UNE FEMME DOUCE
La actriz francesa Dominique Sanda cumple hoy 64 años. Bella, elegante y refinada, con aura entre sensual e intelectual, fue uno de los rostros más distinguidos del cine europeo de los años 70, época en que se la denominó la Garbo francesa.
La actriz francesa Dominique Sanda cumple hoy 64 años. Bella, elegante y refinada, con aura entre sensual e intelectual, fue uno de los rostros más distinguidos del cine europeo de los años 70, época en que se la denominó la Garbo francesa.
Nacida
Dominique Marie-Françoise Renée Varaigne, en el seno de una familia burguesa y católica, se presentó a un concurso de belleza a los 15 años y lo ganó. Tras un fugaz paso por la Escuela Artes Decorativas de París, Dominique trabajó como modelo; sus fotos se publican en Glamour, Elle y Vogue. Finalmente, Robert
Bresson, impresionado por su rostro, y luego por su voz, le ofrece el
papel protagónico en Una mujer dulce (1969), basada en la novela de Dostoïevski. El encuentro con el cineasta la sorprende y la seduce, suponiendo esta película la punta de lanza de su carrera internacional y, al
mismo tiempo, la consagración de su nuevo nombre: Dominique Sanda. Poco después Bernardo Bertolucci la convoca para el personaje de Anna Quadri en El conformista (1970), adaptación de una novela de Alberto Moravia, junto a Jean-Louis Trintignant y Stefania Sandrelli, que confirma sus cualidades de intérprete, resultando fascinante su presencia en la pantalla. Asímismo Vittorio De Sica la elige junto a Lino Capolicchio, Helmut Berger y Fabio Testi para encabezar el reparto de El jardín de los Finzi-Contini (1970), según la novela homónima de Giorgio Bassani que gana el Oscar a la mejor película en lengua extranjera. Estos tres importantes films con tres prominentes directores hacen despegar su carrera a escala internacional.
Después se estrenan Primer amor (1971) de Maximilian Schell, adaptación de la novela de Ivan Turgenev, Sin motivo aparente (1971) de Philippe Labro, thriller francés que la reúne de nuevo con Jean-Louis Trintignant, Sueños prohibidos (1973) de John Frankenheimer, drama que la empareja a Alan Bates, El hombre de Mackintosh (1973) de John Huston, thriller de espionaje con Paul Newman y James Mason, Confidencias (1974) de Luchino Visconti, donde aparece sin acreditar en un cameo, El lobo estepario (1974) de
Fred Haines, adaptación de la novela de Herman Hesse, con Max von Sydow, y Novecento (1976) de Bernardo Bertolucci, drama épico con Robert De Niro y Gérard Depardieu. Por La herencia Ferramonti (1976) de Mauro Bolognini, drama de época con Fabio Testi y Anthony Quinn, gana el premio a la mejor actriz en Cannes. Luego interpreta a Lou Andréas Salomé en Más allá del bien y del mal (1977), un delirio kitsch de Liliana Cavani sobre el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, con Erland Josephson, Robert Powell y Virna Lisi, apareciendo también en Callejón mortal (1977) de Jack Smight, drama postapocalíptico con Jan-Michael Vincent y George Peppard, o La chanson de Roland (1978) de Frank Cassenti, film de aventuras medievales inspirado en el famoso cantar de gesta anónimo, junto a Klaus Kinski, Alain Cuny y Pierre Clémenti.
Musa por excelencia de los años 70, sus películas posteriores logran menor repercusión, siendo las más destacadas Las alas de la paloma (1981) de Benoît Jacquot, drama romántico con Isabelle Huppert y Michele Placido, Una habitación en la ciudad (1982) de Jacques Demy, musical dramático con Danielle Darrieux, Richard Berry y Michel Piccoli, No molestes más (1990) de Dino Risi, comedia dramática con Vittorio Gassman y Elliott Gould, Yo, la peor de todas (1990) de María Luisa Bemberg, drama histórico sobre Sor Juana Inés de la Cruz, y Los ríos de color púrpura (2000) de Mathieu Kassovitz, thriller de acción e intriga protagonizado por Jean Reno y Vincent Cassel. A partir de 1993 empezó una carrera teatral en forma paralela, desarrollada en Francia, Italia y Argentina.
En 1972 tuvo un hijo con el director Christian Marquand y en 2000 se casó con el profesor universitario de origen rumano Nicolae Cutzarida.
En su país Dominique Sanda fue nombrada Caballero de la Orden Nacional del Mérito (1990), Comandante de las Artes y las Letras (1996) y Caballero de la Legión de Honor (2003).
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