INVENTOR DEL CINEMATÓGRAFO
Hoy es aniversario natal de Louis Lumière, inventor junto a su hermano Auguste del cinematógrafo, que ambos patentaron y dieron a conocer en 1895.
Hijo de Antoine Lumière, un fabricante de placas fotográficas, en 1870 se trasladó a Lyon con sus padres y su hermano Auguste, dos años mayor. Allí sus progenitores tuvieron otro hijo y tres hijas más. La calidad humana y profesional de su padre permitió a la familia salir
adelante. Los clientes hicieron progresar el negocio y pronto su empresa
fue reconocida por la calidad de sus trabajos. Al terminar sus estudios en el liceo La Martinière, tanto Louis como Auguste -con quien formaría una pareja indisoluble- trabajaron en el taller fotográfico de su padre. En torno a 1890 conocen ya algunos de los inventos que
se están patentando en torno al mundo de las imágenes en movimiento.
Tienen noticias de los trabajos de sus coetáneos y los experimentos que
se prodigan no sólo en Francia sino en otros países y que buscan,
básicamente, mejorar la obtención y proyección de imágenes.
Esta situación iba a sembrar controversias sobre quién fue el verdadero
padre del cine. Entre 1890 y 1895 son varios los inventores que, en
distintos países, están trabajando para alcanzar un mismo objetivo; los
nombres de Thomas Edison (Kinetoscopio) y Max Skladanowski (Bioscopio)
son algunos de los que más suenan en estos años. Louis y su hermano Auguste tuvieron la oportunidad de examinar el kinetoscopio y se interesaron vivamente por la idea de poder proyectar imágenes animadas. En el verano de 1894 fue construido un aparato que servía como cámara y como proyector y en febrero del año siguiente los
hermanos Lumière patentaron su invento con el nombre de Cinematographe (Cinematógrafo). Durante unos meses se dedicaron a impresionar diversas imágenes
familiares y luego decidieron hacer varias demostraciones que fueron muy bien
recibidas, lo que les animó a preparar la inicial presentación pública de pago, que
tuvo lugar el día 28 de diciembre de 1895 en el Salon Indien del Grand
Café, en el Boulevard des Capucines de París. Por primera vez se
conseguía mostrar a un grupo de personas unas cintas (así se llamaban las primeras películas) de imágenes en movimiento, con lo que se superaba las limitaciones que suponía el Kinetoscopio de Edison, que era de visión individualizada. Numerosos historiadores consideran ese día como la fecha del nacimiento del cine.
Estas películas (de menos de un minuto de duración) apenas recogían un plano estático del motivo que daba
título a las mismas. Eran 'tomas de vista' de temas familiares y lugares
de la ciudad. La demanda del público obligó a los Lumière a enviar a
una serie de operadores por todo el mundo para que impresionaran más
imágenes que permitieran renovar los programas diarios. El efecto
cautivador que supuso el Cinematógrafo para los ciudadanos de estos años
fue de tal magnitud, que se viene repitiendo la anécdota de aquellos
espectadores que vieron por primera vez La llegada de un tren a la estación (1896); en cuanto el tren se acercaba a primer término los espectadores
se echaban hacia atrás, pensando que iba a salir de la pantalla.
Las imágenes de los Lumière son punto de referencia de los primeros
noticiarios y documentos que se impresionaron en numerosos países. De
estas primeras películas destacan La salida de los obreros de la fábrica Lumière (1895),
en la que desde un punto de vista lejano se contempla cómo se abre la
puerta de la fábrica y va saliendo hacia los laterales un grupo de
hombres y mujeres, hasta que esa salida se termina. Más interesante
resulta, sin embargo, El regador regado (1895), una escena simpática,
que gira en torno a un 'gag' cómico: un hombre se encuentra regando un
jardín; vemos cómo un niño le pisa la manguera; el hombre se extraña de
que no salga el agua y acerca a su cara la boca de la misma; en ese
momento el niño quita su pie y el agua moja al hombre; éste corre tras
él y al alcanzarlo le da un azote y le coge de una oreja. Los Lumière realizaron también, en la Exposición Universal de París en 1900,
proyecciones en pantalla grande (20 m) a partir de películas de 75 mm de
ancho.
La producción de los Lumière se incrementó con los años, convirtiendo a
Lyon en uno de los centros cinematográficos más importantes del mundo.
No obstante, su evolución creativa se estancó, limitándose durante ese
tiempo a repetir los temas y viviendo un poco de rentas. Tiene que ser
Méliès quien realmente dé un gran empuje al Cinematógrafo, sobre todo
abriendo nuevos caminos a la creatividad y forzando a los operadores y
productores, que a continuación les siguieron, a volcarse en busca de
originalidad.
Al tiempo que producían una interminable
lista de títulos, los Lumière pusieron en circulación los aparatos que fabricaban en
Lyon. A esta ciudad acudirán a lo largo del tiempo numerosos empresarios
de otros países en busca de 'el aparato original' que les permita pasar
sin ningún problema las cintas Lumière en sus barracones. Así comenzó a expandirse el que será el espectáculo audiovisual más sorprendente del siglo XX.
Los
Lumière continuaron desarrollando, hasta su muerte, otros muchos
inventos, tanto en el campo de la fotografía como en el cine (la placa
tricromo para la fotografía en color; la fotografía en relieve:
fotoesterosíntesis; el cine estereoscópico; las placas antihalo; el
plateado de los espejos en frío; un difusor para fonografía, etc.).
Algunos tuvieron su aplicación, pero otros no pudieron desarrollarse
comercialmente.
Louis Lumiere falleció a los 83 años y Auguste Lumière a los 91.
(Reseña procedente, con modificaciones, de la página Biografías y Vidas)
Louis Lumière |
Auguste et Louis Lumière |
Cinematographe, Institut Lumière, Lyon, France |
Esto está excelente! Riguroso, conciso y ameno!
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