EDVARD MUNCH (Løten, Noruega, 12-12-1863 - Ekely, Noruega, 23 de enero de 1944): IN MEMORIAM
Aniversario natal del pintor noruego Edvard Munch, uno de los modelos estéticos
del expresionismo de las primeras décadas del siglo XX. La estilización de la figura, la prolongación de las líneas y, en
ocasiones, el acusado dramatismo y la intensidad cromática, conformaron su
estilo pictórico. Sufrió de muy pequeño la pérdida de sus seres queridos, y el espectro de la
muerte, presente desde su niñez, lo acompañaría durante toda su vida,
convirtiéndose en uno de los temas recurrentes en sus obras. Su pintura se caracteriza por un sentido trágico de la vida y de la muerte y por exteriorizar las sensaciones de angustia y soledad del ser humano. Así, por ejemplo, El grito, su obra más emblemática, es una de las pinturas que más intensamente han reflejado el horror y la desesperación por no encontrar un sentido a la vida. Alejado de todo realismo, el pintor representa el interior de la figura, no el exterior, haciendo participar al paisaje de ese malestar y desconsuelo. Munch murió completamente solo a los 80 años.
Perfil biográfico procedente de la página allpaintings:
Edvard Munch está considerado como el más importante artista de Noruega.
Nació en Løten (Hendmark) en 1863 y falleció en Ekely (Oslo) en 1944.
Munch comienza pintando en un estilo naturalistico convencional, pero en
1884 entra en contacto con las ideas avanzadas de los artistas bohemios
de Cristianía (la actual Oslo) y su estilo se vuelve más libre y
espontáneo. En 1885 visita París por primera vez y alli conoce la obra
de los impresionistas (impresionismo), de los simbolistas y de Gauguin
(postimpresionismo), de quien recibe una fuerte influencia. A partir de
entonces, la pintura de Munch adquiere un carácter simbólico, que se
relaciona con los temores ancestrales, las formas se simplifican y el
color se vuelve no naturalístico. La joven enferma (1885-6, Galería
Nacional de Oslo) es la primera obra en la que Munch muestra su personal
y distintivo estilo, expresando ya un estado psíquico como experiencia
vivida. En 1892 Munch fue invitado a exponer en la Verein Berliner
Künstler (Asociación de artistas de Berlín), pero sus pinturas causaron
tal escándalo que la exposición fue clausurada inmediatamente. Sin
embargo, ese hecho le hizo famoso en Alemania, donde permaneció desde
1892 a 1908. Durante este periodo, Munch concibió una ambiciosa serie de
pinturas, a las que denominó Friso de la Vida, en las cuales reflejaría
la relación entre el amor y la muerte. Este friso se compone de varios
cuadros sobre temas de la mente humana y los estados psíquicos. La
pintura más famosa de la serie es El grito (1893, Galería Nacional de
Oslo), en ella una cara fantasmagórica surge en un espacio de líneas
sinuosas y colores estridentes, concretizando así la angustia de la
soledad que provoca el grito que retumba y conmueve la naturaleza
entera. Otras obras de la serie son: Angustia (1896), Celos (1896), El
beso (1897), La danza de la vida (1897) y Melancolía (1900), todas en la
Colección de Arte del Ayuntamiento de Oslo. En todas estas obras, de
carácter fuertemente expresionista, el color está concebido como
elemento simbólico para reflejar los estados de ánimo, alejándose de
toda descripción objetiva. Munch quería expresar sus propias vivencias
de los estados anímicos, no de la naturaleza en sí. Hacia 1886 Munch se
inició en el aguafuerte, en la litografía y en la xilografía. En esta
última técnica, Munch fue un gran maestro y sus trabajos gráficos, junto
con los de Gauguin, jugaron un papel importante en el resurgimiento del
grabado durante el siglo XX. En 1908 Munch sufrió una profunda
depresión psíquica a consecuencia del exceso de bebida, de trabajo y de
un amor desdichado, por lo que fue internado en una clínica psiquiátrica
en Copenhague durante ocho meses. Una vez recuperado, se trasladó a
vivir a Noruega y recibió el encargo de decorar la Sala de Actos de la
Universidad de Oslo (1910-16). Esta obra se compone de tres murales, La
Historia, El Sol y Alma Mater, cuyo tema es lo que Munch llamó las
grandes fuerzas eternas, donde utilizó un colorido vivo, de carácter
optimista, y formas con una vinculación mayor con la naturaleza
objetiva, pero conservando su carácter expresionista. En 1916 Munch
compró una casa en Ekely, en los alrededores de Oslo, donde pasó el
resto de su vida, llevando una existencia cada vez más solitaria. En los
últimos años los temas de su pintura fueron paisajes, retratos (muchos
de ellos realizados por encargo) y escenas de obreros, a menudo vistos
caminando con dificultad en la nieve. Sin embargo, también realizó
algunas obras con temas característicos de su juventud y ocasionalmente
reavivó en él la pasión y la profundidad de expresión de sus años de
juventud, como en el último de sus autorretratos, Entre el reloj y la
pared (1940-2, Museo Munch, Oslo), en el cual se representa a sí mismo
viejo y débil, pero creando una atmósfera de intemporalidad, casi de
eternidad. En 1944, año de su muerte, Munch donó a la ciudad de Oslo
todas sus obras, 1.200 pinturas, 7.500 dibujos, 18.000 grabados y seis
esculturas, además de documentos y escritos, material que se expone,
casi en su totalidad, en el Museo Munch (inaugurado en la capital
noruega en 1963, coincidiendo con el centenario del nacimiento del
artista). La obra de Munch ejerció una gran influencia en numerosos
artistas, particularmente en Escandinavia y Alemania, donde está
considerado, junto con van Gogh, como una de las fuentes principales de
las que surgió el arte expresionista (expresionismo). La intensidad con
la que Munch comunicó la angustia mental y los estados de ánimo abrió
nuevos caminos para el arte europeo de principios del siglo XX, su
técnica completamente revolucionaria estableció por primera vez una
relación directa entre la idea y su forma pictórica.
Edvard Munch, Self-portrait with burning cigarette, 1895 |
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