LEYENDA DEL CINE AMERICANO
Tal día como hoy, hace 115 años, vino al mundo el actor estadounidense Spencer Tracy, trascendental intérprete del cine clásico de Hollywood. Dotado de gran talento y versatilidad, se mantuvo como primera figura de la pantalla en cuatro décadas y su naturalidad ante las cámaras ha quedado como un ejemplo de arte dramático en el terreno cinematográfico. Fue nominado por la Academia como mejor actor en nueve ocasiones (compartiendo record con Laurence Olivier) y ganó dos Oscars, además de un Globo de Oro, dos BAFTA y el premio al mejor actor en Cannes. Se le recuerda asímismo por sus nueve películas con Katharine Hepburn, su pareja desde 1941 hasta que falleció.
Nacido en el seno de una familia de clase media, el niño Spence, que habría de personificar muchos personajes marcados por su bonhomía (aunque a principios de su carrera fue caracterizado en diversas ocasiones como gángster), no fue lo que se denomina un santo. Expulsado de más de una decena de colegios por su mal comportamiento,
cambió su conducta cuando alcanzó su adolescencia queriendo incluso
convertirse en sacerdote, pero en vez de cubrir su cuerpo con los
hábitos religiosos lo que hizo fue vestirse de uniforme para alistarse en la marina a los 17 años como
combatiente en la Primera Guerra Mundial. El fin de la contienda llegó sin que Tracy llegase a salir de la base de Virginia donde se encontraba y se dispuso a comenzar sus estudios universitarios. En esta época fue cuando se interesó por primera vez por la
interpretación. Tal interés le llevó a formar parte de la compañía de
teatro del Ripon College en Wisconsin a partir de 1921. Poco después se fue a Nueva York para ingresar en la Academia Americana
de Artes Dramáticas junto a su buen amigo y también futuro actor Pat O'Brien.
Su llegada a la Gran Manzana también supuso su debut en Broadway, la
capital del teatro mundial, en donde conoció a Louise Treadwell, su esposa desde 1923 hasta que él murió y madre de sus hijos John (cuya sordera el católico intérprete siempre consideró un castigo divino por sus comportamiento adúltero) y Susie. En Broadway intervino en varias obras de notable
éxito entre el público y la crítica. Una de ellas, "The last mile", provocó el interés del director John Ford
por las capacidades interpretativas de Tracy. Cuando acabó la función,
Ford le propuso intervenir en la película Río arriba (1930), comienzo
de una larga y fructífera carrera cinematográfica que brilló en cuatro décadas, los años 30, 40, 50 y 60. Sus films más destacados en la primera década fueron Sangre joven (1932) de Frank Borzage, drama criminal con Doris Kenyon; Mi chica y yo (1932) de
Raoul Walsh, comedia romántica con Joan Bennett; Veinte mil años en Sing Sing (1933) de Michael Curtiz, drama carcelario con Bette Davis; Poder y gloria (1933) de
William K. Howard, drama con Colleen Moore; Fueros humanos (1933) de Frank Borzage, melodrama con Loretta Young; La ley del talión (1933) de Irving Cummings, drama criminal con Claire Trevor; María Galante (1934) de Henry King, drama de intriga con Ketti Gallian; La voz que acusa (1935) de Tim Whelan, drama criminal con Virginia Bruce; La nave de Satán (1935) de Harry Lachman, drama con Claire Trevor; Jaque al rey (1935) de Sam Wood, drama criminal con Myrna Loy; Flor de arrabal (1936) de J. Walter Ruben, drama criminal con Jean Harlow; Furia (1936)
de Fritz Lang, drama de intriga con Sylvia Sidney; San Francisco (1936) de W. S. Van Dyke, drama operístico sobre el famoso terremoto de 1906, con Clark Gable y Jeanette MacDonald, que le supuso su primera nominación al Oscar; Una mujer difamada (1936) de Jack Conway, comedia romántica con Jean Harlow, William Powell y Myrna Loy; Capitanes intrépidos (1937)
de Victor Fleming, adaptación de Kipling con Freddie Bartholomew, Lionel Barrymore y Melvyn Douglas, por la que Tracy ganó su primer Oscar, Maniquí (1937) de Frank Borzage, melodrama con Joan Crawford, Piloto
de pruebas (1938) de Victor Fleming, drama junto a Clark Gable y Myrna Loy, a la sazón las estrellas más taquilleras de M-G-M, Forja de hombres (1938) de Norman Taurog, drama biográfico sobre el Padre Edward Flanagan, con Mickey Rooney, por el que fue premiado por segunda vez con el Oscar al mejor actor en año consecutivo, y El explorador perdido (1939)
de Henry King, film de aventuras sobre el encuentro entre Stanley y Livingstone, con Nancy Kelly y Richard Greene.
En la década de los 40 su posición estelar se acrecentó con títulos como Esta mujer es mía (1940) de W. S. Van Dyke, drama con Hedy Lamarr, Paso
al noroeste (1940) de King Vidor, cinta de aventuras, con Robert Young, Edison, el
hombre (1940) de Clarence Brown, película biográfica dirigida por Clarence Brown, Fruto dorado (1940) de Jack Conway, otro comercial film de aventuras con Clark Gable, Claudette Colbert y Hedy Lamarr, La ciudad de los muchachos (1941) de Norman Taurog, secuela en la que vuelve a encarnar al Padre Flanagan, El extraño caso del Dr. Jekyll (1941) de Victor Fleming, adaptación de la novela de Stevenson, con Ingrid Bergman y Lana Turner; La mujer del año (1942) de George Stevens, brillante comedia que supuso su primer encuentro en la pantalla con Katharine Hepburn, con quien formaría pareja en nueve películas (y también en la vida real, pese a que nunca llegaron a casarse debido a las creencias religiosas católicas de Tracy que le impedían divorciarse de su mujer); La vida es así
(1942) de Victor Fleming, basada en una novela de John Steinbeck, con Hedy Lamarr y John Garfield, o La llama sagrada (1943) de George Cukor, drama con Katharine Hepburn. Sus tres siguientes trabajos estuvieron tematicamente relacionados con el conflicto bélico: Dos en el cielo (1943) de Victor Fleming, con Irene Dunne, La séptima cruz (1944) de Fred Zinnemann, con Signe Hasso, y Treinta segundos sobre
Tokyo (1944) de Mervyn Leroy, con Van Johnson y Robert Walker. Después de protagonizar junto a Katharine Hepburn la comedia romántica Sin amor (1945) de Harold S. Bucquet, se marchó a Nueva York para volver al teatro a fin de comprobar "si aún era capaz de actuar", aunque pronto la experiencia escénica le aburrió. En 1946, por primera vez desde sus comienzos en el cine, no se estrenó ninguna película de Tracy. Después apareció de nuevo con Hepburn en Mar de hierba (1947) de Elia Kazan, melodrama con ambiente ganadero en el que también intervenían Robert Walker y Melvyn Douglas; Dos edades del amor (1947) de George Sidney, drama romántico con Lana Turner y Zachary Scott; El estado de la Unión (1948) de Frank Capra, drama político con Katharine Hepburn y Van Johnson; Edward, mi hijo (1949) de George Cukor, drama con Deborah Kerr; La costilla de Adán (1949) de George Cukor, comedia sobre la guerra de sexos, uno de sus mejores trabajos junto a Katharine Hepburn, y Malaca (1949) de Richard Thorpe, film de aventuras con James Stewart y Valentina Cortese.
En los años 50 conoció nuevos triunfos de crítica y público como El padre de
la novia (1950) -su cuarta nominación al Oscar- y El padre es abuelo
(1951), comedias domésticas dirigidas por Vincente Minnelli, con Joan Bennett y Elizabeth Taylor secundándole en el reparto en ambas, e intervino
en el noir El caso O'Hara (1951) de John Sturges, junto a su amigo Pat O'Brien, la comedia La impetuosa (1952) de George Cukor, con Katharine Hepburn y Aldo Ray, el film histórico sobre los aventureros del Mayflower La nave del destino (1952) de Clarence Brown, con Gene Tierney y Van Johnson; la comedia dramática La actriz (1953) de George Cukor, con Jean Simmons y Teresa Wright; el western Lanza rota (1954) de Edward Dmytryk, con Robert Wagner, Jean Peters y Richard Widmark; el magnífico thriller con mezcla de elementos de western y noir Conspiración de
silencio (1955) de John Sturges, con Robert Ryan, por el que fue nominado por quinta vez al Oscar; La montaña siniestra (1956) de Edward Dmytryk, drama alpino con Robert Wagner y Claire Trevor; la comedia Su otra esposa (1957)
de Walter Lang, de nuevo con Hepburn; El viejo y
el mar (1958) de John Sturges, adaptación de Ernest Hemingway por la que fue candidato al Oscar por sexta vez, El último hurra (1958) su reencuentro con John Ford (veintiocho años después) en un drama político que contaba también con Jeffrey Hunter y Dianne Foster en su nutrido y solido reparto.
La década de los 60 trajo consigo el declive de su salud y Tracy dosificó más sus actuaciones: La herencia del viento (1960) de Stanley Kramer, drama judicial con Fredric March y Gene Kelly, con séptima nominación al Oscar para Tracy; El diablo a las cuatro (1961) de Mervyn LeRoy, antecedente de la moda de películas de catástrofe, con Frank Sinatra, y sus tres últimos trabajos, todos bajo la batuta de Stanley Kramer: Vencedores o vencidos (1961), drama sobre el proceso de Nuremberg, con Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Maximilian Schell, Judy Garland y Montgomery Clift, su octava nominación al Oscar; la comedia épica El mundo está loco, loco, loco (1963) con un reparto multiestelar, y, por último, Adivina quien viene esta noche (1967), comedia dramática con Sidney Poitier, Katharine Hepburn y Katharine Houghton, que se estrenó seis meses después de la muerte de Tracy y por cuya interpretación obtuvo postumamente su novena y última candidatura a los premios de la Academia. Spencer Tracy falleció de un ataque al corazón a los 67 años.
(Semblanza biográfica a partir de la página El Criticón)
(Semblanza biográfica a partir de la página El Criticón)
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