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jueves, 30 de abril de 2020

David Manners (Halifax, Nova Scotia, Canada, 30-4-1900 / Santa Barbara, California, US, 23-12-1998): In memoriam

MÁS QUE ACTOR, SEDUCTOR

Tal día como hoy hace ciento veinte años vino al mundo el actor canadiense (nacionalizado estadounidense en 1940) David Manners. Alto, apuesto y con aspecto distinguido, se inició en el cine cuando comenzaron las películas sonoras, después de varios años en el teatro. Por lo común los estudios lo utilizaron como galán de luminarias como Loretta Young, Ruth Chatterton, Barbara Stanwyck, Constance Bennett, Kay Francis, Katharine Hepburn, Carole Lombard o Claudette Colbert en un buen número de las entonces llamadas "woman's pictures". Empero, sus titulos más memorables se encuadran en el cine de terror producido por los estudios Universal: Drácula (1931), La momia (1932) y Satanás (1934), tres clásicos del género. Descontento con su carrera, abandonó Hollywood en 1936.
Nacido Rauff de Ryther Duan Acklom, era hijo de padres ingleses, Lilian Manners y el escritor George Moreby Acklom. Su progenitor, que dirigía una prestigiosa escuela privada para chicos en Halifax, emigró a los Estados Unidos en 1906 para trabajar como asesor literario de una editorial neoyorquina y un año después le siguieron su esposa, su hija mayor Cecily y su hijo menor Rauff. En 1910 la familia al completo se estableció en Mount Vernon, un suburbio al norte de la ciudad de Nueva York, y diez años después en Manhattan. El joven Rauff, todavía viviendo con su familia, se empleó como ayudante publicitario y parecía destinado a repetir la misma carrera de su padre y convertirse en editor. Sin embargo decidió trazar para sí mismo un camino profesional distinto, por lo que regresó a Canadá para estudiar ingeniería forestal en la Universidad de Toronto. Pero las materias le aburrían y, en cambio, se aficionó al teatro en el campus universitario. Tras recibir lecciones de arte dramático, debutó como actor en 1924 con la obra "Hipólito" de Eurípides. Pese a las objeciones paternas, el joven Rauff tomó la determinación de seguir una carrera en el mundo del espectáculo cuando volvió a los Estados Unidos. Graduado en la Trinity School neoyorquina, interpretó allí el rol de Ferdinand en "La tempestad" de Shakespeare. Luego actuó en teatros de Chicago y Broadway y se incorporó a una compañía de repertorio en gira. Más adelante formó parte de las compañías de las ilustres Eva Le Gallienne y Helen Hayes.
Hacia 1927 llegó a Los Angeles y, casualmente, en una fiesta de Hollywood fue 'descubierto' por el director inglés James Whale, quien lo introdujo en el negocio del cine. Hay que decir que ambos eran gays. Tras aparecer sin acreditar en una producción Fox interpretando a un piloto, Whale le dió un papel importante en El fin del viaje (1930), su debut como director, un drama bélico con Colin Clive como protagonista y en el que su 'descubrimiento' apareció acreditado como David Manners (adoptando el apellido de soltera de su madre). El film resultó un tremendo éxito a ambos lados del Atlántico y después Manners rodó una película tras otra, entre ellas Kismet (1930) de John Francis Dillon, fantasía oriental de aventuras con Otis Skinner y Loretta Young, o El derecho de amar (1930) de Richard Wallace, drama con Ruth Chatterton y Paul Lukas. En su película más recordada, Drácula (1931) de Tod Browning, adaptación de la célebre novela de Bram Stoker, con Bela Lugosi, Helen Chandler, Dwight Frye y Edward Van Sloan, interpretó el personaje de John Harker cobrando 2.000 dólares a la semana mientras Lugosi percibía 500. Luego actuó en El millonario (1931) de John G. Adolfi, comedia dramática protagonizada por George Arliss, La mujer milagro (1931) de Frank Capra, drama donde tuvo como oponente a Barbara Stanwyck, El último vuelo (1931) de William Dieterle, drama sobre veteranos de la I Guerra Mundial con Richard Barthelmess, John Mack Brown y Helen Chandler, Tres rubias (1932) de Lowell Sherman, comedia con Ina Claire, Joan Blondell y Madge Evans, Una mujer con pasado (1932) de Edward H. Griffith, comedia romántica con Constance Bennett y Ben Lyon, Diplomacia femenina (1932) de William Dieterle, comedia dramática con Kay Francis, A media voz (1932) de Lloyd Bacon, comedia con Ann Dvorak, Doble sacrificio (1932) de George Cukor, drama con John Barrymore, Katharine Hepburn y Billie Burke, Lo llaman pecado (1932) de Thornton Freeland, drama con Loretta Young, George Brent y Una Merkel, El beso de la muerte (1932) de Edwin L. Marin, policiaco con Bela Lugosi y Adrienne Ames, La momia (1932) de Karl Freund, otro clásico de terror, con Boris Karloff y Zita Johann, Vidas cruzadas (1933) de Erle C. Kenton, drama con Carole Lombard y Jack Oakie, El marido de la amazona (1933) de Walter Lang, comedia con Elissa Landi, Marjorie Rambeau y Ernest Truex, Identidad desconocida (1933) de Alexander Hall y George Somnes, drama criminal con James Dunn y Gloria Stuart, El diablo se divierte (1933) de William Dieterle, drama romántico con Victor Jory y Loretta Young, Sinfonía del corazón (1933) de Alexander Hall y George Somnes, drama musical con Claudette Colbert y Ricardo Cortez, Escándalos romanos (1933) de Frank Tutle, comedia musical con Eddie Cantor, Ruth Etting y Gloria Stuart, Satanás (1934) de Edgar G. Ulmer, otro clásico de terror, que lo volvió a reunir con  Boris Karloff y Bela Lugosi, La piedra lunar (1934) de Reginald Barker, comedia de intriga con Phyllis Barry, El misterio de Edwin Drood (1935) de Stuart Walker, drama de intriga con  Claude Rains, Douglass Montgomery y Heather Angel, Jalna (1935) de John Cromwell, drama con Kay JohnsonC. Aubrey Smith, Ian Hunter, Nigel Bruce y Peggy Wood, o Una mujer se rebela (1936) de Mark Sandrich, drama de época con Katharine Hepburn, Herbert Marshall, Elizabeth Allan y Donald Crisp.  
A pesar de los éxitos que había tenido en la pantalla, Manners se sintió crecientemente insatisfecho con su carrera en general y con los roles cada vez menores que le adjudicaban, por lo que decidió abandonar Hollywood. Hasta 1953 continuó actuando en teatro, ya en Broadway o en repertorio veraniego. Después se retiró y se dedicó a escribir novelas, a pintar y a estudiar filosofía.
En 1929 se casó con Suzanne Bushnell, matrimonio que sólo duró dos años. Desde 1948 formó pareja sentimental con el dramaturgo Frederic William Mercer. Durante treinta años ambos vivieron juntos, primero en un rancho propiedad de Manners en Victorville, California, y, a partir de 1956, en Pacific Palisades, localidad costera al oeste de Los Angeles.  Mercer murió en 1978. Veinte años después falleció Manners a la edad de 98 años.


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