CELEBRADA POR SU INGENIO Y LONGEVIDAD.
Hoy se cumplen treinta y cinco años del fallecimiento a los 101 de la actriz inglesa (establecida en los Estados Unidos) Estelle Winwood. La mayor parte de su larga carrera la ocupó el teatro y ya era una anciana cuando su peculiar rostro de expresivos ojos saltones se hizo conocido por el publico de cine y televisión. Solía interpretar a viejas damas excéntricas, delicadas, vivaces y ocurrentes. Su presencia en la pantalla nunca pasaba inadvertida.
Nacida Estelle Ruth Goodwin, a los cinco años vió actuar en el circo a una écuyère y decidió que quería dedicarse al mundo del espectáculo. Con el apoyo de su madre y la desaprobación de su padre estudió arte dramático en Londres y a los veinte años de edad debutó profesionalmente como actriz en Johannesburgo (Sudáfrica). En las décadas siguientes participó en su país en numerosas obras teatrales y a partir de 1916 en Broadway.
Su desdén inicial por el cine se mantuvo hasta 1933, año en que pudo ser vista en un pequeño papel en una película británica. Ya era más que cincuentenaria cuando actuó por primera vez en una producción de Hollywood: Olivia (1937) de George Stevens, comedia romántica de época protagonizada por Katharine Hepburn y
Franchot Tone. Después volvió a Broadway interpretando obras como "La importancia de llamarse Ernesto" (1939), "El abanico de Lady Windermere" (1946) o "La loca de Chaillot" (1948 y 1950).
Su carrera en la meca del cine no adquirió cierta continuidad hasta mediados los años 50, siendo ya septuagenaria. Desempeñó papeles secundarios en títulos como La zapatilla de cristal (1955) de Charles Walters, musical con Leslie Caron y
Michael Wilding, El cisne (1956) de Charles Vidor, adaptación de una obra de época de Ferenc Molnár, con Grace Kelly,
Alec Guinness y
Louis Jourdan, A 23 pasos de Baker Street (1956) de Henry Hathaway, thriller de intriga con Van Johnson,
Vera Miles y
Cecil Parker, La pícara edad (1958) de Blake Edwards, comedia con Debbie Reynolds, Kurt Jürgens y
John Saxon, Darby O'Gill y el Rey de los duendes (1959) de Robert Stevenson, comedia familiar con
Albert Sharpe,
Janet Munro,
Sean Connery y Jimmy O'Dea, Vidas rebeldes (1961) de John Huston, drama con
Clark Gable,
Marilyn Monroe y
Montgomery Clift, La espada mágica (1962) de Bert I. Gordon, fantasía medieval con
Basil Rathbone,
Gary Lockwood y
Anne Helm, La misteriosa dama de negro (1962) de Richard Quine, comedia de intriga con
Kim Novak,
Jack Lemmon y
Fred Astaire, El gabinete Caligari (1962), remake sonoro del famoso film expresionista alemán de terror de 1920, con
Glynis Johns y
Dan O'Herlihy, Su propia víctima (1964) de Paul Henreid, thriller criminal con
Bette Davis,
Karl Malden y
Peter Lawford, Camelot (1967) de Joshua Logan, adaptación del musical medieval homónimo de Lerner y Loewe, con
Richard Harris,
Vanessa Redgrave,
Franco Nero,
David Hemmings y
Lionel Jeffries, La muerte llama a la puerta (1967) de Curtis Harrington, thriller con
Simone Signoret,
James Caan y
Katharine Ross, o Los productores (1967) de Mel Brooks, comedia con
Zero Mostel y
Gene Wilder. Su última aparición en la gran pantalla tuvo lugar en Un cadáver a los postres (1976) de Robert Moore, comedia policiaca con reparto multiestelar adaptada de una obra de Neil Simon. Desde 1946 realizó numerosas incursiones en la televisión.
Estelle Winwood fue muy amiga de Tallulah Bankhead hasta la muerte de ésta en 1968 y tuvo cuatro maridos. De los dos primeros, el director Guthrie McClintic, y el actor Arthur Chesney, se divorció. Su tercer matrimonio, con Francis Barlow Bradley, fue breve, pues ambos se casaron en 1928 y él murió en 1929. En cambio, con Robert Barton Henderson estuvo casada durante cuarenta años, de 1944 hasta su propia muerte en 1984. Con ninguno de ellos tuvo hijos. Cuando tenía 95 confesó fumar tres paquetes de cigarrillos diarios. A los 101 falleció mientras dormía.
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