MAESTRO DEL RELATO BREVE
Hoy es aniversario natal del escritor francés Guy de Maupassant, uno de los grandes maestros del relato breve de la literatura universal. Encuadrado en el naturalismo decimonónico, su estilo es sencillo y realista, y transmite lo más sórdido y oscuro del comportamiento humano. Muy prolífico -fue autor de unos trescientos cuentos, seis novelas, seis obras de teatro, tres libros de viajes, una antología poética y numerosas crónicas periodísticas-, en sus escritos abordó tanto historias dramáticas como eróticas, fantásticas o de terror. De vida y obra indisociables, estuvo afectado durante gran parte de su existencia por graves trastornos nerviosos. Su enajenación mental, que inspiró algunas de sus mejores páginas, acabó por llevarle a la tumba a los 42 años. Multitud de sus narraciones han sido llevadas al cine por importantes directores (Sternberg, Renoir, Lewin, Buñuel, Ophüls, etc).
Henry-René-Albert-Guy de Maupassant nació en el seno de una aristocrática familia normanda que vivía de las rentas de la herencia del padre y la dote de la madre. Él era un hombre violento y disoluto y ella una neurótica y las constantes discusiones entre ambos por causa de las aventuras galantes del cabeza de familia marcaron la infancia del futuro escritor. En 1856 nació su hermano Hervé (un muchacho indomable que moriría en un centro psiquiátrico a los 33 años, cuatro antes que su hermano mayor); Guy fue claramente el preferido de su madre, que luchó por hacer de él un hombre de éxito. El matrimonio Maupassant se separó en 1860 y sus hijos quedaron bajo la custodia materna. Guy tenía un estrecho vínculo con su progenitora debido al amor de ésta a los clásicos literarios y la pasión que le inculcó por la lectura.
Maupassant estudió en el Liceo Napoleón, en el colegio eclesiástico de Yvetot (de donde fue expulsado al serle encontrado un poema irreverente, lo que sería el origen de su particular aversión a lo religioso) y, finalmente, en el Liceo de Rouen. Alli mantuvo una relación epistolar con Louis Bouilhet, gran amigo de Flaubert y a la sazón su primer maestro en las lides literarias. En 1867 conoció a Flaubert, quien a la muerte de Bouilhet en 1869, se convirtió en su mentor, le estimuló y aconsejó, corrigió sus primeros textos y le enseñó el arte de escribir, llegando a devenir una sustitutiva figura paterna.
Durante la Guerra franco-prusiana (1870-1871) Maupassant fue incorporado a filas y, aunque no llegó a combatir en el frente, la conflagración serviría de contexto para muchos de sus futuros relatos. Tras su regreso a la vida civil marchó a París a vivir con su padre y, después de un fallido intento de estudiar Derecho, durante casi una década trabajó como funcionario en varios ministerios, época que describiría como rutinaria y tediosa. Con el tiempo, y gracias a la influencia de Flaubert y otros escritores, llegó a ser editor de varios periódicos a partir de 1876. De insaciable apetito sexual, en esos años llevó una vida muy licenciosa, frecuentando tanto prostitutas como damas de la alta sociedad, aunque nunca se enamoró de ninguna de su infinidad de amantes. En sus cuentos describiría ambos mundos. En su creciente ascenso social, se hizo construir una casa donde, privadamente, fueron representadas algunas de sus obras teatrales de carácter marcadamente erótico y libertino. De gran vigor físico, también se aficionó a navegar en piragua por el Sena.
Renunció a sus puestos burocráticos cuando comenzó a destacar como escritor con el relato Bola de sebo (1880), contenido en el volumen "Las veladas de Médan", especie de manifiesto del naturalismo que reunía cuentos de la pluma de varios escrritores sobre el tema de la reciente guerra. Flaubert alabó su obra y lo introdujo en el círculo de escritores de la época, como Émile Zola, Joris-Karl Huysmans, Iván Turgueniev, Edmond Goncourt y Henry James. En cualquier caso, el independiente Maupassant se negó a militar en ningun movimiento literario. Ese mismo año editó su libro de poemas, Versos. Después publicó su primer libro de relatos, La casa Tellier (1881), al que seguirían otros como Mademoiselle Fifi (1882), Cuentos de la becada (1883), Claro de luna (1883), Miss Harriet (1884), Las hermanas Rondoli (1884), Cuentos del día y de la noche (1885), Monsieur Parent (1885), Tonio (1886), El horla (1887), La mano izquierda (1889) o La belleza inútil (1990). Asímismo, en siete años publicó seis novelas: Una vida (1883), Bel Ami (1885), la más conocida, que trata sobre el arribismo social, Mont-Oriol (1887), Pedro y Juan (1888), Fuerte como la muerte (1889) y Nuestro corazón (1890), y tres libros de viajes: Al sol (1884), En el agua (1888) y La vida errante (1890).
Convertido en escritor de gran éxito, sus derechos de autor le proporcionaron cuantiosos ingresos, con los que adquirió varias mansiones (en París, en el campo y en la Costa Azul), además de su yate Bel Ami. En esos años realizó también frecuentes viajes por Inglatera, Italia y Africa. En 1883 nació su primer hijo, fruto de su relación con la judía alsaciana Joséphine Litzelmann, aguadora de uno de los muchos balnearios que solía visitar. Luego tuvo otras dos hijas con ella, pero nunca quiso reconocer a sus vástagos, si bien sentía por ellos mucho cariño y siempre se preocupó de atender sus necesidades materiales.
Maupassant sufrió la mayor parte de su vida de desequilibrios nerviosos y migrañas casi constantes que le hacían buscar alivio en el éter y la morfina, lo que potenció aún más sus problemas mentales. Aislado en una soledad obsesiva, en sus últimos años experimentó alucinaciones y fue cayendo en una paranoia grave que había desarrollado consecuentemente a la sífilis que contrajo de joven (su padre también la padeció). El desvarío, la inquietud y la melancolía precedieron a su derrumbamiento psíquico, ya patente en sus últimas obras (comparables a las de Poe) en las que el pesimismo, la angustia y el pánico habían desplazado al naturalismo. Una buena cantidad de sus cuentos reflejan la idea fija del suicidio. Agudizados sus síntomas de demencia, la noche del 1 de enero de 1892, en Cannes, intentó por tres veces abrirse la garganta con un abrecartas metálico, tras otro intento previo de acabar con su vida disparándose con un revólver. Sus amigos lo trasladaron el 7 de enero a un centro psiquiatrico en París, donde moriría al cabo de dieciocho meses, periodo que transcurrió en una inconsciencia casi total, con frecuentes crisis violentas que obligaban a los enfermeros a ponerle una camisa de fuerza. Finalmente Maupassant falleció allí a los 42 años. Su funeral se celebró bajo un calor sofocante, que no impidió que Zola pronunciase un breve discurso en su honor.
Qué reveladora para mí esta síntesis biográfica. Y sus cuentos son bien motivantes de leer, la verdad.
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