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martes, 3 de enero de 2017

Marion Davies (Brooklyn, New York, US, 3-1-1897 / Hollywood, California, US, 22-9-1961): In memoriam

LA ESTRELLA CREADA POR EL MAGNATE DE PRENSA

Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de la actriz cinematográfica estadounidense Marion Davies. Belleza rubia de ojos claros y destellante de malicia descubierta por Florence Ziegfeld, fue después lanzada como estrella de la pantalla por su amante, el magnate de prensa William Randolph Hearst, que financió y controló su carrera además de ofrecerle como regalo la suntuosa mansión de San Simeón, donde ambos residieron y de mítico renombre por los tesoros que albergaba y sus legendarias fiestas. Popular en el cine silente y en los primeros años del sonoro, la actriz vio oscurecida su figura por la escasa aceptación de los críticos de la época que no escribían en periódicos de Hearst y sus dotes interpretativas no fueron tomadas en serio entonces. Hoy día existe un mayor consenso por parte de la crítica en el reconocimiento respecto a su trabajo en el cine, especialmente en su faceta de divertida comediante.
La menor de los cinco hijos de un abogado, Marion Cecilia Douras (su nombre natal) fue educada en un convento neoyorquino, que dejó, fascinada por las luces de Manhattan, para trabajar como corista en Broadway y modelo de ilustradores. En 1916 fue contratada para aparecer en las famosas Ziegfeld Follies, donde al parecer cautivó al poderoso William Randolph Hearst, dueño de un imperio periodístico. El multimillonario (cuarenta años mayor que ella, casado y padre de familia numerosa) quedó prendado de aquella jovencita de diecinueve años y decidió encargarse de su carrera y convertirla en una gran estrella de la pantalla. Cecilia of the pink roses (1918), un drama rodado en Nueva York por Julius Steger, fue el primero en que Hearst respaldó a su nueva amante. Para ella creó Cosmopolitan Productions y en los siguientes diez años Davies fue publicitada en la cadena de periódicos de Hearst como ninguna otra estrella lo había sido antes, apareciendo en 29 películas, entre las que destacan La hermana del rey (1922) de Robert G. Vignola, Adán y Eva (1923) de Robert G. Vignola, El nueva York de antaño (1923) de Sidney Olcott, Yolanda (1924) de Robert G. Vignola, Janice Meredith (1924) de E. Mason Hopper, Alejandrito Magno (1925) de George W. Hill, Las luces de Broadway (1925) de Monta Bell, Beverly of Graustark (1926) de Sidney Franklin, La gloria del colegio (1927) de Sam Wood, Quality Street (1927) de Sidney Franklin, La que paga el pato (1928) de King Vidor, El novio postizo (1928) de Robert Z. Leonard, o Espejismos (1928) de King Vidor. Estos films, en su mayor parte costosas producciones de tema histórico exhaustivamente supervisadas por Hearst, fueron distribuidos primero por Paramount, luego por Goldwyn y después por Metro Goldwyn Mayer. Davies prefería actuar en comedias contemporáneas, pero Hearst, controlador de su carrera, la desalentaba, lo que a la postre la perjudicó, hasta que King Vidor logró extraer de ella su vis cómica a partir de los últimos tiempos del cine silente. En esos años fueron célebres las fastuosas fiestas en el castillo de San Simeón ofrecidas por Hearst y Davies, a las que acudían regularmente figuras como Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, John Gilbert, Greta Garbo, Norma Shearer, Dolores Del Rio, Carole Lombard, Clark Gable, Jean Harlow o William Powell  y por donde pasaron otros invitados de alcurnia como el Presidente Calvin Coolidge, el aviador Charles Lindbergh o el dramaturgo George Bernard Shaw.
La llegada del cine sonoro intranquilizó a Davies, debido a una tartamudez que arrastraba desde su infancia, que consiguió superar con lecciones de dicción. Su primera película sonora fue Marianne (1929) de Robert Z. Leonard. Luego protagonizó títulos como Dulcy (1930) de King Vidor, comedia con Elliott Nugent, El diablillo de la casa (1931) de Robert Z. Leonard, comedia con Sidney Blackmer, Polly, la chica del circo (1932) de Alfred Santell, drama con Clark Gable, La rubia del Follies (1932) de Edmund Goulding, comedia con Robert Montgomery, Peggy de mi corazón (1933) de Robert Z. Leonard, drama con Onslow Stevens, Amores en Hollywood (1933) de Raoul Walsh, musical con Bing Crosby, La espía número 13 (1934) de Richard Boleslawski, drama histórico con Gary Cooper, Divina Gloria (1935) de Mervyn LeRoy, comedia con Pat O'Brien y Dick Powell, Corazones divididos (1936) de Frank Borzage, drama histórico con Dick Powell, Charlie Ruggles y Claude Rains, Cain and Mabel (1936) de Lloyd Bacon, comedia con Clark Gable, o Ever since Eve (1937) de Lloyd Bacon, comedia con Robert Montgomery. Después, con su carrera en declive y cumplidos los cuarenta años, se retiró y buscó consuelo en el alcohol.
Marion Davies vivió durante décadas como pareja de Hearst, aunque nunca pudieron casarse porque la esposa de él se negaba a concederle el divorcio. Conjuntamente hubieron de sortear escándalos como la muerte del productor Thomas Ince tras una fiesta en 1924 en el lujoso yate Oneida, del que Hearst era propietario. A finales de los años 30, el magnate sufrió serios reveses finacieros y Davies se desprendió de parte de sus joyas, valoradas en un millón de dólares, para ayudarle economicamente. En 1941 se estrenó la película Ciudadano Kane de Orson Welles, con guión de Herman Mankiewicz y producida por RKO, un éxito de crítica pero un fracaso comercial, donde Orson Welles y Dorothy Comingore interpretaban personajes obviamente inspirados en Hearst y Davies. Su publicidad fue boicoteada en los periódicos de Hearst, quien incluso intentó destruir el film e impedir que se estrenase. Tiempo después el propio Welles reconoció que Marion era mejor que Susan, la protagonista de su película, y que Hearst era peor que Charles Foster Kane.
Hearst dejó San Simeón en 1947 en busca de cuidados médicos más cercanos y se mudó con Davies a una casa de Beverly Hills, donde murió en 1951 a los 88 años mientras ella dormía bajo los efectos de un fuerte sedante. Cuando Marion despertó, su sobrina Patricia Van Cleve Lake y el marido de ésta, Arthur Lake, le comunicaron la noticia. Entretanto, a pesar de que Hearst dispuso para Davies el 51 % de su herencia, la familia del finalmente venido a menos magnate, se llevó sus pertenencias junto al cadáver. Ella no pudo despedir al que fue su amor durante treinta y cinco años y también se le prohibió asistir al sepelio. Dos meses y medio después Marion Davies, con 54 años, se casó (por primera y única vez en su vida) con Horace Brown en Las Vegas. No fue un matrimonio feliz, su marido la maltrataba y ella solicitó dos veces un divorcio que nunca llegó a concretarse. En sus últimos años Davies se involucró en obras caritativas como donaciones a la Universidad de California para establecer una clínica infantil y creó una fundación a su nombre para combatir enfermedades de la infancia. Su salud, muy deteriorada desde 1956, empeoró a partir del diagnóstico de un cáncer de estómago, que acabó con su vida a los 64 años.
En 1993 murió Patricia Lake, su supuesta sobrina (criada por Rose, hermana de Marion). Horas antes Lake pidió que su familia hiciese público que, en realidad, ella no era sobrina de Marion Davies, sino hija biológica suya, fruto de su unión con Hearst, lo que se había ocultado al público todo el tiempo para evitar el escándalo.


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