REALISMO VISIONARIO
Hoy es aniversario natal del novelista francés Honoré de Balzac, máximo exponente del Realismo y considerado entre las grandes figuras de la Literatura universal. A partir de la publicación de su primera novela, inició con incansable determinación una ambiciosa y febril actividad literaria que le llevó años después a configurar con su prolífica escritura un pormenorizado retrato de la sociedad de su tiempo, haciendo aparecer los mismos personajes
en distintos relatos, lo que alcanzó a dar a su obra un sentido unitario: La Comedia Humana (en contraposición a la Divina Comedia de Dante). Balzac es calificado a menudo como fundador de la novela moderna y
su preocupación por el realismo y el detallismo descriptivo (que suele convivir con elementos románticos o visionarios) se halla en
la base de la posterior novela francesa. Tras una vida dedicada a describir las grandezas y miserias de la condición humana, arrastrando problemas económicos, sentimentales y de salud, falleció a los 51 años, dejando una ingente e influyente obra de importancia capital en la historia de la Literatura.
Semblanza biográfica procedente (con algunas modificaciones) de la página El poder de la palabra:
Su nombre original era Honoré Balssa y nació en Tours, el 20 de mayo de
1799. Hijo de un campesino convertido en funcionario público, tuvo una
infancia infeliz. Obligado por su padre, estudió leyes en París de 1818 a
1821. Sin embargo, decidió dedicarse a la escritura, pese a la
oposición paterna. Entre 1822 y 1829 vivió en la más absoluta pobreza,
escribiendo teatro trágico y novelas melodramáticas que apenas tuvieron
éxito. En 1825 probó fortuna como editor e impresor, pero se vio
obligado a abandonar el negocio en 1828 al borde de la bancarrota y
endeudado para el resto de su vida.
En 1829 escribió la novela Los chuanes, la primera que lleva su
nombre, basada en la vida de los campesinos bretones y su papel en la
insurrección monárquica de 1799, durante la Revolución Francesa. Aunque
en ella se aprecian algunas de las imperfecciones de sus primeros
escritos, es su primera novela importante y marca el comienzo de su
imparable evolución como escritor. Trabajador infatigable, Balzac
produciría cerca de 95 novelas y numerosos relatos cortos, obras de
teatro y artículos de prensa en los 20 años siguientes.
En 1832 comenzó su correspondencia con una condesa polaca, Eveline
Hanska, quien prometió casarse con Balzac tras la muerte de su marido.
Éste murió en 1841, pero Eveline y Balzac no se casaron hasta marzo de
1850. Balzac murió el 18 de agosto de 1850.
En 1834 concibió la idea de fundir todas sus novelas en una obra única, La Comedia Humana.
Su intención era ofrecer un gran fresco de la sociedad francesa en
todos sus aspectos, desde la Revolución hasta su época. En una famosa
introducción escrita en 1842 explicaba la filosofía de la obra, en la
cual se reflejaban algunos de los puntos de vista de los escritores
naturalistas Jean Baptiste de Lamarck y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire.
Balzac afirmaba que así como los diferentes entornos y la herencia
producen diversas especies de animales, las presiones sociales generan
diferencias entre los seres humanos. Se propuso de este modo describir
cada una de lo que llamaba "especies humanas". La obra incluiría 150
novelas, divididas en tres grupos principales: Estudios de costumbres,
Estudios filosóficos y Estudios analíticos. El primer grupo, que abarca
la mayor parte de su obra ya escrita, se subdivide a su vez en seis
escenas: privadas, provinciales, parisinas, militares, políticas y
campesinas. Las novelas incluyen unos dos mil personajes, los más
importantes de los cuales aparecen a lo largo de toda la obra. Balzac
logró completar aproximadamente dos tercios de este enorme proyecto.
Entre las novelas más conocidas de la serie figuran La piel de zapa (1831), relatando las vicisitudes de un joven que recibe un pedazo de cuero mágico que satisface cada uno de sus deseos; Eugenia Grandet (1833), donde cuenta la historia de un padre miserable y obsesionado por el dinero que destruye la felicidad de su hija; La búsqueda del absoluto (1834), un apasionante estudio de la monomanía; Papá Goriot (1834), que narra los excesivos sacrificios de un padre con sus ingratas hijas; Las ilusiones perdidas
(1837-1843), novela inicialmente publicada en tres partes, que narra el fracaso de un joven de provincias que viaja a París en busca de la gloria literaria; o La prima Bette (1846), un relato sobre la cruel venganza de una vieja celosa y pobre.
El objetivo de Balzac era ofrecer una descripción absolutamente realista
de la sociedad francesa, algo fascinante para el autor. Sin embargo, su
grandeza reside en la capacidad para trascender la mera representación y
dotar a sus novelas de una especie de suprarrealismo. La descripción
del entorno es en sus obras casi tan importante como el desarrollo de
los personajes. Balzac afirmó en cierta ocasión que "los acontecimientos
de la vida pública y privada están íntimamente relacionados con la
arquitectura", y en consecuencia, describe las casas y las habitaciones
en las que se mueven sus personajes de tal modo que revelen sus pasiones
y deseos.
Aunque los personajes de Balzac son perfectamente creíbles y reales,
casi todos ellos están poseídos por su propia monomanía. Todos parecen
más activos, vivos y desarrollados que sus modelos vivos, siendo esta
superación de la vida un rasgo característico de sus personajes. Balzac
convierte en sublime la mediocridad de la vida, sacando a la luz las
partes más sombrías de la sociedad. Confiere al usurero, la cortesana y
el dandy la grandeza de héroes épicos.
Otro aspecto del extremado realismo de Balzac es su atención a las
prosaicas exigencias de la vida cotidiana. Lejos de llevar vidas
idealizadas, sus personajes permanecen obsesivamente atrapados en un
mundo materialista de transacciones comerciales y crisis financieras. En
la mayoría de los casos este tipo de asuntos constituyen el núcleo de
su existencia. Así por ejemplo, la avaricia es uno de sus temas
predilectos. Balzac demuestra en sus diálogos un extraordinario dominio
del lenguaje, adaptándolo con sorprendente habilidad para retratar una
amplia variedad de personajes. Su prosa, aunque excesivamente prolija en
ocasiones, posee una riqueza y un dinamismo que la hace irresistible y
absorbente.
Entre sus numerosas obras destacan, además de las ya citadas, las
novelas El lirio del valle (1835-1836), César Birotteau (1837), Esplendor y miseria de las cortesanas (1837-1843) y El cura de Tours (1839); los Cuentos libertinos (1832-1837); la obra de teatro Vautrin (1839); y sus célebres Cartas a la extranjera, que recogen la larga correspondencia que mantuvo desde 1832 con Eveline Hanska.
Qué imprescindible semblanza!!!
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