DEL NEORREALISMO A HOLLYWOOD
Hoy hace 99 años que nació el actor italiano Raf Vallone, que tuvo una larga carrera cinematográfica internacional de más de cincuenta años. A pesar de su atractivo físico, no encarnó al latin lover italiano como Rossano Brazzi o Marcello Mastroianni, sino que fue un intérprete basicamente dramático en cuya carrera hubo títulos de diversos géneros. Intelectual y artista polifacético, se distinguió asímismo sobre los escenarios teatrales e incluso dirigió varias óperas dentro y fuera de su país.
Nacido en una familia acomodada del sur de Italia, pasó su infancia y su juventud en Turín, adonde se trasladaron sus
padres. En la capital piamontesa estudió para abogado, siguiendo la profesión de su padre; también fue futbolista y comenzó a trabajar
como crítico literario para un diario local. Durante la guerra fue miembro de la Resistencia. En Turín dio asímismo sus
primeros pasos como actor para trasladarse después a Roma, donde se
convertiría en actor radiofónico hasta el feliz encuentro con Giuseppe
de Santis, que le dio el papel de su vida en Arroz amargo (1949), un clásico del neorrealismo con Vittorio Gassman y Silvana Mangano, en donde interpretaba a un soldado enamorado de la protagonista.
Su rostro duro de rasgos clásicos y sus ojos claros encajaron perfectamente con el cine italiano de la época, apareciendo en Corazones sin fronteras (1950) de Luigi Zampa, con Gina Lollobrigida, No hay paz bajo los olivos (1950) de Giuseppe
de Santis, con Lucia Bosè, El camino de la esperanza (1950) de Pietro Germi y El Cristo prohibido (1951) de Curzio Malaparte, dos dramas postbélicos donde coincidió con su futura esposa, la actriz Elena Varzi, la película de aventuras El caballero sin ley (1952) de Mario Soldati, con Silvana Pampanini, Ana (1951) de Alberto Lattuada, drama con Silvana Mangano y Vittorio Gassman que supuso uno de los mayores éxitos internacionales de la cinematografía italiana, o Roma a las 11 (1952) de Giuseppe De Santis, drama basado en hechos reales, con Lucia Bosè. En 1952 se casó con Elena Varzi, que le daría tres hijos, Eleonora y los gemelos Saverio y Arabella.
Su espectacular ascenso continuó con títulos que le abrieron fronteras como Los ojos dejan huellas (1952) de José Luis Sáenz de Heredia, en el que también intervino su mujer, o los dramas criminales Teresa Raquin (1953) de Marcel Carné, con Simone Signoret, y Falsa obsesión (1954) de Jean Delannoy, con Michèle Morgan, rodados en España y Francia, alternados con otros en su país como el drama deportivo Los héroes del domingo (1953) de Mario Camerini, los melodramas ¡Perdóname! (1953) de Mario Costa, con Antonella Lualdi y Redención de una mujer (1954) de Alberto Lattuada, con Martine Carol, El signo de Venus (1955) de Dino Risi, comedia con Sophia Loren y Vittorio De Sica, Andrea Chénier (1955) de Clemente Fracassi, trasposición de la ópera de Umberto Giordano, con Antonella Lualdi, o la comedia Guendalina (1957) de Alberto Lattuada. El cine español lo reclamó de nuevo para emparejarlo a Carmen Sevilla en La venganza (1957) de Juan Antonio Bardem y a Sara Montiel en La violetera (1958) de Luis César Amadori, y Giuseppe De Santis, su descubridor, volvió a contar con él para La garçonnière (1960), junto a Eleonora Rossi Drago, así como Vittorio De Sica lo incluyó junto a Sophia Loren y Jean Paul Belmondo en el reparto de Dos mujeres (1960).
A partir de los años 60 su presencia se hace visible en títulos aún más internacionales como El Cid (1961) de Anthony Mann, con Charlton Heston y Sophia Loren, donde interpretaba a Ordóñez, el rival del protagonista, Panorama desde el puente (1962) de Sidney Lumet, según la obra de Arthur Miller, con Jean Sorel y Maureen Stapleton, por la que ganó un David di Donatello, Fedra (1962) de Jules Dassin, adaptación contemporánea de la obra de Eurípides, con Melina Mercouri y Anthony Perkins, El cardenal (1963) de Otto Preminger, drama religioso con Tom Tryon y Romy Schneider, Secreta invasión (1964) de Roger Corman, drama bélico con Stewart Granger, Harlow, la rubia platino (1965) de Gordon Douglas, biopic con Carroll Baker, Nevada Smith (1966) de Henry Hathaway, western con Steve McQueen, Más allá de las montañas (1968) de Alexander Ramati, film de aventuras con Maximilian Schell e Irene Papas, Un trabajo en Italia (1969) de Peter Collinson, comedia de acción con Michael Caine, La carta del Kremlin (1970) de John Huston, thriller con un gran reparto internacional, Cañones para Córdoba (1970) de Paul Wendkos, western con George Peppard y Giovanna Ralli o El gran duelo (1970) de Lamont Johnson, western con Kirk Douglas y Johnny Cash.
Desde los años 70 se prodiga más en la televisión y el teatro, colaborando esporadicamente en la gran pantalla en producciones como Rosebud: Desafío al mundo (1975) de Otto Preminger, Un toque de suerte (1975) de Christopher Miles, El otro lado de la medianoche (1977) de Charles Jarrott, El abogado del diablo (1977) de Guy Green, El griego de oro (1978) de J. Lee Thompson, El león del desierto (1981) de Moustapha Akkad, Escarlata y negro (1983) de Jerry London, Paradigma (1985) de Krzysztof Zanussi o El padrino, Parte III (1990) de Francis Ford Coppola.
Respecto a su trayectoria teatral, destacó en obras como Woyzeck, de Georg Büchner, Bodas de sangre, de Federico García Lorca, Panorama desde el puente de Arthur Miller (dirigido por Peter Brook), Luces de bohemia de Ramón del Valle-Inclán o Titus Andronicus, de William Shakespeare. Fue condecorado con la Gran Cruz de Caballero de la Orden al Mérito de la República Italiana en 1994. En 2001 publicó su autobiografía, "El alfabeto de la memoria" y falleció al año siguiente a los 86 años.
Consagrado, para mi, con Sara Montiel en La Violetera, ahí comencé a admirarlo!
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