SERGEI PROKOFIEV (Sontsovka, Russian Empire, 23-4-1891 / Moscow, Soviet Union, 5-3-1953): IN MEMORIAM
Hoy se conmemora el aniversario natal del compositor, pianista y director de orquesta ruso Sergei Prokofiev. Junto a Dimitri Shostakovich, es el mejor representante de la escuela de
composición soviética contemporánea, y su obra ha dejado profunda huella en el estilo
de sus compatriotas más jóvenes, como Aram Khachaturian o Dimitri
Kabalevski. Es, además, uno de los grandes clásicos del siglo XX, autor
de una música en la que tradición y modernidad se conjugan de manera
ejemplar. Su obra bebió directamente de las fuentes de la tradición romántica rusa, si bien decidió llevarlas al extremo y, en cierto modo, caricaturizarlas. Son rasgos característicos suyos la economía formal y el ritmo punzante y marcado. Entre 1918 y 1936 residió y trabajó fuera de su país. A partir de su regreso a la Unión Soviética, y fruto de las presiones
que sufría por parte del régimen comunista, su obra se volvió más
sencilla, conservadora y popular, acorde con la ideología oficial del
partido que requería una música adecuada para un público mayoritario.
Hijo de un ingeniero agrónomo, Sergei Sergeyevich Prokofiev recibió sus primeras lecciones musicales de su madre, pianista
aficionada, con tan buen resultado que ya a los nueve años dio a conocer
en una versión doméstica su primera ópera, El gigante, a la que siguieron inmediatamente tres más. En 1904
ingresó en el Conservatorio de San Petersburgo, donde tuvo como
maestros, entre otros, a Anatol Liadov y Nikolai Rimski-Korsakov y
empezó a interesarse por las corrientes más avanzadas de su tiempo. En este sentido, fue el 'enfant terrible' de la música rusa de la
primera década del siglo XX, no sólo en su faceta de compositor, sino
también en la de intérprete. Con fama de músico antirromántico y
futurista, sus primeras obras, disonantes y deliberadamente
escandalosas, provocaron el estupor del público. En ellas, el joven
músico mostró ya algunas de las constantes que iban a definir su estilo
durante toda su carrera, como son cierta tendencia a lo grotesco y una
inagotable fantasía, junto a un recogido lirismo y una asombrosa
capacidad para crear hermosas y sugestivas melodías, que el propio
Dimitri Shostakovich reconocía y admiraba. Su famosa Sinfonía núm. 1, conocida como Sinfonía Clásica (1917), es reveladora en cuanto a esta tendencia.
Aunque el joven músico contaba con las simpatías de los revolucionarios
soviéticos por su talante iconoclasta e irreverente, un año después de
los hechos de octubre de 1917, Prokofiev dejó su país para instalarse en
Occidente. Poco antes había terminado pero no estrenado su ópera El jugador (1917), basada en la novela de Dostoyevsky. Su fama fuera de su país le vino de su dominio del piano y su condición de virtuoso le permitió viajar por todo el mundo y ganar mucho más dinero que como compositor. Japón, Estados Unidos (donde su presentación como pianista se calificó
de 'bolchevismo musical') y Francia fueron los países en que se
presentó, no siempre con fortuna. Instalado en París desde 1920, se casó con la cantante española Carolina Codina (de nombre artístico Lina Llubera) en 1923, matrimonio del que nacerían dos hijos. Mientras los trabajos escritos para la
compañía de los Ballets Rusos de Diaghilev: Chout (1921), El paso de acero (1926) y El hijo pródigo (1929) fueron relativamente bien recibidos, su ópera cómica El amor de las tres naranjas había sido acogida con indiferencia en su estreno en Chicago en 1921. Su estilo derivó hacia posiciones más clásicas,
con lo que el componente melódico de sus composiciones ganó en
importancia. Obras posteriores importantes fueron la suite El teniente Kizhé (1934), el ballet Romeo y Julieta (1936) y la sinfonía para niños Pedro y el lobo (1936).
El efecto de la Gran Depresión en Europa, su escaso éxito y la añoranza que sentía por su patria le llevaron en 1936 a regresar de forma definitiva a su país y establecerse con su familia en Moscú. Sin
embargo, la Unión Soviética había experimentado profundos cambios desde
que el compositor la abandonara dieciocho años antes. A la libertad de que los artistas disfrutaban en aquellos primeros
tiempos había sucedido el control estatal respecto a toda creación
artística, que debía ceñirse de manera obligatoria a unos cánones
estrictos, los del realismo socialista. Algunas de sus obras, como la Cantata para el vigésimo aniversario de la Revolución (1937), fueron consideradas excesivamente modernas y, en consecuencia, prohibidas. En 1938 las autoridades soviéticas le retiraron el pasaporte y ese mismo año conoció a la estudiante de literatura Mira Mendelssohn y ambos se enamoraron. También Prokofiev escribió la partitura para la película Alexander Nevsky de S. M. Eisenstein, cineasta con quien volvería a colaborar años después en Iván el terrible.
En el otoño de 1941, ante la proximidad de las tropas alemanas, Sergei y otros intelectuales fueron evacuados al Cáucaso. Lina decidió quedarse en Moscú con sus dos hijos, recibiendo desde la distancia ayuda económica de su marido, que había afianzado su relación con Mira. Poco antes del fin de la II Guerra Mundial Prokofiev concluyó el ballet Cenicienta, la ópera Guerra y paz (basada en la novela de Tolstoi) y la Sinfonía nº 5. A comienzos de 1948 Sergei y Mira se casaron sin que la anterior boda con Lina fuese impedimento pues no había sido inscrita como tal en ningún consulado soviético. Poco después el Politburó condenó la música 'formalista', en la que se incluía a Prokofiev; Lina, acusada de espionaje, fue condenada a un gulag donde permanecería más de ocho años. Prokofiev compuso la ópera Cuento de un hombre auténtico (1948) pero fue nuevamente censurado. El cuento de la flor de piedra (1951) fue su último ballet y poco después creó la Sinfonía nº 7 (1952), su última obra, que le devolvió el favor del gobierno y por la cual recibió el premio Stalin.
Sergei Prokofiev falleció de una hemorragia cerebral a los 61 años el 5 de marzo de 1953 (el mismo día que Stalin). Lina no fue liberada hasta tres años después. En 1957 se reconoció oficialmente su inocencia, se le entregó un
certificado de su matrimonio con Prokofiev y una pensión como viuda
soviética. En 1974 abandonó la Unión Soviética y se instaló en Londres, donde creó una fundación para preservar el legado de su marido. Allí murió en 1989 a los 92 años.
La Danza de los Caballeros, correspondiente a la Suite 2ª del ballet en cuatro actos Romeo y Julieta, es una de las piezas más conocidas de Prokofiev. En el video se puede apreciar su interpretación en el año 2008 por la Orquesta Sinfónica de Londres con dirección de Valery Gergiev.
Preciosa selección!
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