DE SECUNDARIO DE LUJO A REY DE LA SERIE B
Hoy es aniversario natal del actor estadounidense Vincent Price. Refinado, elegante, versátil y de voz peculiar, tras una larga
carrera en cine y teatro se convirtió en uno de los intérpretes de
terror más admirados y respetados de la historia del séptimo arte.
Vincent Leonard Price nació en una familia de posición acomodada. Muy buen estudiante y amante de la
cultura, se licenció en Historia del Arte por la prestigiosa
Universidad de Yale y posteriormente amplió estudios en la Universidad
de Londres. A mediados de los años 30, Vincent ocupó todos sus esfuerzos en
convertirse en actor profesional de teatro, logrando debutar en la capital británica en 1935 actuando con el Mercury Theatre de Orson Welles. Un año después debutó en Broadway junto a Helen Hayes. Con posterioridad fue contratado por la Universal y logró iniciar su
carrera cinematográfica con la película Service de luxe (1938), un
título dirigido por Rowland V. Lee que estaba coprotagonizado por
Constance Bennett. Ese año contrajo matrimonio con la actriz Edith Barrett, con quien tuvo a su hijo Vincent.
Su porte altivo e insinuante, presencia distinguida y sugestiva capacidad vocal, hacían de Vincent Price el villano ideal. Terminando la década de los 30 intervino en La vida privada de
Elizabeth y Essex (1939), de Michael Curtiz, con Bette Davis y Errol Flynn como protagonistas. También se le pudo ver en otra película realizada por Rowland V. Lee,
que llevaba el título de La Torre de Londres (1939) y en la que
aparecían Basil Rathbone y Boris Karloff.
A comienzos de los 40 Price intervino en tres producciones de Universal: El hombre invisible vuelve (1940) de Joe May, la primera incursión de Vincent en el género fantástico, Infierno verde (1940) de James Whale y Siete torres (1940) de Joe May. Después firmó con la 20th Fox y prosiguió su carrera teatral. Películas de esta etapa fueron El hombre de la frontera (1940) de Henry Hathaway, western con Tyrone Power y Linda Darnell, El renegado (1941) de Irving Pichel, drama histórico con Paul Muni y Gene Tierney, La canción de Bernardette (1942) de Henry King, drama religioso con Jennifer Jones, La víspera de San Marcos (1944) de John M. Stahl, drama bélico con Anne Baxter, Wilson (1944) de Henry King, drama biográfico con Alexander Knox, Laura (1944) de Otto Preminger, noir con Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb y Judith Anderson, Las llaves del reino (1944) de John M. Stahl, drama religioso con Gregory Peck, La Zarina (1945) de Otto Preminger, comedia histórica con Tallulah Bankhead, Charles Coburn y Anne Baxter, Que el cielo la juzgue (1945) de
John M. Stahl, melodrama de intriga con Gene Tierney, Cornel Wilde y Jeanne Crain, y El castillo de Dragonwyck (1946), primera película de Joseph L. Mankiewicz, drama de época con Gene Tierney y Walter Huston. Finalizado su contrato con Fox vuelve a trabajar para Universal y otros estudios en La araña (1947) de Michael Gordon, noir con Edmond O'Brien, Ella Raines y William Bendix, Noche eterna (1947) de Anatole Litvak, noir con Henry Fonda, Barbara Bel Geddes y Ann Dvorak, La legión de los condenados (1948) de Robert Florey, thriller de espionaje con Dick Powell y Marta Torén, Los Tres Mosqueteros (1948) de George Sidney, adaptación de la novela de Dumas con Lana Turner, Gene Kelly y June Allyson, Soborno (1949) de Robert Z. Leonard, noir con Robert Taylor, Ava Gardner, Charles Laughton y John Hodiak o Bagdad (1949) de Charles Lamont, film de aventuras exóticas con Maureen O'Hara y Paul Hubschmid. En 1949 se casó con Mary Grant, una diseñadora de vestuario, con quien tuvo a su hija Victoria.
En la década siguiente, Price continuó haciendo papeles secundarios en títulos como La taberna de Nueva Orleans (1951) de William Marshall, film de aventuras con Errol Flynn y Micheline Presle, Las fronteras del crimen (1951) de John Farrow, noir con Robert Mitchum y Jane Russell, o Las Vegas (1952) de Robert Stevenson, noir con Jane Russell y Victor Mature. Por esa época se impuso una efímera moda, producir películas en tres dimensiones. Una de ellas fue Los crímenes del museo de cera (1953), film de terror
dirigido por André De Toth que contaba con el protagonismo absoluto de
Vincent Price. La película fue un éxito, alcanzando Price gracias a ese protagonismo el estatus de estrella. A raíz de esta interpretación Vincent participó en numerosas películas
de terror, algunas de ellas narradas en tono humorístico. Al margen del terror apareció en títulos como Dos pasiones y un amor (1956) de Anthony Mann, melodrama con Mario Lanza, Joan Fontaine y Sarita Montiel, Mientras Nueva York duerme (1956) de Fritz Lang, noir con Dana Andrews, Rhonda Fleming y Ida Lupino, Los diez mandamientos (1956) de Cecil B. DeMille, superproducción bíblica con Charlton Heston, Yul Brynner, Anne Baxter, Edward G. Robinson, Yvonne De Carl y John Derek.
Algunas películas que ayudaron a convertir en leyenda a Vincent fueron La mosca (1958) de Kurt Neumann, La mansión de los horrores (1958) de
William Castle, Escalofrío (1959), también de Castle, o la colaboración
con Roger Corman en las adaptaciones que éste efectuó sobre los relatos
de Poe, con títulos como La caída de la casa Usher (1960), El péndulo de la muerte (1961), Historias de terror (1962), La torre de Londres (1962), El cuervo
(1963), El palacio de los espíritus (1963), La máscara de la muerte roja (1964) y La tumba de Ligeia
(1965). Además apareció en El gran circo (1959) de Joseph M. Newman, con Victor Mature, Red Buttons y Rhonda Fleming, El regreso de La Mosca (1959) de Edward Berns, El amo del mundo
(1961) de William Witney, Diario de un loco (1963) de Reginald LeBorg,
Un trío de terror (1963) de Sidney Salkow, La comedia de los horrores (1964) y La ciudad sumergida (1965), ambas de Jacques Tourneur,
Doctor G y su máquina de bikinis (1965) de Norman Taurog, La casa de las mil muñecas (1967) de Jeremy Summers, Cuando las brujas arden (1968) de Michael Reeves, El ataúd (1969), La carrera de la muerte (1970) y El grito de la muerte (1970), las tres de Gordon Hessler, El abominable Doctor
Phibes (1971) y El regreso del Doctor
Phibes (1972), ambas de Robert Fuest, Matar o no matar, éste es el problema (1973) de Douglas Hickox, Mansión sangrienta (1974) de Jim Clark y en muchos otros títulos que cimentaron su prestigio
como actor. Desde 1957 también trabajó en televisión.
En el último tramo de su vida apareció en Las ballenas de agosto
(1987), un film dirigido por el británico Lindsay Anderson que estaba
protagonizado por antiguas glorias del Hollywood clásico como Bette
Davis, Lillian Gish o Ann Sothern. Uno de los mayores admiradores de Vincent Price es Tim Burton,
quien cumplió un sueño personal al hacerle aparecer en una de sus
películas, Eduardo Manostijeras (1990), último título cinematográfico
de la carrera del actor.
Vincent Price, que además de ser un excelente actor era un experto en
gastronomía y publicó varios libros de cocina, murió el 25 de octubre de
1993 en Los Ángeles de un cáncer de pulmón. Tenía 82 años y en el momento de su muerte estaba viudo de su tercera
esposa, la actriz australiana Coral Browne, con quien se casó en 1974.
Sí, también se le recuerda por muchas películas.
ResponderEliminarSí, lo aprecio en muchas de sus películas! La
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