NAT KING COLE (Montgomery, Alabama, US, 17-3-1919 / Santa Monica, California, 15-2-1965): IN MEMORIAM
Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento del cantante estadounidense Nat 'King' Cole,
que alcanzó popularidad mundial en los años 50 y 60 gracias a su
melodiosa voz y a un variado repertorio de temas románticos. Considerado
uno de los grandes innovadores del piano en la música de jazz, prefirió
centrar su carrera en la interpretación vocal y fue el primer artista
negro aceptado masivamente por el público blanco de su país. En la
última época de su vida, truncada por un cáncer de pulmón a los 45 años,
grabó tres álbumes en español.
Nathaniel
Adams Coles nació el 17 de marzo de 1917 en Montgomery, capital del
estado
sureño y segregacionista de Alabama, pero pronto cambió de residencia al
emigrar, como cientos de miles de negros, a un norte más desarrollado y
menos rígido en la sanción legal de la diferencia
racial. A los cinco años se trasladó a vivir con su familia a Chicago,
capital del estado de Illinois, donde su padre, pastor baptista, se hizo
cargo de una iglesia. El matrimonio formado por Edward
James Coles y Perlina Adams, hija de otro clérigo baptista, tuvo trece
hijos, de los que sólo cinco llegaron a la edad adulta. Nat, el cuarto
de ellos, creció en un entorno familiar de estrictas
normas morales, pero propicio para su natural inclinación por la música y
en particular por el piano. Su madre tocaba el órgano en la iglesia. Su
hermano Eddie, seis años mayor, se inició muy joven
como contrabajista en bandas de jazz. El quinto hermano, Ike, también
fue pianista profesional.
El
ghetto negro de Chicago, importante polo de atracción de la entonces
emergente
música de jazz, ofreció a Nat Cole la posibilidad de completar su
formación artística. A los dieciséis años, poseedor de una excelente
técnica pianística y con amplios conocimientos de jazz, gospel,
blues y música clásica, formó sus dos primeros grupos, una big-band
llamada Rogues of Rhytm y el quinteto Nat Coles and his Royal Dukes. A los dieciocho grabó un disco a su nombre e
inició una gira por diferentes estados del país con la revista Shuffle Along.
Poco más tarde, tras casarse con Nadine Robinson, una de las bailarinas
del espectáculo, se trasladó a Los
Ángeles, ciudad en la que habría de residir hasta el final de sus días.
Allí se labró en clubs y salas de fiesta un sólido prestigio como músico
de jazz que se multiplicó al formar un trío que
presentaba la originalidad de prescindir de la batería. El Nat Cole
Trio, nombre profesional del que desapareció la “s” final de su
apellido, le catapultó a la fama gracias a su depurado estilo de
tocar el piano, deudor de Earl Hines, uno de los grandes nombres del
jazz de todas las épocas, y al peculiar soporte rítmico proporcionado
por la guitarra de Oscar Moore y el contrabajo de Johnny
Miller, aunque la formación contó con otros instrumentistas en años
posteriores.
Todavía
con una carrera exclusivamente centrada en el jazz, firmó en 1943 un
contrato
por siete años con Capitol Records, compañía discográfica con la que
grabaría todos sus discos, pero tardó poco en cambiar de rumbo. Según la
leyenda, fue un obstinado cliente de un club quien le
descubrió sus grandes posibilidades como cantante al obligarle a
utilizar la voz en el tema Sweet Lorraine. Nat Cole nunca
desmintió esta historia, pero al parecer fue él mismo quien, tras
firmar el contrato, decidió ampliar su universo interpretativo, buscando
como cantante de música popular un público mucho más amplio que el de
los discos de jazz. En cualquier caso, el hecho
incontestable es que su voz cálida y aterciopelada fue la clave del
enorme éxito que obtuvo como crooner o intérprete melódico y que gracias a ella se convirtió en el primer artista negro en
conseguir ser aceptado masivamente por el público blanco.
Otra
anécdota, ésta con más visos de verosimilitud, aunque podría tratarse
sólo de un
montaje publicitario, explica cómo obtuvo su regio sobrenombre poco
después de grabar discos de forma regular. En esta ocasión fue también
otro espectador quien, entusiasmado tras escucharle en un
club, fabricó una corona de cartón y se la colocó al grito de “You are
the King” (Tú eres el rey). Desde entonces fue para siempre Nat King
Cole, un ídolo de multitudes cuyos primeros grandes éxitos
se titularon Straighten up and fly right (1944), -compuesto por él-, Get your kicks on Route 66 (1945), The Christmas song (1945), -primera de sus
grabaciones con acompañamiento orquestal-, I love you for sentimental reasons (1946) y Nature boy (1948), con el que consiguió llegar al número uno en las listas de
ventas.
En 1948, coincidiendo con el lanzamiento comercial de Nature boy,
Nat King
Cole, que se había divorciado poco antes de su primera mujer, se casó
con Maria Ellington, joven cantante nacida en una familia de la
burguesía negra culta de Massachusetts. Con su nueva esposa, que
abandonó los escenarios y jugó un papel fundamental en su carrera al
instarle a perseguir objetivos siempre más ambiciosos, tuvo cinco hijos:
Carol (adoptada) Natalie, Nat Kelly (adoptado) y las
gemelas Casey y Timolin, nacidas tres años y medio antes de que
falleciera. Natalie, famosa cantante desde los años ochenta, alcanzó uno
de sus mayores éxitos al publicar en 1991 un álbum doble con
canciones interpretadas por su padre, incluyendo un dúo con él,
realizado sobre una grabación antigua con su verdadera voz, en la
canción Unforgettable, auténtica seña de identidad del
estilo que le hizo ser conocido en todo el mundo: suave, romántico y
levemente nostálgico. “Soy un narrador -había dicho varias veces- y
cuando empiezo a cantar es como si me sentara a contar un
cuento”.
ras
su boda con la atractiva y refinada Maria Ellington, que había llegado a
cantar
con Duke Ellington, al que no le unía parentesco alguno, se enfrentó a
serios problemas al pretender instalarse en la mansión que había
comprado en Hancock Park, exclusivo barrio de Los Ángeles. Sus
vecinos organizaron una campaña contra él por su color de piel y las
cosas llegaron a complicarse hasta tal punto que su casa fue tiroteada.
El triunfo de un negro en los Estados Unidos tenía
entonces unos límites bien definidos, pero consiguió finalmente vivir
allí, lo que da idea del estatus social que ya había obtenido. Otro
incidente racista, ocurrido en 1956 en Birmingham, la ciudad
más populosa de su estado natal de Alabama, le hizo ser objeto de las
duras críticas de organizaciones negras que luchaban en favor de la
integración por continuar cantando tras ser atacado en el
escenario que compartía con la big-band del inglés Ted Head ante una
audiencia exclusivamente blanca. De carácter tímido y afable, Nat King
Cole nunca mostró demasiado interés por cuestiones ajenas a
su trabajo y apenas si dio un apoyo nominal a la causa de la lucha por
los derechos civiles de los negros, pero a veces se encontró entre dos
fuegos. Para ciertos sectores de la sociedad blanca, era
un negro que había llegado demasiado lejos; y para otros de la población
negra, alguien que había dejado de ser uno de los suyos.
Durante
la década de los cincuenta, grabando con el acompañamiento de grandes
orquestas dirigidas por reputados directores como Nelson Riddle, Billy
May, Ralph Carmichael o Gordon Jenkins, alcanzó su consagración con
canciones como Mona Lisa (1950),
Unforgettable (1951), Too soon (1952), Pretend (1953), Answer me, my love (1954), Darling, je vous aime beaucoup (1955), Ballerina (1957)...Al
mismo tiempo participó en películas de no demasiado relieve, como St. Louis Blues (1957), en la que también intervinieron Ella Fitzgerald, Cab Calloway y Mahalia Jackson. Además lanzó
algunos discos de jazz, como After Midnight, que fueron muy
bien recibidos por quienes le consideraban un gran pianista malogrado
por su excesivo afán de conseguir el éxito comercial. En
1956 se convirtió en el primer artista negro que tenía su propio
programa de televisión, pero se vio obligado a suspenderlo tras diez
meses de emisión, a pesar de la buena acogida de la audiencia,
por la falta de anunciantes dispuestos a correr el riesgo de contrariar a
compradores blancos.
A finales de la década, tras la poderosa irrupción del rock and roll
en el
panorama musical estadounidense, sufrió un bajón de popularidad que le
impulsó a buscar otros mercados. Fue entonces cuando grabó en español,
francés, portugués, italiano, e incluso japonés. Sus tres
discos en castellano, Señor Cole Español (1958), A mis amigos (1959) y More Cole Español (1962), realizados en estudios de Cuba y México, le granjearon una enorme
popularidad en España y América Latina. Sus versiones de conocidísimas canciones como Acércate más, Adelita, Las mañanitas, Perfidia, Nadie me ama, Aquellos ojos verdes, Capullito de
alelí, Piel canela, o Vaya con Dios le convirtieron en un
ídolo de masas. Esos y otros temas, interpretados con su inconfundible
estilo silabeante y meloso, fueron un referente
romántico imprescindible en el período de transición hacia la ruptura
musical de los años sesenta, a lo largo de los cuales se impusieron
corrientes rítmicas muy alejadas de su apuesta
melódica.
Nat King Cole siguió grabando discos y alcanzó todavía algunos éxitos importantes en
su país, como Rambling rose (1962) y Those crazy lazy hazy days of summer (1963),
pero centró la última época de su vida en actuaciones en casinos y
salas de fiestas,
además de las giras por diversos países, con multitudinarias conciertos
como el que congregó a 60.000 personas en un estadio de Río de Janeiro.
También realizó canciones para las bandas sonoras de
las películas Blue Gardenia (1961) y Cat Ballou
(1965), emprendió alguna aventura como productor de revistas musicales
sin mucho éxito y tuvo la oportunidad de cantar en la Casa
Blanca ante los presidentes Kennedy y Johnson, como antes lo había hecho
ante Eisenhower.
En
1964 disfrutaba de un prestigio artístico reconocido en los cinco
continentes. Era
rico y aparentemente feliz, su matrimonio había superado una crisis con
el nacimiento de las gemelas, nunca había tenido enfermedad alguna,
excepción hecha de ciertos problemas gástricos en 1953,
pero en los últimos meses de su vida se mostró huidizo y taciturno en su
círculo íntimo. A principios de 1965 se le descubrió un cáncer en el
pulmón izquierdo, que se relacionó con su condición de
empedernido fumador. Intervenido quirúrgicamente, las previsiones de los
médicos apuntaban a una recuperación, pero tres semanas más tarde, el
15 de febrero, falleció en el hospital californiano de
Santa Mónica. Tenía 45 años, había grabado más de 1.000 canciones y
había vendido doce millones de discos.
(Texto tomado de la página La simiente negra)
There will never be another you es una canción con música de Harry Warren y letra de Mack Gordon escrita para el musical Iceland (1942) de Twentieth Century Fox, donde la interpretaba Joan Merrill. Sucedieron diferentes versiones y, desde que Chet Baker la grabó en 1954, se convirtió en uno de los standards más difundidos del repertorio de la era del jazz. Cole la incluyó en su álbum Nat King Cole sings for two in love (1955).
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