EL AUTOR DE "LA REGENTA"
Hoy es aniversario natal del escritor español Leopoldo Alas "Clarín". Narrador deslumbrante, articulista incisivo, crítico temido, polemista ácido, intelectual krausista ligado a la Institución Libre de Enseñanza, anticlerical y político republicano y liberal, se preocupó por conjugar el idealismo con la filosofía positivista y la búsqueda del sentido metafísico de la vida. Sus más de dos mil artículos filosóficos, políticos y literarios
publicados lo convirtieron en el mayor crítico literario de su tiempo y
en una autoridad intelectual influyente y respetada. Su obra literaria, adscrita a la corriente naturalista con retazos satíricos, es una de las más importantes en lengua española del siglo XIX. Gran lector y analista, entendió la literatura como un trabajo constante y minucioso de indudable contenido ético; pretendió superar la tradicional inercia cultural española y elevar el nivel de instrucción del país, censurando siempre el mal gusto y la vulgaridad. Reivindicó la emancipación del hombre por la cultura, pues pensaba que la posibilidad del progreso social estaba íntimamente ligada al progreso moral del hombre. Para Clarín, no hay valor auténticamente humano que no sea valor de
interioridad. De ahí sus implacables críticas a la Iglesia institucional
y su repugnancia por la falsedad, la impostura y la hipocresía,
componentes centrales de la sociedad provinciana y decadente que
describe magistralmente su novela La Regenta, considerada por la crítica como la segunda española más importante tras "El Quijote".
Aunque nació en Zamora, donde su padre había sido nombrado gobernador civil, Leopoldo García-Alas y Ureña era de familia asturiana y, a partir de los siete años, vivió en Oviedo,
ciudad a la que le uniría una estrecha relación y que se convertiría, de
alguna manera, en la protagonista de su obra maestra, La Regenta.
Estudió en un colegio jesuita ovetense, con brillantes calificaciones. La revolución de 1868 (llamada "la Gloriosa"), que destronó a Isabel II y pretendió sin éxito democratizar España, despertó sus simpatías por la causa republicana y
liberal. Sus años en Madrid (1871-1882), donde estudió Filosofía y Letras y se doctoró en Derecho, le permitieron tener contacto con el
círculo intelectual krausista, cuya influencia, muy en especial la de su
profesor Francisco Giner de los Ríos, fue decisiva en su formación.
Desde muy joven manifestó una exaltada afición por la
literatura y una notable aptitud para el periodismo
satírico. Muchas de sus colaboraciones en el diario madrileño El solfeo, creado tras la Restauración monárquica, consisten en poemas satíricos en la
sección titulada Azotacalles de Madrid. Alas inauguró el uso del
seudónimo Clarín, tomado del nombre del gracioso en "La vida es sueño" de
Calderón de la Barca, para los artículos que publicó a partir de
1875 en El solfeo. Por otra parte, fruto de su inquietud literaria, escribió cuentos, narraciones cortas y algunos poemas en la Revista de Asturias y otras publicaciones. Sin embargo, fueron sus artículos periodísticos los que le dieron popularidad, aunque su mordacidad le valió numerosas enemistades. Sus ideas liberales y sus críticas y parodias periodísticas le ocasionaron que, a pesar de
ganar en 1978 las oposiciones a la cátedra de Economía Política y
Estadística de la Universidad de Salamanca, sufriera el veto del conde
de Toreno, ministro de Cánovas que no comulgaba con las posturas ideológicas progresistas y republicanas de Clarín. Ese mismo año se doctoró presentando la tesis El Derecho y la moralidad, que dedicó a su maestro Francisco Giner de los Ríos, quien había aplicado a la pedagogía su ideología laica krausista, defensora de la libertad de cátedra frente al dogmatismo religioso. Tal tesis sería el primer libro publicado por Leopoldo Alas y el único en que no utilizó su seudónimo. En 1880 Alas entró a formar parte de la
redacción de Madrid Cómico, otro periódico satírico, colaborando asímismo en El Globo, La Ilustración y El Imparcial. Un año después se publicó el libro Solos de Clarín, que recogió sus artículos de crítica literaria. En 1882 ejerció la profesión docente en la Universidad de Zaragoza, el mismo año que contrajo matrimonio con Onofre García Arguelles, con quien tuvo a su hijo Leopoldo a finales de 1883, año en que también regresó a Oviedo como catedrático de Derecho Romano. Más tarde se ocupó también de la cátedra de Derecho Natural en la
Universidad de Oviedo y ya nunca abandonó su residencia en la capital asturiana.
Entre 1884 y 1885 escribió su obra cumbre, La Regenta, novela que le consagró y que críticos e hispanistas han comparado a "Madame Bovary" de Flaubert o "Ana Karenina" de Tolstoi. La obra causó un enorme impacto tanto por su valentía y calidad
literaria -Clarín utilizó varias técnicas como el monólogo interiorizado,
los sueños y los recuerdos, que anticipaban la novela del siglo XX-
como por la crítica demoledora que en la novela hacía a todos los
estratos sociales: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las
damas hipócritas y los partidos políticos.
Su tema central es el adulterio y, en su trama, la joven, bella, provinciana e inexperta Ana Ozores se casa con Víctor Quintanar, ex-regente de la audiencia de Vetusta
(nombre inventado por el autor para designar a Oviedo), hombre bondadoso, aburrido y mucho mayor que ella. Cada vez más frustrada y abatida, Ana se
convierte en presa del donjuan provinciano don Álvaro y de su propio
confesor don Fermín de Pas, canónigo soberbio y ambicioso. Finalmente Ana se entrega a don Álvaro, pero esto no era lo que realmente preocupaba al autor. Clarín se fija en el escenario, Vetusta, que asiste como un coro a todo lo que se va desarrollando. Además plantea una lucha entre Álvaro y Fermín por la posesión física de Ana como una lucha entre los dos poderes de la ciudad: la iglesia más retrógrada y el caciquismo teñido de liberalismo. El final es la degradación más absoluta de los protagonistas: el regente muere en un duelo esperpéntico a manos de Álvaro, éste huye cobardemente dejando clara su ruindad, la ambición de Fermín se manifiesta como la ausencia total de escrúpulos y moral, y Ana, la intocable regenta, se encuentra con un "beso viscoso" del ser más despreciable de la ciudad. En toda la novela se observa claramente el sentido crítico y moral de Clarín y las censuras que recibió en su época fueron tantas que, tal vez por eso, en obras posteriores, no llegó tan lejos.
Clarín continuó escribiendo ensayos, cuentos y relatos cortos. Dentro de su producción crítica destacan los Folletos literarios, una serie de ocho opúsculos publicados entre 1886 y 1891. Su segunda novela larga, Su único hijo, fue publicada en 1891, año en que fue elegido concejal republicano del ayuntamento de Oviedo, y en 1895 se estrenó en Madrid el drama Teresa, su única obra teatral, que resultó un fracaso rotundo. Entre otros escritos figuran sus Cuentos morales (1896).
Leopoldo Alas falleció a los 49 años de una tuberculosis intestinal en último grado, enfermedad incurable en su época.
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