IMPORTANTE ICONO DEL CINE ITALIANO
Hoy es aniversario natal del director cinematográfico y guionista italiano Ettore Scola. Hombre de izquierdas apasionado por la historia, fue realizador de comedias y dramas que reflejaban su visión de los cambios sociales acaecidos desde décadas atrás. Con él trabajaron muchas de las mayores figuras del cine italiano: Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Nino Manfredi,
Ugo Tognazzi,
Marcello Mastroianni,
Monica Vitti,
Giancarlo Giannini, Stefania Sandrelli, Sophia Loren o Massimo Troisi. Con un cine más apoyado en el guión que en lo visual, en los años 70 y 80 se convirtió en uno de los cineastas punteros del país transalpino y varias de sus películas fueron éxitos internacionales. Cuatro de ellas fueron candidatas al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa: Una jornada particular, ¡Que viva Italia!, La sala de baile y La familia. Muy premiado en su país, también se le reconoció en los Festivales de Moscú, Cannes, Berlín y Venecia. En 1995 fue nombrado Comendador de La Orden al mérito de la República Italiana, en 2001 recibió la Medalla de Oro al beneficio de la cultura y del arte, y en 2003, distinguido como Caballero con la Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana.
Ettore Scola se crió en Roma, adonde su familia se había trasladado poco después de nacer él. Con apenas quince años dibujaba viñetas para la revista humorítica Marc'Aurelio, de la que se hizo colaborador mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Roma. Desde finales de los años 40 colaboró con textos suyos en programas de variedades en la radio y la televisión italianas y desde los primeros años 50 comenzó a escribir guiones, a menudo en colaboración con Ruggero Maccari. Como director debutó con la comedia de episodios Con su permiso, hablemos de mujeres (1964), que protagonizó Vittorio Gassman. Otras películas que dirigió en los 60 fueron El millón de dólares (1964), comedia con Vittorio Gassman y Joan Collins, El diablo enamorado (1966), comedia ambientada en el siglo XVI, con
Vittorio Gassman,
Claudine Auger y
Mickey Rooney, Mister Sabatini... Africa... allá vamos (1968), comedia de aventuras con Alberto Sordi,
Bernard Blier y Nino Manfredi, o El comisario y la dolce vita (1969), comedia dramática con
Ugo Tognazzi.
El decenio siguiente le vio afianzarse como uno de los directores más importantes del cine italiano, con títulos como El demonio de los celos (1970), comedia dramática con
Marcello Mastroianni,
Monica Vitti y
Giancarlo Giannini, Un italiano en Chicago (1971), comedia dramática con
Marcello Mastroianni y Lauren Hutton, y, sobre todo, Una mujer y tres hombres (1974), comedia dramática con
Nino Manfredi,
Vittorio Gassman y
Stefania Sandrelli, crónica agridulce de la historia de Italia, desde la posguerra hasta los años 70,
narrada a través de un grupo de amigos de izquierdas que se conocieron
cuando en 1944 lucharon contra los nazis. Esta cinta supuso el primer gran éxito internacional de Scola y ganó el premio a la mejor película en el Festival de Moscú y el César a la mejor película extranjera. Por Brutos, feos y malos (1976), comedia negra protagonizada por Nino Manfredi sobre las miserias de una numerosísima familia de emigrantes en los suburbios de Roma, recibió el premio al mejor director en el Festival de Cannes. Una jornada particular (1977) era un drama que transcurría durante la visita de Hitler a Roma en 1938 y mostraba la conmovedora y eventual aproximación emocional entre una ama de casa ingenua, ignorante y aburrida, casada con un fascista y madre de seis hijos (Sophia Loren), y su vecino, un locutor de radio antifascista y homosexual, a punto de ser detenido por la policía (Marcello Mastroianni). Este film, aclamado internacionalmente, ganó el César a la mejor película extranjera, así como el Globo de Oro a la mejor película en lengua no inglesa, categoría en la que también obtuvo candidatura al Oscar (también Mastroianni como mejor actor), y Scola fue premiado con un David di Donatello al mejor director. En la comedia ¡Que viva Italia! (1977), dirigió siete de sus catorce episodios (cinco de los restantes los dirigió Dino Risi y dos Mario Monicelli), y esta producción fue nominada al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa un año después.
Considerado ya un maestro del cine italiano, continuó su brillante trayectoria en los 80 con La terraza (1980), amargo balance sobre las vidas en crisis de un grupo de intelectuales, con
Ugo Tognazzi,
Vittorio Gassman,
Marcello Mastroianni y
Jean-Louis Trintignant; Entre el amor y la muerte (1981), drama de época con
Valeria D'Obici, Bernard Giraudeau,
Jean-Louis Trintignant,
Massimo Girotti,
Bernard Blier y Laura Antonelli; La noche de Varennes (1982), drama histórico sobre un viaje en carroza en 1791 de varios aristocráticos personajes fugitivos durante la Revolución Francesa, con
Jean-Louis Barrault,
Hanna Schygulla,
Marcello Mastroianni y
Harvey Keitel; La sala de baile (1983), comedia que recorre los últimos casi cincuenta años (de 1936 a 1983) de la historia de Francia (incluyendo la época del Frente Popular, la Segunda Guerra Mundial, la liberación de París, la posguerra, o el conflicto con Argelia) a través de la música y el baile en un salón de la periferia parisina, donde cada sábado se dan cita un grupo de pequeños burgueses, empleados y obreros, en un reparto donde destacaba Jean François Perrier, una cinta por la que Scola recibió el Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín, y además fue ganadora de cuatro premios David di Donatello (entre ellos a la mejor película y director), tres premios César (entre ellos a la mejor película y director), y nominada al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa en representación de Argelia; Macarrones (1985), comedia dramática con Marcello Mastroianni y Jack Lemmon; La familia (1987), crónica de la vida de varias generaciones de una familia romana de la burguesía, desde 1906 hasta 1986, con un gran reparto encabezado por
Vittorio Gassman,
Stefania Sandrelli y
Fanny Ardant, film que ganó seis David di Donatello (entre ellos a la mejor película y director) y fue candidato al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa; Splendor (1989), nostálgica comedia dramática sobre el cierre, por falta de espectadores, de una sala de cine en una población del Lazio, con Marcello Mastroianni,
Massimo Troisi y Marina Vlady; y ¿Qué hora es? (1989), drama sobre los problemas de incomunicación entre un padre y un hijo, con Marcello Mastroianni,
Massimo Troisi y
Anne Parillaud.
El resto de su filmografía lo componen películas como El viaje del capitán Fracassa (1990), comedia sobre el teatro en Francia durante el siglo XVIII, con reparto encabezado por Massimo Troisi y Ornella Muti; Mario, María y Mario (1993), drama que reflexiona sobre los cambios en el partido comunista italiano, con
Giulio Scarpati,
Valeria Cavali y
Enrico Lo Verso; Historia de un pobre hombre (1995), comedia negra con
Alberto Sordi,
Rolando Ravello, Isabella Ferrari y
André Dussollier; La cena (1998), comedia que aglutina pequeñas historias cuyos protagonistas son clientes fijos y esporádicos de un restaurante regentado por Fanny Ardant; Competencia desleal (2001), comedia dramática ambientada en los años 30, con
Diego Abatantuono,
Sergio Castellitto y
Gérard Depardieu, o los documentales Gente de Roma (2003), visión costumbrista sobre habitantes de la capital italiana, y Qué extraño llamarse Federico (2013), homenaje a Fellini para conmemorar el vigésimo aniversario de su muerte, donde Scola evoca su amistad desde que ambos coincidieron en la revista satírica Marc'Aurelio en los años 50. En 2011 recibió un David di Donatello a toda su carrera.
Ettore Scola falleció a los 84 años en la sección de cardiocirugía de un hospital romano. Le sobrevivieron su esposa Gigliola y sus hijas Paola y Silvia.
En mi memoria permanece La Noche de Varennes. Para mí una historia bien interesante sobre ese "historic turning point" durante la Revolución Francesa.
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