FRANCISCO ALONSO (Granada, España, 9-5-1887 / Madrid, España, 18-5-1948): IN MEMORIAM
Hoy es aniversario natal del insigne compositor español Francisco Alonso. Muy prolífico autor de partituras para zarzuelas, revistas, sainetes líricos, comedias musicales, marchas militares, canciones, himnos, pasodobles, cuplés, bandas sonoras para películas e incluso obras para piano o sinfónicas, su música alcanzó una extraordinaria popularidad a partir de la década de los años 20 del siglo XX y así ha continuado hasta hoy. La música del maestro Alonso es reflejo de su carácter alegre y desenfadado y, aunque muy diversa, se caracteriza por su casi infalible intuición para conectar con el público de su tiempo. Aunque muy bien elaboradas e instrumentadas, sus piezas son pegadizas al oído, garbosas y españolísimas; muchas de ellas representan el folclore de diversas regiones de España y el pueblo las ha adoptado como propias. Pocos autores han contribuido como él al patrimonio de música popular de la nación española y el valor de su legado es incalculable.
Francisco Alonso López se interesó por la música a edad muy temprana, ya que su madre era pianista. Mientras cursaba estudios primarios en los Escolapios de Granada, expresó su deseo de aprender música y varios profesores de su ciudad le instruyeron. Muy pronto empezó a componer piezas para bailes de salón y a los 16 años ya dirigía la banda de los obreros polvoristas del barrio de El Fargue. En 1905 estrenó su primera obra lírica, la zarzuela La niña de los cantares, en el granadino Teatro Cervantes. También creó un orfeón en la Sociedad Filarmónica de Granada con el que ofreció diversos conciertos y en 1906, con 19 años, fundó una escuela de música que dirigiría hasta 1911. Esta escuela sería el origen del Real Conservatorio Superior de Música de Granada en 1921. Por deseo de su padre el joven músico llegó a iniciar estudios de medicina, pero los abandonó al no poder superar las clases de disección. En 1905 muere su madre y en 1908 su padre y Alonso empieza a pensar en triunfar en el teatro lírico, pero para eso hay que ir a Madrid. El 12 de marzo de 1911 es despedido por sus amigos con un cálido homenaje y el tradicional banquete.
Con 600 pesetas en el bolsillo llegó a un Madrid donde se empezaba a construir la Gran Vía, el Metro aún no existía, en el Eslava triunfaba "La Corte de Faraón" y se estilaba el cuplé, cultivado por figuras como La Fornarina, La Bella Chelito o La Goya. Sus primeras composiciones en la capital fueron cuplés, el más conocido Sus pícaros ojos (1921), con letra de Eduardo Montesinos y Vicente Quirós, que popularizaría Raquel Meller. Poco a poco Alonso va dándose a conocer. Con el compositor alicantino Tomás López Torregrosa estrena el 13 de noviembre de 1911 en el Teatro Martín la zarzuela cómica ¡Armas al hombro! y el 7 de mayo de 1913, con el libretista y compositor madrileño Enrique García Alvarez, ofrece El bueno de Guzmán, otra zarzuela cómica. El 20 de mayo de 1916, en el Teatro Novedades, estrena Música, luz y alegría, simpática revista que será su primer éxito importante. Dos años después, el 11 de abril de 1918, estrena la fantasía cómico-lírica De Madrid al infierno en el Teatro Martín. Alonso tiene, además, especial habilidad para los pasodobles. Uno de los más populares, Banderita, lo compone para Las Corsarias, revista de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez que se estrena en el Teatro Martín el 31 de octubre de 1919. Dicho pasodoble se escuchará en calles y cafés, lo cantarán los soldados que van a la guerra de Africa y hasta el propio rey Alfonso XIII confesará que lo canta mientras se afeita. Su éxito fue tan grande que Francisco Alonso fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso XII. De la citada revista se ofrecerían más de mil representaciones en Madrid y más de tres mil en Buenos Aires. El 25 de marzo de 1920 Francisco Alonso se casa en Berja (Almería) con Julia de la Joya, matrimonio del que nacerán sus hijos: Julia (1921), Pilar (1922), María de Gádor (1925), Francisco (1927) y María del Carmen (1937).
A partir de la década de los 20 Alonso compondrá la mayoría de sus mejores obras líricas. Proyecta crear un gran mosaico lírico de las regiones españolas. Al mismo pertenecen: La linda tapada (1924), zarzuela ambientada en la Salamanca del siglo XVII, con libreto de José Tellaeche, estrenada el 19 de abril en el Teatro Cómico, y de la que se hizo popular la Canción del gitano; La Bejarana (1924), zarzuela también salmantina, con texto de Luis Fernández Ardavín, estrenada el 31 de mayo en el Teatro Apolo y cuyo Pasodoble de los quintos (Bejarana no me llores) saltó inmediatamente a los cafés y merenderos; Curro el de Lora (1925), zarzuela andaluza con texto de Tellaeche y Manuel de Góngora que, estrenada en el Apolo el 25 de octubre, no tendrá el éxito esperado a pesar de su excelente partitura. Alonso repetirá una y otra vez que es su mejor obra y expresará su deseo de convertirla en ópera, que finalmente no pudo llevar a efecto. El gran cuadro lírico español se completa con La Calesera (1925) (1), zarzuela de ambiente madrileño con texto de Emilio González del Castillo y Luis Martínez Román estrenada el 12 de diciembre, que enardece a los espectadores del Teatro de la Zarzuela, con el Pasacalle de los chisperos (del que piden hasta cinco bises) y el Himno a la libertad; con La parranda (1928), dedicada a Murcia, con texto de Luis Fernández Ardavín, estrenada el 26 de abril en el Teatro Calderón, y de la que se aplauden con entusiasmo la Canción del platero y, sobre todo, el Canto a Murcia, que se convertirá en himno extraoficial de la región y muchos cantantes líricos incorporarán a su repertorio; y con La picarona (1930), zarzuela con libreto de Emilio González del Castillo y Luis Martínez Román que representa a Segovia, de la que destaca el vibrante Canto a Segovia. Asímismo, en sus estancias en Fuenterrabía, captó el sentir de las gentes de los caseríos y pueblos vascos y los llevó a sus pentagramas, creando una de las canciones más populares de su producción, el zortzico Maitechu mía (1927), con letra de Emilio González del Castillo, que muchos de los más célebres tenores de habla hispana han incorporado a su repertorio lírico.
Al tiempo que grandes zarzuelas, Francisco Alonso compone excelentes sainetes y revistas, dando con ello muestra de su versatilidad y capacidad de trabajo. Las castigadoras (1927), estrenada en el Teatro Eslava el 13 de mayo con libreto de Francisco Lozano, Joaquín Mariño y Eduardo Mariño Lozano, supuso el primer gran éxito español de la vedette argentina Celia Gámez, en el que sobresalen el foxtrot Noches de cabaret y el popularísimo Chotis de las taquimecas. En Las cariñosas (1928), estrenada el 15 de diciembre en el Teatro Maravillas con libreto de Francisco Lozano y Enrique Arroyo, colaboración musical de Joaquín Belda y protagonismo de Celia Gámez, otro chotis, La Lola, da en la diana del éxito.
Pero es en el Teatro Pavón, el 12 de noviembre de 1931, donde Alonso estrena la más popular revista española de todos los tiempos: Las Leandras, con libreto de Emilio González del Castillo y José Muñoz Román, que contiene nada menos que el pasacalle de Los nardos y el chotis de El Pichi, insuperables creaciones de la entonces ya primerísima vedette Celia Gámez, para la que fueron escritos. Entre sus diez números musicales destacan también la Java de las viudas, la Canción Canaria y el dúo-habanera Llévame a la verbena de San Antonio. Desde su clamoroso estreno (se ofrecieron 1800 funciones consecutivas) Las Leandras ha continuado representándose década tras década en España y América Latina.
Hasta el comienzo de la Guerra Civil el maestro Alonso seguirá estrenando obras arrevistadas: Las de Villadiego (1933), estrenada en el Pavón el 12 de mayo con libreto de Emilio González del Castillo y José Muñoz Román, asímismo protagonizada por Celia Gámez, de la que se hizo célebre el chotis La Colasa (Tabaco y cerillas); Las de los ojos en blanco (1934), estrenada en el Martín con libreto de los mismos autores, que incluye el famoso pasodoble Horchatera valenciana; Mujeres de fuego (1935), estrenada el 12 de octubre en el Martín con idénticos libretistas, de la que se hizo popular el pasodoble Carmen la cigarrera. Todas ellas tienen en común su casticismo así como su humor picante. También estrenó el sainete lírico Me llaman la presumida (1935), con texto de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño, el 4 de diciembre en el Teatro Ideal.
Tras la contienda estrenó el sainete lírico Rosa la pantalonera (1939), el 22 de septiembre, en el Teatro Príncipe de San Sebastián, las zarzuelas Manuelita Rosas (1941), el 22 de enero en el Teatro Calderón, con libreto de Luis Fernández Ardavín, y La zapaterita (1941), el 12 de abril en el Calderón, con libreto de José Luis Mañes, las operetas Doña Mariquita de mi corazón (1942), el 15 de enero en el Martín, con libreto de José Muñoz Román; Luna de miel en El Cairo (1943), el 6 de febrero, con libreto de José Muñoz Román, en la que sobresale la marchiña Tomar la vida en serio; y Aquella noche azul (1945), el 31 de marzo en el Teatro Albéniz, con libreto de Antonio Paso Díaz, así como la comedia musical Tres días para quererte (1945), el 28 de noviembre en el Albéniz, con libreto de Francisco Lozano.
En 1947 es elegido Presidente de la Sociedad de Autores Españoles. Pero la enfermedad acecha. Sufre un desprendimiento de retina y la consiguiente intervención quirúrgica le obliga a guardar reposo. En plena convalecencia da a conocer 24 horas mintiendo (1947), el 12 de junio en el Teatro Bretón de Los Herreros de Logroño, comedia musical con libreto de Francisco Ramos de Castro.
El 18 de mayo de 1948 un ataque al corazón acaba con la vida del Maestro Alonso. El multitudinario cortejo fúnebre, encabezado por el Ministro de Educación, el alcalde de Madrid y otras autoridades, así como personalidades de las artes y las letras. Desde el domicilio de Alonso en la calle Sagasta recorre un amplio trayecto por Génova, Recoletos, Paseo del Prado, Los Madrazo, Jovellanos, Teatro de la Zarzuela (ante el cual la Banda Municipal interpreta algunas de sus creaciones) y Plaza de Cánovas, donde se despide el duelo camino del cementerio de la Almudena.
Postumamente, el 10 de octubre de 1951 en el Teatro Calderón, se estrena La rumbosa, sainete lírico con texto de Pilar Millán Astray y Luis Fernández de Sevilla. Su pasodoble Marcial y valiente fue lo último que salió de la pluma del Maestro tres días antes de su muerte.
Cerca de cuarenta municipios españoles han dedicado calles al Maestro Alonso. En 1987, con motivo de su centenario natal, se le instaló un monumento, obra del escultor José Luis Parés y patrocinado por su familia y amigos, en la madrileña calle de Alcalá. Se encuentra en un espacio ajardinado en el acceso al aparcamiento subterráneo de la calle Sevilla.
(1) El 20 de junio de 1926 el Maestro Alonso dirigió "La Calesera" en el Teatro Apolo de París, con motivo de un homenaje francés al rey Alfonso XIII. Esta zarzuela también se representó en el Teatro San Luis de Lisboa y en los teatros de varias capitales latinoamericanas.
Con todo agradecimiento a la excelente página web oficial del Maestro Alonso, de donde procede toda la información utilizada en esta reseña biográfica.
La Calesera, acaso la zarzuela más aclamada del Maestro Francisco Alonso, se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 12 de diciembre de 1925 con libreto de Emilio González del Castillo y Luis Martínez Román. El éxito de la representación fue apoteósico. Comenzó a las nueve y media de la noche y terminó a las dos de la madrugada por los sucesivos bises. Bajo una intensa lluvia un público entusiasta llevó al compositor granadino desde el teatro hasta su casa a hombros.
Se ofrece aquí el popularísimo Pasacalle de los Chisperos en una versión de 2005 de la Compañía Proyecto Verdi en el Teatro Campoamor de Oviedo, con la soprano madrileña Milagros Martín al frente de la rondalla y los coros.
Pasacalle de los Chisperos (letra)
Coros:
Dice el rey que le debo guardar
Pero yo le abandono por tí.
¡Ay manola gentil, que me vas a matar
y que el rey va a quedar en su guardia sin mí!
Si Godoy te llegase a mirar,
yo bien sé que alguien lo iba a sentir,
Porque vale tu amor y el poderte adorar
más que ser el amor de quien no he de decir.
Detrás de las guitarras llevamos los aceros
que hieren como rayos cuando están en las manos de mozos chisperos.
El amor es mejor con un guardia de Corps.
Déjale que te va a mentir y yo quiero ser tuyo hasta morir.
Maravillas:
Yo no quiero querer a un chispero
que finge, embustero,
que finge, embustero,
palabras de amor,
y me cansan los majos de plante
que se echan p'alante
fingiendo valor.
Militares tampoco me gustan,
que a veces me asustan
con el espadín,
y torero tampoco le quiero,
porque entre los cuernos
se tiene mal fin.
y me cansan los majos de plante
que se echan p'alante
fingiendo valor.
Militares tampoco me gustan,
que a veces me asustan
con el espadín,
y torero tampoco le quiero,
porque entre los cuernos
se tiene mal fin.
Coros:
Si no quiere chispero, torero,
manolo embustero
ni al del espadón,
que se vaya la moza a un convento
y me hago al momento
fraile motilón.
La manola con alma española,
de los hombres elige ella sola
su querer de mujer.
¡Qué mujer! ¡No se va a decidir!
¡Déjala, que no sabe de amor!
Déjala, que hay cien mil
que nos van a rifar,
sin mirar si es amor
militar o civil.
¡Déjala!… ¡Déjala!
Si no quiere querer a un chispero
que finge, embustero,
palabras de amor,
y le cansan los majos de plante
que se echan p'alante
fingiendo valor.
Maravillas:
Militares tampoco me gustan,
que a veces me asustan
con el espadín.
Coros:
Pues si nada le gusta ni agrada,
que espere sentada
quien le haga tilín.
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