ASTOR PIAZZOLLA (Mar del Plata, Argentina, 11-3-1921 / Buenos Aires, Argentina, 4-7-1992): IN MEMORIAM
Hoy se cumplen veinticinco años del fallecimiento del compositor y bandoneonista argentino Astor Piazzolla, principal artífice de la renovación del tango, género musical que redefinió para modernas audiencias. La nueva estética musical que supo imponer en su prolífica y estilizada obra marcó de forma insoslayable a las generaciones más jóvenes de artistas inclinados hacia la música popular argentina. Se le ha llamado el Gershwin de Mar del Plata.
Nieto de inmigrantes italianos, Astor Pantaleón Piazzolla marchó de muy pequeño con sus padres a vivir a Nueva York, donde residió desde 1924. Cuando tenía ocho años, su padre le regaló un bandoneón de segunda mano, instrumento que quedaría asociado a su figura. En aquel tiempo se familiarizó con la música de Gershwin o las melodías de cantantes como Al Jolson o Sophie Tucker. Desde los doce estudió música bajo la tutela de Bela Wilda, pianista húngaro discípulo de
Rachmaninov, y de él aprendió a transcribir y ejecutar a Bach y a
Schumann. En Nueva York conoció a Carlos Gardel y surgió entre ambos una amistad que derivó incluso en la fugaz participación del adolescente músico, como actor, en la película "El día que me quieras" (1935), donde interpretaba a un vendedor de periódicos.
La carrera de Piazzolla se desarrolló a caballo entre el Nuevo y el
Viejo Mundo. De vuelta a la Argentina en 1937, se radicó en Buenos Aires y actuó
como bandoneonista en las orquestas de Miguel Caló y Aníbal Troilo; en
ésta se encargó también de los arreglos. Perfeccionó mientras tanto su
técnica con el músico clásico Alberto Ginastera. En 1944, Piazzolla se
desvinculó de Troilo para dirigir la orquesta que acompañó al cantante
Francisco Fiorentino. Prosiguió con su labor como arreglador para las
orquestas de José Basso, Miguel Caló y Francini-Pontier. También en esta
época escribió piezas de música culta, como Rapsodia porteña (1952) o Sinfonía de Buenos Aires
(1953), en cuya instrumentación incluyó bandoneones. Ese año viajó a
París para estudiar con la famosa pedagoga Nadia Boulanger, quien lo
convenció de que persistiera en el camino del tango y le aconsejó no olvidar nunca la música popular, precepto que el músico tuvo siempre presente.
A su regreso a la Argentina en 1955, Piazzolla convocó a músicos de primera línea y formó el Octeto Buenos Aires, que influyó de manera determinante en la futura evolución del tango, debido a sus
novedades rítmicas y contrapuntísticas. Cuando en 1959 murió su padre, Piazzolla compuso en su homenaje una de sus obras más bellas, Adiós, Nonino. En 1960, después de una breve estadía en Estados Unidos, donde su estilo se presentó como jazz-tango, formó el quinteto Nuevo Tango y tres años después el Nuevo Octeto, que en adelante alternaría en grabaciones con el quinteto u otras formaciones musicales. Con unas u otras daría a conocer sus más recordadas composiciones, además de la ya mencionada: Decarisimo, Milonga del ángel, La muerte del ángel, Invierno porteño, Buenos Aires hora cero, Balada para un loco, Balada para mi muerte... En ellas conviven el género tradicional, la música clásica y el jazz y
entremezclan sus lenguajes, técnicas y estilos, lo que les confiere un
aspecto novedoso y de un considerable atractivo, a pesar de lo cual
despertaron en su día el rechazo de los círculos tanguísticos más conservadores. A Piazzolla se le debe también una ópera, María de Buenos Aires (1968), y gran número de obras sinfónicas, entre las que figuran el Concierto de nácar (1972), la Suite troileana (1976), en honor de Aníbal Troilo, y un valioso Concierto para bandoneón y orquesta (1979), importante por
todo lo que supone de reivindicación de este instrumento, más allá del
papel de acompañamiento en conjuntos de baile.
Siempre en continua experimentación, en los primeros años 70 formó el Conjunto Electrónico, con el que se presentó en diversos países europeos. En 1974 tuvo notable éxito su Libertango. Cantantes como Julien Clerc, Milva, Domenico Modugno o Grace Jones grabaron canciones suyas. Desde finales de esa década retomó la composición de obras sinfónicas y piezas de cámara. ya convertido en un reconocido musico de prestigio internacional. Fue asímismo autor de temas para bandas sonoras de películas como "Lumière" (1975) de Jeanne Moreau, "Llueve sobre Santiago" (1975) de Helvio Soto, "Viaje de bodas" (1975) de Nadine Trintignant, "Armaguedón" (1976) de Alain Jessua, "Excelentísimos cadáveres" (1976) de Francesco Rosi, "El infierno tan temido" (1979) de Raúl de la Torre, "La intrusa" (1979) de Carlos Hugo Christensen, "Volver" (1982) de David Lypszyo, "Enrique IV" (1984) de Marco Bellocchio, o "Tangos, el exilio de Gardel" (1985) y "Sur" (1988), ambas de Fernando Solanas. Por la primera de estas últimas recibió en Francia un premio César a la mejor banda sonora.
Astor Piazzolla se casó en 1942 con Dedé Wolf, matrimonio del que nacieron sus hijos Diana (1943) y Daniel (1944). En 1966 se separó de ella y poco después inició una relación sentimental con la cantante Amelita Baltar que duraría algo más de cinco años. En 1976 conoció a Laura Escalada, quien sería su esposa definitiva. Tras un infarto sufrido en 1973, Piazzolla se instaló en Italia durante cinco años. En 1985 fue nombrado Ciudadano ilustre de Buenos Aires. Operado del corazón en un cuádruple bypass en 1988, dos años después, encontrándose en París, sufrió un ictus cerebral del que no logró recuperarse, falleciendo en 1992 a los 71 años.
Piazzolla dio al tango una dimensión sinfónica, como puede apreciarse en esta interpretación de su famoso Libertango a cargo de una orquesta italiana dirigida por Giovanni Pacor.
Una obra maestra de Javi. Piazzola es maravilloso. Claro, renovó el tango en todos sus aspectos!!
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