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jueves, 16 de febrero de 2023

Luis Escobar (Madrid, España, 5-12-1908 / Ibid, 16-2-1991): In memoriam

EL DIRECTOR Y ACTOR ARISTÓCRATA

Hoy se cumplen treinta y dos años del fallecimiento del director teatral, dramaturgo, empresario y actor español Luis Escobar Kirkpatrick, Marqués de las Marismas del Guadalquivir, título nobiliario que en 1964 le cedió su hermano José Ignacio. Hombre singular de rostro afilado, nariz y mentón prominentes y voz aguda, se le recuerda popularmente por la última etapa de su vida, en la que interpretó en tres películas dirigidas por Luis García Berlanga al Marqués de Leguineche, un viejo hidalgo sátiro y rancio que encarnaba los valores del tardofranquismo. Pero Luis Escobar fue mucho más que eso: la mayor parte de su prolífica carrera la dedicó a la dirección teatral, abriendo la puerta al teatro vanguardista internacional de la época, así como a creadores y autores españoles del momento. Adolfo Marsillach, que se declaró discípulo suyo, manifestó en prensa que Escobar era "El más importante director de teatro español de la inmediata posguerra y todos los que hacemos teatro somos sus continuadores", mientras que Miguel Narros afirmaba que "Escobar significa la evolución en el teatro español, con un refinamiento e imaginación increíbles; estaba en la vanguardia e introdujo el significado de la luz en el montaje". En 1957 fue agraciado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes, premio que volvió a recibir en 1989. También le fue concedido el Premio Nacional de Teatro en 1958.
Luis Escobar Kirkpatrick fue el último de los cinco hijos habidos en el matrimonio de Alfredo Escobar y Ramírez, Marqués de Valdeiglesias, y Concepción Kirkpatrick y O'Farrill, Marquesa de las Marismas del Guadalquivir. Tuvo una infancia y juventud típicas de un vástago de la aristocracia: una casa con gobernantas y cocineras, veraneos en La Granja haciendo corte a Alfonso XIII, fiestas de sociedad, colegios elitistas, viajes por Europa, etc. Su familia estaba ligada al ala conservadora de la monarquía y era propietaria del periódico La Época.
Persona de notables inquietudes intelectuales, trabó amistad con todo el círculo de personajes de la Residencia de Estudiantes, entre ellos Lorca o Dalí, y tuvo la oportunidad de vivir la explosión cultural del París de los años 20, llegando a relacionarse con artistas como Picasso o Cocteau. En los primeros años 30 promovió varios espectáculos e intervino como actor en alguno y fue en esa época cuando pensó que la de director de escena sería su profesión. Años después confesaría que habría elegido la de actor si no hubiera tenido un "físico tan raro". En todo caso, para complacer a su padre, estudió la carrera de Derecho, que no le gustaba y nunca ejerció. Antes de la Guerra Civil comenzó a trabajar como periodista, escribiendo crónicas de sociedad para periódicos como Ya o ABC. Cuando llegó el golpe de estado del general Franco contra la República se posicionó del lado de los sublevados, dada la tradición e ideología de su entorno familiar.
En 1938 su amigo Dionisio Ridruejo, a la sazón delegado del Servicio Nacional de Propaganda, le nombró jefe del Departamento Nacional de Teatro y Música y le encomendó la tarea de poner en pie un auto sacramental en Segovia, para celebrar la festividad del Corpus Christi. La obra elegida fue El hospital de los locos de José de Valdivielso. Con ello se gestó el llamado Teatro Nacional de la Falange Española. Finalizada la contienda, el mismo se aposentó en el Teatro María Guerrero de Madrid tras adscribirse Escobar a la dirección general del Círculo de Bellas Artes. Allí principalmente desplegaría su actividad como director hasta 1952, en la que en no pocas ocasiones tuvo que sortear la censura del régimen franquista.
La labor de Luis Escobar se sometió con frecuencia a los imperativos del momento y no estuvo exenta de concesiones a los modelos ideológicos y estéticos dominantes, pero también apostó siempre por la calidad, desdeñando el éxito fácil y, en bastantes ocasiones, optó por apuestas audaces, de una valentía sorprendente en el delicado contexto en que se desenvolvía. Ciertamente Escobar abrió la puerta al teatro vanguardista internacional de la época, así como a creadores y autores del momento. Entre sus colaboradores habituales figuran su ayudante de dirección Huberto Pérez de la Ossa, o los escenógrafos Sigfrido Burmann, Emilio Burgos, Vitín Cortezo o Vicente Viudes. Además de dirigir a actores consagrados, también se formaron bajo su dirección en el María Guerrero futuras figuras de la escena como José María Rodero, Adolfo Marsillach, José Luis López Vázquez, Jose Luis Ozores, Miguel Narros, Berta Riaza, Amparo Soler Leal o Mayrata O'Wisiedo, entre muchos otros.
La lista de obras por él dirigidas es muy extensa y ecléctica. Entre ellas destacaremos: La cena del rey Baltasar y La vida es sueño de Calderón de la Barca (1939); La Cenicienta del Palace (revista escrita por él con el seudónimo de Carlos Somonte y que Celia Gámez estrenó en el Eslava (1940); La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón (1940); Abuelo y nieto y Al natural de Jacinto Benavente (1941); El testamento de la mariposa de Jose María Pemán (1941); Vive como quieras de Moss Hart (1941); Don Juan Tenorio de José Zorrilla (1942, 1949, 1951); La herida del tiempo de J. B. Priestley (1942); Teresa de Jesús de Eduardo Marquina (1942); Ni pobre ni rico sino todo lo contrario (1943) de Miguel Mihura y Tono (1943); De lo pintado a lo vivo de Juan Ignacio Luca de Tena (1944); Los endemoniados de Fiodor Dostoiewski (1944 y 1946); Madrugada indiscreta de Luis Escobar (1944); Nuestra ciudad de Thornton Wilder (1944); Traidor, inconfeso y mártir de José Zorrilla (1944); El retablo de Maese Pedro y La vida breve (1945) de Manuel de Falla (1945); El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón (1945); Tú y yo de Luis Escobar (1945); El caso de la mujer asesinadita de Miguel Mihura (1946); Un espíritu burlón de Nöel Coward (1946 y 1948); Huis-clos de Jean-Paul Sartre (1947); Miss Ba de Rudolf Bésier (1947); Plaza de Oriente de Joaquín Calvo Sotelo (1947); El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca (1948); El vergonzoso en palacio de Tirso de Molina (1948); El vampiro de la Calle de Claudio Coello de Juan Ignacio Luca de Tena y Luis Escobar (1949); Electra de Jose María Pemán; Curva peligrosa de J. B. Priestley (1950); En la ardiente oscuridad de Antonio Buero Vallejo (1950); El desdén con el desdén de Agustín Moreto (1951); La dama boba de Lope de Vega (1951); La heredera de August y Ruth Goetz (1951); Cocktail party de T.S. Eliot (1952) o María Antonieta de Joaquín Calvo Sotelo (1952).
Pero el público burgués de la época no terminó de entender bastantes de sus puestas en escena y se le invitó a abandonar la dirección de la compañía. Así las cosas continuó la actividad por cuenta  propia, ejerció como crítico teatral y dirigió dos películas: "La honradez de la cerradura" (1950), adaptación de una obra de Jacinto Benavente, primer film en el que Francisco Rabal tuvo un papel protagonista, y "La canción de la Malibrán" (1951), film biográfico sobre la en su día célebre diva operística. Todavía en 1953 dirigió algunas obras en las compañías de figuras como Amparo Rivelles o Luis Prendes.
Su propósito en adelante fue comprar y reformar el Teatro Eslava y hacer de él su feudo particular con un teatro en ocasiones más comercial. No lo logró hasta 1957, con un memorable estreno de La Celestina de Fernando de Rojas, en el que Irene López Heredia interpetó el rol titular, José Mº Rodero fue Calixto y Mª Dolores Pradera fue Melibea. También dirigió allí Anastasia de Marcelle Maurette (1957); Te espero en Eslava (1957) y Ven y ven... al Eslava (1958), revistas suyas protagonizadas por Nati Mistral; Los extremeños se tocan (1959) de Pedro Muñoz Seca (1959); Yerma de Federico García Lorca (1960); El novio de Sandy Wilson (1961); Los papeles de Aspern de Michael Redgrave (1961); Un hombre y una mujer, de Luis Escobar (1961); Dulce pájaro de juventud de Tennessee Williams (1962); La cabeza de un traidor de Robert Bolt (1962); La perrichola de Juan Ignacio Luca de Tena (1963); Las salvajes en Puente San Gil de José Martín Recuerda (1963); La dama de Maxim de Georges Feydeau (1966), El amante y La colección de Harold Pinter (1967); Madrid galante de Luis Escobar (1967); La factura de Françoise Dorin (1969); La vida en un hilo (1970) de Edgar Neville; Eslava 101, de Luis Escobar y Juan Pardo (1971); El día después de la feria de Frank Harvey (1974); Viejos tiempos de Harold Pinter (1974) o Una vez al año de Bernard Slade (1975).
Entre las obras escritas por él y estrenadas en otros teatros figuran Fuera es de noche (1957), Elena Ossorio (1958) o El amor es un potro desbocado, exitosa adaptación de "Las mocedades del Cid" de Guillén de Castro. Fuera del Eslava dirigió obras como El criado de Robin Maugham (1967) o Retorno al hogar de Harold Pinter (1970). En ocasiones dirigió funciones fuera de España, así en Italia, Bruselas o Río de Janeiro.
El director Luis García Berlanga propició que casi septuagenario se convirtiera en actor de cine, ofreciéndole un importante papel representando a un decadente Marqués de Leguineche en  la película La escopeta nacional (1978), comedia esperpéntica coral que en plena Transición a la democracia satirizaba las cacerías en tiempos de Franco. El éxito multitudinario del film y de Escobar en particular dio lugar a dos secuelas también exitosas, Patrimonio nacional (1980) y Nacional III (1982), que reflejaban la realidad político-social española. Escobar ya no dejaría de actuar hasta su muerte. Alguien le preguntó en una ocasión si trabajaba por vocación o por vanidad, a lo que él contestó que "ambas son la misma cosa". Dotado de un peculiar sentido del humor, se cuentan de él numerosas anécdotas; por ejemplo, una vez al salir de un cóctel en casa de un amigo, tomó el ascensor para bajar, algo entonces prohibido, pues sólo se usaba para subir. El portero le increpó: "¿Cómo ha bajado usted en ascensor?". Luis Escobar contestó: "Pues divinamente". Ocurrente, ingenioso, amable, simpático, de modales exquisitos, cautivó al público por su naturalidad. Se decía de él que como actor solía interpretarse a sí mismo. Con su triunfo tardío en el cine se mudó a la urbanización Conde de Orgaz, en una mansión donde vivía rodeado de perros y plantas, con un cuidado jardín y una piscina en la que bañarse desnudo. "Al que no le guste, que no mire", decía. Cumplía además como perfecto anfitrión de comidas, meriendas y cenas, a las que asistían artistas, pintores, aristócratas o periodistas, con tertulias que se alargaban hasta la noche, aunque muchas tardes se acercaba al Rey Fernando, un pub gay de Chueca, para tomar una copa.
En su filmografía como actor hay otros títulos de desigual calidad como La Sabina (1979) de José Luis Borau, El divorcio que viene (1980) de Pedro Masó, Las aventuras de Enrique y Ana (1981) de Ramón Fernández, Buscando a Perico (1982) de Antonio del Real, ¡Que vienen los socialistas! (1982) de Mariano Ozores, La colmena (1982) de Mario Camus, Buenas noches, señor monstruo (1982) de Antonio Mercero, El Cid cabreador (1983) de Angelino Fons, A la pálida luz de la luna (1985) de José María González Sinde, La gran comedia (1986) de Juan Pinzás, Teo el pelirrojo (1986) de Paco Lucio, Manuel y Clemente (1986) de Javier Palmero, Me hace falta un bigote (1986) de Manuel Summers, Sufre mamón (1987) de Manuel Summers, Moros y cristianos (1987) de Luis García Berlanga, Soldadito español (1988) de Antonio Giménez Rico, Al Andalus, el camino del sol (1989) de Jaime de Oriol y Antonio Tarruella, Don Juan, mi querido fantasma (1990) de Antonio Mercero, o Fuera de juego (1991) de Fernando Fernán Gómez, cuyo rodaje no llegó a concluir. También efectuó trabajos en la televisión.
Sobre las tablas actuó en: La molinera de Arcos de Alejandro Casona (1980), De paseo con Muñoz Seca de José María Rodríguez Méndez (1986), Miau de Alfredo Mañas (1986), Cuento y no acabo de Luis Escobar (1989), Frank V de Friedrich Dürrenmatt (1989), El baile de los ardientes de Francisco Nieva (1990) y La noche de las tríbadas de Per Olov Enquist (1990).
A falta de una semana para terminar el rodaje de Fuera de juego falleció de un infarto cardiaco mientras dormía. Contaba 82 años de edad.
En el año 2000 se publicó su libro de memorias titulado "En cuerpo y alma".

 
En esta interesante entrevista de 1984 Luis Escobar revela los recuerdos de su carrera como director teatral a la actriz Mari Paz Ballesteros.

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