EL PRIMER JOVEN IRACUNDO BRITÁNICO
Hoy se cumplen veinticinco años del fallecimiento del dramaturgo inglés John Osborne. Su (notoriamente autobiográfica) obra Mirando hacia atrás con ira (1956) marcó un hito en el teatro posterior a la II Guerra Mundial y le convirtió en el primero de la generación de los llamados angry young men, generación que cambió por completo los presupuestos teatrales y cinematográficos de su tiempo, ejerciendo una vasta influencia en la cultura escénica posterior. Posteriormente fue autor de una serie de dramas enfurecidos, en los que resalta su energía, intensidad emocional y la fuerza de su lenguaje.
John James Osborne era hijo de un redactor publicitario, a quien adoraba, y una camarera, a quien odiaba. Cuando tenía once años perdió a su padre, quien le dejó una póliza de seguros que le sirvió para financiar una educación privada en un colegio privado menor en Devon, donde permaneció de 1943 a 1945, año en que fue expulsado por golpear al director, el cual le había sometido a un castigo corporal. John volvió a Londres a casa de su madre y en adelante su formación cultural fue autodidacta.
Tras intentar brevemente el periodismo comercial, tuteló una compañía de actores jóvenes, lo que lo introdujo en el mundo del teatro. Fue actor y director escénico antes de escribir, en colaboración con la actriz y escritora Stella Linden, su primera obra, El demonio interior (1950), representada ese mismo año en teatros regionales. En la segunda publicada, Enemigo personal (1954), colaboró con el escritor Anthony Creighton.
En 1956, mismo año en que debutó como actor en Londres, escribió en diecisiete días el drama que le consagraría como el autor británico más importante de la posguerra, Mirando hacia atrás con ira. Jimmy Porter, su protagonista (con muchos puntos en común con el propio Osborne), es un inconformista individuo de clase obrera que en un inmundo apartamento vive una problemática relación con su esposa de clase media, en la que descarga su rabia y frustración por la falta de expectativas de ascenso social. Su estreno en mayo en el Royal Court Theatre de Londres, dirigido por Tony Richardson y protagonizado por Kenneth Haigh, Mary Ure y Alan Bates, dividió a la crítica. Este sórdido drama rompió con los cánones establecidos y transformaría el panorama del mundo teatral de los años 50. Un agente de prensa acuñó para referirse a su autor la denominación angry young man, que pronto se haría extensiva a otros escritores compatriotas, creadores de un nuevo tipo de teatro enraizado en el de Bertolt Brecht y con una marcada conciencia de clase social. El creciente éxito popular de la obra se fundamentó sobre todo en poner por primera vez sobre la escena a personajes entre 20 y 30 años que no habían participado en la II Guerra Mundial pero sufrían sus lamentables consecuencias en forma de carencia de oportunidades para prosperar. La vitalidad, la sátira y el realismo de su propuesta expresó una
reacción contra los viejos valores y el orden social establecido en la
posguerra. La innovación escénica, más centrada en el contenido que en los aspectos formales, se generalizó convirtiéndose
en una verdadera corriente entre los jóvenes escritores, artistas e
intelectuales ingleses que se opusieron al establishment a través de la
crítica, la ironía, el escepticismo, el desprecio e incluso la violencia como forma de
comunicación personal y social. La generación de Osborne, caracterizada por sus valores materialistas y falta de fe, muestra en sus obras una sociedad en descomposición, incapaz de ajustarse a una posguerra en
la que la desigualdad social y la falta de un nuevo código de valores
morales dejó a la juventud envuelta en su propia neurosis, con personajes venidos a menos, carentes de esperanzas, sumidos en la preocupación por
el dinero y la duda metafísica por falta de asideros reales. Los protagonistas de esta nueva tendencia, ya sobre la escena o en el cine, suelen ser burgueses o pequeñoburgueses destinados siempre a fracasar.
Después de triunfar en Londres, Mirando hacia atrás con ira fue trasladada a Broadway en 1957, manteniéndose allí un año en cartel. En 1959 sería llevada al cine en una exitosa producción que dirigió Tony Richardson y protagonizaron Richard Burton, Claire Bloom y Mary Ure. Se dio la circunstancia de que a Laurence Olivier (entonces en mitad del rodaje en Londres de "El príncipe y la corista" con Marilyn Monroe), al ver la obra por primera vez acompañado de Arthur Miller, no le gustó, pero el dramaturgo americano lo convenció de sus méritos. Ambos tuvieron un encuentro con Osborne entre bastidores que acabó con la petición de Olivier al autor de un papel en su siguiente obra. El famoso actor, a la sazón frisando la cincuentena, ya había demostrado sobradamente su valía en roles de Shakespeare u otros clásicos y buscaba nuevos retos en su carrera escénica. Osborne concluyó rapidamente su obra El animador en 1957 y la obra se estrenó con éxito en el Royal Court Theatre con Olivier como protagonista. Su trama gira en torno a la decadencia de un showman, paralela al declive del music-hall británico, género tradicionalmente preferido por el público pero ya eclipsado y sustituido por el emergente rock and roll. La obra constituye una metáfora del ocaso del Imperio Británico y el total predominio estadounidense en el mundo. En ella se intercalan algunos números de vaudeville. Laurence Olivier protagonizaría asímismo la adaptación a la pantalla que dirigió Tony Richardson y se estrenó en 1960. Su conmovedora interpretación como el marchito y patético comediante Archie Rice fue una de las más notables de su carrera en el cine y obtuvo por ella una nominación al Oscar al mejor actor.
Menor repercusión lograron el drama Epitafio para George Dillon (1957), escrito en colaboración con Anthony Creighton, y el musical El mundo de Paul Slickey (1959). En el drama Lutero (1961) presenta un estudio psicológico sobre el religioso Martin Luther que en el siglo XVI llevó a cabo la Reforma Protestante, retratado como un hombre furioso en lucha con sus propias dudas espirituales y su deseo de creer. Se estrenó con Albert Finney como protagonista y, tras recorrer ciudades como Nottingham, París, Amsterdam y Londres, fue representada en Broadway, donde en 1964 ganaría el Premio Tony a la mejor obra teatral. Precisamente el mencionado actor protagonizó la película "Tom Jones" (1963), adaptación de una novela de Henry Fielding que dirigió Tony Richardson sobre un guión de John Osborne, film ganador de cuatro premios Oscar, entre ellos el de mejor guión adaptado para Osborne. Prueba inadmisible (1964) es la tragedia de Bill Maitland, un abogado venido a menos, hundiéndose de forma retórica en su autodestrucción. El actor Nicol Williamson encarnó al personaje tanto en Londres y Broadway como en la adaptación cinematográfica que en 1968 dirigiría Anthony Page. Un buen patriota (1965), ambientada en Viena a finales del siglo XIX, cuenta la historia del éxito y caída de Alfred Redl, un oficial homosexual del Ejército austro-húngaro arruinado por un chantaje de los rusos. La obra fue en su día víctima de la censura y resultó decisiva para acabar con el obsoleto sistema censor británico que databa del siglo XVIII. Veinte años después sería adaptada al cine por el director húngaro István Szabó en la película "Coronel Redl" (1985), protagonizada por el actor austriaco Klaus Maria Brandauer. El Hotel en Amsterdam (1968) presenta a tres parejas del mundo del espectáculo refugiadas en una suite para escapar de un productor tiránico. Ese año también se estrenó la película "La carga de la brigada ligera" (1968) de Tony Richardson, en cuyo guión participó Osborne.
A partir de los años 70 la figura de Osborne fue pasando a un segundo plano en el panorama escénico. Entre sus siguientes obras figuran Al oeste de Suez (1971), A sense of detachment (1972) o Watch it come down (1976). La última estrenada fue Déjàvu (1992), secuela de Mirando hacia atrás con ira que revisita a Jimmy Porter tras un intervalo de 35 años. Osborne también realizó adaptaciones de "Hedda Gabler" de Ibsen en 1972, "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde en 1975 o "El padre" de Strindberg en 1989. Asímismo publicó su autobiografía en dos volúmenes: Un mejor tipo de persona (1981) y Casi un caballero (1991). Como actor efectuó apariciones en diversas películas: "El primer amor" (1970) de Maximilian Schell, "Asesino implacable" (1971) de Mike Hodges, "Mañana no amanecerá" (1978) de Peter Collinson, o "Flash Gordon" (1980) de Mike Hodges.
Muy borrascosa fue la vida sentimental de John Osborne, quien se casó cinco veces, alternando esposas y amantes. Sus cuatro primeros matrimonios finalizaron en divorcio: así con la actriz Pamela Lane (1951-1954); la actriz Mary Ure (1957-1963), con quien tuvo a su hijo Colin; la escritora Penelope Gilliatt, con quien tuvo a su hija Nolan, a la que expulsó de su casa a los diecisiete años; y la actriz Jill Bennett (1968-1977), quien se suicidaría en 1990. Con la periodista Helen Dawson se casó en 1978 y formó su única unión estable hasta la muerte del escritor en 1994. Empedernido aficionado al alcohol y el tabaco, falleció por un fallo cardiaco derivado de complicaciones de la diabetes que padecía desde años atrás, poco después de cumplir los 65. Además de cuantiosas deudas, dejó un abundante legado creativo y una serie de discursos y comentarios periodísticos cargados de la agresividad que caracterizó toda su vida.
Después de triunfar en Londres, Mirando hacia atrás con ira fue trasladada a Broadway en 1957, manteniéndose allí un año en cartel. En 1959 sería llevada al cine en una exitosa producción que dirigió Tony Richardson y protagonizaron Richard Burton, Claire Bloom y Mary Ure. Se dio la circunstancia de que a Laurence Olivier (entonces en mitad del rodaje en Londres de "El príncipe y la corista" con Marilyn Monroe), al ver la obra por primera vez acompañado de Arthur Miller, no le gustó, pero el dramaturgo americano lo convenció de sus méritos. Ambos tuvieron un encuentro con Osborne entre bastidores que acabó con la petición de Olivier al autor de un papel en su siguiente obra. El famoso actor, a la sazón frisando la cincuentena, ya había demostrado sobradamente su valía en roles de Shakespeare u otros clásicos y buscaba nuevos retos en su carrera escénica. Osborne concluyó rapidamente su obra El animador en 1957 y la obra se estrenó con éxito en el Royal Court Theatre con Olivier como protagonista. Su trama gira en torno a la decadencia de un showman, paralela al declive del music-hall británico, género tradicionalmente preferido por el público pero ya eclipsado y sustituido por el emergente rock and roll. La obra constituye una metáfora del ocaso del Imperio Británico y el total predominio estadounidense en el mundo. En ella se intercalan algunos números de vaudeville. Laurence Olivier protagonizaría asímismo la adaptación a la pantalla que dirigió Tony Richardson y se estrenó en 1960. Su conmovedora interpretación como el marchito y patético comediante Archie Rice fue una de las más notables de su carrera en el cine y obtuvo por ella una nominación al Oscar al mejor actor.
Menor repercusión lograron el drama Epitafio para George Dillon (1957), escrito en colaboración con Anthony Creighton, y el musical El mundo de Paul Slickey (1959). En el drama Lutero (1961) presenta un estudio psicológico sobre el religioso Martin Luther que en el siglo XVI llevó a cabo la Reforma Protestante, retratado como un hombre furioso en lucha con sus propias dudas espirituales y su deseo de creer. Se estrenó con Albert Finney como protagonista y, tras recorrer ciudades como Nottingham, París, Amsterdam y Londres, fue representada en Broadway, donde en 1964 ganaría el Premio Tony a la mejor obra teatral. Precisamente el mencionado actor protagonizó la película "Tom Jones" (1963), adaptación de una novela de Henry Fielding que dirigió Tony Richardson sobre un guión de John Osborne, film ganador de cuatro premios Oscar, entre ellos el de mejor guión adaptado para Osborne. Prueba inadmisible (1964) es la tragedia de Bill Maitland, un abogado venido a menos, hundiéndose de forma retórica en su autodestrucción. El actor Nicol Williamson encarnó al personaje tanto en Londres y Broadway como en la adaptación cinematográfica que en 1968 dirigiría Anthony Page. Un buen patriota (1965), ambientada en Viena a finales del siglo XIX, cuenta la historia del éxito y caída de Alfred Redl, un oficial homosexual del Ejército austro-húngaro arruinado por un chantaje de los rusos. La obra fue en su día víctima de la censura y resultó decisiva para acabar con el obsoleto sistema censor británico que databa del siglo XVIII. Veinte años después sería adaptada al cine por el director húngaro István Szabó en la película "Coronel Redl" (1985), protagonizada por el actor austriaco Klaus Maria Brandauer. El Hotel en Amsterdam (1968) presenta a tres parejas del mundo del espectáculo refugiadas en una suite para escapar de un productor tiránico. Ese año también se estrenó la película "La carga de la brigada ligera" (1968) de Tony Richardson, en cuyo guión participó Osborne.
A partir de los años 70 la figura de Osborne fue pasando a un segundo plano en el panorama escénico. Entre sus siguientes obras figuran Al oeste de Suez (1971), A sense of detachment (1972) o Watch it come down (1976). La última estrenada fue Déjàvu (1992), secuela de Mirando hacia atrás con ira que revisita a Jimmy Porter tras un intervalo de 35 años. Osborne también realizó adaptaciones de "Hedda Gabler" de Ibsen en 1972, "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde en 1975 o "El padre" de Strindberg en 1989. Asímismo publicó su autobiografía en dos volúmenes: Un mejor tipo de persona (1981) y Casi un caballero (1991). Como actor efectuó apariciones en diversas películas: "El primer amor" (1970) de Maximilian Schell, "Asesino implacable" (1971) de Mike Hodges, "Mañana no amanecerá" (1978) de Peter Collinson, o "Flash Gordon" (1980) de Mike Hodges.
Muy borrascosa fue la vida sentimental de John Osborne, quien se casó cinco veces, alternando esposas y amantes. Sus cuatro primeros matrimonios finalizaron en divorcio: así con la actriz Pamela Lane (1951-1954); la actriz Mary Ure (1957-1963), con quien tuvo a su hijo Colin; la escritora Penelope Gilliatt, con quien tuvo a su hija Nolan, a la que expulsó de su casa a los diecisiete años; y la actriz Jill Bennett (1968-1977), quien se suicidaría en 1990. Con la periodista Helen Dawson se casó en 1978 y formó su única unión estable hasta la muerte del escritor en 1994. Empedernido aficionado al alcohol y el tabaco, falleció por un fallo cardiaco derivado de complicaciones de la diabetes que padecía desde años atrás, poco después de cumplir los 65. Además de cuantiosas deudas, dejó un abundante legado creativo y una serie de discursos y comentarios periodísticos cargados de la agresividad que caracterizó toda su vida.
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