LA LOLLO, REINA DEL UNDERWEAR
La actriz italiana Gina Lollobrigida cumple hoy 87 años. Popularmente conocida en su país como 'La Lollo', y sex symbol internacional en los años 50 y 60, su trayectoria ha sido reconocida con diversos galardones como cinco premios David de Donatello (dos de ellos honoríficos) y un Globo de Oro.
Este es su perfil (con algunas modificaciones) según la página Biografías y Vidas:
Aunque sus orígenes fueron humildes, sus inclinaciones
por el mundo del arte le acompañaron desde muy joven. Su padre era
carpintero, pero consiguió que su hija ingresase en la escuela de Bellas
Artes de Roma, donde estudió pintura. Incluso, durante una temporada,
pensó en la posibilidad de ser cantante de ópera, pero la situación
económica de su familia le obligó a trabajar en el mundo de las
fotonovelas, que causaron un auténtico furor en la Italia de la
posguerra europea.
Poseía una belleza rotunda y
potente, muy del gusto de amplios sectores sociales, y en una época en
la que en Italia existía una gran afición a lo que se denominaron las maggiorate,
mujeres de pecho generoso, amplias caderas y ojos deslumbrantes, Gina
estaba dentro de ese grupo, pero no por ello carecía de distinción.
Debutó en el cine con Aguila negra (1946), de Riccardo Freda. Un
año después se presenta al concurso de miss Italia, quedando en tercer
lugar (la ganadora fue Lucía Bosé). Poco a poco va escalando posiciones,
de figurante a starlette, y de ahí a papeles de muchacha seductora y
coqueta.
Su gran éxito se produce cuando el eficiente director francés Christian Jacque le llama para participar en Fan Fan el invencible
(1951), una película de aventuras en el más puro sentido de la palabra,
que obtiene una excelente acogida. Junto a ella, en el principal papel
masculino, se encontraba Gerard Philippe, uno de los galanes y estrellas
por excelencia del cine europeo de aquellos años. Él tenia 29 años
cuando se estrenó la película, y ella contaba con 23. Compusieron una
pareja ideal en la imaginación de un público que deseaba olvidar los
desastres de una guerra que aún no había restañado su heridas. Ese mismo año había sido llamada a Hollywood por el excéntrico pero
inteligente Howard Hughes, que le ofrece un contrato por diez años. Sin
embargo, tras varios meses de espera, Gina decidió volverse a Europa.
Su consagración se produjo cuando rodó Pan, amor y fantasía
(1952), de Luigi Comencini. Era ésta una comedia que dejaría una
secuela, Pan, amor y celos (1954). Lollobrigida era Pizzicarella, la cabeza loca del pueblo, la
cual traía a su vez de cabeza al jefe de los carabineros de la
localidad, papel asumido por un magnífico Vittorio de Sica. Su imagen de
mito erótico se vinculó a esa figura de muchacha campesina, descalza,
exuberante, a la que ella aportaba una dotes de actriz que contribuían a
hacer más divertido su papel, que gozó de gran popularidad. Luigi Zampa la dirigió en La romana (1954), apreciable adaptación de la novela de Alberto Moravia.
Los posteriores fueron sus mejores años. Rodó algunos de sus títulos internacionales más importantes, entre los que cabe destacar La mujer más guapa del mundo (1955), de Robert Z. Leonard, Trapecio (1956) de Carol Reed y Notre Dame de París
(1956) de Jean Delannoy y Anthony Quinn en el papel de Quasimodo.
Cuando el contrato que la ligaba a Hughes venció, la actriz italiana
pudo pensar en volver a intentar la aventura americana. Ante ello había
que ser realista: era una actriz aceptable, que en cierto tipo de
papeles podía ser muy convincente y disfrutaba de simpatía entre el
público, pero su mejor arma estribaba en el físico opulento y la
sensualidad de su belleza. Por esa razón los estadounidenses pensaban en
ella, pero para papeles muy determinados.
Fue la reina en Salomón y la reina de Saba
(1958), de King Vidor, una película que tuvo su particular historia: el
papel de Salomón fue en un principio para Tyrone Power, galán de
reconocido atractivo; pero Power falleció durante el rodaje, y hubo que
volver a comenzar casi todo, esta vez con Yul Brinner como Salomón, en
un rodaje que tuvo lugar en España. De nuevo en su país, en La ley (1959) fue dirigida por Jules Dassin. En Desnuda frente al mundo
(1961), dirigida por Ranald MacDougall, tuvo un papel que se adecuaba
bastante bien a sus posibilidades. Tenía ya 32 años y su belleza iba
ganando en sabiduría lo que podía perder en agresividad. Siguieron otros títulos hollywoodenses o europeos como Cuando llegue septiembre (1961) de Robert Mulligan, Venus imperial (1963) de Jean Delannoy, La mujer de paja (1964) de Basil Dearden, Habitación para dos (1965) de Robert Mulligan, Hotel Paradiso (1966) de Peter Glenville o Cervantes (1967) de Vincent Sherman. De todos modos,
como le ha sucedido a muchos actores europeos (en especial si no son
británicos), sus posibilidades en el mundo de Hollywood nunca llegaron a
cuajar, a pesar de lo que se esperaba de ellos. Buona sera, señora Campbell (1968), de Melvin Frank, sería su último éxito internacional.
Los años setenta situaron su carrera en un punto muerto. Trabajaba, pero
sus títulos no rebasaban lo trivial. Tras No encontré rosas para mi madre (1973), dirigida por el catalán Rovira-Beleta y rodada en España, abandonó el cine durante veintidós años. Fue entonces cuando comenzó a
dedicarse a una actividad que, en cierto modo, enlazaba con sus tiempos
de juventud: había estudiado pintura, y a lo largo de estos años se fue
convirtiendo en una fotógrafa de gran talento y sensibilidad. Aunque su
nombre y relaciones contribuían a abrirle puertas, no se puede negar, a
la vista de sus exposiciones de fotografía, que Gina tiene una finura y
una inteligencia que le permiten no ser exclusivamente una vieja gloria
de un tiempo en que su belleza deslumbraba a los europeos y americanos.
Gina ha hecho también apariciones en televisión como invitada especial en series de gran popularidad, como ha sido el caso de Falcon Crest. Su última intervención cinematográfica destacable fue en Las cien y una noches (1995),
de la directora francesa Agnes Varda.
Gina estuvo casada con Milko Skofic (1949-1971), médico esloveno con quien tendría un hijo, Andrea Milko.
POSDATA
Gina Lollobrigida falleció a los 95 años en Roma el 16 de enero de 2023.
Fantástica ella y fantástica la semblanza!!
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