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Hoy se cumplen 95 años del nacimiento de la gran cantante de rancheras, corridos y boleros, que ya en edad avanzada, se convirtió en icono legendario de la música mexicana. De voz grave y profunda, al prescindir de los mariachis en sus interpretaciones, eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación.
Rememoramos su figura con el siguiente texto de la página Biografías y Vidas:
«Isabel Vargas Lizano (San Joaquín de Flores,
Costa Rica, 19-4-1919 / Cuernavaca, México, 5-8-2012). Cantante mexicana de origen
costarricense, su manera particular de implicarse en las letras de las
canciones rancheras y hacerlas suyas y de retar al público desde el
escenario le valieron la admiración de sus seguidores. Temas como Macorina, La llorona, La china y Volver, volver figuraron entre las más apreciadas interpretaciones de su amplio repertorio.
Tras una infancia difícil en Costa Rica, marcada por la
enfermedad, los conflictos familiares y las carencias afectivas, Chavela
Vargas se trasladó a los diecisiete años a México, país que adoptó como
patria. Después de desempeñar varios oficios, a los treinta inició su
actividad como cantante profesional. En 1961 editó su primer álbum, Noche de bohemia, bajo la dirección de José Alfredo Jiménez.
A este trabajo seguiría una larga lista de discos, hasta completar los
más de ochenta que grabó en su fecunda carrera musical. En México
conoció a los mejores compositores del momento, entre ellos Agustín Lara, Roberto Cantoral y Chucho Monge, y convivió íntimamente con la pintora Frida Kahlo, esposa del muralista Diego Rivera.
Rebelde y bohemia, con su voz áspera dramatizó
las rancheras, género tradicionalmente cantado por hombres.
Nadie como ella supo imprimir tan lacerante pasión a las letras de
rancheras y boleros, potenciando con el desgarro de su voz la expresión
del despecho, los celos o la angustia. Su interpretación de Macorina,
una canción de rebeldía del siglo XVII, le permitía jugar a seducir a
las mujeres de la audiencia con atuendo masculino, fumando cigarros y
bebiendo tequila. Precisamente con este tema, de cuyos arreglos se ocupó
la misma cantante, alcanzó sus primeros éxitos a finales de la década
de 1950 en Cuba, donde había comenzado su trayectoria profesional.
Los excesos con el alcohol, sus amoríos lésbicos, sus amistades intensas
con artistas e intelectuales de Hollywood, sus dotes de chamana, su
retiro de los grandes escenarios a finales de los 70 y su regreso
triunfal al cine, de la mano del realizador español Pedro Almodóvar,
hicieron de ella una leyenda en vida. Con más de 70 años, y superada
finalmente su adicción al alcohol, la cantante vivió en efecto una
segunda edad dorada desde los años 90 hasta su fallecimiento a los 92 años: Volvió a editar
numerosos discos, entre ellos Volver, Volver (1993), Macorina (1994) y Somos
(1996), y recorrió los principales escenarios del mundo. En 2002
desveló numerosos aspectos de su agitada vida en la autobiografía "Y si quieren saber de mi pasado".»
En el video podemos disfrutar de su canción más emblemática tras una presentación del director manchego Pedro Almodóvar.
Su canción más emblemática, efectivamente Chavela y La Macorina!
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