LA ÚLTIMA RUBIA DEL HOLLYWOOD CLÁSICO
La actriz estadounidense Stella Stevens cumple hoy 77 años. Una de las rubias más imponentes del Hollywood de los años 60, destacó por su belleza y desparpajo, mezcla de candidez y picardía, durante algo más de un decenio en la gran pantalla y luego se refugió en la televisión interviniendo en buen número de series.
Hija única de un vendedor de seguros y una enfermera, cuando
Estelle Caro Eggleston (su nombre real) tenía cuatro años, sus padres se trasladaron a Memphis, Tennessee, ciudad donde se graduó. Se independizó de su familia al casarse a la temprana edad de 16 años
con un electricista llamado Noble Herman Stephens. Poco más de dos años después se
divorciaría tras tener en 1957 a su hijo Andrew, futuro actor. Stella adoptaría una variante del apellido de su ex-marido. Cuando cursaba estudios universitarios de Medicina (que posteriormente
abandonó), Stella comenzó a trabajar como modelo con el objetivo de
entrar en la industria cinematográfica. A finales de los años 50 su figura lució en varias revistas, entre ellas
la conocida Playboy, publicación para la que posó desnuda, siendo
elegida Playmate del año en 1960. Tras contactar con un agente de Hollywood en su estado natal que
quedó prendado de su belleza, Stella se mudó a California para debutar
en el cine contratada por 20th Century Fox (¿recambio de Marilyn?) de la mano de Frank Tashlin, y su película Say one for me
(1959), un musical interpretado por Bing Crosby, Debbie Reynolds y Robert Wagner, por el que recibió un Globo de Oro como estrella prometedora del año. Ese fue el comienzo de una irregular carrera que continuó durante más de cuatro décadas.
La popularidad de la sexy Stella se afirmó con la comedia musical Li’l Abner (1959) dirigida por Melvin Frank, donde su papel tenía el nombre de Appassionata von Climax, poco antes de su aparición en el poster central de Playboy, lo que ya la elevó a figura de culto entre la población
masculina. En los años 60 brilló en películas como La última fuga (1961) de Edmond O'Brien, drama criminal con Jeffrey Hunter y David Janssen, Too late blues (1962), film dirigido y escrito por John Cassavettes, con Bobby Darin como coprotagonista, ¡Chicas, Chicas, Chicas! (1962) de Norman Taurog, comedia musical al lado de Elvis Presley, El noviazgo del padre de Eddie (1963) de Vincente Minnelli, comedia con Glenn Ford, Shirley Jones y Ronnie Howard, El profesor chiflado (1963) de Jerry Lewis, película con el cómico realizando una variante del clásico Jekyll y Hyde de Robert Louis Stevenson, La furia de los cobardes (1964) de George Marshall, western en tono de comedia que la
volvió a emparejar con Glenn Ford, Synanon (1965) de Richard Quine, drama sobre
adicciones con Edmond O'Brien y Chuck Connors, o Los silenciadores (1966) de Phil Karlson, un vehículo para Dean Martin y su sosias de James Bond llamado Matt Helm donde también aparecía Cyd Charisse, o Cómo salvar un matrimonio (1968) de Fielder Cook, comedia donde repitió con Dean Martin. También Stella encontró el éxito en el mundo de la pequeña pantalla, en
especial participando en la teleserie “Hospital General”.
Los años 70 comenzaron de forma espléndida para la actriz de Mississippi
al aparecer en La balada de Cable Hogue (1970) de Sam Peckinpah, exitoso western al lado de Jason
Robards.
Parecía que el talento interpretativo de Stella iba a comenzar a
valorarse con esta actuación pero al final no fue así, apareciendo en
toda la década en películas de mediana calidad y de poco éxito. Sus
títulos más destacables en este período fueron La aventura del Poseidón (1972)
de Ronald Neame, film de catástrofes a la moda de la década con reparto multiestelar, Operación Masacre (1972) de Jack
Starrett, película blaxploitation de acción con Jim Brown y Nickelodeon: Así empezó Hollywood (1976) de Peter Bogdanovich, comedia sobre los orígenes del cine, con Ryan O'Neal, Burt Reynolds, Tatum O'Neal, Brian Keith, John Ritter y Jane Hitchcock. En esa
década vio incrementada su popularidad televisiva, que se prolongó en los siguientes años en una carrera en la que incluso
probó fortuna como directora con el documental "The American heroine"
(1979) y "The ranch" (1989), una película protagonizada por su hijo
Andrew Stevens. Por lo demás, sus últimas películas son realmente olvidables. También participó en varias producciones teatrales.
Desde 1984 Stella Stevens comparte su vida amorosa con Bob Kulick, músico de rock doce años más joven que ella.
No creo distinguirla. Gracias a la reseña he podido documentarme muy bien sobre ella.
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