ACTRIZ SIN FRONTERAS
La actriz griega Irene Papas cumple hoy 89 años. Considerada la intérprete por excelencia del país heleno, su presencia en la pantalla desprende un poderoso magnetismo. Morena, de grandes ojos oscuros, labios carnosos y porte regio, su belleza mediterránea le ha servido para encarnar tanto a las heroínas de las tragedias clásicas como a mujeres del pueblo. Con una carrera de más de cincuenta años, ha sido requerida por cinematografías de muy diferentes paises y ha trabajado en cuatro continentes. Entre otros reconocimientos, en 2002 fue nombrada "Mujer de Europa".
Irene Lelekou, hija de una maestra y de un profesor de teatro clásico, se inició en el arte como cantante y bailarina. En 1943 se casó con Alkis Papas, de quien adoptó su apellido, aunque su matrimonio sólo duró hasta 1947 y ya nunca volvió a casarse ni tuvo hijos. La experiencia de sufrir la guerra y la ocupación nazi de su país marcó su existencia. Irene se formó en la Escuela Nacional de Teatro Griego en Atenas para
integrarse después en el Teatro Nacional de Grecia, con el que
participó en representaciones de obras tan importantes como "Las
troyanas" de Eurípides, y "Medea" y "Electra" de Sófocles. Sobre la
fuerza de estas obras ha comentado que "son textos imperecederos porque
van al fondo del razonamiento, a la existencia del bien y del mal".
Entre los primeros títulos que rodó para el cine figuran Nekri politeia (1951) de Frixos Iliadis, drama rodado en su país, y ya para diferentes cinematografías, Amenaza en la Casbah (1953) de Ray Enright, noir con George Raft y Gianna Maria Canale, Las infieles (1953) de Steno y Mario Monicelli, comedia dramática protagonizada por Gina Lollobrigida, Teodora, emperatriz de Bizancio (1954) de Riccardo Freda, film histórico con Georges Marchal y Gianna Maria Canale, Atila: hombre o demonio (1954) de Pietro Francisci, otra producción historica italiana con Anthony Quinn, Sophia Loren y Henri Vidal como protagonistas, o La ley de la horca (1956) de Robert Wise, western con el protagonismo de James Cagney que supuso el debut de Papas en Hollywood. Se atribuye al cineasta y director teatral Elia Kazan (quien conocía su maestría en la representación de las tragedias clásicas griegas) que la meca del cine se fijara en ella, si bien la actriz griega hubo de esperar cinco años para intervenir en una película de relieve internacional, Los cañones de Navarone (1961) de J. Lee Thompson, título bélico con reparto encabezado por Gregory Peck, David Niven y Anthony Quinn, cuyo éxito impulsó su carrera. Después protagonizó en su país Antígona (1961) de Yorgos Javellas, adaptación de la tragedia de Sófocles, y Electra (1962) de Mihalis Kakogiannis (conocido fuera de Grecia como Michael Cacoyannis).
Luego de un papel secundario en La bahía de las esmeraldas (1964) de James Neilson, producción Disney para lucimiento de Hayley Mills, llegó su consagración a escala mundial con Zorba el griego (1964) de Michael Cacoyannis, adaptación de una novela de Nikos Kazantzakis, con Anthony Quinn y Alan Bates como compañeros de reparto, donde interpretaba a una bella viuda enlutada, víctima de la represión sexual atávica de una aldea cretense, sin duda, su personaje más famoso. Tras un par de films menores, encarnó a una burguesa siciliana en A cada uno lo suyo (1967) de Elio Petri, drama basado en una novela de Leonardo Sciascia sobre la mafia, con Gian Maria Volonté, Gabriele Ferzetti y Salvo Randone; coprotagonizó junto a Maximilian Schell y Raf Vallone el drama con trafondo bélico Más allá de las montañas (1968) de Alexander Ramati; fue la esposa de Kirk Douglas en el drama criminal Mafia (1968) de Martin Ritt; en Z (1969) de Costa-Gavras, thriller político basado en hechos reales que ganó el Oscar al mejor film en lengua extranjera, con Yves Montand y Jean-Louis Trintignant, era una esposa taciturna y dolorida; en el drama Sueño de reyes (1969) de Daniel Mann, volvió a compartir créditos con Anthony Quinn; en el drama histórico Ana de los mil días (1969) de Charles Jarrott, era Catalina de Aragón junto a Richard Burton (Enrique VIII) y Genevieve Bujold (Ana Bolena); en Las troyanas (1971) de Michael Cacoyannis, adaptación de la tragedia de Eurípides, con Katharine Hepburn, Vanessa Redgrave y Genevieve Bujold, interpretó a Helena de Troya; en La gran bacanal (1971) de Carlo Lizzani, comedia satírica sobre la burguesía italiana, participó en un reparto estelar encabezado por Nino Manfredi; en la comedia Padre putativo (1974) de Alberto Lattuada, interpretó a una gran dama decadente; el drama histórico-religioso Mahoma, el mensajero de Dios (1977) de Moustapha Akkad, la reunió por tercera vez con Anthony Quinn; en la producción marroquí Bodas de sangre (1977) de Souheil Ben-Barka, que adaptaba el drama de García Lorca, ella era la Madre; en Ifigenia (1977) de Michael Cacoyannis, adaptación de otra tragedia de Eurípides, era Clitemnestra; en Cristo se paró en Éboli (1979) de Francesco Rosi, drama basado en una novela autobiográfica de Carlo Levi, protagonizado por Gian Maria Volonté, interpretó a una campesina italiana; en El león del desierto (1981) de Moustapha Akkad, drama bélico rodado en Libia, actuó junto a Anthony Quinn (una vez más) y Oliver Reed; en Eréndira (1983) de Ruy Guerra, adaptación de una novela de García Márquez, era una abuela malvada; la comedia americana Cuando llega la noche (1985) de John Landis, con Jeff Goldblum y Michelle Pfeiffer, no añadió gloria a su carrera; en Los clandestinos de Asís (1985) de Alexander Ramati, drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial, interpretó a una monja; Dulce país (1987) de Michael Cacoyannis, drama ambientado en el golpe de estado chileno de 1973, con Franco Nero y Jane Alexander, supuso su quinta colaboración con el cineasta griego. También apareció en Crónica de una muerte anunciada (1987) de Francesco Rosi, según la novela de García Márquez, con reparto encabezado por Rupert Everett, y en la comedia Temporada alta (1987) de Clare Peploe compartió créditos con Jacqueline Bisset, James Fox y Kenneth Branagh.
Entre los films de su última etapa destacan tres del portugués Manoel de Oliveira: Party (1996), comedia con Michel Piccoli, Inquietud (1997), inspirada en tres obras de muy diferente naturaleza cuyas historias se hilvanan con ingenio, y Una película hablada (2003), interesante reflexión acerca de la amenaza terrorista sobre la civilización europea, con Leonor Silveira, Catherine Deneuve, Stefania Sandrelli y John Malkovich. Asímismo figuran Yerma (1998) de Pilar Távora, adaptación de la obra de García Lorca, con Aitana Sánchez-Gijón y Juan Diego, o La mandolina del capitán Corelli (2001) de John Madden, drama romántico con trasfondo bélico, con Nicolas Cage, Penélope Cruz y John Hurt.
Asímismo ha trabajado en telefims y series de televisión como "Las aventuras de Ulises" (1968), "El rey de Israel" (1974), "Un niño llamado Jesús" (1987), "Jacob: El padre de Israel" (1994) o "La Odisea" (1997) Irene Papas también ha cantado y grabado álbumes dedicados a los compositores griegos Vangellis y Theodorakis.
A Papas se le ha reconocido su esforzado compromiso con las artes
escénicas. Sobre el valor de las obras clásicas, ha dicho que son
“alimento de primera mano para jóvenes acostumbrados a recibir
respuestas sin plantearse preguntas, están bombardeados por productos
que les niegan la lógica de acto y resultado: todo está programado de
antemano ”, lo que le ha llevado a involucrarse en la enseñanza
teatral. De modo que, ya anciana, creó una Escuela Internacional de
Interpretación con sedes en Atenas, Roma y Sagunto.
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