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sábado, 17 de agosto de 2019

Arthur Hiller (Edmonton, Alberta, Canada, 22-11-1923 / Los Angeles, California, US, 17-8-2016): In memoriam

SOLVENTE ARTESANO

Hoy se cumplen tres años de la muerte del director cinematográfico canadiense Arthur Hiller, establecido en los Estados Unidos. Realizador de estilo impersonal, la mayor parte de su irregular filmografía la componen comedias, aunque también rodó títulos de otros géneros. La calidad de sus películas solía ir ligada a la de sus guiones, particularmente cuando éstos eran firmados por Paddy Chayefsky o Neil Simon. Sin embargo su mayor éxito lo tuvo con un drama romántico, Love story (1970), un film de enorme recaudación en taquilla que provocó las lágrimas del mismísimo Presidente Nixon y de espectadores de todo el mundo. Por él consiguió un Globo de Oro al mejor director y una nominación al Oscar en la misma categoría. Entre 1993 y 1997 Hiller fue Presidente de la Academia de Hollywood, institución que en 2002 le otorgó el galardón humanitario Jean Hersholt por sus actividades filantrópicas.
Arthur Hiller nació en el seno de una familia judía de emigrantes polacos. Su padre regentaba una tienda de instrumentos musicales de segunda mano. En su ciudad natal fueron sus progenitores quienes le iniciaron en el espectáculo: aunque no eran profesionales del teatro ni tenían mucho dinero, solían montar una o dos veces al año obras en yiddish para la comunidad judía con el objetivo de mantener vivas sus raíces. Desde pequeño Arthur les ayudaba a montar y pintar decorados y a partir de los once años también actuó en pequeños papeles. Después de graduarse, se alistó en las fuerzas aéreas canadienses en 1941 y durante la II Guerra Mundial realizó misiones nocturnas de bombardeo en territorios europeos controlados por los nazis. A su vuelta estudió arte en la Universidad de Toronto, titulándose en 1947. En dicha institución continuó hasta obtener un master en psicología en 1950. Uno de sus primeros trabajos fue el de dirigir programas en la radio canadiense y de ahí pasó a la televisión. La cadena estadounidense NBC le ofreció trabajo y en 1956 Hiller se estableció en los Estados Unidos. Cuentan que era un hombre tranquilo que se hacía querer por su aplomo y bonhomía, cualidades que le hicieron destacar en la dirección de actores.
Aunque en 1957 dirigió una modesta película de serie B, su carrera como director en Hollywood adquirió continuidad a partir de Operación Cowboy (1963), un discreto drama familiar con Robert Taylor, Lilli Palmer y Curt Jürgens, al que siguieron Camas separadas (1963), comedia romántica con James Garner y Lee Remick, La americanización de Emily (1964), irreverente comedia negra escrita por Paddy Chayefsky sobre un cobarde oficial de la Marina que se enamora de una viuda inglesa en los días previos al desembarco americano en Normandía, con James Garner, Julie Andrews, Melvyn Douglas y James Coburn, film considerado por la crítica (y por el mismo Hiller) como su mejor obra, Prométele cualquier cosa (1965), comedia con Warren Beatty y Leslie Caron, Penelope (1966), comedia donde Natalie Wood interpretaba a la cleptómana esposa de un banquero, Tobruk (1967), film bélico en el norte de Africa con Rock Hudson, George Peppard, Guy Stockwell y Nigel Green, Popi (1969), comedia sobre un viudo portorriqueño luchando por sacar adelante a sus hijos en Nueva York, con Alan Arkin y Rita Moreno, o Los encantos de la gran ciudad (1970), comedia con guión de Neil Simon sobre los múltiples y continuos contratiempos sufridos por un matrimonio provinciano en viaje a Nueva York, con Jack Lemmon y Sandy Dennis. 
Ya establecido como director de comedias, sorprendió con la realización de Love story (1970), tremebundo melodrama romántico de modesta producción que adaptaba el best seller homónimo de Erich Segal, con Ali MacGraw, Ryan O'Neal, John Marley y Ray Milland. La intensa historia amorosa de Oliver Barrett IV y Jenny Cavallieri, dos jóvenes universitarios pertenecientes a distintas clases sociales que han de hacer frente a la adversidad, y acaba con la muerte de ella, causó sensación e hizo llorar a las plateas de todo el mundo. Aunque gran parte de la crítica la descalificó por sensiblera y por su romanticismo de novela rosa, la película logró un enorme éxito, propulsó las carreras de la pareja protagonista, ganó cinco Globos de Oro (uno para Hiller como director) y fue nominada al Oscar en siete apartados (entre ellos los de mejor película y director, aunque sólo consiguió uno para Francis Lai, autor de la banda sonora) y se convirtió en una de las cintas más taquilleras de la historia. Hiller ya nunca conoció un éxito de público similar.
Mejor recibida por la crítica, pero no por el público fue Anatomía de un hospital (1971), sátira con guión de Paddy Chayefsky sobre el mundo de la medicina en una caótica institución hospitalaria de Manhattan, con George C. Scott, Diana Rigg y Barnard Hughes, un film premiado con  un Oso de Plata en el Festival de Berlín. Después realizó Eso del matrimonio (1971), adaptación de la comedia "Plaza suite" de Neil Simon, con Walter Matthau, Maureen Stapleton, Barbara Harris y Lee Grant, El hombre de La Mancha (1972), adaptación del musical homónimo de Dale Wasserman sobre el Quijote cervantino estrenado en Broadway en 1965, con  Peter O'Toole, Sophia Loren y James Coco, un film de problemática producción (Peter Glenville, el director inicial, fue despedido; los actores no sabían cantar; O'Toole menospreciaba a Hiller y a Loren...) y muy mal acogido por la crítica, El mundo loco de Julius Vrooder (1974), comedia dramática con Timothy Bottoms que pasó casi inadvertida, El hombre de la cabina de cristal (1975), drama que adaptaba la obra de Robert Shaw sobre un magnate judio en Nueva York superviviente del holocausto que es capturado por agentes israelíes y erróneamente juzgado como criminal de guerra nazi, papel que interpretó brillantemente  Maximilian Schell, W.C. Fields y yo (1976), biopic sobre los veintidós últimos años de vida del célebre cómico, con Rod Steiger y Valerie Perrine, El expreso de Chicago (1976), comedia de acción e intriga en un viaje en tren con Gene Wilder, Jill Clayburgh, Richard Pryor y Patrick McGoohan que supuso el segundo mayor éxito en la filmografía de Hiller, Alas en la noche (1979), film de terror con Nick Mancuso, David Warner y Kathryn Harrold que fracasó, al contrario que Los suegros (1979), comedia con Peter Falk y Alan Arkin.
Su filmografía de los años 80 incluye títulos como Su otro amor (1982), drama de temática gay (poco frecuente en el Hollywood de entonces) sobre un médico (Michael Ontkean) que deja a su mujer (Kate Jackson) por otro hombre (Harry Hamlin), ¡Autor, autor! (1982), comedia dramática sobre los problemas familiares de un dramaturgo, con Al Pacino, Dyan Cannon y Tuesday Weld, En íntima colaboración (1983), comedia con Dudley Moore y Mary Steenburgen, Un tipo solitario (1964), comedia protagonizada por Steve Martin, Profesores de hoy (1984), comedia satírica con Nick Nolte, JoBeth Williams, Judd Hirsch y Ralph Macchio que funcionó bien en taquilla al igual que las dos siguientes, Increíble suerte (1987), comedia con Bette Midler y Shelley Long, y No me chilles, que no te veo (1989), comedia con Richard Pryor y Gene Wilder.
Menor repercusión obtuvieron sus restantes películas: Millonario al instante (1990), comedia con James Belushi y Charles Grodin, Casado con eso (1991), comedia con Beau Bridges, Stockard Channing, Robert Sean Leonard, Mary Stuart Masterterson, Cybill Shepherd y Ron Silver, El ídolo (1992), drama biográfico sobre el legendario jugador de béisbol Babe Ruth, con John Goodman y Kelly McGillis, Carpool, todos al coche (1996), comedia familiar con Tom Arnold y David Paymer, ¡Arde Hollywood! (1997), comedia de estilo documental que dirigió ocultándose bajo el nombre de Alan Smithee, con Ryan O'Neal, Coolio, Chuck D, Richard Jeni y Eric Idle, film que resultó todo un fiasco y se le calificó como el peor de la década, y Pucked (2006), comedia deportiva con Jon Bon Jovi.
Arthur Hiller se casó en 1948 con Gwen Pechet, también judía, nacida diez días antes que él en su misma población (se dice que a los ocho años, siendo compañeros de escuela, la pidió en matrimonio). Con ella tuvo a sus hijos Erica y Henryk y convivió durante sesenta y ocho años. La muerte de su esposa se produjo apenas dos meses antes que la suya propia, cuando contaba 92 años.




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