HENRI MATISSE (Le Cateau-Cambrésis, Francia, 31-12-1869 / Niza, Francia, 3-11-1954)
Hace 145 años, tal día como hoy, vino al mundo Henri Matisse, pintor
francés líder del fauvismo, primera de las vanguardias artísticas del siglo XX, caracterizada por el uso de pinceladas y colores desmesurados. Esta corriente artística tuvo una duración corta e irregular, pero quienes la siguieron tienen en común la furiosa agresividad emocional con que se ejecuta la pintura y el uso intenso del color en menoscabo del dibujo, la perspectiva o las líneas clásicas del orden antiguo; los cuadros tienen un plano único, herencia de Gauguin.
Matisse hace prevalecer sus emociones en la composición con el uso arbitrario del color, que no pretende registrar la realidad sino reinventarla bajo su punto de vista. Dos elementos son esenciales en su obra: el cuerpo como representación de los sentimientos y la mujer como centro de su universo, vestida o desnuda, tumbada o erguida pero siempre relajada. Las lineas rítmicas y el ornamento también cobran importancia decisiva en sus pinturas, así como la luz del Mediterráneo que aprehendió en sus viajes por España y Marruecos. Para Matisse pintar un cuadro significaba construir con el color.
Informe biográfico procedente de la página El poder de la palabra:
Está considerado como una de las grandes
personalidades en la configuración del arte del siglo XX, maestro a la
hora de expresar sentimientos a través del uso del color y la forma.
Matisse nació en Le Cateau-Cambrésis, en el norte de Francia, el 31 de
diciembre de 1869, en el seno de una familia de clase media. Estudió
derecho en París entre 1887 y 1889. Comenzó a ejercer como abogado; sin
embargo, en 1890, mientras se recuperaba de una apendicitis, se sintió
atraído por la pintura. En 1892 abandonó su carrera de abogado y fue
admitido en la Escuela de Bellas Artes de la capital francesa. Su
primera formación la realizó dentro de la tradición académica y
conservadora, por lo que su primer estilo consistía en una forma
convencional de naturalismo, realizando numerosas copias de los cuadros
de los maestros clásicos. A su vez, estudió el arte contemporáneo, sobre
todo el de los impresionistas, comenzando su propia experimentación,
que le valió una reputación de miembro rebelde en las clases del
estudio. La verdadera liberación artística de Matisse, en términos del
uso del color como configurador de formas y planos espaciales, se
produjo bajo la influencia de Paul Gauguin, Paul Cézanne y Vincent van
Gogh, cuya obra estudió con detenimiento desde 1899 aproximadamente. Más
tarde, entre 1903 y 1904, Matisse se enfrentó a la pintura puntillista
de Henri Edmond Cross y Paul Signac. Ambos estaban experimentando con la
yuxtaposición de pequeñas pinceladas (a menudo puntos) de pigmento puro
para crear fuertes vibraciones visuales de color intenso sobre la
superficie del cuadro. Matisse adoptó esta técnica pero la modificó
aplicando pinceladas más amplias. Hacia 1905 había producido unas
imágenes cuya audacia cromática rompía con todo lo anterior. Entre estas
obras destaca Raya verde (Madame Matisse, 1905, Museo Estatal de Arte,
Copenhague), un retrato con notas expresionistas de su mujer. El título
deriva de la amplia pincelada de verde brillante que define la frente y
la nariz de su esposa. Ese mismo año Matisse expuso junto a pintores de
la misma tendencia como André Derain y Maurice de Vlaminck. Como
consecuencia de esta exposición, el grupo es bautizado como 'les fauves'
(literalmente las bestias salvajes) por su uso estridente del color,
distorsión de las formas y su sentido expresionista en la captación de
emociones. El bodegón representó un papel central en la maduración
pictórica de Matisse. Su primer cuadro fue una Naturaleza muerta con
libros. En 1902, año de ejecución de Las flores amarillas (Madrid, Museo
Thyssen-Bornemisza), atravesaba lo que algunos han calificado como el
periodo oscuro, que acabó en 1904, periodo de obras de enorme energía
que estallaría en las pinturas fauves de 1905. A medida que fue
considerado como el cabecilla del radicalismo artístico, Matisse se ganó
la aprobación de la crítica influyente y de los coleccionistas, como la
de la escritora estadounidense Gertrude Stein y su familia.
Entre
los encargos más importantes que recibió se encuentra el del
coleccionista ruso que le pidió unos paneles murales ilustrando temas de
danza y música, La Música y La Danza (acabados ambos en 1911, hoy en el
Ermitage, San Petersburgo). Sus figuras de bailarines, y, en general,
todas sus figuras humanas, responden, en primer lugar, a la expresividad
de la forma, y sólo secundariamente a los detalles anatómicos. Este
principio se extiende a otros campos como el de las esculturas en
bronce, dibujos y obras en diversos medios gráficos. Matisse, junto al
contenido intelectual, siempre destacó la importancia del instinto y la
intuición en su producción artística. Afirmaba que un artista no tiene
un completo dominio sobre formas y colores, sino que son las propias
formas, líneas y colores los que deben dictar al artista sensible el
modo en que deben ser combinadas. A menudo aludía al gozo que
experimentaba al abandonarse al juego de las fuerzas del color y el
diseño, y explicaba las formas rítmicas pero distorsionadas de muchas de
sus figuras en términos de la revelación de una armonía pictórica
total. Desde 1920 hasta su muerte, Matisse pasó mucho tiempo en el sur
de Francia, sobre todo en Niza, pintando escenas locales de colorido
fluido y brillante. Cuando contaba con una edad avanzada se le encargó
la decoración de la capilla de Santa María del Rosario en Vence (cerca
de Cannes), que terminó entre 1947 y 1951. Durante sus últimos años,
debido a la dificultad a la hora de manejar el pincel y a su estado a
menudo de postración, se entregó al découpage (técnica de papeles
gouacheados y recortados), creando obras de un brillante colorido.
Matisse murió en Niza el 3 de noviembre de 1954. A diferencia de otros
artistas, tuvo un reconocimiento internacional durante su vida, gozando
del favor de los coleccionistas, críticos de arte y de la generación de
artistas más jóvenes. En 1963 se inauguró el Museo Matisse en su ciudad
natal.
Como fondo musical a esta sucesión de imágenes de pinturas de Henri Matisse se puede escuchar la versión disco de la canción "J'attendrai" a cargo de Dalida.
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