LA ESTRELLA MÁS ALTA DE LOS AÑOS 30
Hoy se cumplen cuarenta y ocho años del fallecimiento de la actriz estadounidense Kay Francis, la mayor de las 'estrellas olvidadas' de la era dorada de Hollywood. Belleza morena de cabello oscuro, ojos claros e inusualmente elevada estatura, la elegancia de su aspecto la predisponía a personajes de mujer peligrosa. Cuando pasó de Paramount a Warner se le adjudicaron papeles en comedias sofisticadas o suntuosos melodramas concebidos expresamente para ella. Con el apelativo de 'Reina de Warner Brothers', durante gran parte de los años 30 su popularidad fue enorme (baste señalar que hasta 1937 fue, tras Shirley Temple, la estrella que más portadas de revistas acaparó en su país o que en 1935 su salario era de 115.000 $ mientras que el de Bette Davis era de 18.000 $). No obstante, fue en Un ladrón en la alcoba, producción de Ernst Lubitsch en Paramount, donde se mostró más como era: escultural, aristocrática, distante, pero muy bella. En los años 40 su carrera fue declinando hasta su retiro definitivo del cine en 1946.
Katherine Edwina Gibbs era hija de una actriz y un hombre de negocios que dejó a su familia cuando la pequeña tenía cuatro años. El ambiente teatral en que Kay creció fue determinante para que su futuro estuviese encaminado hacia la interpretación. Después de trabajar en una agencia inmobiliaria como secretaria y casarse por primera vez, tomando el apellido Francis de su marido, en 1925 hizo su debut teatral en Broadway. Ello supuso el punto de arranque para su llegada a
Hollywood a finales de la década en los inicios del cine sonoro, momento en que fue contratada por
Paramount, apareciendo por primera vez en la pantalla en Los cuatro cocos (1929), la delirante primera comedia de los Hermanos Marx.
Pronto se convirtió en objeto de atención del público y entre 1929 y 1931 apareció en 21 films, entre ellos: Curvas peligrosas (1929) de Lothar Mendes, un vehículo para Clara Bow, La calle del azar (1930) de John Cromwell, drama con
William Powell y
Jean Arthur, El acusador de sí mismo (1930) de John Cromwell, drama con
William Powell, Raffles (1930) de George Fitzmaurice, comedia de intriga con Ronald Colman, Náufragos del amor (1930) de
Leo McCarey, comedia musical con
Jack Oakie y
Jeanette MacDonald, Flor del mal (1930) de William C. de Mille, drama con Charles Bickford, Un reportaje sensacional (1931) de John Cromwell, drama con
George Bancroft, El gigoló (1931) de Lothar Mendes, drama con William Powell y Carole Lombard, Transgresión (1931) de Herbert Brenon, drama con
Paul Cavanagh y
Ricardo Cortez, Manos culpables (1931) de W.S. Van Dyke, drama criminal con
Lionel Barrymore y
Madge Evans, 24 horas (1931) de Marion Gering, drama con
Clive Brook,
Miriam Hopkins y Regis Toomey, o Ilusión (1931) de Stuart Walker, drama con William Boyd.
Ya toda una estrella, llegó a convertirse en la primera figura femenina de Warner Brothers, estudio que le había prometido mejores papeles y en el que durante varios años percibió el mayor salario cobrado por una actriz en Hollywood. Así protagonizó títulos como Diplomacia femenina (1932) de William Dieterle, comedia dramática con David Manners y
Una Merkel, Viaje de ida (1932) de Tay Garnett, drama romántico con William Powell, Un ladrón en la alcoba (1932) de Ernst Lubitsch, brillante comedia con Miriam Hopkins y Herbert Marshall en un breve retorno a Paramount que le supuso intervenir en la mejor película de su carrera, Su único pecado (1932) de King Vidor, melodrama para Samuel Goldwyn con Ronald Colman, La mundana (1933) de Michael Curtiz, comedia romántica con George Brent, Tempestad al amanecer (1933) de
Richard Boleslawski, drama romántico ambientado en la Primera Guerra mundial con
Nils Asther y
Walter Huston, La herencia (1933) de Robert Florey, drama histórico con Ricardo Cortez y Gene Raymond, Mandalay (1934) de Michael Curtiz, drama con
Ricardo Cortez,
Warner Oland y
Lyle Talbot, Wonder Bar (1934) de Lloyd Bacon, musical con Al Jolson y Dolores del Río, El agente británico (1934) de Michael Curtiz, drama de espionaje con Leslie Howard, La vida es sabrosa (1935) de Frank Borzage, drama romántico con
Warren William y George Brent, Su primer beso (1935) de Frank Borzage, drama romántico con George Brent, Su vida privada (1935) de Mervyn LeRoy, drama con
Ian Hunter y
Paul Lukas, El ángel blanco (1936) de William Dieterle, drama biográfico con Ian Hunter donde interpretó a la enfermera Florence Nightingale, Otro amanecer (1937) de William Dieterle, melodrama basado en una obra de Somerset Maugham, con Errol Flynn, o El rey del hampa (1939) de Lewis Seiler, drama criminal con Humphrey Bogart.
El ascenso de Bette Davis en Warner Bros. la había ido relegando a los papeles que ésta rechazaba, lo que originó el inicio del declive de la carrera de Francis. De hecho, en 1938 había sido incluida en la famosa lista de estrellas que los exhibidores consideraron 'veneno para la taquilla', en la que también figuraban Greta Garbo, Marlene Dietrich, Mae West, Joan Crawford, Norma Shearer, Luise Rainer, John Barrymore, Dolores del Río, Katharine Hepburn, Edward Arnold y Fred Astaire, pues sus altos salarios hacían que las películas en las que aparecían no fuesen rentables. Después de dejar Warner al año siguiente, Francis pudo ser vista en producciones de otros estudios como Dos mujeres y un amor (1939) de John Cromwell, melodrama con Cary Grant y
Carole Lombard, Esta es la fecha (1940) de William A. Seiter, musical con Deanna Durbin y Walter Pidgeon, Sendas siniestras (1940) de George Marshall, western con
Randolph Scott, Hombrecitos 1940) de Norman Z. McLeod, adaptación de una novela de Louisa May Alcott, con
Jack Oakie y
George Bancroft, El hombre que se perdió a sí mismo (1941) de Edward Ludwig, comedia con Brian Aherne, La tía de Carlos (1941) de Archie Mayo, comedia según la obra de Brandon Thomas, con
Jack Benny y
James Ellison, Huellas femeninas (1941) de W.S. Van Dyke, comedia con
Rosalind Russell y
Don Ameche, Siempre en mi corazón (1942) de Jo Graham, drama con Walter Huston y Gloria Warren que la devolvió momentaneamente a Warner, Entre nosotras (1942) de Henry Koster, comedia con Diana Barrymore y
Robert Cummings, y otras producciones menores. Durante la II Guerra Mundial participó en giras para entretener a las tropas estadounidenses. Se despidió del cine con Se necesita mujer (1946) de Phil Karlson, drama criminal con
Paul Cavanagh y
Robert Shayne. Encontrándose sin trabajo en Hollywood, volvió al teatro por un corto periodo, pues a su mala salud se añadió en 1948 un accidente al quemarse con un radiador, lo que precipitó su retiro del mundo del espectáculo.
Kay Francis se casó y divorció cinco veces. Su maridos fueron James Dwight Francis, William Gaston, Kenneth MacKenna, Eric Barnekow y John Meehan. No tuvo hijos. Diagnosticada de cáncer de mama en 1966, falleció dos años después cuando tenía 63.
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