FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES (Fuendetodos, Zaragoza, España, 30-3-1746 / Burdeos, Francia, 16-4-1828): IN MEMORIAM
Hoy
es aniversario natal del celebérrimo pintor español Francisco José de
Goya y Lucientes, el artista europeo más importante de su tiempo y el
que ejerció mayor
influencia en la evolución posterior de la pintura. Siempre ligado a las
circunstancias que le tocó vivir, pasó de pinturas de tema religioso y
escenas idílicas o costumbristas, plasmadas con colores claros y vivos e
impregnadas de alegría y romanticismo, a retratista de la Corte, con
atento estudio de las posturas y las expresiones, así como de los
contrastes de luces y sombras. Sus grabados al aguafuerte, con
personajes extraños y macabros, constituyen una crítica feroz de la
sociedad civil y religiosa de la época. Tras la invasión de España por
las tropas napoleónicas, plasmó los horrores de la guerra y sus
dramáticas consecuencias, dando testimonio de las atrocidades cometidas
por los dos bandos. Finalmente retratista de la España más negra, sus
últimas
obras, tanto por su originalidad temática como por su técnica pictórica
de pincelada amplia y suelta, se consideran precursoras tanto del
impresionismo como del expresionismo. Su obra, fecunda y versátil, de
gran libertad técnica y brillantez de
ejecución, no ha dejado de acrecentar la importancia de su figura hasta
nuestros días.
Reseña biográfica procedente (con algún retoque) de la página artehistoria:
Los
grandes genios son siempre difíciles de encasillar. Habitualmente
ellos marcan las pautas de un estilo concreto pero a veces, y es el caso
de Goya, se desvinculan del estilo característico de su tiempo. Quizá
la figura de Goya sea más atrayente por lo que supone de ruptura.
Francisco de Goya y Lucientes nace en un pequeño pueblo de la provincia
de Zaragoza llamado Fuendetodos el 30 de marzo de 1746. Sus padres
formaban parte de la clase media baja de la época; José Goya era un
modesto dorador que poseía un taller en propiedad y poco más, de hecho
"no hizo testamento porque no tenía de qué" según consta en su óbito
parroquial. Engracia Lucientes pertenecía a una familia de hidalgos
rurales venida a menos. La familia tenía casa y tierras en Fuendetodos
por lo que el pintor nació en este lugar, pero pronto se trasladaron a
Zaragoza. En la capital aragonesa recibió Goya sus primeras enseñanzas;
fue a la escuela del padre Joaquín donde conoció a su amigo íntimo
Martín Zapater y parece que acudió a la escuela de dibujo de José
Ramírez. Con doce años aparece documentado en el taller de José Luzán,
quien le introdujo en el estilo decadente de finales del Barroco.
En este taller conoció a los hermanos Bayeu, muy importantes para su
carrera profesional. Zaragoza era pequeña y Goya deseaba aprender en la
Corte; este deseo motiva el traslado durante 1763 a Madrid, participando
en el concurso de las becas destinadas a viajar a Italia que otorgaba
la Academia de San Fernando, sin obtener ninguna. En la capital de
España se instalará en el taller de Francisco Bayeu, cuyas relaciones
con el dictador artístico del momento y promotor del Neoclasicismo,
Antón Rafael Mengs, eran excelentes. Bayeu mostrará a Goya las luces,
los brillos y el abocetado de la pintura. Durante cinco años permaneció
en el taller, concursando regularmente en el asunto de la pensión,
siempre con el mismo resultado. Así las cosas, decidió ir a Italia por
su cuenta; dicen que llegó a hacer de torero para obtener dinero. El
caso es que en 1771 está en Parma, presentándose a un concurso en el que
obtendrá el segundo premio; la estancia italiana va a ser corta pero
muy productiva (Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, Sacrificio a Pan). A mediados de 1771 está trabajando en Zaragoza, donde
recibirá sus primeros encargos dentro de una temática religiosa y un
estilo totalmente académico. El 25 de julio de 1773 Goya contrae
matrimonio en Madrid con María Josefa Bayeu, hermana de Francisco y
Ramón Bayeu por lo que los lazos se estrechan con su "maestro". Los
primeros encargos que recibe en la Corte son gracias a esta relación. Su
destino sería la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, para la que
Goya deberá realizar cartones, es decir, bocetos que después se
transformarán en tapices. La relación con la Real Fábrica durará 18 años
y en ellos realizará sus cartones más preciados: Merienda a orillas del Manzanares, El quitasol, El cacharrero, La vendimia o La boda.
Por supuesto, durante este tiempo va a efectuar otros encargos
importantes; en 1780 ingresa en la Academia de San Fernando para la que
hará un Cristo crucificado, actualmente en el Museo del Prado.
Y ese mismo año decora una cúpula de la Basílica del Pilar de Zaragoza,
aunque el estilo colorista y brioso del maestro no gustara al Cabildo
catedralicio y provocara el enfrentamiento con su cuñado Francisco
Bayeu. Al regresar a Madrid trabaja para la recién inaugurada iglesia de
San Francisco el Grande por encargo de un ministro de Carlos III.
En Madrid se iniciará la faceta retratística de Goya, pero será durante
el verano de 1783 cuando retrate a toda la familia del hermano menor de
Carlos III, el infante D. Luis, en Arenas de San Pedro (Ávila) en el cuadro La familia del infante don Luis de Borbón,
sirviéndole para abrirse camino en la Corte, gracias también a su
contacto con las grandes casas nobiliarias como los Duques de Osuna o
los de Medinaceli, a los que empezará a retratar, destacando Los Duques de Osuna y sus hijos, uno de los hitos en la carrera de Goya. Carlos IV
sucede a su padre en diciembre de 1788; la relación entre Goya y el
nuevo soberano será muy estrecha, siendo nombrado Pintor de Cámara en
abril de 1789. Este nombramiento supone el triunfo del artista y la
mayor parte de la Corte madrileña pasa por su estudio para hacerse
retratos, que cobra a precios elevados. Durante 1792 el pintor cae
enfermo; desconocemos cuál es su enfermedad pero sí que como secuela
dejará a Goya sordo para el resto de sus días. Ocurrió en Sevilla y
Cádiz y en Andalucía se recuperará durante seis meses; esta dolencia
hará mucho más ácido su carácter y su genio se verá reforzado. El estilo
suave y adulador dejará paso a una nueva manera de trabajar. Al
fallecer su cuñado en 1795 ocupará Goya la vacante de Director de
Pintura en la Academia de San Fernando, lo que supone un importante
reconocimiento. Este mismo año se iniciará la relación con los Duques de
Alba, especialmente con Doña Cayetana,
cuya belleza y personalidad cautivarán al artista. Cuando ella enviudó,
se retiró a Sanlúcar de Barrameda y contó con la compañía de Goya,
realizando varios cuadernos de dibujos en los que se ve a la Duquesa en
escenas comprometidas. De esta relación surge la hipótesis de que Doña
Cayetana fuera la protagonista de dos de los cuadros más famosos de Goya: La maja desnuda y La maja vestida. Pero también intervendrá en la elaboración de los Caprichos,
protagonizando algunos de ellos. En estos grabados Goya critica la
sociedad de su tiempo de una manera ácida y despiadada, manifestando su
ideología ilustrada. En 1798 el artista realiza la llamada Capilla
Sixtina de Madrid para emular a la romana de Miguel Ángel: los frescos
del Milagro de San Antonio de Padua en San Antonio de la Florida,
en los que representa al pueblo madrileño asistiendo a un milagro. Este
mismo año firma también el excelente retrato de su amigo Jovellanos. El
contacto con los reyes va en aumento hasta llegar a pintar La Familia de Carlos IV, en la que el genio de Goya ha sabido captar a la familia real tal y como era, sin adulaciones ni embellecimientos. La Condesa de Chinchón
será otro de los fantásticos retratos del año 1800. Los primeros años
del siglo XIX transcurren para Goya de manera tranquila, trabajando en
los retratos de las más nobles familias españolas, aunque observa con
expectación cómo se desarrollan los hechos políticos. El estallido de la
Guerra de la Independencia en mayo de 1808 supone un grave conflicto
interior para el pintor ya que su ideología liberal le acerca a los
afrancesados y a José I,
mientras que su patriotismo le atrae hacia los que están luchando
contra los franceses. Este debate interno se reflejará en su pintura,
que se hace más triste, más negra, como muestran El coloso o la serie de grabados Los Desastres de la Guerra. Su estilo se hace más suelto y empastado. Al finalizar la contienda pinta en 1814 sus famosos cuadros sobre el dos (La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol) y el tres ( Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío)
de mayo de 1808. Como Pintor de Cámara que es debe retratar a Fernando
VII quien, en último término, evitará que culmine el proceso incoado por
la Inquisición
contra el pintor por haber firmado láminas y grabados inmorales y por
pintar la Maja Desnuda. A pesar de este gesto, la relación entre el
monarca y el artista no es muy fluida; no se caen bien mutuamente. La
Corte madrileña gusta de retratos detallistas y minuciosos que Goya no
proporciona al utilizar una pincelada suelta y empastada. Esto provocará
su sustitución como pintor de moda por el valenciano Vicente López.
Goya inicia un periodo de aislamiento y amargura con sucesivas
enfermedades que le obligarán a recluirse en la Quinta del Sordo, finca
en las afueras de Madrid en la que realizará su obra suprema: las Pinturas Negras,
en las que recoge sus miedos, sus fantasmas, su locura (Duelo a garrotazos, El aquelarre, Saturno devorando a un hijo...). En la Quinta le
acompañaría su ama de llaves, Leocadia Zorrilla Weis, con quien
tendrá una hija, Rosario. De su matrimonio con Josefa Bayeu había nacido
su heredero, Francisco Javier. Goya está harto del absolutismo
que impone Fernando VII en el país, así que en 1824 se traslada a
Francia, en teoría a tomar las aguas al balneario de Plombières pero en
la práctica a Burdeos, donde se concentraban todos sus amigos liberales
exiliados. Aunque viajó a Madrid en varias ocasiones, sus últimos años
los pasó en Burdeos donde realizará su obra final, La lechera de Burdeos, en la que anticipa el Impresionismo.
Goya fallece en Burdeos en la noche del 15 al 16 de abril de 1828, a la
edad de 82 años. Sus restos mortales descansan desde 1919 bajo sus
frescos de la madrileña ermita de San Antonio de la Florida, a pesar de
que falte la cabeza, ya que parece que el propio artista la cedió a un
médico para su estudio.
Francisco de Goya, Autorretrato, 1815 |
En el video, un resumen de la obra goyesca con "Arabesca" (de 12 Danzas Españolas de Enrique Granados) como fondo musical.
(Nota: el penúltimo retrato de Goya que aparece en el clip no fue realizado por el pintor aragonés, sino por el valenciano Vicente López Portaña en 1826).
(Nota: el penúltimo retrato de Goya que aparece en el clip no fue realizado por el pintor aragonés, sino por el valenciano Vicente López Portaña en 1826).
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