientras, es aplaudido en Nueva York, México, Argentina y Chile, ya tiene el gran premio de Venecia (1903), el del rey de España (1907) y el del rey de Italia en Roma (1911). Ha colgado cuadros en los más importantes museos estatales, se los han comprado exigentes coleccionistas y ha sido solicitado para realizar retratos. En 1914 adquiere una propiedad en Zumaya (Guipúzcoa), cerca de Éibar, que convertirá en vivienda, taller y museo. Muy cotizado, sus obras están bien esparcidas por Europa: de San Petersburgo a Budapest, de Berlín a Triste. Finalmente, con el fin de inaugurar el nuevo edificio del Círculo de Bellas Artes en 1926, realiza una gran exposición en Madrid, a la que asistió el rey Alfonso XIII. Convertido en el mejor retratista de España, deja a la posteridad famosos retratos como los del Duque De Alba, Gregorio Marañón, Miguel de Unamuno, Ramón Pérez de Ayala, Manuel de Falla, Ramón del Valle-Inclán o José Ortega y Gasset, además de hermosos cuadros de paisajes.
Al instaurarse la Segunda República Española en 1931 y ser el pintor el español más conocido internacionalmente, le nombran sin su consentimiento presidente del patronato del Museo de Arte Moderno, una forma de desagravio por el trato elusivo que le dispensaron durante tantos años. Al igual que muchos de sus amigos de las generaciones del 98 y del 14, su ideario cosmopolita y pro-republicano no impidió que a partir de la revolución de 1934 fuera atemperando sus simpatías izquierdistas. Al comenzar la guerra civil se encontraba en París, regresando a Zumaya para acompañar a su familia y tratar de evitar el expolio de su museo. Se mantuvo neutral hasta la destrucción de su villa natal de Eibar en abril de 1937; al creer que ésta había sido obra de los milicianos en su retirada, decidió marchar a París, desde donde él y su hijo comenzaron a apoyar al régimen de Franco, cuyo retrato pintó en 1940. Un cambio de postura que fue paralelo al que tuvieron sus amigos Unamuno, Baroja, Ortega y Gasset, Marquina, Pérez de Ayala, Marañón y Sert, entre otros que pasaron del republicanismo a avalar el franquismo. Zuloaga tenía una obvia percepción conservadora y tradicionalista de España. Por otra parte era francófilo y le horrorizó la invasión alemana del país vecino.
En sus últimos años Zuloaga se dedicó especialmente a pintar para si mismo bodegones y paisajes, realizando retratos de personalidades como forma de ganarse la vida. El pintor falleció a los 75 años durante un viaje a Madrid.


Auto-retrato, 1942

Video resumen de la obra de Zuloaga con el fondo musical de la Danza lejana (segundo movimiento de "Noches en los jardines de España") de Manuel de Falla, en interpretación de orquesta con la pianista Alicia de Larrocha.

domingo, 12 de junio de 2016

Egon Schiele pantings

EGON SCHIELE (Tulln an der Donau, Imperio Austrohúngaro, 12-6-1890 / Viena, Imperio Austrohúngaro, 31-10-1918): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del pintor austriaco Egon Schiele, una de las grandes figuras del expresionismo pictórico. Considerado como uno de los dibujantes más dotados, sus primeras obras fueron deudoras de Gustav Klimt y del modernismo alemán, aunque pronto afirmó un estilo muy personal de grafismo intenso y nervioso, de acusada sexualidad, que escandalizó a los burgueses de su época y fue despreciado como obsceno por la oficialidad. La extremada elocuencia de sus retratos, que constituyen la mayor parte de su extensa producción, expresa, de forma desgarradora, el sufrimiento humano y la tristeza: rostros demacrados, cuerpos mortificados, erotismo atormentado. También sus paisajes, bastantes de ellos 'a vista de pájaro', comunican efectos de soledad y melancolía. Cuando comenzaba a alcanzar la celebridad  falleció con tan sólo 28 años. Sus creaciones, que gozan hoy de reconocimiento universal, constituyen una magnífica muestra del estilo expresionista.

Biografía procedente de la página del Museo Guggenheim de Bilbao:

Egon Schiele nace en 1890 en la pequeña ciudad de Tulln, en la Baja Austria, en el seno de una familia burguesa ligada al funcionariado. Se cría con sus dos hermanas, Melanie (1886−1974) y Gertrude (1894−1981).
Ya en su etapa escolar, Schiele dibuja con profusión. En el instituto de Klosterneuburg, el pintor Max Kahrer es uno de sus primeros promotores y le enseña diversas técnicas artísticas.
Debido a su mal rendimiento escolar, su madre decide sacarlo de la escuela antes de tiempo. Su talento para el dibujo le lleva a seguir una carrera artística.
En octubre de 1906, casi dos años después de la muerte de su padre, supera el examen de ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena. Su profesor es el pintor de historia Christian Griepenkerl.
En 1909, participa en la Internationale Kunstschau (Muestra Internacional de Arte), donde se rinde homenaje a Gustav Klimt y en la que Oskar Kokoschka hace su debut. La obra de Schiele aún está bajo el influjo de Klimt y del Jugendstil vienés.
Como protesta contra su profesor, funda con algunos de sus compañeros de clase y otros que compartían ideas afines el Neukunstgruppe (Grupo de Arte Nuevo). En 1909, abandona la Academia. Con ocasión de la primera exposición del Neukunstgruppe, Schiele conoce al influyente crítico de arte Arthur Roessler.
En 1910, se produce el cambio de rumbo artístico hacia el Expresionismo: con su nuevo cromatismo expresionista, Schiele se rebela tanto contra el naturalismo como contra el dominante Jugendstil vienés; en su obra emergen con enorme brío nuevos temas, como el desnudo erótico, las mujeres encintas y, sobre todo, el autorretrato.
En 1911, conoce a Walburga ("Wally") Neuzil, que será su modelo favorita y su compañera hasta que el artista se case en 1915 con Edith Harms.
Su carrera artística se ve interrumpida cuando, en abril de 1912, se dicta su prisión preventiva: se le inculpa de pederastia y secuestro de menores. Las acusaciones acaban por mostrarse infundadas, pero Schiele ha de permanecer 24 días en prisión: el artista plasma esta experiencia traumática en la famosa serie de la cárcel.
En junio de 1915, un año después de estallar la Primera Guerra Mundial, es destinado a Praga tras un segundo reclutamiento. Ese mismo mes se casa con Edith Harms, hija de una familia acomodada.
Desde finales de 1915, su arte expresionista cede ante un mayor acercamiento a lo natural, lo que se refleja especialmente en sus desnudos femeninos y retratos, cada vez más realistas.
Tras la inesperada muerte de Gustav Klimt a principios de 1918, Egon Schiele es considerado como su legítimo heredero en la escena artística de Viena.
En marzo de 1918, logra el éxito económico a raíz de la exposición 49ª de la Secesión vienesa: el artista obtiene lucrativos encargos de retratos y también aumenta la demanda de sus desnudos eróticos.
Algunos días antes de finalizar la guerra, el 28 de octubre de 1918, la esposa de Schiele, Edith, que estaba embarazada, muere por una devastadora epidemia de "gripe española". Tres días después, fallece Egon Schiele de la misma enfermedad.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Georges Seurat paintings

GEORGES PIERRE SEURAT (Paris, France, 2-12-1859 / Ibídem, 28-3-1891): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del pintor francés Georges-Pierre Seurat, uno de los máximos representantes del neoimpresionismo. Rechazando el efecto borroso de las pinturas impresionistas, realizadas con pinceladas irregulares, inventó la técnica más científica del puntillismo, donde las formas se construyen a partir de la aplicación de muchos pequeños puntos de colores puros sobre un fondo blanco. En general, su obra se caracteriza por sus figuras hieráticas, lo que estableció las premisas de lo que más tarde sería el fauvismo y el cubismo.
Hijo de un policía, Georges-Pierre Seurat ingresó a los dieciocho años en la Escuela de Bellas Artes de París, donde estudió durante un año para abandonarla insatisfecho tras visitar la cuarta exposición impresionista, donde le fascinaron las obras de Pissarro, Degas y Monet. Después de prestar un año de servicio militar en Brest, volvió a París y se dedicó a perfeccionar su técnica en el dibujo además de seguir las teorías acerca de la luz y el color inspiradas en el clasicismo de Ingres. Más tarde participó en la fundación del Salón de Artistas Independientes, que agrupaba pintores de nuevas tendencias como el neoimpresionismo o puntillismo, corriente de la que fue el iniciador. Seurat llevó al límite la experiencia impresionista y, en lugar de reproducir los efectos de la luz, empezó a pintar mediante toques aislados y a plasmar las formas reducidas a sus características esenciales. El estudio científico del color y la sistemática división de las tonalidades cromáticas fueron los principios básicos que inspiraron la metódica búsqueda de los autodenominados pintores neoimpresionistas o puntillistas. Estos artistas llevaron a sus últimas consecuencias los planteamientos que, de modo más intuitivo, habían desarrollado los impresionistas.
Seurat fue el fundador de la teoría del divisionismo, término que aludía a la división del color, pues no se mezclan los colores en la paleta; sólo se usaban los colores básicos, produciéndose la mezcla en la retina del espectador. Para ella aprovechó los postulados impresionistas, depurándolos y extremando el rigor científico. Entabló amistad con Paul Signac (pintor que compartía sus ideas y que se sumaría al puntillismo) cuando presentó Baño en Asnières (1884), la primera de sus seis grandes obras, seguida posteriormente por Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (1986), Las modelos (1888), La parada (1889), El chahut (1890) y El circo (1991). En 1885 se les unió Camille Pissarro; los tres pintores formaron el núcleo del grupo que sería luego conocido con el nombre de neoimpresionistas o puntillistas. Al igual que los impresionistas, buscaban expresar las calidades esenciales de la luz y el color, pero a pesar de apuntar a objetivos similares, estos dos movimientos pictóricos se contraponían: Los impresionistas pretendían captar el momento fugaz, su transitoriedad, sus matices cambiantes; los puntillistas reaccionaron contra esta fugacidad y, en vez de una aproximación instintiva, de unos procedimientos más o menos improvisados, ellos querían encontrar una técnica razonada, normativa, perenne, para conceder finalmente la mayor importancia a la composición, que había de ser meticulosa en extremo. No obstante, la influencia del puntillismo fue amplia, pero de corta duración, pues lo estricto de las reglas chocaba con la sensibilidad propia de cada artista. Aun cuando el puntillismo fuera rápidamente abandonado, obtuvo muchos logros, entre los que se cuenta el de propiciar la creencia de que el arte debía apoyarse en el conocimiento científico, idea que, de algún modo, condujo al nacimiento del cubismo y del arte abstracto.
Georges Seurat mantuvo una relación con su modelo Madeleine Knobloch, de la que nació un hijo en febrero de 1890. Un año más tarde el pintor falleció de difteria a la edad de 31 años. Su hijo murió de la misma enfermedad dos semanas después. Madeleine, por entonces embarazada, daría a luz un segundo hijo que también murió.



lunes, 9 de noviembre de 2015

Julio Romero de Torres - Pinturas

JULIO ROMERO DE TORRES (Córdoba, España, 9-11-1874 / Ibídem, 10-5-1930): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del pintor español Julio Romero de Torres. Abanderado de un romanticismo ciertamente trasnochado en la actualidad pero muy del gusto de su tiempo, en toda su pintura conjugó las influencias modernistas con los aires típicos de su tierra andaluza. Hizo, además, especial hincapié en los sentimientos trágicos y legendarios propios de la religiosidad y la cultura de sus paisanos, lo que explica la inmensa popularidad de que gozó tanto en vida como muchos años después de haber desaparecido. Los hogares más populares de la España rural exhibieron durante mucho tiempo reproducciones de las principales obras de Romero de Torres, casi siempre decorando las extensas páginas de unos enormes almanaques. Su recuerdo quedó vivo, además, en coplas y tonadillas folclóricas, y se hizo presente durante algún tiempo en las ilustraciones de sellos y papel moneda. En la actualidad, una buen parte de su obra  puede contemplarse en la Casa Museo que la ciudad de Córdoba ha dedicado a uno de sus artistas más universales. 
Hijo de Rafael Romero Barros, pintor y director-fundador del Museo Provincial de Bellas Artes en Córdoba, quien le inició en el sendero de la pintura desde muy temprana edad, cursó estudios en el Instituto Góngora y en 1884 se matricula en el Conservatorio de Música para estudiar solfeo. Paralelamente inicia clases de dibujo y pintura con su padre, aprendiendo de los maestros Sorolla y Fortuny,  de los que tomó la técnica impresionista y la temática costumbrista. De 1890 es su primera obra conocida y fechada, La huerta de Morales. En 1895 pinta ¡Mira qué bonita era! que presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes donde obtiene una Mención Honorífica y en 1897 con Conciencia tranquila opta a una beca para la Academia de España en Roma, que no consigue. En 1899 contrae matrimonio con la corbobesa Francisca Pellicer López con la que tendrá tres hijos. Ese mismo año, obtiene una plaza de auxiliar gratuito de Colorido y Composición en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba. Su integración en la vida cultural de su municipio va consolidándose en torno a la Academia de Ciencias, Nobles Artes y Bellas Letras, al Ateneo y a la Sociedad Económica de Amigos del País, y con la asistencia a las diversas tertulias literarias y artísticas que se celebraban en la ciudad.
En torno a 1900 su paleta alcanza uno de los momentos de más intenso luminismo de toda su producción. La luz y el color, junto a un detallado estudio de la figura femenina y la vegetación, serán protagonistas esenciales de pinturas como La siesta, Pereza andaluza, Patio cordobés, Jardín de Córdoba, Mujer a la puerta de un jardín o Mal de amores. En ella se pueden distinguir dos etapas bien diferenciadas, la de juventud. que se prolonga hasta 1907, y la de madurez, desde ese año hasta su fallecimiento. Durante la primera, su obra recibe las influencias de las corrientes pictóricas de finales del siglo XIX, como el realismo social, el impresionismo y el modernismo simbolista. En 1907, con la obra Nuestra Señora de Andalucía inaugura su etapa de madurez y su estilo queda practicamente definido con Musa gitana, su primera medalla en la Exposición Nacional de 1908. A este certamen también presentará Amor sagrado y amor profano. Estos y otros lienzos contienen ya los elementos estéticos que van a caracterizar su obra: el profundo simbolismo y sus argumentos alegóricos, la precisión de las formas, el dominio del dibujo, el deslizamiento de la tenue luz sobre las figuras, la supresión de la dureza del contraste, el artificio poético de los escenarios, el miniaturismo de los fondos idealizados, la morbidez de los cuerpos femeninos, las hábiles veladuras y la ondulación de los pliegues de los ropajes. De sus viajes a Roma en 1906 y 1908 absorbió influencias de la pintura renacentista italiana. 
En sus estancias en Madrid se relaciona con artistas e intelectuales y en 1910 participa en las Exposiciones Internacionales de Pintura Española que se celebran en Buenos Aires y en Santiago de Chile. Ramón del Valle Inclán pronuncia una serie de conferencias en la capital argentina en las que presenta a Julio Romero de Torres como primer pintor español. Aupado por los cánones modernistas vigentes en su tiempo, logró éxitos -no exentos de la controversia crítica que siempre acompañó al enjuiciamiento artístico de su pintura- en varias exposiciones nacionales e internacionales, como las realizadas en Barcelona (1911), Madrid (1912) y  Munich (1913). Pero lo cierto es que en su tiempo fue aclamado por pintores, escritores y contempladores de su obra, quienes celebraban la exaltación de los tópicos nacionales difundidos por la obra de Romero de Torres. Baste con recordar que las monografías de su pintura y los catálogos de sus exposiciones venían autorizados por comentarios elogiosos de autores como Jacinto Benavente, Ramón María del Valle Inclán, Gregorio Martínez Sierra o Santiago Rusiñol.
En 1914, con motivo del estallido de la Guerra Europea, firma el manifiesto de los intelectuales españoles en pro de la defensa de los valores espirituales y a favor de la causa aliada. Nombrado catedrático de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, en 1916 se instala definitivamente en la capital. En lo sucesivo, representó al arte español en diversas exposiciones internacionales en ciudades como París y Londres. Nocturno, La consagración de la copla, La saeta o Cante hondo son obras representativas de este periodo que nos permiten conocer la personalidad del pintor. Sus pinturas se caracterizan por la exaltación de valores tipicamente andaluces y sus tradiciones populares, como el flamenco, la copla o el toreo. Pero, sobre todo, se interesa por los prototipos humanos, siendo la mujer cordobesa la principal protagonista de sus cuadros. Se ha dicho de él que fue el pintor del alma de Andalucía. El artista cordobés pintó numerosas figuras femeninas, mujeres morenas de misteriosa y profunda mirada, envueltas en un halo ensimismado de pasión y sensualidad, en muchas ocasiones alegórico de lánguidas melancolías y perturbadores deseos ocultos. Así ocurre en Retablo del amor, Contrariedad, La niña de la jarra, Naranjas y limones, La nieta de la Trini o La chiquita piconera, su última obra acabada y la más emblemática, resumen de la concepción que el artista tenía de la pintura. Algunos de sus desnudos causaron escándalo en su época.
El Ayuntamiento de Córdoba le nombró Hijo Predilecto de la ciudad en 1922. Romero de Torres participó también de la corriente del cartel como medio de comunicación y realizó una serie de obras en las que se integra en la nueva tendencia (las etiquetas del Anís 'La Cordobesa', carteles de corridas de toros, calendarios de Explosivos Riotinto).
Durante los años 20, su estudio madriñeño fue centro de reuniones y tertulias, visitado incluso por la realeza. En 1928 pinta Viva el pelo, uno de sus lienzos más aclamados, y La Virgen de los Faroles, que es colocada en el retablo de la fachada norte de la Mezquita Catedral. Poco después comienza a sentir los primeros síntomas de una enfermedad que achaca al cansancio, dejando de pintar durante una temporada. Al no mejorar, consulta a los médicos que le diagnostican una grave dolencia hepática y pulmonar y vuelve a Córdoba para residir en la vivienda del Museo de Bellas Artes donde continuaba viviendo su familia. Los últimos homenajes y reconocimientos que recibió no impidieron el progresivo empeoramiento de su enfermedad, que le llevó a la muerte en su casa de la Plaza del Potro el 10 de mayo de 1930 cuando contaba 55 años. Su viuda e hijos donaron al pueblo de Córdoba los lienzos del artista que habían participado en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, para crear un Museo en su memoria.



viernes, 30 de octubre de 2015

Alfred Sisley - Impresiones a orillas del Sena

ALFRED SISLEY (Paris, France, 30-10-1839 / Moret-sur-Loing France, 29-1-1899): IN MEMORIAM

Hoy se conmemora el aniversario natal del pintor británico (nacido y establecido en Francia) Alfred Sisley, considerado uno de los impresionista más puros. Aunque nunca alcanzó el renombre de la mayor parte de sus compañeros del movimiento pictórico al que siempre fue fiel, su obra, poco apreciada en su tiempo, ha ganado en reconocimiento con el paso de los años. Cultivó casi en exclusiva el paisaje, en el cual incluyó a veces figuras humanas, y empleó una gama de color suave y más restringida que la característica de otros impresionistas. Sus lienzos parecen transmitir el sosiego, silencio y tranquilidad del mundo rural francés. Fue un maestro en la captación de los distintos matices de luminosidad del aire, con sensible y delicada plasmación de los cambiantes elementos de la naturaleza en condciones climatológicas diversas. Sisley produjo una copiosa obra de unas 900 pinturas al óleo y 100 al pastel.
Hijo de padres ingleses acomodados, con 18 años viaja a Londres para estudiar comercio, con el objeto de continuar el negocio familiar de sedas. Allí conoce las obras de John Constable, Richard Bonnington y William Turner. De regreso a París en 1861, ingresa en el taller de dibujo y pintura del académico Charles Gabriel Gleyre, donde conoció a Claude Monet y Pierre Auguste Renoir. Los tres abandonan el taller para realizar la totalidad de la obra en plein air buscando transmitir la sensación visual en su estado inmediato.
Sisley dedicó todos sus esfuerzos al paisaje y aportó con su obra una nueva forma de entender el género que nace del conocimiento de la pintura romántica inglesa; se suma a la tradición de los paisajistas franceses y a la del resto de pintores impresionistas, y da lugar a uno de los capítulos más líricos y armoniosos del movimiento. Estudia los efectos de la atmósfera y las transparencias en el agua; el paisaje será su género predilecto.
Participó en los Salones de 1866, 1868 y 1870 en los que presentó diversos cuadros. Su situación económica fue holgada hasta el inicio de la guerra franco-prusiana en 1871, lo que supuso la quiebra del negocio familiar del que Sisley recibía una pensión para poder dedicarse a la pintura. En esos años difíciles, residió en diversas localidades en los alrededores del bosque de Louvicennes; aquí es donde Sisley define su método, caracterizado por la exploración del mismo paisaje en condiciones climatológicas diversas y desde puntos de vista distintos. Algunas de estas obras fueron presentadas en 1874, en la que sería la primera exposición del movimiento impresionista.
Ante la escasa repercusión obtenida por sus cuadros, abandonó París y se retiró en 1880 a la pequeña localidad de Moret-sur-Loing, en la que pasó el resto de sus días trabajando y viviendo en la pobreza. Este último período estuvo marcado por la afirmación de un estilo cada vez más personal, que si bien revelaba afinidades con las concepciones pictóricas de Monet y Pissarro, se distinguía de ellas por la suave armonía del color y un sentido casi arquitectónico de la composición.
Sisley comenzó en 1866 una relación con Eugénie Lesouezec, una bretona residente en París, con quien tuvo un hijo (1867) y una hija (1869). En su último viaje a Gran Bretaña en 1897, la pareja contrajo matrimonio en Cardiff. De vuelta en Francia, el pintor solicitó la nacionalidad francesa, que le fue denegada, por lo que Sisley permaneció británico hasta su muerte a los 59 años, acaecida a comienzos de 1899, pocos meses después de la de su esposa.


Alfred Sisley

Portrait of Alfred Sisley by Pierre-Auguste Renoir (ca. 1875)

El video ofrece una recopilación de obras de Sisley a los acordes del Romanze-Larghetto, 2º movimiento del Concierto para piano nº 1 en Mi menor de Frédéric Chopin.

 

lunes, 10 de agosto de 2015

Documental: La emoción del natural. Vida y obra de Joaquín Sorolla

SOROLLA EN EL PRADO

Resumen del documental dirigido por José Luis López Linares, que recorre la trayectoria artística del pintor valenciano y subraya el carácter extraordinario de la exposición antológica que le dedicó el Museo del Prado en el año 2009.

Joaquín Sorolla paintings

JOAQUÍN SOROLLA (Valencia, España, 27-2-1863 / Cercedilla, Madrid, 10-8-1923): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario del fallecimiento del pintor español Joaquín Sorolla, llamado 'el pintor de la luz'. Vinculado a diversos ismos pictóricos (realismo, impresionismo, postimpresionismo, modernismo, luminismo), se le considera el principal impresionista español, aun cuando respecto a ese movimiento sus pinturas son tardías. No obstante, en ellas reúne la principales características que lo habían definido: el gusto por pintar al aire libre, la búsqueda de lo momentáneo, de lo fugaz, la captación de los efectos de la luz, la ausencia del negro y sus contornos y las pinceladas pequeñas y sueltas. Además de innumerables paisajes, pintó cuadros de temática social y gran cantidad de retratos, destacados por la expresividad de los rostros de sus personajes. En su pintura, donde casi siempre se halla la presencia humana, la gran protagonista es la luz, que hace vibrar los colores y marca el movimiento de las figuras. Entre sus temas más conocidos destaca su dedicación al paisaje costero levantino, que plasma con colores claros y pincelada vigorosa, en resplandecientes imágenes llenas de vida (niños desnudos, mujeres con vestidos vaporosos, sobre un fondo de playa). Su estilo alegre y agradable fue muy valorado en su época. Dejó más de 2.200 obras catalogadas.
Cuando tan sólo contaba dos años mueren sus padres a causa de una epidemia de cólera, y Joaquín Sorolla y Bastida será adoptado por sus tíos, junto con su hermana Concha. Su tío vió muy pronto la habilidad del adolescente Sorolla con el dibujo y a los trece años de edad le inscribió en clases nocturnas para desarrollar su afición. En la Escuela de Bellas Artes valenciana recibe una formación académica entre 1878 y1881.
Con dieciocho años viaja a Madrid y visita el Museo del Prado por primera vez. Le entusiasman especialmente los cuadros de Velázquez, al que se refería como maestro. Con ventiún años obtiene una beca para formarse en Roma, ciudad en la que pasará cinco años con viajes intermitentes a París, donde Sorolla entra en contacto con los impresionistas, y le interesarán especialmente los grupos de artistas que pintan al aire libre. De regreso a Roma, comienza a viajar por distintas ciudades italianas, tomando pequeñas notas de color. En 1887 se instala en Asís y allí empieza a hacer escenas de ambiente valenciano bajo la influencia de José Benlliure y Gil. Es el inicio de su costumbrismo, que repercutirá en gran medida en su futura obra.
Con veinticinco años contrae matrimonio con Clotilde García del Castillo y después de pasar otros dos años en Italia se establecen finalmente en Madrid. Con Clotilde tendrá tres hijos: María Clotilde, Joaquín (que será el primer director del Museo Sorolla) y Elena. Poco a poco el joven pintor se irá abriendo camino y ganando reconocimiento como artista. Viaja habitualmente a París donde toma el pulso del mercado y de las grandes exposiciones internacionales, en las que los cuadros de tema social triunfaban tomando el relevo de la pintura de historia. Allí descubre a los pintores nórdicos y su peculiar tratamiento de la luz, en el que él basará su propia versión del luminismo: se abre su etapa de consolidación. Su paleta va cobrando nuevos matices en su esfuerzo por plasmar la luz. Surgen nuevas temáticas, como el costumbrismo marinero, el que trata de las gentes del mar, o el realismo social, demandado en los certámenes oficiales.
En 1900 llega su gran reconocimiento con la obtención del Grand Prix en la Exposición Universal de París, tras la cual tendrá la oportunidad de participar en diversas exposiciones internacionales en Londres, Munich, Roma o Frankfurt. Se inicia su etapa de culminación, la del Sorolla más brillante, cuyas grandes dotes perceptivas y veloz ejecución producen sus mejores obras, donde la luz es el interés dominante. Obtiene un gran éxito con los retratos, sin embargo, lo que más le gustaba era pintar al aire libre. Durante los veranos se marchaba con su familia a algún lugar de la costa española o el campo, donde aprovechaba para pintar la mayoría de los cuadros que posteriormente llevaba a las exposiciones internacionales.
En 1909 viaja con su familia a Nueva York con motivo de una exposición individual sobre su obra en la Hispanic Society of America, una institución dedicada al estudio del arte y la cultura hispana que sigue existiendo hoy en día. Allí cosecha un gran éxito no sólo con la exposición sino también realizando retratos para la alta sociedad, llegando incluso a retratar al presidente norteamericano William Howard Taft.
Su clamoroso triunfo le permitirá comenzar el proyecto para construir su casa en Madrid, que más tarde se convertirá en museo. Dos años después vuelve a Estados Unidos y allí recibe el encargo de decorar la Biblioteca de la Hispanic Society con un conjunto de paneles sobre las regiones y la vida tradicional española, un proyecto mural de proporciones gigantescas. Para llevar a cabo el encargo pasará ocho años viajando por toda España, documentándose y realizando bocetos y fotografías. Tras años de duro trabajo logrará culminar el proyecto, si bien nunca verá los paneles montados en el espacio definitivo. Este gran esfuerzo afectará a su salud y en 1920 sufrirá una hemiplejia que le impedirá seguir pintando hasta su muerte tres años después.
La memoria de Sorolla continúa hoy viva en su país de origen gracias al extraordinario legado que hicieron su mujer y sus tres hijos al Estado español, que dio lugar a la creación del Museo Sorolla en la que era su casa madrileña. Allí se conserva el conjunto más extraordinario de obras del pintor valenciano.

Joaquín Sorolla, Selfportrait, 1904