COOP
El actor estadounidense Frank James Cooper, más conocido como Gary Cooper, ganador de un Globo de Oro y dos Oscar al mejor actor, más uno honorífico por su trayectoria profesional, nació tal día como hoy hace 113 años.
Esta (con algunos añadidos) es la semblanza que de él hace la página Biografías y Vidas:
Su padre fue un emigrante británico que llegó a ser juez del tribunal
estatal de Montana. En 1910 viajó con su madre y su hermano mayor Arthur
a Inglaterra, donde estudió en el Dunstable College hasta el comienzo
de la Primera Guerra Mundial. A su regreso a los Estados Unidos trabajó
en el rancho de ganado de su familia durante los años de la contienda.
Estudió en la escuela agrícola del Wesleyan College de Bozeman (Montana)
y en el Grinnell College de Iowa.
Después de graduarse trabajó como guía en el parque
nacional de Yellowstone y como dibujante en el periódico de su ciudad
natal, el Helena Independent, antes de marchar a California en 1924.
Trabajó en los más variados oficios, desde vendedor a fotógrafo, antes
de debutar en el cine gracias a su gran habilidad como jinete. Entre
1925 y 1926 participó como extra en numerosos westerns mudos. Su primera gran oportunidad le llegó con una sustitución de última hora para interpretar un papel secundario en Flor del desierto
(1926), de Henry King, protagonizada por Ronald Colman y Vilma Banky.
La película obtuvo un gran éxito y le proporcionó un contrato como actor
para la Paramount Pictures.
Durante sus primeros
años en el cine mudo compartió cartel con las grandes estrellas del
estudio, sobre todo con Clara Bow, con quien participó en Ello (1927) de Clarence Badger, e Hijos del divorcio (1927) de Frank Lloyd. Entre sus apariciones más memorables de esta época destacaron, también, un pequeño papel en Alas (1927), excelente película de William A. Wellman. Obtuvo
más reconocimiento de la prensa por sus numerosos romances con algunas
de sus compañeras, como la propia Clara Bow o Lupe Vélez, que por sus
cualidades interpretativas, desarrolladas sobre todo en películas
románticas y de acción. Entre ellas destacó El Virginiano (1929) de Victor Fleming, una de sus primeras películas sonoras, considerada por Cooper como su mejor western.
En los años treinta continuó interpretando a héroes taciturnos y románticos en grandes películas como Marruecos (1930) de Josef Von Sternberg, protagonizada por Marlene Dietrich, Las calles de la ciudad
(1931) de Rouben Mamoulian, una historia de gangsters escrita por
Dashiell Hammett o Adiós a las armas (1932) de Frank Borzage, según la novela de Ernest Hemingway. Lejos de caer en el encasillamiento, interpretó
algunos de sus mejores papeles en comedias como Una mujer para dos
(1933) de Ernest Lubitsch, donde formó un extraordinario triángulo
amoroso con Frederic March y Miriam Hopkins. En 1933 se casó con
Veronica Balfe, dama de la alta sociedad de Nueva York.
En esta época rodó Noche nupcial (1935) de King Vidor, Tres sargentos bengalíes (1935) y Sueño de amor eterno (1935), ambas de Henry Hathaway y Deseo (1936), comedia de Frank Borzage, de nuevo junto a Marlene Dietrich.
El secreto de vivir (1936) de Frank Capra, su primera película
para Columbia Pictures, marcó un importante punto de inflexión dentro de
su carrera. Fue nominado por primera vez al Oscar como mejor actor al
dar un nuevo matiz a su clásico personaje de héroe íntegro y firme
gracias a su magnífica interpretación del ingenuo e idealista Longfellow
Deeds, una de las piedras angulares de su carrera como actor. De ese año son también El general murió al amanecer de Lewis Milestone y Buffalo Bill de Cecil B. DeMille. Henry Hathaway volvió a dirigirle en Almas en el mar (1937) y con Ernst Lubitsch repitió en la deliciosa comedia La octava mujer de Barbazul (1938), emparejado a Claudette Colbert.
Fue contratado por Samuel Goldwyn y se convirtió, según el New
York Times, en el actor mejor pagado de Hollywood. Entre sus más
destacados trabajos de esta época dentro del cine de aventuras
destacaron Beau Geste (1939) de Wellman, Policía montada del Canadá (1940) y El forastero (1940) de William Wyler, que cimentaron su leyenda como uno de los grandes intérpretes del cine del Oeste. Juan Nadie
(1941), su segunda colaboración con Frank Capra, dio otra vuelta de
tuerca al tema del hombre común cuya integridad es puesta a prueba por
una sociedad corrupta, esta vez de una forma más oscura y desencantada.
Los primeros años de la década de los cuarenta fueron la época de mayor
esplendor dentro de su carrera como actor. Consiguió su primer Oscar por
El sargento York (1941), de Howard Hawks, historia de la crisis
moral de Alvin York, un pacifista que termina por convertirse en héroe
de la Primera Guerra Mundial. Su extraordinaria interpretación le
convirtió en casi un héroe nacional. En Bola de fuego
(1941), su segunda colaboración con Hawks, realizó una de sus mejores
interpretaciones cómicas al dar vida a uno de los remilgados profesores a
los que la amante de un gángster, interpretada por Barbara Stanwyck,
ayuda en la elaboración de un diccionario de argot. Fue nominado de nuevo al premio de la Academia por El orgullo de los Yankees (1942), de Sam Wood, en la que dio vida al mítico jugador de béisbol Lou Gehrig. Al año siguiente,
Cooper obtuvo su cuarta nominación (tercera consecutiva) al Oscar gracias a Por quién doblan las campanas
(1942) de Sam Wood, adaptación de la novela homónima de Ernest
Hemingway, amigo íntimo de Cooper desde sus comienzos en el cine. Después vendrían Por el valle de las sombras (1944) de Cecil B. DeMille, La exótica (1945) de Sam Wood, Clandestino y caballero (1946) de Fritz Lang o Los inconquistables (1947), de nuevo con DeMille.
En 1944 había formado su propia productora, la International Pictures, y en 1947
fue contratado por la Warner Brothers, convertido en una de las más
grandes estrellas de Hollywood. Durante el rodaje de El manantial (1949) de King Vidor, una
ambiciosa adaptación de la famosa novela de Ayn Rand, se enamoró de su
compañera Patricia Neal. La negativa de su esposa a concederle el
divorcio y su romance con la actriz, llevado con gran discreción,
suponen uno de los puntos más oscuros en su trayectoria personal. Con Neal (y Lauren Bacall) también rodó El rey del tabaco (1950) a las órdenes de Michael Curtiz. Especializado cada vez más en westerns, actúa en Dallas, ciudad fronteriza (1950) de Stuart Heisler y Tambores lejanos (1951) de Raoul Walsh. Consiguió su quinta nominación al Oscar y su segunda estatuilla por Sólo ante el peligro
(1952), de Fred Zinnemann. Considerada su mejor película, cuenta la
historia de un solitario sheriff que debe luchar contra un grupo de
forajidos tras ser abandonado por los habitantes de un pequeño pueblo
del Oeste. Cooper dio lo mejor de sí mismo en una de sus más recordadas
interpretaciones, y Sólo ante el peligro se convirtió en una de
las grandes películas de la historia del género: obtuvo un enorme éxito
de público y la crítica acuñó términos como western psicológico o crepuscular para referirse a él.
Dentro de este género realizó en el final de su carrera algunos trabajos de importancia como Veracruz (1954) de Robert Aldrich, El hombre del Oeste
(1958) de Anthony Mann, El árbol del ahorcado (1959) de Delmer Daves o Llegaron a Cordura (1959) de Robert Rossen. Grandes directores siguieron contando con él en películas como La gran prueba (1956) de William Wyler o Ariane (1957) de Billy Wilder. Su último film fue el thriller Sombras de sospecha (1961) de Michael Anderson. En abril de 1961 fue galardonado por la
Academia con un Oscar honorífico por "sus memorables interpretaciones y
por el reconocimiento internacional que ha conseguido para la industria
del cine". Enfermo Cooper, su íntimo amigo, el actor James Stewart, lo recogió con
lágrimas en los ojos. Poco tiempo después, y a consecuencia de un cáncer
incurable, Gary Cooper falleció en Los Ángeles, convertido en una de
las más grandes leyendas de la historia del cine.
Yo guardo un recuerdo imperecedero de él en "Por quién doblan las campanas". Para mí él es uno de los grandes.
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