EL CINEASTA MÁS EXQUISITO DE HOLLYWOOD
Hoy se cumplen 112 años del nacimiento del gran cineasta estadounidense Vincente Minnelli, director de algunos de los musicales más famosos de todos los tiempos, en los que colaboró con la aristocracia del género: Fred Astaire, Gene Kelly, Cyd Charisse o la joven Judy Garland, con quien se casó. Además de la fastuosidad y exquisitez de sus musicales, es asímismo recordado por sofisticadas o divertidas comedias y suntuosos melodramas. Culto, elegante y refinado, en Metro-Goldwyn-Mayer adquirió un dominio de la puesta en escena y del uso del color incomparables. Dos musicales dirigidos por él, Un americano en París y Gigi, ganaron el Oscar a la mejor película y por la segunda fue premiado por la Academia como mejor director.
Descendiente de cómicos italianos emigrados a Estados Unidos, Lester Anthony Minnelli (su nombre real) era hijo de un director de teatro ambulante y de una canadiense francófona. Tras graduarse trabajó como escaparatista y fotógrafo, interesándose de forma creciente por el teatro, en el que empezó como diseñador de vestuario y decorador. Trasladado a Nueva York, llegó a ser director escénico del Radio City Music Hall y en 1935 dirigió su primer musical en Broadway. Su creciente reputación hizo que Arthur Freed, productor musical de M-G-M le ofreciese un contrato en 1940, estudio en el que debutó como director con el musical Cabin in the sky (1943), protagonizado por Ethel Waters.
Su siguiente pelicula, el musical Cita en San Luis (1944), protagonizado por Judy Garland, la principal estrella del género en el estudio, conoció un éxito masivo de crítica y público. Minnelli y Garland se enamoraron durante el rodaje, se casaron al año siguiente y en 1946 nació Liza Minnelli, futura estrella que heredaría el talento de sus progenitores. Aunque el matrimonio acabaría en divorcio en 1951, Vincente dirigió a Judy en otros títulos como El reloj (1945), drama romántico sin canciones con Judy emparejada a Robert Walker; como uno de los directores del musical de episodios Ziegfeld Follies (1945) dirigió todos los números de Fred Astaire y el interpretado por Garland (The great Lady has an interview); en Hasta que las nubes pasen (1946) de Richard Whorf, biopic multiestelar sobre el compositor Jerome Kern, al que encarnaba Robert Walker, dirigió los números de Judy Garland; y, por último, El pirata (1948), estilizado e innovador musical con canciones de Cole Porter que contó con Judy Garland y Gene Kelly como protagonistas.
Otras películas de su primera etapa en la Metro fueron I dood it (1943), comedia musical con Red Skelton y Eleanor Powell, Yolanda y el ladrón (1945), musical fantástico con Fred Astaire y Lucille Bremer, Corrientes ocultas (1946), drama de intriga con Katharine Hepburn, Robert Taylor y Robert Mitchum, y Madame Bovary (1949), brillante adaptación de la célebre novela de Flaubert, con Jennifer Jones, Louis Jourdan, Van Heflin y James Mason.
La década de los años 50 significó la culminación de sus mayores logros, no sólo en el musical sino en otros géneros como la comedia o el melodrama, en los que dejó varias obras maestras. Las comedias El padre de la novia (1950) y su secuela El padre es abuelo (1951), protagonizadas por Spencer Tracy, Joan Bennett y Elizabeth Taylor, tuvieron un gran éxito comercial; el imaginativo musical Un americano en París (1951), con música de Gershwin, contando con Gene Kelly y Leslie Caron como pareja estelar, ganó seis Oscars, entre ellos el de mejor película; el melodrama Cautivos del mal (1952), con Lana Turner, Kirk Douglas, Walter Pidgeon y Dick Powell, consiguió cinco premios de la Academia; con el musical Melodías de Broadway 1955 (1953), título dado en España a The Band Wagon, una brillante exaltación del espectáculo con Fred Astaire y Cyd Charisse, alcanzó la cima del género; en Brigadoon (1954), con Gene Kelly, Cyd Charisse y Van Johnson, trasladó con acierto a la pantalla el clima de fantasía de la obra de Lerner y Loewe; en El loco del pelo rojo (1956), uno de sus dramas más realistas, contó con excelentes interpretaciones de Kirk Douglas como Van Gogh y Anthony Quinn como Gauguin, artistas en crisis como la mayoría de los héroes minnellianos; Té y simpatía (1956) fue una sensible y delicadísima adaptación de la obra homónima de Robert Anderson, con Deborah Kerr y John Kerr; Mi desconfiada esposa (1957), con Gregory Peck, Lauren Bacall y Dolores Gray, fue su mejor y más divertida comedia, con un guión inteligentísimo sobre la guerra de sexos, confrontando el mundo de la moda al del boxeo; Gigi (1958), musical de Lerner y Loewe basado en una obra de Colette, con reparto encabezado por Leslie Caron, Maurice Chevalier y Louis Jourdan, supuso otra modélica adaptación que fue candidata a nueve Oscars y ganó en todas las categorías, incluyendo mejor película y director; Mamá nos complica la vida (1958) es otra divertida comedia sobre la alta sociedad londinense en la que contó con Rex Harrison, Kay Kendall, John Saxon, Sandra Dee y Angela Lansbury; Como un torrente (1958), adaptación de un novelón de James Jones, con un espléndido reparto que incluía a Frank Sinatra, Dean Martin, Shirley MacLaine, Martha Hyer, Arthur Kennedy y Nancy Gates, fue su obra maestra en el género del melodrama.
En los años 60 aún realizó películas importantes como Con él llegó el escándalo (1960), intenso drama rural con Robert Mitchum, Eleanor Parker, George Peppard y George Hamilton; Suena el teléfono (1960) fue una simpática comedia musical que supuso la despedida del cine de su protagonista Judy Holliday, compartiendo creditos con Dean Martin; en Los cuatro jinetes del apocalipsis (1962), adaptación de la novela de Blasco Ibáñez, cuarenta años después de la versión de Rex Ingram con Rodolfo Valentino y trasladada al tiempo de la II Guerra Mundial, realiza un notable trabajo de puesta en escena, con Glenn Ford, Ingrid Thulin y Charles Boyer como estrellas; Dos semanas en otra ciudad (1962), otro de sus melodramas característicos sobre el mundo del cine, con Kirk Douglas, Edward G. Robinson y Cyd Charisse, no fue bien aceptado en su momento, si bien reivindicado después; El noviazgo del padre de Eddie (1963), otra magistral comedia con Glenn Ford, Shirley Jones, Stella Stevens y el niño Ronny Howard (futuro director de cine) constituyó su último trabajo para M-G-M, estudio al que ligó la casi totalidad de su carrera.
El hundimiento del sistema de los estudios le desconcertó y aunque dirigió cuatro películas más, no volvió a reverdecer los laureles de antaño. Fueron sus últimas obras la comedia Adiós, Charlie (1964), con Tony Curtis, Debbie Reynolds y Pat Boone, el drama romántico Castillos en la arena (1965), que se benefició del protagonismo de la pareja formada por Elizabeth Taylor y Richard Burton, entonces en la cresta de la ola, el lujoso musical Vuelve a mi lado (1970), con Barbra Streisand y Yves Montand, que no tuvo el éxito que el estudio Paramount había previsto, y Nina (1976), drama en el que reunió a su hija Liza Minnelli con Ingrid Bergman, Charles Boyer e Isabella Rossellini, que resultó un fracaso de crítica y público, lo que le hizo abandonar el cine. En 1974 publicó su autobiografía "Recuerdo muy bien".
Después del divorcio de Judy Garland, el cineasta estuvo casado con Georgette Magnani (1954-1958), unión de la que nació su hija Nina en 1955, con Danica Radosavljevic (1962-1971) y con Margaretta Lee Anderson (1980-1986), que fue su viuda. Vincente Minnelli falleció de enfisema y neumonía a los 83 años.
Un verdadero artista y también un poeta. No le conozco película floja.
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