De no haber muerto a los 34 años, la inefable Jayne Mansfield cumpliría hoy 81.
JAYNE MANSFIELD & MICKEY HARGITAY: LA PAREJA MÁS KITSCH DEL CINE
Jayne Mansfield (19-4-1933 / 29-6-1967) y
Mickey Hargitay (6-1-1926 / 14-9-1006) se conocieron en el 'Latin
Quarter' de Nueva York, donde él actuaba como boy de Mae West. Eso dió
origen a una publicitadísima love story y, a día de hoy, a este álbum
memorialista.
Contratada por la 20th Century Fox, Jayne Mansfield, originaria de un pueblo de Pensilvania, se había convertido en estrella de cine de la noche a la mañana. Su aparición en las comedias "Una rubia en la cumbre" y "Una mujer de cuidado", ambas dirigidas por el talentoso Frank Tashlin, lo propició. En 1956 el director había aprovechado el aún reciente boom Marilyn en la misma compañía para explotar jocosamente el despampanante físico de Mansfield como una parodia hiperbólica de la Monroe. Las espectaculares medidas (102-53-90) de la nueva star dieron pie al novelista Ernest Hemingway para comentar: "Jayne es la única mujer en el mundo que puede ducharse sin mojarse los pies", en alusión al prominente busto de la actriz, que junto a su cabello teñido de rubio platino, se convertiría en marca de fábrica, explotada hasta la saciedad en toda su trayectoria.
Mickey Hargitay era un húngaro que, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, huyó de su país y se estableció en Cleveland. Un día vió a Steve Reeves en la portada de una revista y decidió seguir su ejemplo, dedicándose al fisioculturismo. En 1955 fue elegido Mr Universo. Mae West se fijó en él y lo contrató como uno de lo ocho boys que, tan sólo cubiertos con un taparrabos, exhibían sus espectaculares musculaturas mientras la rodeaban en sus shows.
Terenci Moix, por su parte, sitúa el encuentro de Mansfield y Hargitay en Las Vegas, adonde la primera había ido a presenciar el espectáculo de Mae West. Cuando un camarero del local le preguntó qué deseaba tomar, ella, señalando a Mickey Hargitay, dijo "Un bistec con patatas y ese señor". El encuentro Jayne-Mickey resultó un flechazo, pese a que ambos estaban casados y cada uno tenía un hijo con sus cónyuges respectivos. El escándalo no tardó en desatarse. Hargitay, desoyendo a West, que le reconvino alertándole de los peligros de "esa falsa rubia de Hollywood", confesó publicamente su amor por Jayne, lo que supuso su despido fulminante como West boy. Luego de sendos divorcios y rios de tinta, los enamorados se casaron a comienzos de 1958. Llegarían a tener tres hijos, Miklos, Zoltan y Mariska.
A partir de ahí, alternaron su vida profesional (repleta de exhibicionismo publicitario ante la prensa, escándalos y disputas) con la familiar en su famosa mansión de 44 habitaciones conocida como Pink Palace, en referencia al color fetiche (junto a los objetos en forma de corazón) de Jayne. De su ostentoso delirio ornamental y decorativo, culminado con la famosa piscina heart-shaped que hicieron construir, hay algunas muestras en fotos de este álbum. La casa había pertenecido al actor y cantante Rudy Vallee y tras la desaparición de Mansfield, la compró el cantante británico Engelbert Humperdinck. Finalmente fue demolida en 2002.
En los años 60 la carrera cinematográfica de Jayne Mansfield no hizo más que precipitarse a una decadencia estrepitosa (con un bajón inexorable en su cotización, acabó rodando films de serie Z en Europa), aunque no mermó su afán exhibicionista, ya fuese en películas, sesiones fotográficas o presentaciones en night-clubs. Hargitay actuó junto a ella en "Los amores de Hércules" y "Promises, promises". Tras peleas y reconciliaciones se divorciaron en 1964. Jayne, que había mantenido una agitada y profusa vida sentimental, se casó ese mismo año (por tercera vez) con Matt Cimber (con quien tuvo a su quinto hijo), quien intentó, sin éxito, relanzar su carrera. Se divorciaron al año siguiente.
Contratada por la 20th Century Fox, Jayne Mansfield, originaria de un pueblo de Pensilvania, se había convertido en estrella de cine de la noche a la mañana. Su aparición en las comedias "Una rubia en la cumbre" y "Una mujer de cuidado", ambas dirigidas por el talentoso Frank Tashlin, lo propició. En 1956 el director había aprovechado el aún reciente boom Marilyn en la misma compañía para explotar jocosamente el despampanante físico de Mansfield como una parodia hiperbólica de la Monroe. Las espectaculares medidas (102-53-90) de la nueva star dieron pie al novelista Ernest Hemingway para comentar: "Jayne es la única mujer en el mundo que puede ducharse sin mojarse los pies", en alusión al prominente busto de la actriz, que junto a su cabello teñido de rubio platino, se convertiría en marca de fábrica, explotada hasta la saciedad en toda su trayectoria.
Mickey Hargitay era un húngaro que, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, huyó de su país y se estableció en Cleveland. Un día vió a Steve Reeves en la portada de una revista y decidió seguir su ejemplo, dedicándose al fisioculturismo. En 1955 fue elegido Mr Universo. Mae West se fijó en él y lo contrató como uno de lo ocho boys que, tan sólo cubiertos con un taparrabos, exhibían sus espectaculares musculaturas mientras la rodeaban en sus shows.
Terenci Moix, por su parte, sitúa el encuentro de Mansfield y Hargitay en Las Vegas, adonde la primera había ido a presenciar el espectáculo de Mae West. Cuando un camarero del local le preguntó qué deseaba tomar, ella, señalando a Mickey Hargitay, dijo "Un bistec con patatas y ese señor". El encuentro Jayne-Mickey resultó un flechazo, pese a que ambos estaban casados y cada uno tenía un hijo con sus cónyuges respectivos. El escándalo no tardó en desatarse. Hargitay, desoyendo a West, que le reconvino alertándole de los peligros de "esa falsa rubia de Hollywood", confesó publicamente su amor por Jayne, lo que supuso su despido fulminante como West boy. Luego de sendos divorcios y rios de tinta, los enamorados se casaron a comienzos de 1958. Llegarían a tener tres hijos, Miklos, Zoltan y Mariska.
A partir de ahí, alternaron su vida profesional (repleta de exhibicionismo publicitario ante la prensa, escándalos y disputas) con la familiar en su famosa mansión de 44 habitaciones conocida como Pink Palace, en referencia al color fetiche (junto a los objetos en forma de corazón) de Jayne. De su ostentoso delirio ornamental y decorativo, culminado con la famosa piscina heart-shaped que hicieron construir, hay algunas muestras en fotos de este álbum. La casa había pertenecido al actor y cantante Rudy Vallee y tras la desaparición de Mansfield, la compró el cantante británico Engelbert Humperdinck. Finalmente fue demolida en 2002.
En los años 60 la carrera cinematográfica de Jayne Mansfield no hizo más que precipitarse a una decadencia estrepitosa (con un bajón inexorable en su cotización, acabó rodando films de serie Z en Europa), aunque no mermó su afán exhibicionista, ya fuese en películas, sesiones fotográficas o presentaciones en night-clubs. Hargitay actuó junto a ella en "Los amores de Hércules" y "Promises, promises". Tras peleas y reconciliaciones se divorciaron en 1964. Jayne, que había mantenido una agitada y profusa vida sentimental, se casó ese mismo año (por tercera vez) con Matt Cimber (con quien tuvo a su quinto hijo), quien intentó, sin éxito, relanzar su carrera. Se divorciaron al año siguiente.
El
último amante de Jayne Mansfield fue Sam Brody, un abogado que pereció
con ella en el pavoroso accidente (Mansfield resultó decapitada) en las
carreteras de Mississippi que les costó la vida a ambos en 1967, y del
que salieron indemnes tres de los hijos de la estrella que viajaban en
el asiento trasero del automóvil. Mickey Hargitay se hizo cargo de los
niños y se volvió a casar, a poco más de dos meses del fatal suceso, con Ellen Siano, con quien convivió hasta su muerte a los 80 años.
Jayne Mansfield y Mickey Hargitay, con sus atributos anatómicos
excesivos y sus no menos excesivas comparecencias públicas, celebrada
apoteosis de la vulgaridad y el mal gusto, representan, no obstante, el
último icono reconocible (y aún recordado) del Hollywood clásico.
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