PADRE DEL TEATRO MODERNO
Hoy es aniversario natal del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, uno de los más importantes, renovadores e influyentes del siglo XIX,
creador del denominado "Teatro de ideas". Hijo de un empresario que perdió gran parte de su capital tras un fracaso financiero cuando Henrik tenía ocho años de edad, las dificultades que sufrió en su infancia le influyeron posteriormente como escritor. Su estudio psicológico de los
personajes, en especial los caracteres femeninos, y su sentido crítico
con la burguesía y el capitalismo sin control en el choque del
individuo con la sociedad son algunas de las características principales
de su escritura. De los destinos de sus personajes, que son gente común y corriente,
desprendió conclusiones de una sinceridad brutal, pero también de gran
sutileza y, por momentos, de belleza poética, obligando al público a
cuestionar las bases morales de su existencia. La obra de Ibsen influyó en Strindbeg y Chejov cuando eran jóvenes, y posteriormente en Eugene O'Neill y Arthur Miller, entre otros muchos. En la actualidad, el teatro de Ibsen es el más representado después del de Shakespeare.
Reseña biográfica procedente de la página El poder de la palabra:
Durante un tiempo trabajó como ayudante de un farmacéutico y comenzó estudios de medicina antes de dedicarse por completo al teatro. Fue director de escena y autor del Teatro Nacional de Bergen de 1851 a 1857 y posteriormente director del teatro de Christiania (hoy Oslo) entre 1857 y 1862. Durante estos años de experiencia práctica teatral escribió sus primeras obras. De 1863 a 1891, Ibsen vivió principalmente en Italia y Alemania gracias a una beca itinerante y, más tarde, a una pensión anual concedida por el Storting, el parlamento noruego. En 1891 regresó a Christiania, donde el 23 de mayo de 1906, murió.
Entre las primeras obras de Ibsen se encuentran dos dramas en verso. La primera, Brand (1866, estrenada en 1885), dramatiza la tragedia de una devoción ciega en una falsa idea del deber; la segunda, Peer Gynt (1867), narra en términos alegóricos las aventuras de un oportunista encantador. Con Los pilares de la sociedad (1877), un ataque a la hipocresía y elogio al individualismo en la historia de un hombre de negocios sin escrúpulos, Ibsen daría comienzo a una serie de obras que le reportarían fama mundial. Casa de muñecas (1879), Espectros (1881) y Hedda Gabler (1890) son quizás sus obras más representadas. La primera, que provocó una importante controversia literaria, cuenta el rechazo de una mujer a seguir siendo una fútil muñeca sin autonomía para su marido; la segunda trata de la locura hereditaria y el conflicto generacional; la tercera retrata las relaciones de una mujer voluntariosa con los que la rodean y las consecuencias que siguen a su renuncia del deseo de vivir. También escribió Un enemigo del pueblo (1882), El pato silvestre (1884), Rosmersholm (1886), La dama del mar (1888), El maestro contratista (1892) y Al despertar de nuestra muerte (1900). En casi todas, la acción dramática gira alrededor de un personaje en conflicto con las críticas de la sociedad contemporánea y estalla al irse conociendo los acontecimientos del pasado.
El teatro de Ibsen ha sido plenamente aceptado en Europa Occidental y es un clásico que se sigue representando con asiduidad. En España influyó en autores como Echegaray, Benavente y especialmente en Benito Pérez Galdós. La obra de Ibsen fue defendida por críticos tan prestigiosos como George Bernard Shaw en Inglaterra, y Georg Brandes en Dinamarca. Como señalan los críticos, el público se identifica con los personajes de Ibsen y los reconoce como auténticos y cercanos. Sus obras señalan el final del melodrama excesivamente romántico y artificial, tan popular en el siglo XIX. Su influencia en el drama del siglo XX es inmensa.
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