EL GRAN VILLANO DEL CINE NEGRO
Hoy se cumplen cincuenta años del fallecimiento del actor estadounidense Dan Duryea, uno de los más míticos villanos del cine clásico de Hollywood. Alto, delgado y de aire malicioso, se especializó en roles de burlones, caraduras e incluso psicópatas. Aunque intervino en películas de diversos géneros (drama, noir, western...), al que mejor se amoldó fue al cine negro, en el que dejó caracterizaciones extraordinarias, particularmente en las tres películas en que fue dirigido por Fritz Lang. Explotando un extraño, inquietante y oscuro poder de seducción, su forma de mirar, de hablar, de reír, el manejo que ejercía sobre las
protagonistas femeninas, o sus propios andares constituyeron un modelo
para los futuros canallas de la gran pantalla. En su filmografía hay al menos una docena de clásicos.
Hijo de un comerciante textil, Dan Duryea desarrolló su interés por actuar desde adolescente. Tras graduarse en 1924 en su ciudad natal, pasó a la Universidad de Cornell donde estudió lengua inglesa y arte dramático. Allí representó sus primeras obras escénicas, llegando a presidir la asociación teatral de dicho centro. Sus padres se opusieron a que siguiese la carrera de actor, por lo que poco después de concluir sus estudios en 1928, Duryea trabajó como ejecutivo en el sector publicitario durante seis años que practicamente coincidieron con la Gran Depresión americana. El stress que le producía este empleo desembocó en un prematuro ataque al corazón que le apartó de su actividad durante un año. Tal circunstancia fue decisiva para que Duryea renunciase a la publicidad y retomase su amor por la actuación. Tras enrolarse en un grupo teatral de repertorio veraniego, debutó en Broadway en 1935 interpretando un pequeño papel en la obra "Calle sin salida" de Sidney Kingsley. Despues de aparecer en otras producciones teatrales, encarnó a Leo Hubbard, el arrogante y avaricioso sobrino de la maligna Regina Hubbard en el exitoso drama sureño de época "La loba" (1939) de Lillian Hellman, que protagonizó Tallulah Bankhead. La aclamación crítica recibida por ese papel constituyó su carta de presentación cuando Samuel Goldwyn compró los derechos de la obra para llevarla al cine, conservando a algunos miembros del elenco original entre los que se incluía Duryea y sustituyendo a Bankhead por Bette Davis. La dirección fímica de La loba (1941) fue confiada a William Wyler, en tanto que
Bette Davis y
Herbert Marshall encabezaron el reparto del suculento melodrama resultante que obtuvo nueve candidaturas al Oscar. La suerte estaba echada y Dan Duryea se quedó en Hollywood y dejó el teatro para no volver.
Entre sus películas siguientes figuran roles de creciente importancia en: Bola de fuego (1941) de Howard Hawks, magnífica comedia con Gary Cooper y
Barbara Stanwyck donde interpretó a un gangster, El orgullo de los Yanquis (1942) de Sam Wood, drama biográfico deportivo con
Gary Cooper,
Teresa Wright y
Walter Brennan, Sahara (1943) de Zoltan Korda, film de propaganda bélica protagonizado por
Humphrey Bogart, El hombre de San Francisco (1944) de Robert Florey, drama con
Michael O'Shea y
Anne Shirley, El ministerio del miedo (1944) de Fritz Lang, notable thriller que adaptaba una novela de Graham Greene, con Ray Milland y
Marjorie Reynolds donde era un espía nazi,
La señora Parkington (1944) de Tay Garnett, drama con
Greer Garson y
Walter Pidgeon, Un corazón en peligro (1944) de
Clifford Odets, drama con
Cary Grant,
Ethel Barrymore y
Barry Fitzgerald, La mujer del cuadro (1944) de Fritz Lang, excelente noir con Edward G. Robinson, Joan Bennett y Raymond Massey donde incorporó a un chantajista, El gran Flamarion (1945) de Anthony Mann, drama criminal con
Erich von Stroheim y
Mary Beth Hughes, El valle del destino (1945) de Tay Garnett, drama romántico de época con
Greer Garson y
Gregory Peck, El caballero del Oeste (1945) de Stuart Heisler, western con
Gary Cooper y
Loretta Young, La dama del tren (1945) de Charles David, film de intriga criminal con
Deanna Durbin,
Ralph Bellamy y
David Bruce, o Perversidad (1945) de Fritz Lang, magistral noir con
Edward G. Robinson y
Joan Bennett donde era un falsificador de arte sin escrúpulos, acaso el más memorable papel de toda su filmografía.
La fascinación que estos roles de reparto ejercían sobre el público llevaron a que el nombre de Duryea llegase a encabezar sus siguientes títulos, en su mayor parte para los estudios Universal y, salvo excepciones, generalmente de menor calidad, aunque a veces en papeles más simpáticos: Angel negro (1946) de Roy William Neill, noir con June Vincent y
Peter Lorre, Caballero por un día (1946) de Charles Barton, comedia dramática con Ella Raines y
William Bendix, El enmascarado (1948) de George Sherman, western con Yvonne De Carlo y Jeffrey Lynn, Río abajo (1948) de George Sherman, western con
Yvonne De Carlo,
Rod Cameron y
Helena Carter, La otra cara del bosque (1948) de Michael Gordon, especie de precuela de La loba, con Fredric March,
Edmond O'Brien y
Ann Blyth,
Aves de rapiña (1948) de George Sherman, noir con
John Payne,
Joan Caulfield y
Shelley Winters, El abrazo de la muerte (1949) de Robert Siodmak, notable noir con
Burt Lancaster e
Yvonne De Carlo, Demasiado tarde para lágrimas (1949) de Byron Haskin, noir con Lizabeth Scott y
Don DeFore, Mala hierba (1949) de William Castle, noir con Howard Duff y
Shelley Winters, Murallas de silencio (1950) de Hugo Fregonese, noir con
James Mason y
Märta Torén, Winchester 73 (1950) de Anthony Mann, memorable western clásico con
James Stewart,
Shelley Winters y
Stephen McNally, Historia del hampa (1950) de
Cy Endfield, noir con
Herbert Marshall y
Gale Storm, Al Jennings de Oklahoma (1951) de Ray Nazarro, western con Gale Storm, Bahía negra (1953) de Anthony Mann, film de aventuras con
James Stewart,
Joanne Dru y
Gilbert Roland, Comandos en el cielo (1953) de Fred F. Sears, drama sobre la Guerra de Corea, con
Frances Gifford y
Mike Connors, 36 horas culpable (1953) de Montgomery Tully, drama criminal británico con
Elsie Albiin y
Gudrun Ure,
Pánico en Singapur (1954) de Robert Aldrich, drama criminal con
Gene Lockhart y
Patric Knowles, El valle de la ira (1954) de Jesse Hibbs, western con
Audie Murphy,
Susan Cabot y
Abbe Lane, Las vías de la traición (1954) de Jesse Hibbs, western con
John Payne y
Mari Blanchard, Filón de plata (1954) de Allan Dwan, western con
John Payne y
Lizabeth Scott, La amante prohibida (1954) de Stuart Heisler, drama con
Linda Darnell, Los merodeadores (1955) de Gerald Mayer, western con
Jeff Richards y
Keenan Wynn, El calor del amor (1955) de Joseph Pevney, western con Jane Russell y Jeff Chandler, Miedo en la tormenta (1955) de Cornel Wilde, drama criminal con Cornel Wilde y Jean Wallace, Himno de batalla (1957) de Douglas Sirk, drama bélico con
Rock Hudson y
Martha Hyer, Honor de ladrón (1957) de Paul Wendkos, thriller con
Jayne Mansfield y
Martha Vickers, La última bala (1957) de James Neilson, western con James Stewart y
Audie Murphy, o Matanza en la Décima Avenida (1957) de Arnold Laven, drama criminal con Richard Egan,
Jan Sterling y
Julie Adams.
En los años 50 y 60 desempeñó también diversos trabajos en la televisión y en esta última década engrosó su filmografía en la gran pantalla con otros films menores: Isla de víboras (1960) de Charles Haas, drama con Mickey Rooney y
Terry Moore, Seis caballos negros (1962) de Harry Keller, western con Audie Murphy y
Joan O'Brien, Asesinato por error (1964) de Frank Nesbitt, thriller británico con Patricia Owens, Quinientos dólares, vivo o muerto (1965) de Spencer Gordon Bennet, western con
Rod Cameron, El vuelo del Fénix (1965) de Robert Aldrich, drama de supervivencia en Africa con
James Stewart,
Richard Attenborough,
Peter Finch, Hardy Kruger y
Ernest Borgnine, El asalto de Phantom Hill (1966) de Earl Bellamy, western con
Robert Fuller y
Jocelyn Lane, Río de dólares (1966) de Carlo Lizzani, spaghetti western con
Thomas Hunter y
Henry Silva, Cinco dragones de oro (1967) de Jeremy Summers, film británico de acción con Robert Cummings,
Margaret Lee y
Rupert Davies, u Ovnis sobre China (1968) de Frank Telford, título de ciencia-ficción con John Ericson y
Lois Nettleton.
Si en la Meca del cine fue conocido por sus espléndidas interpretaciones de
personajes desagradables, neuróticos, malévolos o despiadados, carentes de sentimientos y en
muchas ocasiones amorales, en su vida personal Duryea era muy distinto: un hombre afable, fiel y muy hogareño. Desde 1932 estuvo casado treinta y cinco años con la misma mujer, Helen Bryan, con quien tuvo a sus hijos Peter y Richard y de la que enviudó en 1967. Al año siguiente el actor falleció de cáncer a la edad de 61 años.
"Explotando un extraño, inquietante y obscuro poder de seducción" me encanta esta descripción de Javi sobre Duryea. Hace muchos años ví La Loba con Bette Davis, La Mujer del Cuadro con Edward G. Robinson y Winchester73.
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