DURO, ENÉRGICO Y VIGOROSO
El actor estadounidense Kirk Douglas, una de las pocas grandes estrellas de la era dorada de Hollywood que queda con vida, cumple hoy 98 años. Ganador de un Globo de Oro y tres veces candidato a un Oscar que nunca ganó en competición, la Academia le concedió uno honorífico en 1996. Otros reconocimientos honoríficos incluyen un César francés (1980), el AFI Life Achievement Award (1991), un Oso de Oro en Berlín (2001) y un BAFTA británico (2009).
Semblanza biográfica a partir de la página El Criticón:
De nombre real Issur Danielovitz Demsky, sus padres eran inmigrantes bielorrusos de religión judía. En su juventud y a causa de la escasez económica familiar, Kirk tuvo que
trabajar en muchos oficios (entre ellos vendedor de periódicos, botones y luchador) hasta que consiguió pagar la matrícula en la Universidad St. Lawrence, lugar
en el que comenzó a interesarse en serio por el mundo del teatro, dada su temprana vocación de actor desde los días escolares. Más tarde estudió interpretación en la American Academy of Dramatic Arts, donde fue compañero de Lauren Bacall, quien le ayudó en sus comienzos. Otra de sus compañeras de clase fue Diana Dill, que se convertiría en su esposa tiempo después. En 1941, a poco de la entrada de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial, Kirk se alistó en la Marina, licenciándose por heridas de combate en 1944. Con Diana se casó en 1943, matrimonio del que nacieron el hoy famoso actor Michael Douglas (1944) y Joel (1947). La pareja se divorciaría en 1951.
Ya en la vida civil comenzó a labrarse un nombre en el teatro de Broadway. Gracias a la relevancia de sus actuaciones, Douglas firmó un contrato con Hal Wallis y debutó en la película El extraño amor de Martha Ivers (1946) de Lewis Milestone, en la que también aparecían Barbara Stanwyck y Van Heflin. La figura del rubio intérprete no pasó desapercibida para el público y menos lo iba a hacer en sus trabajos posteriores. Siguieron títulos como Retorno al pasado (1947) de Jacques Tourneur, A Electra le sienta bien el luto (1947) de Dudley Nichols, Al volver a la vida (1947) de Byron Haskin, primera película en la que compartió créditos con Burt Lancaster, Murallas humanas (1948) de John M. Stahl, Carta a tres esposas (1949) de Joseph L. Mankiewicz y El ídolo de barro (1949), un film sobre el mundo del boxeo dirigido por Mark Robson que lo convirtió definitivamente en estrella y sirvió para que lo nominasen por primera vez al Oscar.
En los años 50 Douglas se estableció como una de las grandes personalidades de Hollywood. Títulos de diferentes géneros como El trompetista (1950), un film de Michael Curtiz sobre
un músico de jazz, El zoo de cristal (1950) de Irving Rapper, que adaptaba una obra teatral de Tennesseee Williams, Camino de la horca (1951), western de Raoul Walsh, El gran carnaval (1951), sátira al periodismo
sensacionalista dirigida por Billy Wilder, Brigada 21 (1951), película de ambiente policial dirigida por William Wyler que Kirk co-protagonizó con Eleanor Parker o Río de sangre (1952), único western de Howard Hawks
sin John Wayne, fueron espléndidos trabajos en los que las enérgicas habilidades
interpretativas de Kirk se hicieron sentir con vigor escénico. Por su interpretación en el magnífico melodrama Cautivos del mal (1952) de Vincente Minnelli obtuvo de nuevo una nominación al Oscar. En 1954 se casó con Anne Buydens, su actual esposa, con la que tuvo otros dos hijos, Peter (1955) y Eric (1958). Otras películas importantes de esta década fueron 20.000 leguas de viaje submarino (1954), taquillera adaptación de Julio Verne dirigida por Richard Fleischer, La pradera sin ley
(1955), uno de los grandes westerns clásicos, dirigido por King Vidor, Pacto de honor (1955), notable western de André De Toth, Ulises (1955) de Mario Camerini, fantasía mitológica rodada en Italia en la que Douglas encarnaba al héroe homérico, El loco del pelo rojo (1956) de Vincente Minnelli, biografía de Vincent Van Gogh por la que
fue nominado al Oscar por tercera y última vez como mejor actor, Duelo de titanes (1957), exitoso western de John Sturges sobre el famoso enfrentamiento de O.K. Corral en el que se reencontró con Burt Lancaster, Senderos de gloria (1957), film
antibélico dirigido por un joven Stanley Kubrick, cuya producción corrió a cargo de la propia compañía de Douglas, llamada Bryna Productions, la épica Los vikingos (1958) otra vez dirigido por Fleischer, El último tren de Gun Hill (1959) otro western de John Sturges en la línea del dos años anterior, o El discípulo del diablo (1959) de Guy Hamilton, película histórica basada en una obra de Bernard Shaw en la que coincidió por tercera vez con But Lancaster y en la que también aparecía Laurence Olivier.
Ya en los años 60 protagonizó el apreciable drama Un extraño en mi vida (1960) de Richard Quine, junto a Kim Novak. Tras expulsar a Anthony Mann del rodaje del peplum Espartaco (1960), volvió a contratar a Stanley Kubrick para que lo dirigiese, obteniendo la película un gran éxito comercial, además de ayudar a acabar con las listas negras del maccarthismo al rehabilitar el nombre del guionista Dalton Trumbo. Otro excelente western fue El último atardecer (1961) de Robert Aldrich, junto a Rock Hudson y Dorothy Malone. Tambien con guión de Trumbo rodó el western contemporáneo Los valientes andan solos (1962) de David Miller, mientras que Vincente Minnelli contó con él por tercera vez para Dos semanas en otra ciudad (1962), otro drama sobre el mundo del cine. En Tres herederas (1963) realizó una de sus escasas intervenciones en el terreno de la comedia y el magnífico thriller sobre la guerra fría Siete días de mayo (1964) de John Frankenheimer, con un gran reparto multiestelar, le volvió a enfrentar con Burt Lancaster. Otras películas destacadas de ese decenio fueron Primera victoria (1965) de Otto Preminger, con John Wayne, Los héroes de Telemark (1965) de Anthony Mann, La sombra de un gigante (1966) de Melville Shavelson, Ataque al carro blindado (1967) de Burt Kennedy, Mafia (1968) de Martin Ritt o El compromiso (1969) de Elia Kazan.
La siguiente década comenzó con un gran film, El día de los tramposos (1970), el único western que dirigió Joseph L. Mankiewicz, en el que Kirk compartió créditos con Henry Fonda, pero continuó con títulos de menor calidad. Un ya veterano Douglas decidió probar fortuna como director y filmó y protagonizó Pata de palo (1973) y Los justicieros del Oeste (1975). En años sucesivos apareció en La furia (1978) de Brian de Palma, Cactus Jack (1979) de Hal Needham, Saturno 3 (1980) de Stanley Donen, El final de la cuenta atrás (1980) de Don Taylor u Otra ciudad, otra ley (1986) de Jeff Kanew, su última colaboración con Burt Lancaster. Desde los años 80 en adelante compaginó la televisión con la gran pantalla hasta su retirada en 2004, fecha en que murió de una sobredosis de droga su hijo menor Eric. En 1998 Kirk Douglas publicó su autobiografía «El hijo del trapero».
POSDATA
Kirk Douglas falleció el 5 de febrero de 2020 en su residencia de Beverly Hills, California, por causas naturales. Contaba 103 años de edad.
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