SEXY BAD GIRL
Tal día como hoy hace 91 años nació la actriz estadounidense Gloria Grahame, ganadora de un Oscar de entre dos candidaturas como mejor actriz secundaria. Se la recuerda principalmente por la mórbida y turbadora sensualidad que aportó a sus personajes en varios títulos clásicos del cine negro en los años 40 y 50.
Perfil biográfico a partir de la página El Criticón:
Hija de un arquitecto, Gloria Grahame (de nombre real Gloria Hallward) intervino durante su niñez en producciones teatrales escolares, ya que su madre, Jean McDougall, era profesora y actriz de teatro (en donde actuaba bajo el nombre de Jean Grahame) a la vez que su maestra desde su infancia.
Tras sus comienzos en la escena teatral en su época estudiantil, Gloria debutó en Broadway en los años 40. Allí fue descubierta por el magnate de la Metro, Louis B.
Mayer, quien después de apreciar su belleza y sus modos interpretativos
le hizo firmar un contrato con su poderosa compañía cuando Gloria tenía
solamente veinte años de edad. Rebautizada con el apellido artístico de su madre, Grahame debutó en el cine con la comedia Blonde fever (1944) de Richard Whorf, interpretando a una vampiresa. En 1945 se casó con el actor Stanley Clements, de quien se divorciaría en 1948. Con posterioridad intervino en una película protagonizada por la pareja Spencer Tracy y Katharine Hepburn, Sin amor (1945) de Harold S. Bucquet, llamó la atención por su papel secundario en Qué bello es vivir (1946), la obra maestra de Frank Capra, y apareció también en It happened in Brooklyn (1947) de Richard Whorf.
A pesar de estos trabajos, a la Metro no le interesó prorrogar su contrato y la cedió a la RKO, estudio donde permaneció lo que restaba de década. En esa etapa participó en algunas interesantes películas como Encrucijada de odios (1947) de Edward Dmytryk, por la que obtuvo su primera nominación al Oscar, Un secreto de mujer (1949) o En un lugar solitario (1950), ambas dirigidas por su marido en aquellos momentos,
Nicholas Ray (la segunda de ellas ya para Columbia), con quien se había casado en 1948, padre de su hijo Timothy, y de quien se divorció en 1952.
Cinematográficamente, los años 50 fueron espléndidos
para la actriz californiana, que logró el Oscar a la mejor intérprete
femenina secundaria por Cautivos del mal (1952), un título dirigido por Vincente Minnelli. Al margen de este film, Gloria intervino en películas como El mayor espectáculo del mundo (1952) de Cecil B. DeMille, Una aventurera en Macao (1952) de Josef Von Sternberg, Miedo súbito (1952) de David Miller, Fugitivos del terror rojo (1953) de Elia Kazan, Los sobornados (1953) de Fritz Lang, film con Glenn Ford en el que Lee Marvin le arrojaba un café hirviendo en pleno rostro, que quedaba desfigurado, Deseos humanos (1954), película de cine negro que la emparejó de nuevo con Glenn Ford, también
con la dirección de Lang, La tela de araña
(1955), de nuevo con Minnelli de director, No serás un extraño (1955),
el primer largometraje de Stanley Kramer, Oklahoma (1955), un western musical dirigido por Fred Zinnemann en el que Gloria cantaba con su propia voz, El hombre que nunca existió (1956), film bélico de Ronald Neame o Apuestas contra el mañana (1959), noir de Robert Wise. A partir de ahí los trabajos en los que intervino disminuyeron en calidad y, como muchos otros ilustres intérpretes, Grahame dirigió sus pasos hacia el mundo del teatro y la televisión.
Su tercer marido fue el escritor y productor televisivo Cy Howard, con quien tuvo a su hija Marianna Paulette. El matrimonio duró de 1954 a 1957. Después, curiosamente, se casó en 1960 por cuarta y última vez (en secreto) con su hijastro Anthony Ray (hijo de Nicholas
Ray), enlace que no favoreció a su imagen pública y del que nacieron dos niños, Anthony y James. El stress que le produjo el escándalo desatado en los tabloides al conocerse la unión en 1962, unido a la decadencia de su carrera afectó gravemente a su salud psíquica, y Gloria fue tratada con terapia de electroshock en 1964. Aunque éste fue el matrimonio más duradero de la actriz, en 1974
Anthony y Gloria terminaron divorciándose. Ese año fue diagnosticada de cáncer de pecho, que un tratamiento homeopático hizo remitir en menos de un año, pero el mal retornó en 1980, mientra ella vivía y trabajaba en Inglaterra. Hospitalizada tras una peritonitis, sus dos hijos mayores la trasladaron a Nueva York, donde ya nada se pudo hacer por su vida, muriendo a las pocas horas de su ingreso en el St. Vincent's Hospital a la edad de 57 años.
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