ATRACTIVO Y ENIGMÁTICO
Hoy se cumplen veintiséis años del fallecimiento a los 44 del actor español Nacho Martínez. Competente intérprete dramático, atractivo, con físico de galán y aire adusto, enigmático y melancólico, su temprana muerte acortó una carrera en la que no siempre su talento fue bien aprovechado. Empero, en 1986 (su año más fructífero) estrenó cuatro películas firmadas por directores de la talla de Pedro Almodóvar, Fernando Fernán Gómez, Manuel Gutiérrez Aragón e Imanol Uribe. A menudo infrautilizado en papeles de reparto, son memorables sus interpretaciones protagónicas en Matador (1986) o en la miniserie televisiva de seis episodios "Un día volveré" (1993).
Ignacio Martínez Navia-Osorio estudió en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo y allí dio sus primeros pasos como amateur en la interpretación. Tras pasar por el grupo independiente Caterva decidió trasladarse a Madrid en 1984 para seguir avanzando en su profesión. Inicialmente se dedicó al doblaje, poniendo su voz a famosos actores de habla
inglesa de la época, como Richard Gere, Richard Chamberlain y Sylvester
Stallone, gracias a su buena dicción y a su tonalidad vocal grave.
La primera película en que intervino fue Tasio (1984) de Montxo Armendáriz, drama rural protagonizado por Patxi Bisquert donde interpretó al hermano del protagonista, desempeñando otros roles secundarios en Hierro dulce (1984) de Francisco Rodríguez, comedia con Emilio Gutiérrez Caba, Emma Suárez, Eduardo Calvo, Lola Gaos, Luis Ciges, David Zarzo y Margarita Calahorra, Caso cerrado (1985) de Juan Caño, drama con Pepa Flores, Patxi Bisquert y Encarna Paso, o Extramuros (1985) de Miguel Picazo, drama religioso ambientado en la Castilla del siglo XVI, con Carmen Maura, Mercedes Sampietro, Aurora Bautista, Assumpta Serna y Antonio Ferrandis.
El director Pedro Almodóvar le dio su gran oportunidad al ofrecerle un rol protagónico en Matador (1986), mezcla de thriller y melodrama con Assumpta Serna, Antonio Banderas, Eva Cobo, Julieta Serrano, Chus Lampreave, Carmen Maura y Eusebio Poncela. Después actuó en El viaje a ninguna parte (1986) de Fernando Fernán Gómez, excelente comedia dramática con José Sacristán, Laura del Sol, Juan Diego, María Luisa Ponte, Gabino Diego, Nuria Gallardo y Fernando Fernán Gómez, La mitad del cielo (1986) de Manuel Gutiérrez Aragón, drama con Angela Molina, Margarita Lozano, Antonio Valero, Santiago Ramos, Carolina Silva y Fernando Fernán Gómez, Adiós pequeña (1986) de Imanol Uribe, thriller con Ana Belén, Fabio Testi y Marcel Bozzuffi, La ley del deseo (1987) de Pedro Almodóvar, melodrama con elementos de thriller que protagonizaron Eusebio Poncela, Carmen Maura y Antonio Banderas, Los días del cometa (1989) de Luis Ariño, drama con Maribel Verdú, Antonio Dechent y Carmen Conesa, El anónimo... ¡vaya papelón! (1990) de Alfonso Arandia, mediocre comedia con Miguel Molina, Jorge de Juan, Martxelo Rubio, Carlos Zabala y Nuria Gallardo, A solas contigo (1990) de Eduardo Campoy, drama con Victoria Abril e Imanol Arias, La viuda del Capitán Estrada (1991) de José Luis Cuerda, drama ambientado en los años 40, con Anna Galiena y Sergi Mateu, Tacones lejanos (1991) de Pedro Almodóvar, melodrama con las entonces habituales salidas de tono de su director, protagonizado por Victoria Abril, Marisa Paredes y Miguel Bosé, La fiebre del oro (1993) de Gonzalo Herralde, drama de época con Fernando Guillén, Rosa María Sardà y Alex Casanovas, y Mi nombre es sombra (1996) de Gonzalo Suárez, drama con François-Eric Gendron, Amparo Larrañaga, Jean-Claude Adelin y Elena Fernández.
A pesar de su carrera cinematográfica, Nacho siguió trabajando como actor de doblaje y también lo hizo en televisión con series como "Los pazos de Ulloa" (1985) de Gonzalo Suárez, "El olivar de Atocha" (1988), de Carlos Serrano, "La huella del crimen 2: El crimen de Perpignán" (1990) de Rafael Moleón, "Los jinetes del alba" (1990), de Vicente Aranda, o "Un día volveré" (filmada en 1991 pero no emitida hasta 1993) de Francesc Betriu, adaptación de la novela homónima de Juan Marsé en la que ofreció una de las mejores interpretaciones de su carrera.
Nacho Martínez luchó en sus últimos años contra las enfermedades que acabaron con su vida: una pancreatitis y un cáncer de pulmón. Almodóvar lamentó la muerte "de un amigo muy cercano". "Para el personaje de Matador",
señaló el cineasta, "me daba una especie de nobleza viril que tiene que
ver con la galanura, pero que es otra cosa: una especie de peso, de
gravedad. En su imagen de galán se mezclaba algo trascendente, doloroso,
de un dolor relajado. Y creo que todas esas cualidades las tenía
también personalmente".
Una interesantísima publicación, bien merecida, de alguien qué quién sabe hasta donde habría llegado, dado sus dotes actorales, si desgraciadamente no hubiera fallecido tan joven. Gran fotografía, gracias Javi por recordarlo.
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