Tributo a Charo López (Salamanca, España, 28-10-1943)

BELLEZA, INTELIGENCIA Y MISTERIO

 

La actriz española de cine, televisión y teatro Charo López cumple hoy 80 años. Singular combinación de belleza, inteligencia y misterio, le llevó bastante tiempo y esfuerzo conseguir el éxito. Descubierta por Gonzalo Suárez, director con quien ha colaborado hasta en ocho ocasiones, en la etapa inicial de su carrera fue llamada 'la Ava Gardner española'. Icono erótico en los primeros años de la democracia española, se especializó en papeles de mujeres pasionales, tortuosas o perturbadas y encontró papeles a la medida de su talento con las series televisivas "Fortunata y Jacinta" (1980) y "Los gozos y las sombras" (1982). Ya en edad madura triunfó en el teatro tanto en Argentina como en España. Dos veces nominada al Goya, una como mejor actriz protagonista y otra como actriz de reparto, lo consiguió en este último apartado por Secretos del corazón (1997) de Montxo Armendáriz. En 2008 el gobierno español le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

María del Rosario López Piñuelas nació en el seno de una familia burguesa de clase media con cinco hijos: tres chicas y dos chicos. Era una niña muy alegre y fue educada en un colegio de monjas, donde permaneció hasta los diecisiete años. Viviendo en una ciudad que albergaba una Universidad tan antigua y prestigiosa, su padre tomó la decisión firme de que toda su prole estudiase una carrera. Charo eligió Filosofía y Letras y en esa época participó en algunas funciones de teatro universitario, aunque no pensaba en ser actriz, sino profesora. A los dieciocho años conoció a Jesús García de Dueñas, escritor y crítico en las revistas Triunfo y Nuestro Cine y pronto ambos se enamoraron. Tras la boda, en octubre de 1965, la pareja se instaló en Madrid. Charo comenzó a dar clases a niños de bachillerato y a extranjeros de español y debutó en TVE como actriz de reparto en el programa Estudio 1, del que se haría más asidua en años venideros. Un año después acompañó a su marido en un viaje a Barcelona, donde él quería entrevistar a un joven e inquieto novelista que iba a dirigir su primera película: Gonzalo Suárez. El encuentro con él resultaría decisivo en la vida de Charo López. La noche en que ambos lo visitaron, Suarez quedó seducido por la impresionante belleza de Charo y le ofreció protagonizar Ditirambo, una peculiar e innovadora comedia dramática de misterio con el propio Gonzalo Suárez, Yelena Samarina y José María Prada en el reparto. El film tuvo problemas de financiación y para que pudiera ser realizado fue capital que Helenio Herrera, casado con la madre de Suárez y a la sazón entrenador del Inter de Milán, se involucrase en la producción. Gonzalo y Charo volaron a Milán a ver a Helenio y lo convencieron. Con todo, el film, que se rodó entre 1967 y 1968, con una Charo López muy insegura, no se estrenaría hasta 1969. Charo volvió a sus clases y a ser ama de casa, pero un fuerte deseo de actuar la hizo matricularse en la Escuela Oficial de Cine para estudiar interpretación. Allí fue presentada a Antonio Giménez-Rico, otro director novel que iba a rodar su primera pelicula. Tras una prueba obtuvo un papel protagónico en El hueso (1968), comedia con Cassen, Florinda Chico, Laly Soldevila, Rafaela Aparicio y José Franco, a la que seguirían otros roles en La vida sigue igual (1969) de Eugenio Martín, un vehículo para el lucimiento del cantante Julio Iglesias, Me enveneno de azules (1969) de Francisco Regueiro, drama con Junior y Antonio Casas, y El extraño caso del doctor Fausto (1969) de Gonzalo Suárez, fantasía experimental de terror con Gonzalo Suárez, Teresa Gimpera y Emma Cohen donde tuvo un papel menor. Hay que decir que en buen número de sus primeras películas su voz (grave) fue doblada.

Se la consideraba una joven promesa, pero en la década de los 70 el cine apenas aprovechó su potencial artístico y a lo largo de la misma se la utilizó mayormente en bastantes películas mediocres. Su verdadera escuela de aprendizaje de la profesión fue el teatro, interviniendo en obras como "El condenado por desconfiado" (1970) de Tirso de Molina o "La marquesa Rosalinda" (1970) de Valle-Inclán, y sobre todo la televisión, en la que amén de sus intervenciones en el programa teatral Estudio 1, apareció en buen número de programas y series, que familiarizaron su rostro con el gran público. En 1972 se separó de su marido. 

Su filmografía de este decenio incluye: Pastel de sangre (1971), película de cuatro episodios y otros tantos directores: Francesc Bellmunt, Jaime Chávarri, Emilio Martínez-Lázaro, José María Vallés; El sol bajo la tierra (1971) de Aldo Florio, spaghetti western con Fabio Testi, José Calvo, Massimo Serato y Eduardo Fajardo; El bandido Malpelo (1971) de Giuseppe Scotese, spaghetti western con George Garvell y Eduardo Fajardo; La guerrilla (1973) de Rafael Gil, drama ambientado en la Guerra de la Independencia Española, con Francisco Rabal, Jacques Destoop y 'La Pocha'; La leyenda del alcalde de Zalamea (1973) de Mario Camus, adaptación del drama de Calderón de la Barca, con Francisco Rabal y Fernando Fernán Gómez encabezando el reparto; Las estrellas están verdes (1973) de Pedro Lazaga, comedia con Alfredo Landa, Teresa Gimpera, Torrebruno y José Sacristán; La Regenta (1974) de Gonzalo Suárez, adaptación de la obra de Clarín, con Emma Penella, Keith Baxter, Nigel Davenport y Adolfo Marsillach; Madres solteras (1975) de Antonio del Amo, drama con Juan Luis Galiardo, Mary Francis y José Bódalo; Largo retorno (1975) de Pedro Lazaga, drama romántico con Mark Burns y Lynne Frederick; Las nuevas aventuras del Zorro (1975) de Franco Lo Cascio, comedia de capa y espada con George Hilton y Lionel Stander; Manuela (1976) de Gonzalo García Pelayo, drama con Fernando Rey y Máximo Valverde; El límite del amor (1976) de Rafael Romero Marchent, drama con Juan Luis Galiardo, Didi Sherman y Víctor Valverde; Parranda (1977) de Gonzalo Suárez, drama con José Luis Gómez, José Sacristán, Antonio Ferrandis, Fernando Fernán Gómez, Queta Claver, Isabel Mestre y Marilina Ross; Los placeres ocultos (1977) de Eloy de la Iglesia, drama con Simón Andreu y Tony Fuentes; Las cuatro novias de Augusto Pérez (1977) de José Jara, drama con Fernando Fernán Gómez, Máximo Valverde y María Luisa Ponte; Luto riguroso (1977) de José Ramón Larraz, drama con Carlos Ballesteros y Cristina Ramón; La Raulito en libertad (1977) de Lautaro Murúa, drama con Marilina Ross, María Asquerino, Vicente Parra y Lautaro Murúa; y Un aventurero de vía estrecha (1978) de Karl-Heinz Bieber, comedia de producción alemana protagonizada por Gert Fröbe.

Llegados a este punto, en el otoño de 1979 Charo está a punto de tomar una de las decisiones más importantes de su vida: dejar la profesión y volver a ser profesora en un colegio. Vive sola en un ático, pronto cumplirá 37 años, no considera que haya efectuado trabajos memorables, su condición de icono erótico o musa de intelectuales tampoco le satisface, y está harta del tópico de ser la 'belleza desaprovechada' del cine español. Lo peor es que han dejado de llamarla y desde hace más de un año no le ofrecen ningún papel en película alguna. Ese año sólo ha trabajado en la obra teatral "Los japoneses no esperan" de Ricardo Talesnik, junto a Fernando Delgado y María Silva, pero sin demasiado éxito. Después de haber luchado tanto, se siente fracasada y es la primera vez que se enfrenta al miedo, a la falta de perspectivas.

Finalmente consigue un papel de reparto importante, Mauricia la Dura, en la serie de TVE "Fortunata y Jacinta" (1980) de Mario Camus, muy exitosa adaptación de la novela de Pérez Galdós en diez capítulos y protagonizada por Ana Belén, Maribel Martín, Mario Pardo y François-Eric Gendron. Hasta entonces supone el mejor papel que le han ofrecido y su intepretación resulta impactante. Ya convertida en una actriz popular alcanza el cénit de su carrera con su participación protagónica en otra serie de TVE de gran éxito, "Los gozos y las sombras" (1982) de Rafael Moreno Alba, adaptación en trece capítulos de una novela de Gonzalo Torrente Ballester ambientada en los años de la II República, con Amparo Rivelles, Eusebio Poncela y Carlos Larrañaga. La serie obtiene un enorme éxito y fue seguida por más de quince millones de espectadores. Su intensa y sensual interpretación de Clara Aldán, una mujer marginada, la consagra como la actriz del año. 

Con todo su trayectoria en la gran pantalla continúa siendo irregular. Así alterna a su vez títulos olvidables como De camisa vieja a chaqueta nueva (1982) de Rafael Gil, comedia con protagonismo de José Luis López Vázquez o Adulterio nacional (1982) de Francisco Lara Polop, comedia con Quique Camoiras, con La colmena (1982) de Mario Camus, aclamada adaptación de la novela de Camilo José Cela ambientada en la posguerra española, con José Sacristán, Victoria Abril, Ana Belén, Concha Velasco y un largo reparto. Seguirán otras películas como Interior rojo (1983) de Eugeni Anglada, drama con Enric Majó, Atrapado (1983) de Raúl Contel, drama con Pep Muñoz y Carme Elías, Epílogo (1984) de Gonzalo Suárez, drama con José Sacristán y Francisco Rabal, Últimas tardes con Teresa (1984) de Gonzalo Herralde, drama adaptador de una novela de Juan Marsé, con Maribel Martín, Ángel Alcázar, Patricia Adriani y Cristina Marsillach, Crimen en familia (1985) de Santiago San Miguel, drama con Agustín González y Cristina Marsillach, Los paraísos perdidos (1985) de Basilio Martín Patino, drama con Alfredo Landa y Francisco Rabal, y La vieja música (1985) de Mario Camus, drama con Federico Luppi, Antonio Resines, Assumpta Serna, Eva Cooper, Agustín González y Francisco Rabal. También reaparece en TVE con la miniserie de cuatro capítulos "Los pazos de Ulloa" (1985) de Gonzalo Suárez, adaptación de dos novelas de Emilia Pardo Bazán, con José Luis Gómez, Omero Antonutti, Fernando Rey, Victoria Abril, y Pastora Vega. En 1985, según confesaría más adelante, cometió un gran error al rechazar un rol protagónico en "Matador" (1986) de Pedro Almodóvar, un director aún distante de la fama masiva que alcanzaría después.

Tras rodar Tiempo de silencio (1986) de Vicente Aranda, adaptación de la novela ambientada en la posguerra española de Luis Martín Santos, con Imanol Arias, Victoria Abril y Francisco Rabal, recibió una propuesta del director teatral argentino Carlos Gandolfo para representar junto a José Sacristán en Buenos Aires la obra "Un día muy particular", adaptación del film "Una jornada particular" (1977) de Ettore Scola. Aun con escasa experiencia teatral, Charo aceptó y la función resultó un tremendo éxito. Repite el éxito en 1988, ahora incluso como productora, con la obra "Hay que deshacer la casa" de Sebastián Junyent, para la que cuenta de nuevo con Carlos Gandolfo como director, compartiendo protagonismo con Soledad Silveyra. Estos triunfos confirmaron la confianza en sí mima de la actriz. Allí conoció al periodista argentino Carlos Gabetta, con quien se casó en 1988 y de quien se divorciaría en 1993.

Su filmografía prosigue con El rey del mambo (1989) de Carles Mira, comedia con Magüi Mira y Kelvin Garvanne, Lo más natural (1991) de Josefina Molina, drama con Miguel Bosé y Patrick Bauchau por el que López obtuvo una candidatura al Goya a la mejor actriz, Cómo levantar 1000 kilos (1991) de Antonio Hernández, comedia con Antonio Valero y Ana Duato, Don Juan en los infiernos (1991) de Gonzalo Suárez, drama de época con Fernando Guillén y Mario Pardo, La fiebre del oro (1993) de Gonzalo Herralde, drama histórico con Fernando Guillén, Rosa María Sardà y Alex Casanovas, Kika (1993) de Pedro Almodóvar, comedia dramática con Verónica Forqué, Peter Coyote y Victoria Abril donde desempeñó un pequeño papel, El día nunca, por la tarde (1994) de Julián Esteban, comedia dramática con Fernando Guillén Cuervo y Emilio Gutiérrez Caba, El detective y la muerte (1994) de Gonzalo Suárez, thriller con Javier Bardem, María de Medeiros, Carmelo Gómez y, Héctor Alterio, Pasajes (1996) de Daniel Calparsoro, drama con Najwa Nimri, Alfredo Villa y Ion Gabella, Secretos del corazón (1997) de Montxo Armendáriz, drama rural de posguerra con Carmelo Gómez, Sílvia Munt, Vicky Peña y Andoni Erburu por el que Charo López gano el Goya a la mejor actriz de reparto, Plenilunio (2000) de Imanol Uribe, drama criminal con Miguel Ángel Solá, Adriana Ozores, Juan Diego Botto y Fernando Fernán Gómez, Tiempos de azúcar (2001) de Juan Luis Iborra, drama con María Adánez, Carlos Fuentes, Verónica Forqué y Roberto Álvarez, La soledad era esto (2002) de Sergio Renán, drama con Ramón Langa, Iñaki Font, Ana Fernández, Ingrid Rubio, Carlos Hipólito y Alvaro de Luna, Nudos (2003) de Lluís María Güell, drama con Goya Toledo, Carlos Álvarez-Novoa, Santi Millán, Francesc Orella y Héctor Alterio, y Las llaves de la independencia (2005) de Carlos Gil, drama de época con Fernando Carrillo y Fernando Luján.

Vuelve al teatro con "Tengamos el sexo en paz" de Dario Fo, Jacopo Fo y Franca Rame, que representó entre 2006 y 2007; apuesta claramente por el humor en "Carcajada salvaje" (2011) de Christopher Durang, junto a Javier Gurruchaga; y representa a La Celestina en el monólogo "Ojos de agua" (2015), adaptación de la obra de Rojas por Álvaro Tato.

Su filmografía concluye con Ventanas al mar (2011) de Jesús Mario Lozano, drama de producción mexicana con Raúl Méndez, Fernando Guillén y Natalia Cordova, Pasaje de vida (2015) de Diego Corsini, thriller argentino con Chino Darín, Miguel Ángel Solá, Carla Quevedo, Javier Godino y Marco Antonio Caponi, Rey Gitano (2015) de Juanma Bajo Ulloa, comedia con Manuel Manquiña, Karra Elejalde, Arturo Valls y María León, Margen de error (2019) de Liliana Paolinelli, comedia dramática argentina con Susana Pampín y Camila Plaate, y Baby (2020) de Juanma Bajo Ulloa, drama con Harriet Sansom Harris, Rosie Day y Natalia Tena. El director Chema de la Peña le dedicó el documental Me cuesta hablar de mí (2021), un interesante recorrrido sobre la vida y carrera de Charo López, al que ella aporta valiosos testimonios personales.