MANUEL AUSENSI (Barcelona, España, 8-10-1919 / Creixell, Tarragona, España, 1-9-2005): IN MEMORIAM
Hoy se cumplen noventa y nueve años del nacimiento del barítono barcelonés Manuel Ausensi, una de las grandes voces de la lírica española en los años 50 y 60. Figura consagrada en el Liceo de Barcelona, llevó a cabo asímismo una exitosa carrera internacional. De porte noble y señorial, poseyó una voz robusta y cálida, de bello timbre y llamativa musicalidad. Su registro central era de los más hermosos que se han escuchado a barítono alguno. También destacó por su saber estar en el escenario y su fraseo comunicativo, que le permitía penetrar en la sensibilidad de sus oyentes y emocionarles con las vicisitudes de sus personajes. Su repertorio operístico llegó a abarcar bastantes decenas de títulos, aunque finalmente se limitó a diez o doce. Sobre todo cantó La traviata, Rigoletto, Nabucco, La bohème o Il trovatore, interpretadas por el cantante en más de un centenar de ocasiones cada una. Empero, aunque la ópera supuso la columna vertebral de su carrera, fue su
participación en noventa y tres grabaciones discográficas de
zarzuelas lo que le otorgó mayor popularidad. Entre los muchos galardones que recibió figuran la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1952), la Medalla de Oro del Gran Teatro del Liceo de Barcelona (1957), la Medalla al Mérito artístico por el Ayuntamiento de Madrid (1994) y la Medalla de Honor de Barcelona (2002).
Sin antecedentes familiares relacionados profesionalmente con el mundo de la música, Manuel Ausensi Albalat sí que heredó de sus progenitores la afición por ella. A los quince años su padre lo inscribió en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, donde recibió lecciones de trompeta y realizó tres
cursos de solfeo, al tiempo que asistía a las funciones de zarzuela que se daban en el Paralelo. Cuando pensaba que había
encontrado su camino, estalló la Guerra Civil española. Fue movilizado al ser llamada la
quinta más joven y todo quedó en suspenso.
Participó en el Frente del Ebro y en otras batallas, hasta que fue a parar a Valencia. Allí, durante dos años, recibió clases de canto gratis de la que fuera eminente
soprano María Llácer. Gracias a ella, su primera experiencia como músico fue en la banda municipal valenciana, ejerciendo de trompetista. Al partir la maestra hacia Italia, Ausensi perdió profesora y empleo. De regreso a su ciudad natal, continuó sus estudios de canto con Concepción Callao.
En 1943 obtuvo el primer premio en un concurso radiofónico y esto le supuso poder cantar con éxito al año siguiente Il barbiere di Seviglia en el Teatro Barcelona. De ahí le surgió un contrato para actuar en Portugal, cantando varias obras en Lisboa y Oporto. A partir de ese momento, intervino en las temporadas que se
realizaban en ciudades españolas como Mahón, San Sebastián u Oviedo,
donde cantó tres obras. En 1947 debutó en el Teatro Tívoli de Barcelona, lo que propició que fuera contratado por el Liceo, donde se presentó con Anna Bolena y cantó después Carmen. En adelante mantuvo sus giras por España, cantando en Sevilla, Valencia,
Baleares, Galicia, Santander, País Vasco y Oviedo, volviendo al Liceo,
donde interpretó Fedora, La Dolores e Il matrimonio segreto. A comienzos de 1949 se presentó en el Teatro Madrid, de la capital de España, con La Dolores, estrenando La duquesa del Candil, zarzuela de García Leoz, que luego llevó a otras localidades, y volviendo a Madrid para cantar Pagliacci, su primera ópera italiana, en la Chopera de El Retiro. En el año 1950 volvió a intervenir en la temporada de Madrid con Madama Butterfly y Lucia di Lammermoor, para acabar el año en Barcelona, con otros tres títulos, entre ellos Carmen.
En 1951 hizo su primera salida fuera de la península ibérica para cantar La vida breve en
Wiesbaden y su estilo noble gustó al gran director Ataúlfo Argenta, que
le contrató para el Festival de la Orquesta de Cámara de Madrid, que se
realizaba en el Teatro Español, donde cantó fragmentos de zarzuela. El éxito del Festival hizo que se representara en muchos lugares
de España y motivó que se grabaran muchos discos de zarzuela, con el
propio Ausensi, acompañado de figuras como Pilar Lorengar, Ana María
Iriarte, Teresa Berganza, etc, dirigidos los primeros años por Argenta y posteriormente por Indalecio Cisneros y Pablo Sorozábal.
En los años siguientes, en el Liceo siguió la misma pauta, alternando repertorio como Adriana Lecouvreur con Maria Caniglia, La bohème con Victoria de los Ángeles, Adriana Lecouvreur y La bohème con Renata Tebaldi, Madama Butterfly otra vez con Victoria de los Ángeles, La traviata con Magda Olivero o Lucia di Lammermoor
con Gianna D’Angelo y Alfredo Kraus. Participó en cada temporada interpretando obras
españolas y colaborando con muchos de los estrenos que el teatro
programaba. También actuó en Madrid, donde cantó Lucia di Lammermoor con Ana María Olaria, representó en el Teatro de la Zarzuela Las golondrinas y después La traviata con Virginia Zeani. Del resto de España son destacables, en ese periodo, La llama de Usandizaga en San Sebastián, Tosca en La Coruña, con Carlo Bergonzi, La traviata en Sevilla con Pilar Lorengar y Alfredo Kraus, y Marina en
Oviedo con el tenor canario, así como algunas pequeñas salidas al sur de Francia
con repertorio español y en 1954 sus dos únicas actuaciones en Italia, con El retablo de Maese Pedro en Roma. En 1955 canta La verbena de la Paloma en La Corrala madrileña e Il maestro di capella en Barcelona y Madrid. En 1958 interpretó La vida breve en Bruselas y Edimburgo y debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires estrenando La zapatera prodigiosa
de Juan José Castro, en el inicio de su carrera americana, donde volvió
las siguientes temporadas, al igual que también ocurrió en Atenas.
A partir de 1960, después de hacer su debut en México, donde cantó
muchísimo al lado de grandes figuras como Giuseppe Di
Stefano, Mario del Monaco o Franco Corelli, también lo hizo en Estados Unidos (Dallas, New Orleans,
Filadelfia, etc.) hasta casi el final de su carrera. Es interesante
destacar su gira por Israel en el año 1962, su debut en Berlín en 1966 con Il trovatore, dirigido por Karajan, y varias funciones en
Alemania, incluida la inauguración del teatro
de Dortmund, además de interpretar Rigoletto en Amsterdam y Caracas. A partir de 1965 actuó más en España: Madrid, Sevilla, Bilbao, Oviedo y
también en Barcelona donde, después de su carrera por América, cantó
obras de mayor riesgo (Un ballo in maschera, Rigoletto, Andrea Chénier), siendo su última actuación en el Liceo con la ópera Un ballo in maschera en enero de 1969. Seguidamente, ese mismo año concluyó su carrera cantando La forza del destino
en Miami y Tosca en Filadelfia; después, aun en plenitud de facultades, decidió retirarse y
sólo volvió en una gala conmemorativa en 1972 para celebrar los 125 años del Liceo.
Desde su retirada vivió en Barcelona, su ciudad natal, alejado de cuanto fuera su mundo artístico y dedicado por entero a la familia para compensarla, en parte, de los largos meses en que forzosamente se vio separado de ella para extender por el mundo el nombre de España cosechando laureles para la lírica nacional. En sus últimos años de vida, Ausensi se lamentaba de la falta de atención que tiene actualmente la zarzuela. «Yo estoy con los que dicen que hay zarzuelas que no tienen nada que envidiar a muchas óperas. El teatro de la Zarzuela debería funcionar como lo hacía el Bolshoi de Moscú, con una compañía estable y otra que está de gira. Así habría muchos jóvenes estudiantes que tendrían ilusión por seguir y habría mayor afición».
En julio de 2005 los barceloneses le dedicaron una placa en el número 53 de la calle de Blai, donde nació, pero lamentablemente, no pudo asistir, ni tampoco la pudo ver. Poco después, tras una larga enfermedad, Manuel Ausensi falleció a los 85 años.
(Texto parcialmente extraido de las páginas forumclásico y webcindario, entre otras)
Desde su retirada vivió en Barcelona, su ciudad natal, alejado de cuanto fuera su mundo artístico y dedicado por entero a la familia para compensarla, en parte, de los largos meses en que forzosamente se vio separado de ella para extender por el mundo el nombre de España cosechando laureles para la lírica nacional. En sus últimos años de vida, Ausensi se lamentaba de la falta de atención que tiene actualmente la zarzuela. «Yo estoy con los que dicen que hay zarzuelas que no tienen nada que envidiar a muchas óperas. El teatro de la Zarzuela debería funcionar como lo hacía el Bolshoi de Moscú, con una compañía estable y otra que está de gira. Así habría muchos jóvenes estudiantes que tendrían ilusión por seguir y habría mayor afición».
En julio de 2005 los barceloneses le dedicaron una placa en el número 53 de la calle de Blai, donde nació, pero lamentablemente, no pudo asistir, ni tampoco la pudo ver. Poco después, tras una larga enfermedad, Manuel Ausensi falleció a los 85 años.
(Texto parcialmente extraido de las páginas forumclásico y webcindario, entre otras)
La Canción del sembrador corresponde al primer acto de "La rosa del azafrán", zarzuela con música de Jacinto Guerrero y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw estrenada en el Teatro Calderón de Madrid en 1930. La romanza, aquí cantada por Manuel Ausensi con el coro Cantores de Madrid, procede de una grabación de dicha zarzuela dirigida por el maestro Nicasio Tejada y editada en disco en 1962.
Canción del sembrador (letra)
Cuando siembro voy cantando,
porque pienso que al cantar,
con el trigo voy sembrando
mis amores al azar.
No hay empresa más gallarda
que el afán del sembrador.
¡Por sembrar en tierra parda
soy a gusto labrador!
Pisan mis abarcas la llanura,
raya el firmamento mi montera,
porque al sembrador se le figura
que es el creador de la panera.
Y el grano arrojo
con tanto brío,
que me parece
que el mundo es mío.
¡Ah! Sembrador
que has puesto en la besana
tu amor:
la espiga de mañana
será tu recompensa
mejor.
Dale al viento
el trigo y el acento
de tu primer lamento
de amor.
Aguarda el porvenir,
sembrador.
No hay empresa más gallarda
que el afán del sembrador
por sembrar en tierra parda
¡quién no fuera labrador!
Vuela la simiente de mi puño,
cae sobre la tierra removida,
siente la caricia del terruño
y abre sus entrañas a la vida.
Y al sol de mayo,
que es un tesoro,
millares brillan
de lanzas de oro.
¡Ah! Sembrador
que has puesto en la besana
tu amor:
la espiga de mañana
será tu recompensa
mejor.
Dale al viento
el trigo y el acento
de tu primer lamento
de amor.
¡Y aguarda el porvenir,
sembrador,
sembrador!
He recibido esta publicación con un gusto extraordinario! Adoro la zarzuela, ne fascina Ausensi y me ha encantado la semblanza de Javi y le romanza que ha seleccionado!
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