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martes, 26 de mayo de 2020

John Dall (New York City, US, 26-5-1920 / Beverly Hills, California, US, 15-1-1971): In memoriam

CARISMA INFRAUTILIZADO

Hoy se cumplen cien años del nacimiento del actor estadounidense John Dall. Fue un carismático intérprete que actuó en teatro, cine y televisión. Por su primera película, El trigo está verde (1945), fue candidato al Oscar al mejor actor de reparto, lo que parecía presagiar una brillante carrera en la pantalla. Estas expectativas no se confirmaron y Dall sólo apareció en un total de ocho películas, encasillado en papeles de villano en casi todas. Sin embargo, al menos dos de las que protagonizó son hoy importantes clásicos: La soga (1948) y El demonio de las armas (1950), además de Espartaco (1960), en la que actuó como secundario. En plena decadencia, murió a los 50 años.
Hijo de un ingeniero, John Dall Thompson se trasladó de niño con su familia a Panamá, donde su padre trabajó en la construcción de un aeropuerto. En una función escolar, John se aficionó a la actuación. El suicidio de su padre en 1929 hizo que su madre regresase con él a Nueva York el año siguiente. Cuando creció, Dall pensaba seguir los pasos de su padre y estudiar ingeniería, por lo que durante un breve tiempo asistió a la Universidad de Columbia. Pero actuar era su verdadera vocación y a tal fin decidió estudiar interpretación, lo que hizo pasando por varios centros, entre ellos la Pasadena Playhouse en California. Profesionalmente empezó en compañías de teatro de repertorio y en los primeros años 40 actuó en diversas obras en Broadway, donde llegó a destacar hasta el punto que el estudio Warner Bros. le ofreció un contrato, que él aceptó con la condición de poder seguir trabajando en el teatro.
En el cine debutó con El trigo está verde (1945) de Irving Rapper, drama rural de época que adaptaba la obra de Emlyn Williams sobre Miss Moffat (encarnada por Bette Davis), una maestra que llega a un pequeño pueblo minero galés y se empeña en escolarizar a niños y adolescentes. Por su trabajo como alumno aventajado que debe afrontar problemas de la edad adulta, Dall obtuvo una nominación al Oscar al mejor actor de reparto. Diversos proyectos que el estudio preparó para él no llegaron a concretarse, por lo que Dall dejó Warner Brothers. Sus siguientes películas fueron producciones Universal: El diablillo ya es mujer (1947) de Irving Pichel, comedia musical con Deanna Durbin y Donald O'Connor, y La otra cara del bosque (1948) de Michael Gordon, drama con Fredric March, Dan Duryea, Edmond O'Brien, Ann Blyth y Florence Eldridge donde interpretó un papel secundario.
A continuación interpretó al más sagaz de los dos jóvenes estetas que pretenden demostrar su superioridad intelectual perpetrando un 'crimen perfecto' en La soga (1948) de Alfred Hitchcock, la primera película en color del mago del suspense, que adaptaba una obra teatral de Patrick Hamilton basada en hechos reales, con James Stewart, Farley Granger y Joan Chandler. Planteada como un audaz experimento visual en singular alarde técnico, la película transcurre en tiempo real y fue montada para que pareciese rodada en una sola toma en la misma escena del crimen. La astuta amoralidad de Hitchcock obliga al espectador, a través del suspense, a ponerse del lado de los asesinos, quienes concibieron su delito como una obra de arte y celebran una cena de sociedad utilizando como mesa el arcón donde ocultaron el cadáver estrangulado con una cuerda. Aunque el film no lo explicita, su subtexto sugiere que los autores del asesinato son homosexuales (de hecho tanto el guionista del film, Arthur Laurents, como los actores Dall y Granger lo eran en la vida real). Su siguiente película, El demonio de las armas (1950) de Joseph H. Lewis, vigoroso noir con Peggy Cummins, es otro sobresaliente clásico, en este caso de la serie B. Cuenta la historia de una pareja que se ve arrastrada al mundo del crimen, cometiendo un atraco tras otro. Después protagonizó Por una mala mujer (1950) de Felix E. Feist, noir con Lee J. Cobb y Jane Wyatt.
Desencantado con los papeles de psicópata que le ofrecían, abandonó Hollywood y continuó su carrera en el teatro y la televisión, No volvió a la gran pantalla hasta diez años después con Espartaco (1960) de Stanley Kubrick, drama épico-histórico con Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, John Gavin y Tony Curtis donde desempeñó un importante papel secundario. Su última película fue El continente perdido (1961) de Gerorge Pal, film de ciencia-ficción ubicado en la mítica Atlántida, con Anthony Hall y Joyce Taylor. Después el cine se olvidó de él.  
En sus últimos años cayó en el alcoholismo y tuvo problemas de salud. Cuando a los 50 años falleció de un paro cardiaco vivía con su amante, el actor Clement Brace.

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