ACERBA CARGA SATÍRICA Y MORDAZ
Tal día como hoy, hace trescientos cincuenta años, vino al mundo el escritor irlandés Jonathan Swift. Clérigo autor de novelas, ensayos, panfletos políticos y poemas, ha pasado a la historia de la literatura fundamentalmente por su famosa novela satírica Los viajes de Gulliver, obra que transciende su historia de aventuras para mostrar con sarcasmo la realidad social y política de su tiempo y, por extensión, del género humano.
Segundo hijo de una pareja de emigrados ingleses en Dublín, Jonathan Swift perdió a su padre poco antes de su nacimiento, siendo criado por su tío Godwin ya que su madre tras la muerte de su esposo regresó a Leicester (Inglaterra). Tras estudiar en el Trinity College dublinés, se trasladó en 1688 al lado de su madre para trabajar poco después en
Moor Park (Surrey) como secretario del estadista y escritor Sir William
Temple, quien sería su protector durante diez años. En 1690 abandonó Inglaterra, regresando un año después junto a
Temple para hacerse cargo del tutelaje de Esther (Stella) Johnson, hija
de la fallecida hermana del diplomático. La relación de Swift con Stella
resulta ambigua, pues no se sabe a ciencia cierta si traspasó las
fronteras de la amistad según los rumores que años más tarde indicaban que llegaron a
casarse en secreto. Después de terminar sus estudios de Teología en 1694, ocupó un puesto de pastor en la localidad irlandesa de Kilroot. En 1696 volvió a Inglaterra para trabajar de nuevo con Temple hasta el fallecimiento de éste tres años después. En Londres participó activamente en la vida política, religiosa y literaria de la
ciudad. Aunque en un primer momento estuvo cercano a los whigs, tras la
subida al poder de los tories escribió una serie de panfletos en su
favor y contra los whigs que se caracterizaron por su gran agudeza y
mordacidad, y que le llevaron finalmente a dirigir The Examiner,
periódico del Partido Conservador. Tras la muerte de su antiguo patrón, Swift se marchó a Irlanda,
trabajando como capellán de Lord Berkeley, vicario de Laracor y
Rathbeggan.
La habilidad satírica de Swift se evidencia en sus primeros libros: La batalla de los libros
(1704) ridiculiza las discusiones literarias en
boga que contraponían la calidad de las obras de la Antigüedad a las
modernas, adoptando el autor una posición favorable a los clásicos,
mientras que Historia de una bañera (1704), el más divertido de sus libros, es una sátira
sobre la pretenciosidad e hipocresía en el terreno de la religión y la
literatura, que le supuso la pérdida de sus prerrogativas en la Iglesia
Anglicana. Entre 1710 y 1713 escribió sus Cartas a Stella, publicadas póstumamente en 1766. Otra mujer importante en la vida sentimental de Swift fue Esther Vanhomrigh, joven con ascendencia holandesa para quien inventó el nombre de Vanessa. Esta murió en 1723, mientras que Stella fallecería en 1728. Tras ejercer diversos cargos eclesiásticos, Swift fue nombrado deán de la
catedral de San Patricio (1713-1745). Realizó por entonces numerosos
viajes a Londres para mantener su actividad política, hasta que en 1718,
con la caída del gobierno, perdió toda su influencia.
Su obra maestra, Los viajes de Gulliver, publicada anónimamente en 1726, una sátira imaginativa y pesimista de la sociedad formulada con estilo austero y directo, obtuvo un éxito inmediato, particularmente entre el público infantil y juvenil. El descubrimiento por parte del protagonista de países imaginarios,
integrados, por ejemplo, por seres minúsculos (Lilliput) o gigantes
(Brobdingnag), le sirve al autor para lanzar una crítica aguda e
inmisericorde sobre la política y las relaciones sociales de su época,
de un tono rayano en la misantropía. En Una modesta proposición (1729), ironizaba sobre la posibilidad de vender a los hijos de los irlandeses
pobres como alimento para los ingleses ricos, para el bien de la patria y
de ambas clases sociales.
Sus últimos años, tras la muerte de Stella, se caracterizaron por
una creciente soledad y asomos de demencia. Sufrió frecuentes ataques de vértigo y, tras un largo periodo
de decadencia mental, Jonathan Swift falleció a los 77 años. Fue enterrado en la catedral de la que fue deán, junto al
sepulcro de Stella. Su epitafio, escrito por él mismo en latín, reza:
"Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, D., deán de esta catedral, en un
lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón.
Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible
defensor de la libertad".
Una excelente semblanza para un excelente escritor! Con Gulliver ya tuvo para trascender!!
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