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jueves, 18 de abril de 2019

Miklós Rózsa - "Ben-Hur" (1959) [Extracts from the original soundtrack]

MIKLÓS RÓZSA (Budapest, Imperio Austrohúngaro, 18-4-1907 / Los Angeles, California, US, 27-7-1995): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del compositor húngaro Miklós Rózsa (nacionalizado estadounidense en 1946), figura emblemática de la edad de oro del cine de Hollywood. A lo largo de más de sesenta años de dilatada carrera fue autor desde su comienzos de música clásica orquestal o de cámara, si bien es recordado principalmente por sus bandas sonoras para películas, sobre todo históricas. Empero, su filmografía incluye cintas (muchas de ellas clásicos) de diversos géneros, en las que comunmente concentró su talento en orquestar con intensidad los aspectos psicológicos y dramáticos. En los años 40 hizo importantes aportaciones al cine negro y fue premiado con el Oscar por las partituras de los dramas Recuerda (1945) y Doble vida (1947). En los 50 se especializó en grandes epopeyas históricas y bíblicas, para las que compuso grandilocuentes piezas que de algún modo han quedado asociadas para siempre a su estilo musical. Entre éstas se consideran sus obras maestras Ben-Hur (1959), por la que Rózsa ganó su tercer Oscar de un total de diecisiete nominaciones, y El Cid (1961). También ganó un César por la música de Providence (1977).
Hijo de un industrial adinerado y de una pianista, Miklós Rózsa vivió en su infancia en un ambiente proclive a la música. El hermano de su madre era violinista en la Opera de Budapest, y fue quien le animó a probar este instrumento a la temprana edad de cinco años. Cuentan que aprendió a leer notas musicales antes que palabras. Desde niño empezó a tomar clases tanto de piano como de otros instrumentos, como viola y piano, y pronto sus padres vieron que tenía madera de músico y buen oído para la composición. Cuando tenía ocho años tocó por primera vez en público, disfrazado de Mozart, y dirigió una orquesta infantil que interpretó "La sinfonía de los juguetes". Los veranos los pasaba en el campo, en la finca de sus padres, y allí comenzó a amar la música folklórica húngara que tanto influyó en su obra.
Años después, Rózsa sintió que debía salir de su ciudad para aprender más en otros países, por lo que en 1925 decidió iniciar sus estudios universitarios en Alemania, en la Universidad de Leipzig. Tras empezar la carrera de Química (para complacer a su padre), que pronto abandonaría, se inscribió en el conservatorio de la ciudad. Allí estudió composición y música coral, y empezó a desarrollar una gran afición y respeto por la música tradicional germana. Fue en Leipzig donde realizó sus dos primeras composiciones, un trío para cuerda y un quinteto para piano. En 1929 se diplomó cum laude, y tres años después se trasladó a París. Allí seguiría componiendo música de cámara y sus primeras obras de concierto, estrenadas en los primeros años 30, llamaron la atención de críticos y músicos. Pero fue su amistad con el compositor suizo Arthur Honegger lo que acabaría conduciéndolo al mundo de la música de cine. En un concierto con obras de ambos en París, Honegger le explicó que había escrito la partitura para una película, "Los miserables" (1934), un trabajo que impresionó al joven Rózsa cuando lo vio en la pantalla y comprendió las posibilidades de la utilización de música para potenciar las imágenes de las películas.
Sin embargo, no fue hasta su posterior traslado a Londres que su compatriota el productor y director Alexander Korda le propuso componer música original para su producción La condesa Alexandra (1937) que dirigió Jacques Feyder. Satisfecho Korda con el resultado, el productor le pondría en la nómina de su propia compañía, London Films. Sus conversaciones con Muir Mathieson, a la sazón director musical de Korda, le sirvieron de gran provecho en su actividad profesional. Rózsa musicó antes Pánico en la banca (1937) de Marion Gering, una coproducción angloamericana, y, ya para London Films, El divorcio de la señorita X (1938) de Tim Whelan, Las cuatro plumas (1939) de Zoltan Korda, El espía negro (1939) de Michael Powell, y comenzó a trabajar la partitura de El ladrón de Bagdad (1940), film que tuvo tres directores: Michael Powell, Ludwig Berger y Tim Whelan. La II Guerra Mundial obligó a todo el equipo a trasladarse a Hollywood para continuar el rodaje. Rózsa aún no sabía que en adelante permanecería en California el resto de su carrera, pero el éxito de la película (por su partitura obtuvo su primera nominación al Oscar) dio lugar a que le llegasen ofertas de otros estudios como United Artists, así Música inmortal (1941), una biografía de Schubert dirigida por Reinhold Schünzel o Cuando muere el día (1941) de Henry Hathaway (nominada al Oscar). Con la productora de Korda continuó colaborando en Lydia (1941) de Julien Duvivier (nominada al Oscar, lo que hizo a Korda competir consigo mismo por dos películas distintas), Lady Hamilton (1941) del propio Alexander Korda, y El libro de la selva (1942) de Zoltan Korda, por cuya banda sonora fue candidato al Oscar por cuarta vez.
Después Billy Wilder le encomendó musicar su segunda película como director en Hollywood, Cinco tumbas al Cairo (1943), y sucesivamente Rózsa hizo lo propio (entre otras) con Sahara (1943) de Zoltan Korda, Una dama en el Oeste (1943) de George Archainbaud (nominada al Oscar), Perdición (1944) de Billy Wilder (su primera incursión en el noir, nominada al Oscar), Aguas turbias (1944) de Andre de Toth, Canción inolvidable (1945) de Charles Vidor (nominada al Oscar), Sangre sobre el sol (1945) de Frank Lloyd, La dama del tren (1945) de Charles David, Días sin huella (1945) de Billy Wilder (nominada al Oscar) o Recuerda (1945) de Alfred Hitchcock (nominada al Oscar). En esta última una de sus innovaciones fue utilizar un instrumento electrónico, el theremin (o eterófono) en los momentos en que el protagonista masculino tenía sus ataques de amnesia. Sin embargo, a Hitchcock no le gustó la partitura y ambos no se volvieron a ver más. Irónicamente, de las seis candidaturas al Oscar obtenidas por el film, la de mejor banda sonora fue la única que consiguió el premio de la Academia, el primero para Rózsa. Una vez más se dio la circunstancia de que, aquel año, el compositor compitió consigo mismo en la misma categoría, pero en esta ocasión con tres partituras propias, caso único en la historia del Oscar.
Entre sus siguientes bandas sonoras figuran las de Su primera noche (1946) de Richard Wallace, El extraño amor de Martha Ivers (1946) de Lewis Milestone, Forajidos (1946) de Robert Siodmak (nominada al Oscar), Scheherezade (1947) de Walter Reisch, La casa roja (1947) de Delmer Daves, Almas borrascosas (1947) de Robert Siodmak, Pasión en la selva (1947) de Zoltan Korda, El otro amor (1947) de Andre de Toth, Fuerza bruta (1947) de Jules Dassin, La hija del pecado (1947) de Lewis Allen, Secreto tras la puerta (1947) de Fritz Lang, Doble vida (1947) de George Cukor, por la que Rózsa ganó su segundo Oscar, Venganza de mujer (1948) de Zoltan Korda, La ciudad desnuda (1948) de Jules Dassin (partitura compartida con Frank Skinner), Sangre en las manos (1948) de Norman Foster, Sublime decisión (1948) de Sam Wood y El abrazo de la muerte (1949) de Robert Siodmak. A estas alturas el nombre de Rózsa ya estaba totalmente consolidado en Hollywood, y en adelante trabajó para Metro-Goldwyn-Mayer en los siguientes títulos: Soborno (1949) de Robert Z. Leonard, Madame Bovary (1949) de Vincente Minnelli, El Danubio rojo (1949) de George Sidney, La costilla de Adán (1949) de George Cukor (excepto la canción Farewell, Amanda de Cole Porter), Mundos opuestos (1949) de Mervyn LeRoy, La jungla de asfalto (1950) de John Huston, Crisis (1950) de Richard Brooks y La historia de los Miniver (1950) de H.C. Potter.
En la recién iniciada década el mismo estudio le confió sobre todo las bandas sonoras de buen número de películas históricas: Quo Vadis? (1951) de Mervyn LeRoy (nominada al Oscar), Ivanhoe (1952) de Richard Thorpe (nominada al Oscar), La aventura de Plymouth (1952) de Clarence Brown, La reina virgen (1953) de George Sidney, Julio César (1953) de Joseph L. Mankiewicz (nominada al Oscar), Todos los hermanos eran valientes (1953) de Richard Thorpe, Los caballeros del rey Arturo (1953) de  Richard Thorpe, El valle de los reyes (1954) de Robert Pirosh, Beau Brummell (1954) de Curtis Bernhardt, Los contrabandistas de Moonfleet (1955) de Fritz Lang, El ladrón del rey (1955) de Robert Z. Leonard, Astucias de mujer (1956) de David Miller, La ley de la horca (1956) de Robert Wise, Cruce de destinos (1956) de George Cukor o El loco del pelo rojo (1956) de Vincente Minnelli. Para los estudios Universal compuso la partitura de Tiempo de amar, tiempo de morir (1958) de Doulas Sirk.
En el estudio del león alcanzó la cumbre de su carrera con Ben-Hur (1959) de William Wyler, superproducción nominada al Oscar en doce categorías y ganadora en once, una de ellas a la mejor banda sonora para Rózsa, que consiguió con ello su tercera estatuilla de la Academia. Sus dos trabajos siguientes fueron para Samuel Bronston, quien había establecido su productora en España: Rey de reyes (1951) de Nicholas Ray y El Cid (1961) de Anthony Mann, considerada su segunda obra maestra y por cuya banda sonora fue candidato al Oscar por última vez (asímismo lo fue por la canción "El halcón y la paloma", contenida en el film). En adelante fue disminuyendo su ritmo de trabajo, componiendo música para Hotel Internacional (1963) de Anthony Asquith, Sodoma y Gomorra (1963) de Robert Aldrich, El poder (1968) de Byron Haskin (su último film para M.G.M.), Boinas verdes (1968) de John Wayne y Ray Kellogg, La vida privada de Sherlock Holmes (1970) de Billy Wilder (el reencuentro de músico y director después de veinticinco años), El viaje fantástico de Simbad (1973) de Gordon Hessler, Providence (1977) de Alain Resnais, producción francesa por la que ganó el premio César a la mejor banda sonora, Los archivos privados de Hoover (1977) de Larry Cohen, Fedora (1978) de Billy Wilder (la quinta y última colaboración entre ambos), El eslabón del Niágara (1979) de Jonathan Demme, Los pasajeros del tiempo (1979) de Nicholas Meyer, El ojo de la aguja (1981) de Richard Marquand y Cliente muerto no paga (1982) de Carl Reiner.
Retirado del cine tras sufrir un accidente vascular en Italia, país que amaba desde sus trabajos en Cinecittà en los años 50, continuó componiendo (nunca había dejado de hacerlo en su tiempo libre) música de concierto (asímismo, en numerosas ocasiones, había adaptado partituras procedentes de sus películas, convirtiéndolas en suites orquestales).
Miklós Rózsa estuvo casado con Margaret Finlason desde 1943 hasta su muerte. Con ella tuvo dos hijos. El compositor pasó recluido sus últimos años de vida, finalizada a los 88 años.



Una de las más importantes bandas sonoras de cualquier época, Ben-Hur cuenta en su haber con una partitura solemnemente dramática, la más extensa escrita para una película. 

1 comentario:

  1. Monumental esa banda sonora!! Grandioso la selección de escenas y la edición del vïdeo alegórico de Javi!

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