ACTOR CON ESTILO
Hoy hace cuatro años que falleció el actor estadounidense Tony Curtis, dejando atrás una extensa carrera de más de cien títulos. Si en un principio destacó por su apostura de joven galán, con el tiempo fue demostrando su capacidad y versatilidad artística en películas de aventuras, comedias y dramas. Impuso una imagen de caradura simpático en muchos de sus trabajos, a los que dotó de humor y vitalidad con delicadeza y finura. En 1995 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia.
Semblanza biográfica procedente (con modificaciones) de la página El Criticón:
Actor de gran talento que alcanzó el estrellato en el Hollywood de las
décadas de los 50 y 60. Tony Curtis (de nombre real Bernard Schwartz)
nació en el barrio neoyorquino del Bronx en el seno de una familia judía procedente de Hungría. Su padre, que había
sido actor amateur en Europa, era un inmigrante que encontró trabajo en
la Gran Manzana como sastre. Bernard era un niño callejero poco gustoso de los libros. Cuando estalló
la Segunda Guerra Mundial se alistó al ejército y pasó la guerra
sirviendo en la marina. Tras concluir el conflicto bélico, decidió que iba a estudiar
interpretación y se matriculó en la Dramatic Workshop de Nueva York. Poco tiempo después ya estaba actuando en diversas obras teatrales.
Mientras representaba una de ellas, llamada "The golden boy", fue
descubierto por un ejecutivo de la Universal que le propuso firmar un
contrato cinematográfico.
El rebautizado Tony Curtis aceptó la oferta de la Universal y durante
los años finales de la década de los 40 y los iniciales de los 50
apareció en bastantes títulos como actor secundario. Entre ellos El abrazo de la muerte (1948) de Robert Siodmak, Dirección prohibida
(1949) de Michael Gordon o Winchester 73 (1950) de Anthony Mann. Sus primeros papeles protagonistas se encontraron en producciones de
corte oriental como Su alteza el ladrón (1951) de Rudolph Maté, o El hijo de Alí Babá (1952) de Kurt Neumann.
En el año 1951 se casó con la actriz Janet Leigh,
con la que compartió películas como El gran Houdini (1953) de George
Marshall, Coraza negra (1954) de Rudolph Maté, Los vikingos (1958)
de Richard Fleischer, Vacaciones sin novia (1958) de Blake Edwards, y ¿Quién era esa chica? (1960) de George Sidney. Otras películas de Curtis en estos prolíficos años cincuenta son So this is Paris (1955) de Richard Quine, Trapecio (1956) de Carol Reed, El terrible Mr. Corey (1957) de Blake Edwards, Chantaje en Broadway (1957) de
Alexander McKendrick, El rastro del asesino (1957) de Joseph Pevney, Cenizas bajo el sol (1958) de Delmer Daves, Fugitivos (1958) de Stanley Kramer, que le supuso su única nominación al Oscar, Con faldas y a lo loco (1959), la obra maestra de Billy Wilder, y Operación Pacífico (1959) de
Blake Edwards. Estos títulos demostraban que Tony Curtis era mucho más que una cara bonita como algunos críticos de la época afirmaban.
Los años 60 fue otro período dorado para Tony Curtis. Títulos como Espartaco (1960) de Stanley Kubrick, El gran impostor (1961) de Robert Mulligan, El sexto héroe (1961) de Delbert Mann, Soltero en apuros (1962) de Norman Jewison, Capitán Newman (1963) de David Miller, Adiós, Charlie (1964) de Vincente Minnelli, La pícara soltera
(1964) de Richard Quine, La carrera del siglo (1965) de Blake Edwards, Boeing boeing (1965) de John Rich, ¡Bromas con mi mujer, no! (1966) de Norman Panama, No hagan olas (1967) de
Alexander McKendrick o El estrangulador de Boston (1968) de Richard Fleischer,
confirmaban año tras año su posición estelar en la pantalla grande.
A partir de los años 70 y en adelante, la carrera de Tony Curtis cayó en
picado, buscando refugio en la pequeña pantalla, para la que rodó la serie "Los persuasores" (1971-1972) junto a Roger Moore o "El Conde de Montecristo" (1975) con Richard Chamberlain. Sus últimas películas
reseñables son Lepke (1975), dirigida por Menahem Golam, El último magnate (1976) de Elia Kazan o El espejo roto (1980) de Guy Hamilton. En su etapa de decadencia tuvo problemas con el alcohol y las drogas.
En cuanto a su vida amorosa, en 1962 el matrimonio entre Tony Curtis y Janet Leigh se rompió y un año después Curtis volvió a casarse con una nueva
belleza, la actriz Christine Kaufmann, a la que conoció en el rodaje de Taras Bulba (1962), una película dirigida por J. L. Thompson. Con Kaufmann también intervino en la comedia Salvaje y encantador (1964) de Michael Anderson. Tony se divorció de Christine Kaufmann en 1968 para casarse ese mismo año con
su tercera esposa, la también actriz Leslie Allen con
la que convivió hasta el año 1982. Curtis se casó tras el divorcio de Leslie en tres ocasiones más. La
primera, en 1984, con la actriz Andrea Savio, hasta 1992. La segunda en 1993 con la
abogada Lisa Deutsch, con quien estuvo casado escasamente un año. Su
última mujer fue la exuberante y joven Jill Vanderberg, con quien
convivió desde 1998 hasta su muerte. Tuvo seis hijos: dos con Janet Leigh, las actrices Kelly (nacida en
1956) y Jamie Lee (1958), dos con Christine Kaufman, Alexandra (1964) y
Allegra (1966), y dos con Leslie Allen, Nicholas (1970) y Benjamin
(1973).
Desde principios de los años 80, Curtis tuvo una segunda carrera como pintor. Residió los últimos años de su vida en Las Vegas, donde murió en su casa a la edad de 85 años como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria.
Gran actor, galán, simpático, llenó toda una época del cine!! Merecido y necesario recordatorio.
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