IL MATTATORE
92 aniversario natal hoy de este magnífico actor
italiano de cine y teatro. Tan dotado para el drama como para la
comedia, gozó de enorme popularidad en Italia y fuera de ella.
Apodado 'Il Mattatore' (título de un espectáculo televisivo que protagonizó
en su país en 1959), dejó brillantes interpretaciones en
películas como: Arroz amargo, Guerra y paz, Rufufú, La gran guerra, La escapada, Monstruos de
hoy, La armada Brancaleone, Perfume de mujer, La terraza o La familia. Artista con profundas raíces en el mundo teatral más comprometido, fue fundador y director del Teatro d'Arte Italiano. Con Alberto Sordi, Ugo Tognazzi, Marcello Mastroianni y Nino Manfredi se le ha definido como uno de los 'monstruos' de la comedia a la italiana. Entre otros muchos honores y reconocimientos, fue galardonado como mejor actor protagonista con siete premios David di Donatello (mas otros cuatro especiales) en su país, así como en los festivales de San Sebastián (1971) y Cannes (1974). La Mostra de Venecia le otorgó un León de Oro por toda su carrera en 1996.
Reseña biográfica procedente (y retocada) de la página Buscabiografías:
Hijo de un ingeniero alemán y un ama de casa toscana, cursó estudios en la Academia Nacional de Arte Dramático de Roma y debutó en 1943 en el teatro de Milán con la compañía de Alda Borelli; más adelante trabajó con las de Elsa Merlini, Evi Maltagliati y Laura Adani. Consiguió cierto renombre y se inició en el cine con Preludio d'amore (Giovanni Paolucci, 1946). Durante algún tiempo interpretó aventureros, espadachines y también algún villano en películas como Daniele Cortis (Mario Soldati, 1947), La hija del capitán (Mario Camerini, 1947), El caballero misterioso (Riccardo Freda, 1948), El lobo de la Sila (Duilio Coletti, 1949), Arroz amargo (Giuseppe De Santis, 1949), Lo sparviero del Nilo (Giacomo Gentilomo, 1949), Il leone di Amalfi (Pietro Francisci, 1950), Il tradimento (Riccardo Freda, 1951), Ana (Alberto Lattuada, 1951) o La tratta delle bianche (Luigi Comencini, 1952).
La MGM lo contrató en 1953 e interpreta sus primeras películas en Hollywood: Sombrero (Norman Foster, 1953), The glass wall (Maxwell Shane, 1953), Cry of the hunted (J. H. Lewis, 1953), Rapsodia (Charles Vidor, 1954). Después rueda otras películas destinadas a un público mundial, como Mambo (Robert Rossen, 1954), La mujer más guapa del mundo (Robert Z. Leonard, 1955) y Guerra y paz (King Vidor, 1956). En 1954, formó con Luigi Squarzina su propia compañía e interpretó tanto obras clásicas (Shakespeare, Sófocles), como obras contemporáneas (Tennessee Williams).
La MGM lo contrató en 1953 e interpreta sus primeras películas en Hollywood: Sombrero (Norman Foster, 1953), The glass wall (Maxwell Shane, 1953), Cry of the hunted (J. H. Lewis, 1953), Rapsodia (Charles Vidor, 1954). Después rueda otras películas destinadas a un público mundial, como Mambo (Robert Rossen, 1954), La mujer más guapa del mundo (Robert Z. Leonard, 1955) y Guerra y paz (King Vidor, 1956). En 1954, formó con Luigi Squarzina su propia compañía e interpretó tanto obras clásicas (Shakespeare, Sófocles), como obras contemporáneas (Tennessee Williams).
Debutó como director de cine, en colaboración con Francesco Rosi, en Kean (1956), adaptación cinematográfica de Sartre de la obra de Alexandre Dumas (padre), que también protagonizó. Después de otras películas menores, Mario Monicelli le ofreció un papel cómico opuesto a sus tipos habituales: el ladrón de Rufufú (1958).
Gassman consiguió un enorme éxito y su carrera dio un giro decisivo,
puesto que a partir de entonces fue solicitado casi exclusivamente como
actor cómico de cine. Ese mismo año intervino en Tempestad (1958) de Alberto Lattuada. Monicelli le dirige de nuevo en La gran guerra (1959), encarnando al idealista cobarde que intenta cubrirse pero que muere como un héroe. La popularidad de Rufufú propicia que intervenga en su secuela Rufufú da el golpe (Nanny Loy, 1959). Dino Risi le hace interpretar El estafador (1960) y, más adelante, la figura central de La marcha hacia Roma (1962) y un papel extraordinario en La escapada (1962) junto a Jean-Louis Trintignant, a la que siguieron Monstruos de hoy (1963) y Un italiano en la Argentina (1964).
Convertido ya en una estrella, trabajó en Fantasmas de Roma (1961) de Antonio Pietrangeli, El juicio universal (1961) de Vittorio De Sica, Alma negra (1962) de Roberto Rossellini, Barrabás (1961) de Richard Fleischer, El éxito (1963) de Mauro Morassi, Frenesia dell'estate (1963) de Luigi Zampa, El millón de dólares (1965) de Ettore Scola, Una doncella para el gran señor (1965) de Pasquale Festa Campanille, El diablo enamorado (1966) de Ettore Scola o La guapa y su fantasma (1967) de Renato Castellani. Otra vez fueron Monicelli y Risi los que le dieron sus mejores trabajos, el primero con La armada Brancaleone (1966) y Brancaleone en las Cruzadas (1970), el segundo con Un tigre en la red (1967), En nombre del pueblo italiano (1971) Perfume de mujer (1974), Alma perdida (1976) y Querido papá (1979).
Gassman dirige su segunda película, L'alibi (1969) en colaboración con Luciano Lucignani y Adolfo Celi,
una obra desgarradora que expone los fracasos personales vividos por
los tres autores. Su tercera película como director fue menos personal: Senza famiglia nullatenenti cercano affetto (1972).
Otros films que interpretó son ¿Cual de las 13? (1969) de Nicolas Gessner, Il divorzio (1970) de Romolo Guerrieri, Escipión el Africano (1971) de Luigi Magni, La audiencia (1971) de Marco Ferreri, Una mujer y tres hombres (1974) de Ettore Scola, El desierto de los tártaros (1976) de Valerio Zurlini o ¡Que viva Italia! (1977) de Monicelli, Risi y Scola. Robert Altman le dio dos grandes papeles: el rico italiano inmigrado y padre de familia de Un día de boda (1978) y el predicador diabólico de Quinteto (1979).
Otros films que interpretó son ¿Cual de las 13? (1969) de Nicolas Gessner, Il divorzio (1970) de Romolo Guerrieri, Escipión el Africano (1971) de Luigi Magni, La audiencia (1971) de Marco Ferreri, Una mujer y tres hombres (1974) de Ettore Scola, El desierto de los tártaros (1976) de Valerio Zurlini o ¡Que viva Italia! (1977) de Monicelli, Risi y Scola. Robert Altman le dio dos grandes papeles: el rico italiano inmigrado y padre de familia de Un día de boda (1978) y el predicador diabólico de Quinteto (1979).
Inicia la década de los 80 con una nueva colaboración con Ettore Scola en La terraza (1980). En esta época imparte cursos a jóvenes actores, escribió sus memorias "Un grande avvenire dietro le spalle" (1981) y rodó una cuarta película como director, Di padre in figlio (1982). Vuelve al cine americano con La brigada de Sharkey (1981) de Burt Reynokds y La tempestad (1982) de Paul Mazursky. Asímismo, fue uno de los principales protagonistas de La vie est un roman (1983) de Alain Resnais, interpretó el personaje principal de la película Benvenuta (1983) de André Delvaux, fue dirigido por Krzysztof Zanussi en Paradigma (1985) e interpretó La familia (1987), película de gran éxito de Ettore Scola, con quien trabajaría por última vez en La cena (1998).
Reconocido por la crítica y el público como un gigante de la escena, el
mítico intérprete del teatro y el cine europeos, intervino en casi 150
películas. Fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1997.
Gassman estuvo casado tres veces y tuvo cuatro hijos (tres de ellos heredaron su profesión) con cuatro actrices: Su primera esposa fue Nora Ricci (1944-1952), con quien tuvo a Paola Gassmann, actriz. En 1952 se desposa con la actriz estadounidense Shelley Winters, madre de su hija Vittoria, matrimonio que sólo duró dos años. Su siguiente pareja fue Juliette Mayniel (1964-1968), con quien tuvo a Alessandro Gassman (1965), también actor y director. Su última esposa fue Diletta D'Andrea (1972-2000), con quien tuvo a su hijo menor Jacopo, director.
Vittorio Gassman falleció a la edad de 77 años en su casa de Roma a causa de un ataque cardíaco. Vivió sus últimos años marcado por una larga depresión.
Vittorio Gassman (Il sorpasso, 1962) |
Vittorio Gassman es de "los admirables" que Javi los tiene muy bien identificados: Sordi, Mastroianni, Manfredi y Tognazzi, así que este recordatorio a su figura es justo y necesario.
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