En el trigésimoctavo aniversario de su fallecimiento recordamos al cantautor portugués José Afonso (Aveiro, 2-8-1929 / Setúbal, 23-2-1987). Su figura ha pasado a la historia fundamentalmente por ser el autor e intérprete de Grândola, Vila Morena, canción folk que, emitida por Rádio Renascença, sirvió de contraseña para el inicio de la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974, que derrocó al régimen dictatorial salazarista que a la sazón encabezaba el presidente Marcelo Caetano.
La canción, grabada en Francia en octubre de 1971, e incluida en el álbum Cantigas do Maio de José Afonso, publicado en Portugal en diciembre de 1971, había sido estrenada por su autor en un concierto en Santiago de Compostela, Galicia, el 10 de mayo de 1972, y se había hecho popular entre el pueblo portugués.
En una reunión previa al golpe militar, el mayor Saraiva de Carvalho y el capitán Costa Martins acuerdan con el locutor de Emissores Associados de Lisboa João Paulo Dinis la retransmisión de una primera señal a las 22.55 horas del
24 de abril en dicha emisora. Se trataba de la canción "E depois do
adeus", de Paulo de Carvalho, con la que Portugal se había presentado ese año al Festival de Eurovisión, celebrado en Brighton, Inglaterra, el 6 de abril.
Hubo dos motivos para escoger esta señal: el primero es que Emissores
Associados no podía escucharse más allá de un radio reducido a Lisboa y
algunas poblaciones limítrofes. El segundo es que "Grândola vila morena"
no casaba con la programación musical de la emisora, lo que podría
hacer sospechar a la censura del régimen. A las 0.20 del día 25 de abril de 1974 en el programa cultural Limite de Rádio Renascença se emitió Grândola, Vila Morena, que era la segunda y última señal para dar comienzo al movimiento revolucionario. Esta canción se convirtió en un himno símbolo de la revolución y de la democracia en Portugal.
José Afonso, diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 1982, falleció cinco años después a la edad de 57 años. A su funeral en Setúbal asistieron más de 30.000 personas.
Auld lang syne, algo así como "Por los viejos tiempos", antigua balada tradicional escocesa con texto de Robert Burns añadido en 1788, viene utilizándose primordialmente desde hace tiempo inmemorial como himno para despedir cada año finalizado y recibir al nuevo, no sólo en paises anglosajones sino en muchos otros en todo el mundo. La primera gabación comercial de esta canción la efectuó Frank C. Stanley en 1910.
La peculiar versión que aquí se muestra corre a cargo de Voces para la Paz (Músicos Solidarios), con orquesta dirigida por Andrés Salado y la participación especial de un coro de sordomudos, que incluye niños, empleando su lengua de signos. Esta asociación de ayuda humanitaria, fundada en 1998 por Juan Carlos Arnanz Villalta, año tras año ofrece conciertos en Madrid. Está compuesta por músicos de las principales orquestas y coros de España,
que utilizan la música como medio para recaudar fondos que les permitan
realizar proyectos que contribuyan a la erradicación de la pobreza y a
la mejora de las condiciones de vida de las personas y comunidades más
vulnerables y desfavorecidas en todo el mundo. Gracias a su música se han recogido alimentos o enseres personales y construido carreteras, puentes, escuelas, bibliotecas, dispensarios sanitarios, orfanatos, pozos de agua, sistemas de regadío, etc. en países de Africa, Asia o América Latina.
En esta ocasión reproducimos aquí este fragmento del Concierto de 2014 para despedir el 2023 y dar la bienvenida al Nuevo Año 2024. En todo caso no queremos dejar de mencionar los crímenes de guerra, la terrible destrucción y la infame situación a que se están viendo sometidas las poblaciones civiles (mujeres, niños y ancianos en su mayoría) de Palestina y Ucrania, respectivamente masacradas por órdenes de los malignos líderes actuales de Israel y Rusia, y expresar nuestro deseo de que algún día éstos respondan ante la Justicia.
¡Paz en el mundo y feliz 2024 a tod@s las personas de buena voluntad!
SUS HEMBRAS PONEN ALMA Y PONEN VIDA EN UN BESO DE PASIÓN
La irrepetible Sara Montiel cumpliría hoy 95 años. La recordamos con esta secuencia de "El último cuplé" (1957) de Juan de Orduña interpretando el pasodoble-marcha Valencia (José Padilla).
En el aniversario natal del gran compositor francés Maurice Jarre recordamos The Paris waltz el tema principal de la banda sonora del film "¿Arde París?" ("Paris brûle-t-il ? / Is Paris burning?", 1966) de André Clement, costosa producción francesa sobre la liberación de París del yugo nazi en 1944, que contó con un reparto multiestelar internacional. La música, a la que puso letra Maurice Vidalin, se convirtió en un gran éxito con el título de "Paris en colère" interpretada por la cantante Mireille Mathieu, quien con ella otuvo su tercer nº 1 consecutivo en Francia.
En el aniversario natal del inefable Maurice Chevalier recordamos esta simpática y peculiar versión de The Yankee Doodle Boy, canción patriótica procedente del musical "Little Johnny Jones" escritopor George M. Cohan y estrenado en Broadway en 1904, que cerraba su álbum Yesterday! (1958).
En su octogésimo aniversario natal recordamos a John Lennon con su primera canción al margen de Los Beatles, Give peace a chance, grabada el 1 de junio de 1969 en una habitación del Hotel Queen Elizabeth en Montreal, Canadá, junto a Yoko Ono y varias celebridades. Bajo el epígrafe de Plastic Ono Band fue publicada en single un mes después y llegó a alcanzar el nº 2 en Gran Bretaña, el nº 14 en Estados Unidos y se convirtió en un hit internacional y en un himno antibélico.
En su discurso a la nación británica del 5 de abril de 2020 referido a la presente crisis sanitaria, la Reina Elizabeth II invocó el espíritu de resistencia de la II Guerra Mundial mencionando la canción We'll meet again (Volveremos a encontrarnos), que, a partir de 1939, popularizó la cantante inglesa Vera Lynn. Con música de Ross Parker y letra de Hughie Charles, su texto compartía un mensaje de esperanza y animaba a todos aquellos que temían no volver a ver a sus seres queridos. Mientras la melodía sonaba insistentemente por la radio, las parejas o familias separadas por la contienda sentían al escucharla la emoción de permanecer unidas en la distancia. Su intérprete se convirtió en 'la novia de las tropas' y la canción en un himno muy popular.
We'll meet again (lyrics)
We'll meet again
Don't know where
Don't know when
But I know we'll meet again some sunny day
Keep smiling through
Just like you always do
'Till the blue skies drive the dark clouds far away
So will you please say hello
To the folks that I know
Tell them I won't be long
They'll be happy to know
That as you saw me go
I was singing this song
We'll meet again
Don't know where
Don't know when
But I know we'll meet again some sunny day
We'll meet again
Don't know where
Don't know when
But I know we'll meet again some sunny day
Keep smiling through
Just like you always do
'Til the blue skies
Drive the dark clouds far away
So will you please say hello
To the folks that I know
Tell them I won't be long
They'll be happy to know
That as you saw me go
I was singin' this song
We'll meet again
Don't know where
Don't know when
But I know we'll meet again some sunny day
No tengo por costumbre ocuparme de política o religión en mi blog. A diario, mis contenidos se atienen a mi personal inspiración estética o a las efemérides artísticas que me interesan. Hoy, sin embargo, apenas transcurridas veinticuatro horas de los horrendos atentados yihadistas de anoche en París, me impongo expresar brevemente una reflexión aquí inusual.
Habitualmente no practico ninguna religión y, aun respetando los credos ajenos, tiendo a desconfiar de quienes lo hacen ostentosamente, particularmente de los fanáticos de las religiones teístas, muchos de los cuales no predican con el ejemplo (ya se sabe, el conocido "a Dios rogando y con el mazo dando"). Me repugna y aterra la idea de utilizar la fé religiosa como arma arrojadiza o el nombre de cualquier deidad para justificar la violencia extrema y eliminar a quienes profesan distintos hábitos o creencias.
No soy francés, pero sí europeo y me enorgullezco de haber nacido y habitar en un país que forma parte del continente que es cuna y origen de la civilización más avanzada del mundo, cuya cultura reconozco como propia. No puedo sino rechazar visceralmente el salvajismo oscurantista y la barbarie abominable de quienes la amenazan y agreden brutalmente invocando ciegas convicciones religiosas. La trágica masacre de ayer es sólo su última y terrible prueba y toda Europa sangra en el centro de París, herida en su corazón.
Ojalá no vuelva a repetirse nunca tamaña atrocidad y las autoridades competentes encuentren el medio de evitar tan evidente riesgo adoptando las necesarias medidas preventivas a tal fin y garantizen a los ciudadanos la convivencia en paz y libertad.
A modo de modesto pero sentido homenaje, dedico esta publicación a las víctimas inocentes de la ominosa crueldad irracional que ningún dios justo toleraría.
En un entorno casi operístico, el tenor francés Roberto Alagna interpreta de forma vibrante el himno nacional de Francia, escrito en 1792 por Rouget de Lisle.