HONESTIDAD, FIRMEZA Y EMOCIÓN
El director y guionista cinematográfico argentino Adolfo Aristarain cumple hoy 78 años. Uno de los cineastas más destacados de Argentina en las últimas décadas, también es autor de los guiones de la mayoría de sus películas. La devoción por el cine clásico estadounidense y por la literatura conforman el sustrato de su producción artística. Sus obras, aplaudidas por la crítica y bien acogidas por el público, se
caracterizan por la solidez de sus personajes, la libertad y precisión en el estilo y
por reflejar el contexto social e histórico de su país. Sus criaturas son héroes aislados e inseguros que viven a contracorriente, seres
que pugnan dramáticamente por cambiar su entorno y su destino, intentando defender su dignidad frente a un entorno hostil y apoyándose en valores como el amor, la amistad o la lealtad. Hábil director de actores, bajo su guía han sido éstos convincentes portavoces de su mirada escéptica, desencantada, melancólica y pesimista hacia un mundo sojuzgado por un capitalismo salvaje. Algunos críticos han calificado su cine de discursivo pero para Aristarain el diálogo y la palabra también son acción. Multipremiado tanto en su país como en España, en 2003 el gobierno español le otorgó la nacionalidad española por su aportación a la cultura iberoamericana.
Adolfo Aristarain fue durante su adolescencia un joven rebelde más interesado en la música
de jazz, la lectura o el cine que en los estudios. Sin acabar la
enseñanza secundaria se hizo autodidacta y aprendió inglés. A comienzos de los años 60 se acercaba a los
rodajes cinematográficos para curiosear y empezó a trabajar como meritorio. Durante un cierto tiempo se empleó como montador en Río de Janeiro y a su regreso a Buenos Aires ejerció como ayudante de producción y de dirección. En 1967 le surgió la oportunidad de trasladarse a España, donde trabajó colaborando en varias películas de Mario Camus y otros directores como Sergio Leone, Lewis Gilbert o Melvin Frank. La falta de oportunidades de ascenso le llevó de vuelta a Argentina en 1974, donde continuó como ayudante de dirección.
Finalmente pudo debutar como director y guionista con La parte del león (1978), drama criminal con Luisina Brando, Fernanda Mistral, Julio De Grazia, Ulises Dumont, Julio Chávez y Arturo Maly, original ópera prima que no funcionó comercialmente. En plena dictadura militar hubo de continuar su trayectoria con dos películas 'alimenticias': La playa del amor (1979), comedia con Cacho Castaña, Mónica Gonzaga y Ricardo Darín, y La discoteca del amor (1980), comedia con los mismos protagonistas que la anterior. Vuelve al género policiaco con dos interesantes películas: Tiempo de revancha (1981), thriller galardonado en varios festivales y ganador de seis Premios Cóndor de Plata, con Federico Luppi, Haydée Padilla, Julio De Grazia y Ulises Dumont, y Últimos días de la víctima (1982), thriller con Federico Luppi, Soledad Silveyra, Julio De Grazia, Ulises Dumont, Arturo Maly y China Zorrilla, Cóndor de Plata al mejor director. En ambas mezcla con habilidad la mecánica del cine negro con el político, representando un sórdido retrato de Argentina cuando la dictadura todavía daba sus últimos coletazos. Asímismo en las dos ostenta el protagonismo Federico Luppi, quien se convertirá en su actor fetiche.
La notable repercusión de sus últimas películas propicia que vuelva a España contratado por TVE para dirigir la miniserie "Las aventuras de Pepe Carvalho" (1986), sobre el detective creado por el novelista Manuel Vázquez Montalbán, que interpreta Eusebio Poncela. La serie tuvo una audiencia razonable pero disgustó sobremanera al autor. Tampoco tuvo fortuna Aristarain en Hollywood, donde dirigió Traición y venganza (1987), thriller producido por Columbia y protagonizado por Bonnie Bedelia y Peter Riegert del que el propio director renegó (fue también el único film con guión ajeno que dirigió).
Finalmente saborea las mieles del éxito internacional con Un lugar en el mundo (1992), conmovedor drama rural sobre un grupo de personajes derrotados en sus sueños utópicos, con José Sacristán, Federico Luppi, Cecilia Roth y Leonor Benedetto, film que ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián y el Premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana, además de siete
Premios Cóndor de Plata en Argentina. Después dirige en España sus dos siguientes películas: La ley de la frontera (1995), comedia de aventuras de época con Pere Ponce, Aitana Sánchez-Gijón, Achero Mañas y Federico Luppi, y Martín (Hache), tenso e intenso drama con Juan Diego Botto, Federico Luppi, Eusebio Poncela y Cecilia Roth, film que obruvo cuatro nominaciones al Goya, entre ellas al mejor director, y obtuvo cuatro Premios Cóndor de Plata. Sus últimas películas, ambas rodadas en Argentina en coproducción con España, son: Lugares comunes (2002), drama con Federico Luppi, Mercedes Sampietro y Arturo Puig, ganador de dos Premios Goya, uno de ellos para Aristarain como guionista, y Roma (2004), drama con Juan Diego Botto, Susú Pecoraro y José Sacristán.
Lamentablemente en los años postreros Aristarain no ha conseguido llevar a efecto otros proyectos por problemas de financiación.
Me ha gustado mucho que me dieras a conocer a este director, persona, que tuvo muy claro desde el principio cuales eran sus ideas, admirable, si la industria del cine no le quiso dar más oportunidades, me temo que son por otros motivos que no los culturales. Gracias Javi.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho que me dieras a conocer a este director, persona, que tuvo muy claro desde el principio cuales eran sus ideas, admirable, si la industria del cine no le quiso dar más oportunidades, me temo que son por otros motivos que no los culturales. Gracias Javi.
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