Frío en el alma,
dulce en la mano el tacto veleidoso
y un no saber aún tras tantos años
de haber vivido aquí qué es lo que incumbe
a mi espectro, a mi ser, a mi persona.
Qué es lo que estoy haciendo en este mundo
que no sea pasar, desvirtuarme,
tratar de sondear en mi conciencia;
qué tengo yo que ver con ese espejo
lleno de luz, de flores, de distancia
que me lo dice todo
sin aclararme nada,
sin ofrecerme apoyo más valioso
que el reflejarme a mí, la luz, las flores,
y esa distancia tersa, impenetrable
en la que estoy sumido y que soy yo.
Juan Gil-Albert (De Obra Poética Completa, 1981)
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