LÓGICA INTERNA Y VISIÓN CONCRETA DE LOS PERSONAJES
Hoy se cumplen diecisiete años del fallecimiento del cineasta y guionista francés Claude Sautet. Director de sólo catorce largometrajes en casi cuarenta años de carrera, bajo la superficie realista y poco estridente de su cine, hay una elaborada concepción de la puesta en escena, a partir de narraciones sintéticas donde el género le sirve no como un fin en sí mismo, sino como el marco adecuado para
expresar con virtuoso detallismo tipologías psicológicas universales en una coyuntura social
precisa. Sereno en apariencia, el cine de Sautet es poderoso y a menudo devastador. Sus imperceptibles recursos técnicos repercuten en el inconsciente del espectador,
que comparte un grado de intimidad inusitado con los personajes. Especialista tanto en retratos individuales como colectivos, la funcional dinámica del plano y contraplano es fundamental en las
películas de Sautet y hace con ella prodigios de sutileza dramática y
emocional, apoyado en actores de la importancia de
Lino Ventura,
Michel Piccoli,
Romy Schneider, Yves Montand,
Daniel Auteuil,
Emmanuelle Béart o
Michel Serrault, por citar sólo algunos. Culto, educado y exquisito, Sautet logró reconciliar el cine francés con lo mejor de su tradición y se le considera un continuador de Jacques Becker y Jean Renoir. Tres de sus obras fueron candidatas al César a la mejor película y él lo ganó en dos ocasiones como mejor director por Un corazón en invierno, además del León de Plata en Venecia, y por Nelly y el Sr. Arnaud, sus dos últimas obras.
Inicialmente interesado por la pintura y la escultura, Claude Sautet estudió en una escuela de artes decorativas y más tarde cinematografía en la Universidad de París. Después de ejercer como ayudante de dirección y crítico musical, realizó su primera película de encargo en 1956. En los años 60 dirigió sólo dos títulos: A todo riesgo (1960), un personal y apreciable thriller basado en una novela de José Giovanni, con
Lino Ventura,
Sandra Milo y
Jean-Paul Belmondo, y Armas para el Caribe (1965), film de aventuras con
Lino Ventura,
Sylva Koscina y Leo Gordon. En esa época trabajó, sobre todo, como guionista en films de realizadores como Georges Franju, Jacques Deray, Jean Becker, Jean-Paul Rappeneau, Alain Cavalier o Philippe de Broca.
En la siguiente década se estableció como director de primera fila con películas como Las cosas de la vida (1970), drama con
Michel Piccoli y
Romy Schneider, quienes en años sucesivos se convertirían en sus actores fetiche, Max y los chatarreros (1971), drama policiaco donde Piccoli era un juez infiltrado en una banda de delincuentes que se enamora de Schneider, una prostituta que es la novia del jefe, Ella, yo y el otro (1972), comedia dramática con
Yves Montand,
Romy Schneider y
Sami Frey, Tres amigos, sus mujeres... y los otros (1974), comedia dramática sobre un grupo de amigos y sobre los valores de la vida, con Yves Montand, Michel Piccoli,
Serge Reggiani y
Gérard Depardieu, Mado (1976), drama con Michel Piccoli,
Jacques Dutronc,
Ottavia Piccolo y Romy Schneider, y Una vida de mujer (1978), drama con
Romy Schneider,
Bruno Cremer y
Claude Brasseur nominado a once premios César y al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa.
En los años 80 dirigió tres películas de menor repercusión: Un mal hijo (1980), drama con
Patrick Dewaere,
Brigitte Fossey,
Jacques Dufilho e
Yves Robert, Garçon! (1983), comedia dramática con
Yves Montand,
Nicole Garcia y
Jacques Villeret, y Unos días conmigo (1988), comedia dramática con
Daniel Auteuil y
Sandrine Bonnaire. En los 90 recuperó y consolidó su prestigio con Un corazón en invierno (1992), drama con
Daniel Auteuil,
Emmanuelle Béart y
André Dussollier, una de sus obras más aclamadas, por la que ganó el León de Plata al mejor director en el Festival de Venecia y el César al mejor director (entre nueve candidaturas), un film premiado además con tres David di Donatello, y Nelly y el Sr. Arnaud (1995), drama con
Emmanuelle Béart,
Michel Serrault y
Jean-Hugues Anglade ganador de dos premios César (entre once candidaturas), uno de ellos al mejor director.
Claude Sautet estuvo casado con Graziella Escojido hasta su muerte a los 76 años a consecuencia de un cáncer hepático. Sus restos yacen en el cementerio de Montparnasse bajo el epitafio Garder le calme devant la dissonance!!!
Curiosamente de Sautet tenía un vago recuerdo y
ResponderEliminarcreo haner visto alguno de sus filmes con la Schneider y Piccoli (probablemente "Las cosas de la vida") pero no estaba claramente definido en mi memoria, así que gracias a la precisa descripción de su estilo aportada por Javi, he podido esclarecer su filmografía.